Asalto 22 - Preferencias

Había dejado la habitación de mi hermana intacta, pensar en mover siquiera un cuaderno suyo hace un año sería una herejía para mi conciencia, sin embargo ya era hora... Es más, creo que demoré mucho, cerré la última caja y la guardé debajo de mi cama. Había desocupado el cuarto de mi hermana ya que Pilar se estaba mudando y aproveché a retirar las cosas, todavía no botaría las cosas, las guardaré por el momento, creo que todavía es muy pronto para eso...

— ¿La señorita Pilar vivirá con nosotros? —preguntó Diana que me ayudaba sosteniendo la cinta.

— Es tal como dices, ella dormirá en este cuarto así que no debemos de molestarla. —Arranqué un pedazo de cinta.

— ¡Sí, sí! —Movió de arriba abajo su redonda cabeza— ¿Cuándo vendrá?

— Humm... a más tardar mañana en la mañana.

Si pienso bien un toque femenino a la crianza de Diana no le vendría mal, ella entrará en una etapa complicada dentro de poco y Pilar será el apoyo que Diana no podrá buscar en mí. No digo que no pueda apoyarla, es solo que creo que Diana se sentirá más a gusto contando con Pilar.

— Jiji ¿A Niki le gusta la señorita Pilar? —Se reía mientras tapaba su boca con la cinta.

— ¿Gustar? Hummm... no había pensado en eso.

En la escuela secundaria aprendí muchas cosas, la más importante fue leer a las personas. Seres egoístas que no piensan más que en ellos mismos, independientemente de su género. Chicos que quieren llamar la atención de los demás a base de maltratar a los débiles, ocultando su frágil ser interior, tan débiles que parecerán bebés al ser revelados. Chicas que buscan halagos y que estén pendiente de ellas para llenar sus inseguridades, señalando las imperfecciones de las demás para seguir en su podio imaginario. Y cuando los suyos son revelados se hacen las víctimas.

Recordar mi pasado oscuro con mis nudillos con la sangre del abusivo de la clase y las evidencia de anorexia de la "reina del colegio" formó una sonrisa en mi rostro.

No recibí castigo alguno por lo que pasó, el bullying nunca dijo quién lo golpeó hasta humillarlo, aunque algunos estuvieron presentes cuando lo hice. Con la chica se lo conté a los directores y profesores "preocupado" por las costumbres que "ví" hacer de ella, cuando los rumores se esparcieron ella desapareció del colegio, en fin todo se veía tan oscuro que lo único blanco que ví en el mundo era mi hermana. Pero solo en casa, por lo sucedido nadie se acercó a mí, a pesar que los ayudé de forma indirecta. No los culpo, al final me dieron el tiempo para conocer mi principal hobby, leer.

Me di cuenta que no solo es blanco y negro, el mundo está lleno de matices y que el que fue superficial fui yo. Pero ya era muy tarde, para cuando lo acepté y entendí ya me estaba inscribiendo en el servicio militar. Nunca tuve una historia amorosa en secundaria y mi hobby y estudio también me consumió después de salir.

— Creo que mi chica ideal es una chica del campo, alguien sencilla, que se sorprenda por cualquier cosa, inocente, trabajadora, amable...

— ¿Jeni?

— ¿¡Cómo!?

Mi corazón saltó al escuchar mi crush literario.

— La mencionas mucho cuando duermes, jijiji ¿Quién es Jeni? ¿Es más bonita que pilar?

Tapé mi rostro al saber que Diana conocía aquel nombre y el por qué.

— Ni siquiera recuerdo mis sueños... no lo sé, ella no existe.

— ¡¿No existe?! —Se sentó a mi lado con los ojos bien abiertos, el chisme de amor parece emocionarla.

— Te explico, es una chica que aparece en un libro que leí, era un personaje extra, alguien de relleno, sin embargo las pocas veces que apareció fueron suficiente para que llamara mi atención. El escritor nunca la terminó de describir, nunca apareció en una ilustración, solo estaba allí, en texto.

Los relucientes ojos de Diana me emocionaron a seguir hablando.

— ... Te contaré su historia, de un personaje terciario, que hacía más de lo que el mismo protagonista pudo hacer, lo ayudó en distintas formas y de formas que nunca se le fueron reconocidas. Y no se quedó con el protagonista... Ella era Jeni.

Llevé a Diana a la cama mientras hacía memoria.

— En un pequeño pueblo agrícola, donde apenas llegaban las sobras del rey, nació Jeni.

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Pensar en mis días de lector sí que tranquilizaba mi estabilidad emocional. Diana se había quedado dormida escuchando la historia de Jeni y yo con un sabor amargo. El autor del libro murió en el incidente así que nunca supe el final pero como iba la trama no había indicios de que Jeni sería reconocida por el prota, además de que ya había otro ship popular.

Tapé a Diana con la sábana y empecé a preparar el almuerzo, debía apresurarme ya que me tardé por contarle la historia.

Con la comida lista y la mesa limpia Diana se despertó sorprendida, por un momento pensó que se había despertado tarde y no había desayunado. Después de jugar un poco con ella le expliqué lo sucedido.

Me gustaría inculcar la lectura a Diana pero sé que se pierde mucho tiempo, que puede ser utilizado en muchas más cosas... en un abrir y cerrar de ojos ya habíamos acabado de comer y estaba saliendo en dirección de mi trabajo.

Como si de una máquina se tratase mi expresión cambió y nuevamente perdí sensibilidad al exterior. El trabajo ahora era un posible encuentro con las siguientes protas, si sugiero nuevamente zonas de caza puedo acercarme cada vez más a su territorio. Solo es cuestión de tiempo para que mis manos estén sobre ellas dos. Necesito un nuevo plan antes de eso y un equipo.

— ¿Por qué tienes esa mirada?

Volteé a ver la dirección de la voz, nadie en la calle hablaría conmigo por la expresión que tengo, sin embargo ahí estaba ella. La dueña de la voz es Pilar, quién me miraba con preocupación y... miedo.

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