capítulo #2
·Un nuevo hogar, una nueva vida.
- Dolce casa - musitó en italiano.
contemplaba extaceada cada detalle del lugar. Su nuevo hogar era sublime, no hubiera imaginado algo mejor. La dulce briza entró por una de las pulcras ventanas, que a su vez, daba una explendorosa vista.la pintura, las flores, muebles y demás daban a la casa cierto aire de sabiduría y tranquilidad.
Recorrió cada centimetro de la casa, desde la pequeña y acogedora cocina hasta las calidas recamaras y perfumados baños. Aquella joven que no podía dejar de mostrar su blanca dentadura, se felicitó a sí misma, jamás pensó que lo lograría, y aunque deseara fervientemente tener una actitud positiva hacia la vida, aveces solo aveces, pensaba lo peor para que así de estar equivocada la alegría fuese mas grande.
Y apesar de que deseara organizar su guardaropa y comer algo se encontraba exausta, por lo que tras despojarse de sus zapatillas se arrojó a un sofá blanco y suave que decoraba la amplía sala de estar, allí deseó levantarse en un abrir y cerrar de ojos.
Ding dong
- ¡la nonna apre la porta! - vociferó . Luego se unos segundos recordó que ya no se encontraba en Nápoles y su corazón latió con fuerza . tenía visitas . Inmediatamente, de un brinco saltó del sofá y se dirigió a la puerta, junto antes de abrir arregló su pelo y su vestimenta, segura de que todo estaba en orden procedió a abrir la puerta.
Al ejecutar esta acción contempló a una una chica de no mas de 19 años estaba acompañada de un hombre más mayor y su cabello era anaranjado al igual que las zanahoria, sus ojos verdes se dirigieron hacía la morena que alegremente sonrió, esta ultima se percató de que la chica llevaba en sus manos un pai.
-¡Hola! - saludó Natalia- ¿como están ? Pasen, pasen, es un gusto recibirlos.
La chica sonrió tímidamente y junto a su acompañante ingresó al hogar. Natalia por un momento se siento angustiada, no podría invitarles siquiera un resfresco a sus invitados . Habiendo guiado a la pareja al sofá y recibido el precente de parte de ellos se dispuso a hablar.
-Natalia D'angelo, Es un gusto conocerlos, de hecho me siento sumamente agradecida de que esten aquí, son mi primera visita ¿lo saben? De hecho ¿como tuvieron tiempo de prepararme un pai? es un magnífico detalle, siento que me estoy aprovechando de su hospitalidad...pero ¡me callo!- dijo notando como se asomaban sonrisas.
- Bruce y Ahona Saragossa - se escuchó la aguada y tierna voz de la pelirroja- tenemos una pequeña panadería a un par de kilómetros y nos pareció una magnífica idea darte la bienvenida como corresponde, hace años que no tenemos nuevos vecinos, son pocas las personas que viven cerca.
-oh , son familiares ¿giusto? - curisió la chica - lamento no poder brindarles algún refresco o jugo, pero estoy aquí desde...- sacó su teléfono de su bolsillo y verificó la hora y la fecha- wao...dormí todo un día.
-no, de hecho estamos casados- rió Bruce. Este era un hombre alto, de cabello castaño y de actitud calida.
-entonces disculpen, no fue mi intención.
-no hay problema,pero tenemos que irnos, la panadería no se manejará sola- respondió con una sonrisa.
- a sido un gusto platicar contigo- comentó Ahona que al igual que su cónyuge sonreía.
-claro, si no es molestia me gustaría invitarlos a cenar, es costumbre famíliar...- comentó.
-será un honor- manifestó Ahona- si nos permites ya es hora de irnos, que tengas un buen día.
-claro, igualmente.
La pareja se retiró dejandola chica completamente sola, fue hacia su maleta donde rebusco para encontrar su bolso, en este se encontraba cierta cantidad de dolares neozelandeses los cuales Natalia usaria acontinuación para comprar alimentos, pero de un momento a otro se preguntó adonde iria y en que, se suponía que debía haber un auto en la casa, así que se dispuso a abrir la unica puerta que no se había molestado en abrir ya que esta esta totalmente cerrada, buscó las llaves y se alivió al percatarse de que aquella puerta conducía al garaje donde se encontraba el auto.
Esperando llegar a algún lugar buscó las llaves del auto y condujo, encontrandose nuevamente con el bosque que que era colindante a su casa. El transcurso del pequeño viaje fue tranquilo y silencioso, con ayuda del GPS pudo llegar a un pequeño local. Parecia antiguo, en varios estantes se encontraban canastas que exibian todo tipo de verduras y frutas, naranjas limomes, tomates, platanos, uvas, peras, de todo. Mientas cerca de los amplios ventanales se encontraban unos estantes ciculares, en forma de fuente, estos contenían frascos con mermeladas . También, en el fondo se encontraban diversos sacos con arroz, habichuelas, café, harina y más. Así se suministró de todo lo necesario, sin que faltaran los mariscos y la pasta.
Grata casualidad le otorgaba la vida al descubrir que al lado del local se encontraba la panadería de los Saragossa, así que sin esperar un minuto más ingresó a la panadería, en el lugar se establecía un olor sumamente celestial, este emanaba de los hornos. Recorrió con la mirada el lugar y advirtió una joven al lado de la caja.
-¿donde están los dueños? - preguntó .
- lo siento, salieron y aún no han llegado, debieron encontrarse con algún imprevisto en el camino - la chica de cabellos rubius sonrió- ¿que necesita?
-un par de Baguettes, pan de centeno, Buñuelos y galletas dulces - habló . En unos minutos la chica tenia el pedido listo y ayudó a Natalia a llevar todo hacia el auto, junto con las otras bolsas.
-eres nueva por aquí ¿italiana? - cuestionó la chica.
- prácticamente, es algo complicado- comentó- luego nos vemos.
- claro, adiós .
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