·Natalia D'angelo

Feliz por haber obtenido su diploma estaba aquella joven, una radiante sonrisa coronaba su rostro. La universidad había sido un proceso realmente extraño, se sentía rodeada de personas falsas, a las que no le importaba un comino. Ella era una persona sociable y condecendiente, una chica apasionaba y con valores. sobresalía sobre todas aquellas características : la curiosidad.

Cosa por la cual, el 23 de agosto se despedía de sus amados padres y dejaba atrás lo que era Nápoles, Italia. Joseph y Angelina miraban con nostalgia como su amada "bambina" emprendia un vuelo hacia el país de sus sueños. Los hermosos y pintorescos paisajes neozelandeses la cautivaron desde pequeña, haciendo que alvergara la idea de vivir allá al graduace de la universidad.
finalmente lo había logrado y con añoranza miraba las nuves, que junto con el sol componían una vista encantadora.
Sin más, cerró los ojos y se permitió una pequeña siesta, no sin antes atarse el café y rizado cabello.

La duración del vuelo estaba estimada en veinte horas ,por lo que, tras despertar de tres horas de un profundo sueño, decidió comer algo, al contrario de todo lo que decía la gente, la comida no era tan desagradable a su parecer.
Sacó su camara de su bolso y cautelosamete tomó fotografias al cielo y al avión. Su compañero de asiento era verdaderamente estrambótico, no había dicho una sola palabra en todo el vuelo y mantenia su vista fija en un libro, miró su rostro, era muy diferente a ella. él era delgado, de cabello color avellana claro, este era extremadamente lacio y su perfilado , y su nervioso rostro estaba rebosante de pecas.
Se contempló a sí misma en el reflejo de su telefono, su piel era morena al igual que sus ojos, sus razgos: finos y delicados. No era una persona excesivamente delgada, ya que, tenía agunas curvas, y por ultimo un largo y rizado cabelo, era una chica linda, pero no más que eso.

Sonrió, estaba más que conforme con su apariencia y deseaba que cada persona estuviera conforme consigo misma.

《Eres bella(o) sin importar lo que digan los demás》 pensó. Aquel pensamiento iba dirigido al vacío, aveces simplemente, sin darse cuenta, comenzaba a hablar y aconsejarse a sí misma.

Volvió a mirar al joven y dispuesta a saludarlo habló:

-es un bello vuelo ¿no? - sonrió.

-oh- el joven desvió su vista del libro y la miró- si, encantador.

después de todo, llevaron a cavo una fructifera conversación, más allá de la rareza era un joven agradable a su modo, con intereses peculiares y un negro sentido del humor.

Resultó que el vuelo, como era de era de esperarse, se tornó largo y aburrido, su compañero decidió dormir, mientras, ella continuó despierta, contemplando la negrura de la noche, recordando que volava en cielo, estando aún más cerca de las extrellas, y en el rumor de los pasajeros pudo soñar despierta.
Iba rumbo a sus sueños, cumpliría lo que se había propuesto desde hace años, soñaba con la pequeña casa que le esperaba, con los fuertes robles que decoraban el camino, de como el otoño tornaria las hojas de los arboles rojas y anarajadas y estas caerían, y a su vez darían paso al helado y blanco invierno.

Tras largas horas de un tortuoso vuelo, dicho avión realizó su aterrizaje en la ciudad de Auckland, donde la joven tomó un taxi que la llevaría a su nuevo hogar en Hamilton. Apesar el agotamiento provocado por el viaje no podía dejar de sonreír.

Al fin estoy aquí, espero y no sea un sueño.

Se pellizcó varias veces, convenciendose de que aquello enrealidad estaba pasando.

Hamilton era un lugar totalmente diferente a Nápoles, en Nápoles la casas estaban exageramente juntas (ya que esta era una ciudad bastabte poblada) , era imposible poner musica en la radio sin que los vecinos estuviesen quejandose, su caso era otro, ya que, sus primas vivian cerca y compartian los mismos gustos musicales, también la costa no estaba muy lejos por lo que podía ir caminado o contemplar el vasto mar mientras caminaba al mercado, pero Hamilton, Hamilton era un lugar extremadamente verde, cesped, plantas y flores por todos lados. Las casas tenían amplios patios, así que al contrario de Nápoles tenían total privacidad.

No era que estuviese despreciando Nápoles, ese era su hogar y era hermoso , un museo al aire libre, apensar de los inconvenientes...pero Nueva Zelanda, ¡era exorbitante! Solo podría ser merecedora de un cuento de hadas junto con Irlanda, era lo más cerca que pudiese estar de la fantasía y eso hacía que toda su existencia se estremeciera con fuerza, pero no por miedo, sino por emoción.
Durante ese lapso de tiempo se percató de que ahora estaba por su cuenta, y eso le llegó a asustar, sus padres no estaban cerca para cuidar de ella, eso significaba que a sus 19 años sería una mujer independiente, esto ultimo le hizo recapacitar, podría hacer lo que ella desease, actuar con sabiduría y madurez o todo lo contrario, desayunar helado y cenar cereal, o lo más razonable: llevar una vida simple, beber un calido café en las mañanas, correr y hacer las compras, conseguir un buen trabajo, esto para una diseñadora grafica sería algo un tanto difícil pero aceptaría el reto.

Finalmente la señorita D'angelo bajó del taxi, encontrandose con lo que sería su nuevo hogar, sus padres le habían conseguido una casa, el vecindario donde viviria no parecía tener más de cuatro casas. Volvió la vista a su nuevo hogar y sonrió.

-hola vida prospera y feliz - habló para si misma.

Con dificultad pudo llevar ambas maletas, tuvo que entrarlas a la casa una por una, porque obviando el hecho de que las maletas eran de tamaño pequeño pesaban bastante. Se acercó a la puerta y sacó una vieja y descolorida llave de ahí , con esta abrió la puerta . tras haber subido la primera maleta se sentó en los escalones que daban al patio delantero, contempló todo con lujo y detalle, como si enverdad no estuviese allí y todo fuese un sueño, el más feliz que haya tenido en su vida.
Sin retrasar más lo que era prácticamente inevitable entró a la casa.

Dato: en mi país  (Rep. Dominicana ) se les llama morena(o) a las personas con piel oscura , para que así  cuando este término aparezca en la historia no vayan a confundirse.