Distanciarnos (Reescrito)

Había algo en el aura de Lewis, algo que se veía reflejado en la abundancia de su ser. Su rostro perfectamente conservado fue testigo de numerosas peleas entre su Jefe y la idea de ser reemplazado por una estrella más joven, prometedora. Algo que la gente hiciera pensar que podrían ganar nuevamente un campeonato con el dominio de Red Bull.

"Hace 2 meses no hubieras dicho lo mismo." Él primero fue Alonso, amablemente le dirigió un poco de veneno convertido en una cobardía de poca talla, porque, los rumores de que estaba pensando unirse a Mercedes no se hicieron esperar.

Un poco más y hasta hubo quienes lo tomaron como su retiro definitivo. Ferrari era el cementerio de los grandes pilotos, él estaba destinado desde hace mucho tiempo a formar parte de la temida secta, de los más honrados que caen y después se retiran para disfrutar de lo que quede relevante en su legado. Pero Lewis lo era todo, o así lo pensó un tiempo hasta que ya no lo creyó.

"¿Cuándo sabes qué es el momento de irte?." La voz de George sonó lejana, pero clara. Sus manos se acoplaban dentro de los guantes, su piel tapada por el traje y sus lentes negros característicos indicaron que nada podría sacarlo de su incomodidad. Su vida se tornaba extraña de repente y eso lo hizo cuestionar su cordura.

"Lo sabes cuando tocas fondo." Su cabeza giró a la puerta del vestuario, se preguntó si Toto estaba escuchando y leyendo entre líneas sus palabras. En realidad no sentía que estuviera luchando con alguien en específico, pero no era gratificante estar por mucho tiempo en el garaje de Mercedes y saber que su futuro ex-jefe estaba merodeando.

"¿Por eso elegiste Ferrari?." Se le atravesó una expresión de melancolía con leves pizcas de ironía, pero se mezclaba con una sonrisa falsa para ocultar su malestar. No hubo nada más que hacer, ese era Russell y no dudaba que fuera tan amable y recto como siempre, pero como siempre también se le escapan las palabras de la boca y era demasiado directo para su gusto. Supo que no sería una sorpresa ser bombardeado con este tipo de preguntas por él.

"¿Crees que hago mal?." Contraatacó sin medirse mucho, no le importaba.

"No. Pero ten algo en cuenta." George se le puso al frente sin titubeos, era un hombre raramente difícil de perturbar, pero algo en la salida de Lewis consiguió remover esa calma para luego reemplazarla con angustia, enojo e impotencia dentro de sí mismo. "Eres alguien muy importante para Mercedes, ¿estás seguro de dejarlo?."

Lewis concibió un poco dulce esa preocupación con unos pocos toques amargados de un orgullo recientemente destrozado y una tristeza absoluta. Siempre pensó en esos planes que tenía Russell por superarlo a toda costa, por crecer a su lado para pasar de ser el segundo piloto al primero y ganar un campeonato, era una carrera interminable donde realmente George era el que estaba ganando al final del día. Porque le quitó su asiento, su vida en Mercedes y la relación que tenía con Toto.

George no sabía que estaba ganando entre sus propias narices, y era tristemente divertido que no se diera cuenta de que se estaba derrumbando por las tantas ideas de tirar todo a la borda, de renunciar a su octavo campeonato y dejar el automovilismo por una vida menos ajetreada o movida. Una vida que le han dicho que debería vivir a estas alturas, pero se aferró a la ilusión de ser inmortal. Lewis es inmortal en su mente, y en el monoplaza también. Un estado en su mente le dice que es imposible rendirse, que su hora no ha llegado y no es el momento.

Pero su corazón se quiebra también, lamentando los sucesos, toda su vida dio un cambio radical desde Abu Dabi en 2021 y no sabe como arreglarse, el pasado le produjo un vacío en su memoria que hasta la fecha no supo olvidar, llenar o sacar de sí mismo. El tiempo pasó, pero él todavía se lamenta desde ese día. También eso fue el principio del fin con Mercedes, solo que se vendó los ojos un rato para evitar ver la verdad. Dolorosa, como se lo hizo saber Toto, agridulce desde que todos sus conocidos evitaban tocar el tema con miedo a que se derrumbará y luego se escondiera como lo hizo algún tiempo. Ese era su trauma, y todavía veía un rostro difuso entre todo el dolor rencoroso guardado en su ser.

Todavía veía la cara de Max allí, sonriendo y jugando a ser él más superior a él en todos los aspectos. Un hombre infantil con la audacia de una hiena, y la ferocidad de un león hambriento jugando con su presa. Eso era 2021, a veces se invirtieron los papeles y luego se lastimaron, chocaron o golpearon salvajemente en persona para después fingir que eran seres humanos normales delante de las cámaras. A veces pensaba que un ser maligno salió dentro suyo, que lo poseyó y arremetió contra Max todas las veces que pudo, pero fueron muchas veces, demasiadas que después de perder finalmente, decidió esconderse para nunca más regresar, y eso le dolía. ¿Dónde quedó su yo competitivo?, ¿los años le pasaron factura?, ¿era demasiado malo?

Actuar era demasiado malo para su salud mental, pero hizo eso justamente durante todos estos años, donde se mintió a sí mismo y a su familia, luego a su equipo y compañero. Pero por último, lo estuvo haciendo con Max. El malnacido que llevaba genio de perros y todo lo estuvo observando con una mirada puntiaguda y crítica, con un ojo de águila al acecho de su presa, solo que esta vez, se encontraba confundido con la sola idea de que Max Verstappen lo estuviera cazando, como si fuera un indefenso animal.

Pensamientos estúpidos, mente estúpida.

Algunas pruebas exitosas con el W15 lo dejaron irse a su hotel después de tanto probar, también fue de luego de cierto tiempo tratando de huir con incomodidad de la mirada tan insistente y sobre todo, terca que cargaba su compañero de equipo. Realmente ya no estaba dispuesto a responder las preguntas, ahora lo que más le faltaba era tacto con los sentimientos a flor de piel por las discusiones telefónicas que tuvo con Toto todos estos días. Ahora era triste ver a su propio jefe, evitarlo e ignorarlo con total impunidad, pero no era una decepción, de hecho, pero era una constante de girar en torno a sentimientos negativos y poco productivos. Por ejemplo, verse a sí mismo dándole un puñetazo en la cara a Toto después de darle a entender que era un objeto reemplazable y de poco valor, que en nada conseguiría alguien en la parrilla que le diera un campeonato digno.

Bueno, entonces él no estaba en paz, estaba entregado a toda su violencia interna. Todo le quemaba, la mirada del público, las palabras innecesarias de la prensa y sobre todo, su propia indiferencia sin llevarlo a dudas. Era una especie de bucle cruel donde estaba metido, era tortuoso y poco accesible de resolver para él. Todo un acertijo acomplejado de su reflejo y en todo lo que su vida se había convertido, una pesadilla de la noche a la mañana, un mal cuento de donde no querrías despertar.

"¿Va Mick Schumacher para Mercedes y vuelve a la Fórmula 1?."

Leyó en un algún portal de internet, se arrugó el ceño y quiso rodar los ojos en sintonía con un único pensamiento. ¿Era posible que nadie pudiera callarse un momento por una maldita vez?, no era capaz de observar nada en su teléfono sin leer su nombre y las palabras "Deja a Mercedes".

No era para tanto, solo un pequeño cambió de asientos entre pilotos, no tenía tiempo para leer todos esos chismes de la gente, pero sobre todo, de esos renombrados que buscaban aconsejarlo en su decisión apresurada de unirse a Ferrari.

Él estaba completamente sobrio, seguro y aceptando la decisión que tomó por su propia cuenta. Solo le costó un poco digerir ese contrato, le costó un poco estar en frente de Fred Vasseur y luego mirar a la cara nuevamente a Toto.

Pero eso era todo, un nuevo capítulo en su vida estaba por comenzar.

Se le tocó el alma, un milagro entre tantos vueltos realidad y nada lo podía despertar de su ensoñación. El neerlandés miró los periódicos con una alegría desmedida y luego pensó que era un sueño, con la duda en mente sus pulgares se arrastraron a su brazo y pellizcaron la piel tersa. Un poco tonto si lo pensaba, pero efectivo para su sorpresa.

Del otro lado, Checo lo miró como quien mira a un niño hacer sus características travesuras pensando que nadie lo estaba viendo, pero él lo hacía y si era honesto, no le sorprendía en absoluto la noticia. Era extremó, obviamente, pero creyó que su viejo amigo se retiraría finalmente, o eso le dio una entender en una de las últimas conversaciones casuales que tuvieron, pero definitivamente ya no tenía el mismo contacto con Lewis como antes.

"¿Qué te emociona tanto?."

"¿No te dijeron que es de mala educación no celebrar las buenas noticias?."

"Deberías ser un poco más discreto, Max."

La presentación del RB20 estaba a sus puertas y el rubio solo pudo pensar en esa noticia que sacudió a la Fórmula 1 de la noche a la mañana. En un mundo idóneo se hubiera pavoneado delante de Lewis y hubiera tomado esa acción como una vil escapé de su realidad, donde ahora él es el único campeón en pie y ahora está dominando la pista. Sin dejar a dudas, ahora era el rey, pero uno sin alegría o compasión por los demás.

Max era cruel, pero poco le importaba eso mientras Lewis se hundiera en la miseria. Le gustaba la idea de verlo apretujado y adolorido por una forzosa salida de su equipo de toda la vida, ahora estaba en la nada y lo suponía. La cara de Hamilton en las revistas amarillistas daban una impresión a qué estaba muerto en vida, y nadie dudaba de ello. Lewis se veía moribundo y Toto estaba en su salsa, yendo a diferentes lugares con George y organizando algunas conferencias en Harvard, nada ostentoso para suplir la ausencia del moreno, claro.

Max cerró la revista en sus manos y se dedicó a mirar al Mexicano. Era molesto decir que por una vez en la vida, lo que estaba escuchando tenía un poco de sentido, pero nada se comparaba a la idea de querer buscar a Lewis y acorralarlo para burlarse. Una persecución silenciosa, pero efectiva para él.

Por algo el neerlandés seguía de cerca cada paso dado, cada acción o ausencia del británico. Nada era una coincidencia y lo sabía, las miradas eran delatoras de la incomodidad e impotencia que sentía por ello el moreno, pero no era de importancia para Max como de costumbre.

Se le hizo tierna la forma en la que Lewis parecía ser fuerte ante el público. Todo sucedía detrás de las cámaras, la idea de ser un simple juguete se le notaba en la cara y era la mayor muestra de terror que vio en su antiguo rival en mucho tiempo. Incluso desde los días en los que competían, dónde Max lo vio como un gigante al cual derrocar y vencer, que poco a poco se apagaba a medida que pasaba esa legendaria temporada. Era una vista excelente desde abajo de su trono, ver el cómo todo se derrumbaba al rededor del moreno, pero también era un poco molesto para su ego. No supo cuando le dió tanta importancia a los asuntos de un campeón olvidado.

Singapur, 2023.

Flashback.

Una mala estrategia y luego una decadente conducción lo hicieron quedar en el quinto puesto. Las personas lo vieron al rededor a punto de hacer una locura, estaba demasiado enojado y dispuesto a matar a los ingenieros uno por uno si era necesario. Nada era un problema entre la fina línea de golpear al primero que se le cruzase o gritarle interminables groserías a Horner. Todo era su propio caos.

Pero entonces lo vio.

Vistoso, como era de esperarse, se hizo notar entre las multitudes levantando su preciado trofeo de tercer lugar. Ese era Lewis Hamilton, estaba disfrutando de su día y la alegría se le veía reflejada en la cara, entonces, al neerlandés le dieron hartas ganas de vomitar de repente. La impotencia era inminente en su interior. ¿Era si quiera posible qué Lewis Hamilton, estuviera tan feliz por un tercer puesto?, en sus días juntos las cosas eran diferentes.

Max casi se quitó el rostro con la toalla por la fuerza ejercida paseándose por su obvia transpiración, el pelo revoltoso se le movía de un lado a otro y dejaba entre ver una imagen desordenada, poco arreglada y con aspecto vagabundo. Sus labios se cerraron sin más al mirar a Lewis allí arriba, pavoneándose de un lado al otro con una sonrisa tan característica y dulce de ver, como si hubiera ganado la maldita carrera. La sangre se le subió y corrió por su cuerpo.

Su presencia era poco percibida, y estaba un poco perdido entre la multitud de gente, pero eso no le impidió acercarse hasta los podios y ver el Champán desparramado por los aires, espaldas mojadas y delinear con sus propios ojos el cuerpo de Lewis con la bebida escurrida era una gran vista a su parecer. No sé cuestionó mucho sobre las cosas que sentía, porque esa era su especialidad, quedarse callado ante sus propios sentimientos, no importaba si esto significaba algún deseo homosexual reprimido convertido en un odio sin sentido descomunal. Ese era Max Verstappen.

Unos ingenieros a los al rededores se le quedaron mirando demasiado tiempo en un punto de la celebración, como si fuera un bicho raro y estuviera fuera de lugar estando allí parado, admirando las sonrisas de Hamilton con una devoción retorcida y extraña, un impulso visto por muchas personas que les hizo preguntarse que hacía él tres veces campeón parado allí sin hacer nada más que mirar. A Max se le salió un suspiro de resignación, antes de retirarse en silencio para los bastidores.

Un poco más tarde, salió de su habitación de hotel directo al lobby, estaba un poco inquieto por sus resultados y pensó que la mejor forma de calmarse era dando un paseo para despejar su mente un rato. Era una de esas veces donde ignoró las llamadas de Jos y se limitó a contestar los mensajes de Horner, los de Checo ni siquiera los abrió, pero era lo común en él.

Mientras buscaba sus llaves en uno de sus bolsillos para abrir el auto, algo se le hizo conocido, una figura que era realmente difícil de ver a menos que se le pusiera suficiente atención en medio de la noche estrellada y nublada. Sus manos se detuvieron y la mirada se le quedó clavada en un solo lugar, las puertas de entrada del hotel se abrían y desde adentro revelaban dicha figura moviéndose en el exterior.

Se trataba de Lewis.

Max mentiría si una especie de tensión en su cuerpo no se hubiera instalado en ese instante, era un presentimiento muy malo, de hecho, algo no andaba bien tras ver esa escena y pensó en lo peor. ¿Era posible qué Christian estuviera hablando y haciendo negociaciones con Hamilton?

Eran el único equipo que se hospedaba en ese hotel, Horner estaba dentro y no había que hacer muchos cálculos para intentar imaginar una razón más lógica por la que Lewis estuviera en ese mismo sitio a altas horas de la noche para que nadie sospechase. Casi se le salió el corazón del pecho y no tuvo problemas en tener el descaro de comerse con la mirada a Lewis por completo, como si por sus ojos saliera el fuego del mismísimo infierno listo para caminar directamente hacia el moreno y zamarrearlo sin parar, gritando cosas de manera descomunal para calmarle esa ansiedad creciente.

Un instinto extraño se encendió en su interior, de pronto encontró diversión en toda la situación y por último, no supo ni cuándo ni como, pero le pareció notar que por la cara perturbada de Lewis, se había abalanzado como un animal salvaje tratando de cazar a su objetivo para interrogarle. El cuerpo rígido de Lewis era la prueba clara de que no esperó ver a Max allí afuera, pero al neerlandés poco y nada le preocupó esa cara aterrorizada y con una angustia creciente.

"Max." El rubio, solo lo barrió con la mirada de arriba a abajo, en busca de algo. Pero no hubo nada más que decir de parte de su rival, era como ser atrapado en un acto ilegal por la persona menos indicada. "No esperaba verte por aquí."

"¿No lo hacías?." Preguntó en un tono siniestro.

"No." A Lewis casi se le cerraba la garganta. "Bueno, tengo que volver a mi hotel."

"No puedes esperar que te deje ir después de esto." Sentenció. El rostro de Max estaba completamente endurecido y era poco expresivo, mientras analizaba a Lewis.

"No es un tema del que deba hablar contigo."

"Red Bull es el único equipo hospedado en este hotel." Empezó a merodear al rededor del moreno, el cual estaba asustado. Max notó que parecía querer correr hacia su deportivo estacionado a unos cuantos metros suyos, pero no lo permitiría. "¿Esperas que me trague eso?." El tono amenazante que usó fue motivo pasa que el moreno se moviera incómodo en su lugar.

El aura al rededor de ellos dos se tornó pesado y por un momento a Max le pareció observar a Lewis tragar con dificultad su saliva, algo que lo deleitó por dentro. Por supuesto, su propio nerviosismo por las ideas que pasaban por su cabeza no se fueron en ningún momento, de hecho, se reforzaban con cada minuto que pasaba y el silencio entre ellos dos se agrandaba, y eso lo estaba dejando confundido en parte. En su interior no sabía qué pensar de todo aquel suceso tan fuera de lugar, que por momentos era irreal.

Por ello, el neerlandés no dudo en actuar de inmediato, agarró con su mano uno de los brazos a Lewis y lo arrastró mucho más lejos de su automóvil. Los empujones por parte del moreno no se hicieron esperar, y el terror instaurado hace rato en él se convirtió en desagrado, sorpresa e incertidumbre. El rostro inamovible de Max le dejaba ver qué no planeaba soltarle de ninguna forma, y por más que sacudiera su cuerpo para tratar de escaparse, o sus pies hicieran en intento de frenar los pasos agigantados de Max, era completamente inútil. Todo era inútil y justamente se sintió de esa forma, al verse sobrepasado de alguna manera por quien menos quería ver en esos momentos.

Pero Max no era de los que escuchaba súplicas de la gente tan fácilmente.

Así que no le molestó escuchar los tantos quejidos audibles de Lewis cuando fue estampado bruscamente contra una de las paredes del estacionamiento sin medir mucho su fuerza, solo con la única intención de lastimarlo, provocando un ruidoso estruendo por todo el lugar, que yacía vacío y poco concurrido por el horario. Entonces ahora estaban completamente los dos solos, en medio de la noche estrellada y en un estacionamiento de un lujoso hotel, sin saber como salir de esta situación.

El moreno se mantuvo quieto, las palmas de Max se ajustaban en sus hombros y le apretaban con ganas, le causaba un poco de dolor, pero rápidamente eso pasaba a segundo plano con el rostro de Max sobre él mirándolo con más detalle. Era sentir una constante invasión a su espacio personal, provocando que y a penas pudiera tomar una bocanada de aire, su corazón bombeaba con fuerza y su mirada buscaba con súplica que el neerlandés lo liberará, o al menos desistiera de tenerlo agarrado como si de un objeto se tratase, pero nada funcionó.

"Comienza a hablar. Ya."

Lewis ladeó su cabeza, sin entender.

"¿De qué quieres que hablemos?"

"¿Por qué estás en el mismo maldito hotel que mi equipo?"

"No estoy aquí por-"

"¡Claramente, lo estás!." Gritó con cólera. Fue sacudido sin piedad nuevamente por ese enojó creciente del contrario, el cuerpo de Lewis se sacudió y temió por un momento mientras trataba de recomponerse con rapidez, pero otra sacudida llegó por sorpresa. "Lo sabía." Murmuró despacio el rubio.

"¿Saber qué?..." Respondió sin aliento Lewis.

"Estás haciendo negociaciones con Christian para unirte a Red Bull." Sentenció con una clara seguridad.

La mirada del moreno se detuvo y se enderezó en su sitio, sintió las manos del rubio sobre el con seguridad y decididas a seguir aprisionándolo, pero no lo permitía por mucho más tiempo. Max no supo como detener el imprevisto empujón que Lewis le dio por distraerse con sus expresiones, los pies del moreno se dieron marcha atrás y la expresión de sorpresa de Max ocupó todo su rostro. Hamilton permaneció con una creciente sonrisa a medida que el silencio se ensanchaba y se propagaba entre los dos.

"Quién te dijo..." El moreno emitió un sonido parecido al de una carcajada ahogada conteniéndose lo más posible para no salir de su boca, pero era una que de verdad estaba intentando retener fuertemente, sin mucho éxito. "¿Quién te dijo que quiero unirme a Red Bull?" Preguntó con ironía.

"¿Entonces qué es todo este espectáculo?." La perspicaz mirada de Max no se quitó de él ni por un segundo analizando sus movimientos. "Estás en mi hotel y mi equipo está allí también, pero déjame adivinar." Una risita burlona se le salió. "Eso no es nada para ti, ¿verdad?."

"No lo entiendes."

"¿Qué es lo que no entiendo, Hamilton?."

"Estoy haciendo negocios con alguien más y no tiene nada que ver contigo."

Al parecer el moreno daba por finalizada su charla cuando empezó a alejarse, a lo que se movía con una delicadeza digna de los escenarios grotescos de Max, como cuando solían discutir tras bastidores, como en los viejos tiempos, cuando la rivalidad entre ellos nacía y nadie se preocupaba por separarlos. Creando una relación tensa para los dos, una inestabilidad latente y dolorosa, pero que Max llegó a disfrutar con plenitud.

Como cuando lo imaginaba en diferentes escenarios en su cabeza mientras tenían esa feroz batalla de dominio en la pista, o cuando simplemente se besaron alcoholizados en una ocasión y Lewis no quiso volver a dirigirle la palabra nunca más hasta que un mes después se besaron de nuevo a escondidas. Aquello provocó que dejará de nombrarlo en las entrevistas y poco a poco sus respuestas esquivas obtuvieran la presión necesaria para hacer que Lewis tuviera que morderse la lengua y pensar dos veces antes de desestimarlo.

La espalda de Lewis se veía lejana otra vez como en esas carreras, en esos días dónde abundaba la locura y el egoísmo de pisotearse entre sí hasta destrozar la existencia del otro, solo para ver quién caía y lloraba primero. Era como si terminarán una de sus tantas discusiones y Lewis era el que se llevaba las palabras de la boca de Max ganando la discusión, el único con la última palabra para desestimarlo y enloquecerlo hasta más no poder, deseando someterlo de todas las formas posibles sin pensar en las consecuencias.

"Con. Quién. Mierda. Estás. Negociando." Murmuró con suficiente exasperación entre pausas muy marcadas como para que Lewis le oyera claro, estaba furioso. "Dilo, Lewis."

Entonces la cabeza de Lewis se volteó con gracia, en su rostro impregnaba una mueca que indicaba una sonrisa en su boca asomándose, impactando al neerlandés. El azul en los ojos de Max se vió reflejado en la figura tan conocida que tanto le atormentaba por dentro desde hace años, y ahora no hacía más que provocarle qué quisiera estrellarle la cabeza contra una de las tantas paredes del lugar.

"No puedes forzarme a decírtelo." Los labios de Lewis se sellaron un momento, dudosos de las retadoras palabras sueltas al aire. "No debo, no puedo."

Quizás nunca vió a Hamilton querer escabullirse tan rápido de su presencia como ej esa noche, pero Max no permitiría su huída, con un movimiento rápido y calculado para la mala suerte de Lewis, su brazo nuevamente fue apresado con la fuerza tan desmedida de Max. La respiración se le agitó y pensó que las cosas podrían salirse de control.

"No eres más que un cobarde." Las palabras tan frías fueron como dagas incrustandose en su corazón. "¿Serías capaz de mentirme en la cara?"

"No." Contestó de inmediato.

"Pareces hacer lo contrario a lo que me dices." El silencio continuo. "No eres muy listo si quieres unirte a Red Bull."

"No lo haré." A Max le pareció observar un poco de tristeza en la mirada tan hartada y exasperada de su rival, ni siquiera era capaz de mantener contacto visual por más de unos segundos y eso le hizo sentir que las cosas eran más serías de lo que pensaba. Entonces, no supo si estaba bien preocuparse demás por Lewis. "Estoy haciendo negocios con otro equipo, pero no es Red Bull."

Quizás dejaría escabullirse a Lewis por un rato, pero no por mucho. Las cosas tan pronto comenzaron rápido se esfumaron, Lewis se esfumó en cuanto la charla se dió definitivamente por terminada con esa frase y Max no encontró más excusas para retenerlo. Si no era Red Bull, ¿quién sería capaz de contener a un campeón tan reconocido?.

Entonces quizás esa noche, sé cuestionó si la razón de Lewis tuvo que ver con qué su equipo ni siquiera estuvo presente para su podio cuando recordó estar allí más temprano parado cerca de los podios, creyó por un momento que el equipo fue a verlo después como cualquier otro, pero los diarios amarillistas al día siguiente acusaron a Toto de poner como prioridad nuevamente a George y darle un trato lamentablemente a Lewis al verlo completamente solo en su celebración.

Pero las cosas no podían ser tan serias, ¿verdad?.

Las pruebas de pretemporada comenzaron y fueron exitosas desde su punto de vista, no eran los resultados más sobresalientes si lo pensaba, pero Lewis estaba satisfecho con los resultados para venir de probar carros peores en los últimos dos años. Después de 39 vueltas se presentaron algunos inconvenientes en la pista, algo que hizo que se tomarán un descanso para después seguir retomando y haciendo pruebas con su monoplaza.

"Tenemos una buena resistencia para las curvas, Lewis podrá hacerlas." Recito de memoria las palabras de George a la prensa en su mente, solo para qué un rato después tuviera un inconveniente en curva con las supuestas mejoras del W15.

Era escabrosa la forma en la que Toto parecía ajeno a todo sobre su persona, pero estaba tan apegado a Russell, qué ni siquiera se tomó la molestia de acercarse para saludarlos con esa actitud que demostraba. En sí era una pérdida de tiempo tratar con alguien tan orgulloso como su jefe.

Salió afuera un momento y se preguntó cuánto tiempo tardaría Charles en buscarlo. Negó con su cabeza divertido y completamente sumergido ante la idea de qué un joven como él quisiera pasar tanto tiempo con un fósil, según algunas malas lenguas decían por allí y cosas que leyó en internet, además ya estaba demasiado viejo para entender algunas cosas sobre las nuevas generaciones, pero Charles por otro lado, parecía insistir en hablar con él y conocerlo más a fondo. Hasta lo sintió emocionado y eso le causó ternura.

Su teléfono sonó de inmediato y un mensaje a nombre del monegasco iluminó su pantalla. Caminaba tranquilamente por el Paddock sin mucho más que hacer, no tenía mucha hambre y la poca que tenía se le fue por ver a Toto en el garaje. Se preguntó si pensar en ese castaño de alguna manera fue una señal que necesitaba para poder recibir un mensaje suyo. Era divertido honestamente.

"¿Crees qué podamos vernos ahora?"

"Estoy en mi garaje, pero puedo ir a dónde estás tú."

"Tenemos algunas colaboraciones musicales pendientes de las que hablar."

Vió con una sonrisa visible a su pantalla y una vez más, pensó en la idea de qué su nuevo compañero de equipo sea tan receptivo con la idea de su llegada a Ferrari, eso fue algo que nunca tuvo oportunidad de sentir. Siempre tuvo mala fama entre sus antiguos compañeros de equipo, lo cual era deprimente, ya qué de alguna manera parecían obsesionados con encontrar alguna falla en él, simplemente no podían dejar el pasado atrás.

La sonrisa en su rostro no duró mucho tiempo al sentir una mirada y presencia demasiado cerca de él, solo para después recibir un choque adrede en uno de sus hombros. Su mirada de inmediato se giró encontrándose con unos cabellos rubios y desordenados muy conocidos para su gusto, la mirada matadora y desafiante seguía allí clavada en él, pero Lewis se mostró indiferente ante el aura tan sorpresivamente asfixiante de Max.

"¿Siempre estás sonriéndole al teléfono como un idiota?." Fue franco, pero al británico no le pareció tan fuera de lugar esa frase.

"Parece qué estás un poco molesto, por lo que veo." Max parpadeó varias con molestia antes de responder y sus rasgos se endurecieron.

"¿Me estás jodiendo?, salte del maldito camino." Empezó a bramar sin más. "Tengo cosas más importantes que hacer."

El británico le lanzó una mirada llena de incredulidad y un poco divertida por la situación, pero decidió cederle el paso a Max sin replicar, no iba a pelear con él en estos días de pruebas. Los resultados con su RB20 no fueron los mejores por problemas de temperatura en sus pausas. Sabía que estaría demasiado rabioso con cualquiera y de muy mal humor.

Max pareció permanecer en su lugar inspeccionando algo o más bien, analizando, pero no estuvo seguro de qué era. Lewis se empezó a poner nervioso cuando la expresión del rubio se suavizó y unas cuantas palabras de su boca trataron de salir, pero no hubo caso. Ninguno de los dos fue capaz de decir nada.

Hasta que el teléfono de Lewis sonó de repente. Se trataba de Charles.

Es verdad, se había olvidado de contestar aquellos mensajes y el monegasco debía de estar preocupado.

En vez de agarrar y contestar la llamada, por alguna razón sintió que las pupilas de Max destilaban un odio tan puro que lo asesinaría en cuanto deslizara su dedo para contestar. Las palabras no eran necesarias para expresar la molestia dicha y palpable. Deseó qué fueran ideas solamente suyas sentir los ojos de Max clavándose en sus manos a tal punto que podrían partirle ambas extremidades en dos por la severidad y la dureza de su mirada. Se maldijo internamente porque era posible ver un nombre por encima de sus dedos rodeando el teléfono, el nombre de Charles.

"Hazlo."

"¿Qué?."

"Contéstale, hazlo en frente mío." Determinó sin titubeos. "Será tu nuevo compañero pronto, deberías empezar a familiarizarte."

Max mostró una sonrisa falsa, sin querer ver por muchos tiempo más aquella escena digna de sus peores pesadillas, una mueca se apoderó de su cara. Era como sentir qué todo su cuerpo se entumeciera del enojo y Lewis no le ayudará en ello, lo cual no le gustaba en absoluto, además después de saberse aquella escandalosa noticia de Lewis yéndose para Ferrari, no se dirigieron la palabra por un mes.

"Debes irte."

"Claro. Sabía que no podrías." Dijo con un tono de melancolía el neerlandés. "Tal vez deberían besarse alcoholizados en una fiesta para tener una aventura, y-"

Una sonora cachetada se escuchó y retumbó por el lugar poco concurrido a esas horas, el británico fijo sus ojos vidriosos en el suelo, conteniéndose de soltar lágrimas de rencor que ha guardado por tantas palabras hirientes. El neerlandés agarró con una mano su mejilla, y su gesto de tristeza pasó a uno con solo odio puro en su respuesta. El silencio se estableció nuevamente, pero eso ya no era nada nuevo entre ellos dos.

Max estaba perdido y Lewis nunca supo manejar la situación que hubo entre ellos, ahora había demasiada tensión acumulada y no había vuelta atrás. El rubio estaba herido, pero no solo por el golpe, sino por recordar la cantidad de años dónde Lewis decidió ignorar sus encuentros nocturnos y luego hacer como si nada hubiese pasado, pero ahora era un poco inútil reconocerlo y reclamarle. Tampoco le importaba humillarse de todas formas, estaba desesperado por saber de la vida del británico, y lo haría a toda costa a pesar de volver a su violencia cotidiana del pasado.

Además, estaba absolutamente celoso de Charles.

Actualización del 11 de febrero de 2025, el capítulo que yacia publicado en esta historia ha sido corregido y reescrito en algunas partes por la varias faltas de ortografía y párrafos sin sentido en su narrativa, la idea es poder publicar el segundo y último capítulo pronto. ^^

De cualquier manera, estaré revisando regularmente este primer capítulo debido a la cantidad de carácteres que tiene, lo que hace posible que todavía haya algún que otro error que no noté en las tantas leídas que le dí.

Acabo de reconectar con este shipp después de un año estresante, así que antes de idear y publicar más fanfics sobre ellos (una de mis metas de este año), quiero reescribir y completar los que ya tengo.

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