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Capítulo Final:
Elina:
El castillo de Lavinia empieza a verse a lo lejos y mi mano cae sobre mi vientre, mientras la otra aprieta la de Egan, con quien viajo en el mismo carruaje.
Mi mirada encuentra la suya y regresa a la vista que tengo, los carruajes ingresan por el pueblo, dejo de sacar la cabeza y este nos traslada por los caminos hacia el lugar donde se llevara acabo el duelo, dos carruajes atrás se encuentra la reina Alexandra y Gael, quien no quiso separarse de su lado, la reina Charity por su parte ha regresado a su reino luego de que le untara nueva medicina a Egan en las heridas, según ella algo que desea intentar, el rey Philip vino a recogerla y en cuanto a Angelina, le pedi que confiara y se quedara en Arcaría.
Los carruajes se detienen y siento un vuelco en el estomago.
—Princesa...—Me llama mi esposo preocupado.
Niego.
—Es el embarazo.—Le respondo y me acaricio el vientre.—Solo son mareos.
Mantiene su mirada de desacuerdo.
—No lo digas, sabes que no preferiría estar en otro lado que no sea aqui.—Aseguro.—Estoy bien, estamos bien.
Se inclina a besarme y le toco el rostro, mientras una de sus manos cubre la mía sobre mi vientre, nos abren la puerta del carruaje y me ayudan a bajar, seguido baja Egan y estamos frente a los reyes y sus tres hijos, todos vestidos con piezas de metal en sus trajes característicos de Lavinia, incluido su princesa y la reina sobre sus vestidos.
La reina Alexandra y Gael bajan de su carruaje, y me siento más protegida con ella aqui.
—Princesa... debo darle la bienvenida a mi reino.—Menciona Caelan atreviéndose a sonreír y mantengo mi mano sujeta a la Egan.—Ya conoce a mis hermanos, pero...
Presenta a sus padres.
—El rey Angus de Lavinia y la reina Lynn, mi madre.
No recibo una reverencia y tampoco la doy, no hoy.
La reina me mira de pies a cabeza y finaliza en mi mano sujeta al de mi esposo antes de volver a mis ojos.
Carraspea.—Es una decepción que se encuentre aqui por motivos que no incluyan una boda, princesa Elina.
Veo a mamá junto a algunos de sus guardias detrás de ellos.
—La decepción la siento yo, mi reina.—Contesto y me da una mala mirada.
La reina de Arcaría se interpone entre nosotros.
—Alexandra, usted...
—Reina Alexandra.—Le corrige ella.—Espero que ninguno este incomodo por mi presencia.—Observa a Caelan y a su lado Gael mantiene la mano cerca de la espada que carga.—Seré la escolta de la princesa y el duque como se me pidió y al ser yo quien organizo este encuentro.
—Que descaro.—Murmura el rey.
—No había necesidad.—Contesta Caelan.—Pero al ser tan caballeroso no le concederé la deshonra de que la saquen de Lavinia.
Gael vacila.
El príncipe se vuelve hacia el.—¿Algún problema, plebeyo?—Suelta con desdén.
La reina aprieta los puños.
—Gael sigue siendo mi hermano.
—Un hermano que no tiene lazos hacia la corona.
—Te equivocas.—Le corrige la reina.—Sangre real y descendencia la tiene, y si yo misma quiero, ignorando los deseos de mi hermano, puedo otorgarle un titulo del cual siempre será merecedor.
Todos guardan silencio.
—Bien ¿donde será?
—¿Impaciente?—Mira a mi esposo.—Te ves mejor de lo que esperaba.
—Cierra la boca.—Le gruñe Egan, los padres lo observan ofendido.
—Caelan.—Insiste la reina de Arcaría.
Caelan asiente dándole la orden a su guardia, quien hace una reverencia para nosotros los recién llegados.
—Por favor síganme.
Eso hacemos, caminamos detrás de ellos cruzando unos muros que me recuerdan a los calabozos en Damaria, aprieto la mano de Egan, quien se ha mantenido más calmado que de costumbre y no se si es por las heridas.
Me siento enjaulada por más pasos que doy aunque las paredes son anchas, paredes que tienen antorchas encendidas pese a ser de día pero que sirve para la iluminación, noto un olor a tierra y poco a poco veo una luz al final del túnel, la que me da en la cara, sin embargo antes de cruzar hay dos intersección que cortan camino, una hacia la izquierda y hacia arriba que da más luz y otra hacia un pasillo oscuro también alumbrada de antorchas.
Aparto la mirada de ambas y observo la luz al final del túnel, es la arena de duelo y también hay ruido de personas.
—Espero duque, que el espectáculo y mi gente no lo intimiden.
—¿Vienen a ver como muere uno de sus príncipes?—Contesta Egan.
Caelan sonríe burlón y el guardia que nos guía señala el lado izquierdo, donde se encuentra la luz.
—Quienes no participaran en el duelo por aqui, por favor. Tenemos asientos exclusivos para ustedes.—Pronuncia y luego señala el pasillo oscuro.—Y los dos contrincantes, duque y nuestro príncipe, por aqui.
Mi mano se tensa, Egan lo nota. Tenemos que separarnos.
Me vuelvo hacia el, siento la mirada de mamá sobre nosotros, es breve antes de que suba las escaleras, el rey y la reina de Lavinia junto a los príncipes también siguen su paso, al igual que Gael, solo la reina de Arcaría se queda a esperarme y Caelan se quita el saco entregándoselo a su guardia, también dobla sus mangas y empieza a alejarse hacia el pasillo oscuro.
Los ojos me arden.
—Elina...
—Lo se.—Aprieto su mano y su frente junta la mía.
—Cuida de nuestro hijo hasta que regrese ¿Si?—Se ríe, aun en un momento asi.
Las palabras llenan mis ojos de lagrimas y no hace falta más de ellas, lo beso en los labios y hago este beso duradero.
Disfruto de cada segundo en su boca, sus labios tan posesivos como siempre, tan demandante y tan como es el.
"—Que adictivo... ¿No piensas lo mismo?"
A mi memoria viene el primer beso, de esos tantos que nos dimos en el burdel y entonces tuvo razón, fue tan adictivos como lo es ahora mismo, no quiero dejar de besarlo y cuando su lengua toca la mía lo reafirmo, no noto que estoy llorando hasta que me toca las mejillas y es ahi que su beso cambia, Egan respira agitado y vuelve a juntar nuestras frentes.
Nos miramos a los ojos y volvemos a besarnos, nuestros labios chocan al mismo tiempo, con la misma intensidad y llenos de pasión, no quiero dejarlo ir, quiero que siga besándome hoy, mañana y siempre.
Nos apartamos de nuevo y el sonríe.
—Que gran beso.
Carraspean y me vuelvo hacia la reina.
—No lo contradigo.—Sonríe.—Duque...
Egan asiente y quiero gritarle que huyamos.
—¿Confías en mi?—Pregunta y no dudo en asentir.—Espérame, no tardare.
Digo que si al borde de las lagrimas, el me da un último beso y finalmente me suelta antes de desaparecer por ese pasillo oscuro.
No me muevo del lugar y la reina Alexandra tiene que venir por mi.
—Acabas de decirle que confías en el.—Me recuerda.—Mantente fuerte.
Asiento porque no puedo hablar y ambas subimos las escaleras de la intersección contraria, me suelta cuando ya puedo caminar sola y al final de los escalones veo a mamá.
La reina Alexandra se vuelve hacia mi.—¿Elina?
—Estoy bien.—Le aseguro y ella va directo a los asientos.
La edificación tiene forma circular y asientos que rodean toda la zona, abajo se puede ver la arena de duelo, como su mismo nombre lo llama y hay personas alrededor, la mayoría por lo que se distingue en sus atuendos, son de Lavinia.
Volviendo a mamá, debo ser muy evidente de lo mal que estoy porque me entrega un pañuelo y lo tomo solo para limpiar mis lagrimas.
Se lo regreso enseguida.—Gracias.
Intento seguir, pero su voz me detiene.
—Elina... Podemos...—Arruga el pañuelo en sus manos.—No quise que esto llegara tan lejos.
No quiero oír disculpas.
—Estoy embarazada.—Le digo, ella se queda muda. —Mamá, voy a tener un hijo de mi esposo, de Egan.
Mi mano va a mi vientre y sus ojos van al mismo lugar.
—Debo ser incluso más decepcionante para ti ahora ¿No?
—Aunque no lo creas si eso te hace feliz, yo...
—Me hace feliz.—Le interrumpe.—Me hace tan feliz como el haberme casado con Egan.
Mamá traga saliva.
—Pero eso jamás vas a entenderlo ¿No?
No responde.
—Cuando esto acabe.—Sigo hablando y respiro profundo.—No te quiero cerca de nosotros y menos de mi hijo.
—Elina.—Me observa indignada.
—No quiero que mi hijo este al lado de la mujer que condeno a su padre.—Pronuncio y mamá abre mucho los ojos.—No te quiero cerca de mi ¿Y querías la corona? Quédate con ella, quédate con lo único que verdaderamente amaste porque dudo que amaras también a mi padre.
—Elina, eso no es verdad.—Los ojos se le llenan de lagrimas.—Eres mi hija, yo te amo.
—En todos estos años el único amor que me demostraste fue hacia la corona, no me amaste.—Le digo.—No amas más que tu ambición hacia el trono de Damaria. No amas a nadie y no necesito eso de ti en mi vida.
Una madre de papel, no quiero eso.
—¿Y por eso me lastimas a mi?
—¿Lastimarte?—Niego.—Protejo a quienes amo y por eso no te quiero cerca de mi hijo.
—Elina...
—Me formaste bajo tu semejanza todos estos años, pero ahora se que no eres la madre que yo quiero ser para mi hijo. No quiero tu presencia y tus enseñanzas porque siendo madre mía ya fallaste.
Las lagrimas se deslizan por sus mejillas.
—Y no vas a fallarle a mi bebe.
No tengo más que decir y escucho como ella me llama, pero sigo mi camino y me siento al lado de la reina de Arcaría, quien solo me mira un momento y respeta mi dolor al no preguntar nada.
Ella me toma la mano que no deja de temblar y sonrio, pero esa sonrisa desaparece cuando un hombre sale a anunciar el duelo.
Todos se vuelven locos y el ruido me irrita, las puertas se abren y de una sale Caelan a quien alaban, se levantan y comienzan a gritar.
—¡Un duelo a muerte!
Mi cuerpo tiembla y mis nervios se apoderan de mi estomago cuando veo a Egan salir por otra puerta, el hombre pide que se acerquen y ellos lo hacen, mientras yo no dejo de ver a mi esposo, no lleva armaduras al contrario de Caelan que esta envuelto en ellos.
Entonces el hombre da la señal y el choque de las espadas resuena en la arena de duelo.
Egan:
El entrenamiento con Gael, aunque deteste admitir, se apodera de mi mente cuando el filo de mi espada choca contra el de Caelan de Lavinia.
Mi memoria lo pasa como un rayo cada uno de sus movimientos y trucos suyos, me enseño a esquivar, contrarrestar y atacar, sus jodidas clases tan aburridas terminaron en mi cabeza de tanto repetirlas y aunque no lo admitiré jamás en su presencia, lo agradezco.
Porque asi puedo encarar a este hijo de puta.
—¿Seguro que puedes moverte con todas esas heridas?—Me obliga a bajar la espada y me separo golpeando con la punta del pie.
Retrocedo y se pasea cerca de mi.
—¿O solo vienes a morir con dignidad?—Se abalanza sobre mi y hago chocar la espada con la suya, cambia de posición y también la detengo.—¿Sabes lo que hare cuando gane? Te degollare aqui frente a mi pueblo.
Le respondo atacando y el vuelve a contrarrestar.
—Entonces la tomare.
Mis puños se cierran en el mango de la espada.
"—Intentara distraerte con palabras"
Ataco una, dos veces más y mi espada corta su rostro.
"—Al intentar distraerte, el también lo hara y nublara su mente"
Sangra y la multitud se conmociona, Caelan se pasa la mano sobre la mejilla, no digo nada, solo sonrio y eso lo fastidia más, se viene con todo y esquivo los ataques, retrocedo y contrarresto uno y luego otro, Caelan se precipita, pero mi espada llega a su garganta y si no es porque se mueve..
Ya hubiera terminado esto.
Empiezo a sudar igual que el.
—¿De que te ríes?—Me suelta y vuelve a atacar, pero esta vez tiene éxito.
El filo me hace un corte en la pierna y caigo clavando la espada en la tierra, Caelan esta riendo ahora, camina nervioso analizando mi siguiente movimiento y no lo piensa demasiado, solo sigue frenético, mientras la herida de mi pierna sigue sangrando.
—¡Esto es Lavinia!—Grita enardecido.—¡Este es mi reino, no eres más que un forastero!
Las espadas vuelven a chocar y me golpea en el tórax, Elina grita mi nombre y me recuerdo quien esta bien, que me espera despues de esto.
Mierda.
—¡Levántate!—Me grita.—¡Tomare esto como se debe!
Mi pecho sube y baja, noto la sangre cayendo y en su siguiente ataque deja más que una abertura, al verme débil no busca protegerse y va directo a atacar, pero es mi espada la que le corta en el pecho.
—¡Príncipe!
Caelan retrocede por el corte y empieza a botar sangre en cantidades.
—¡Caelan, hijo mío!—Grita la reina, la voz me irrita igual que la de la madre de mi esposa.
Respiro profundo olvidándome de la molestia y voy hacia el, arrastrando mi pierna, pero este dolor no es nada con los que sentí ese día en los calabozos de Damaria.
Caelan grita desesperado.
—¡Soy un príncipe, tu solo eres un duque!
Me insulta esperando algo de mi.
Títulos, son solo títulos y lo aprendí a la mala.
—En esta arena eres igual que todos los que la pisan.—Pronuncio y sostengo la espada con fuerza.—Aqui no hay coronas.
Atrapo el mango con ambas manos y la levanto, el rostro aterrado de Caelan es un goce para mi.
—Te dije que te haría pagar sus lagrimas.
Bajo la espada con rapidez, cortando la carne de su cuello.
La sangre me salpica manchándome los pies y la cabeza rueda por el suelo hasta el lugar debajo de los asientos que ocupan los reyes, quienes observan la escena en shock.
No son los únicos.
Hay silencio.
Más silencio.
Hasta que el primer grito sale disparado de una mujer, llenando el lugar de más gritos.
—¡Mataron al príncipe, mataron al príncipe!
—¡Los reyes empezaran una masacre!
—¡Déjennos salir, sáquennos!
El pueblo de Lavinia pierde el control y el desespero llega, ya he oído sobre esto y el temor de sus habitantes hacia sus reyes, si bien perdió la vida en un duelo y bajo mi espada, el miedo que sus gobernantes pusieron sobre ellos puede más que las reglas impuestas, por eso mismo echan a correr y el temor llega también a mi por el caos que comienza.
La gente empuja luchando por salir y los guardias de Lavinia los retienen, atacan y los obligan a retroceder, pero no dejan de luchar mientras mi única preocupación es buscar a Elina e ir hacia ella.
Intento salir, regresando por la entrada, pero más guardias aparecen.
—¿Qué mierda hacen?
—Por orden del rey, el duque, la reina de Arcaría, Gael de Arcaría y la princesa Elina serán capturados.
¿Qué carajos?
Lavinia no se merece ser llamado un reino y por razones como esta jamás han estado a la altura de los demás.
Se vienen contra mi y en medio de todo, escucho el grito de mi esposa llamándome desesperada a través del alboroto y el terror me agobia, no tardo en encontrarla siendo protegida por la reina de Arcaría, quien lleva una daga en la mano, su guardia y Gael de Arcaría.
Tiran de ella, pero se lanzan hacia Gael y la guardia de Arcaría prioriza a su reina.
No..
No...
En medio del caos el pueblo de Lavinia logra escapar, pero los intentos de captura no paran.
—¡Su príncipe ha perdido en un duelo, bajen las armas!—Grita la reina de Arcaría.—¡Lavinia no tiene honor!
Toman a Elina, joder y sigo luchando contra los que me rodean, pero las heridas no ayudan y pronto me veo sangrando otra vez.
Entonces escucho un grito, alguien ha atacado.
No, porfavor, no...
Levanto la mirada apretando los puños y veo a mis esposa manchada en sangre.
No, no...
No es...
No es de ella y vuelvo a respirar, la sangre pertenece a Sonia de Damaria.
La espada sale del estomago de su madre, quien la ha protegido y cae sobre el suelo junto a ella, intentan parar las heridas, pero es muy tarde.
Elina esta en shock.
—¡La reina de Damaria esta muerta!—La guarda de Damaria ya no levanta la espada por protección, sino para atacar.
Y la guardia de Lavinia retrocede defendiéndose.
Y entonces la princesa no se queda llorando, Elina se pone de pie, aunque le cueste y con la sangre manchando sus manos y su vestido de flores.
La guardia de Damaria se detienen cuando ella da la orden y se inclinan antes ella, mientras los reyes y la guardia de Lavinia apenas procesan que en medio de todo asesinaron a la reina de Damaria.
—¡Soy Elina de Damaria, hija del rey Richard y la reina Sonia !—Mira a los reyes y continua.—¡Y ahora soy la única heredera de mi reino y quien se atreva a lanzar su arma contra mi, mis aliados y mi esposo le esta declarando la guerra a Damaria!
Los guardias me observan y se alejan un par de pasos, pero siguen bloqueándome la salida, joder.
—No solo Damaria.—Contesta la reina y mira a los reyes.—A Arcaría también.
Los reyes observan dudosos, incluso si se atreven a atacar a su majestad todo el reino de Arcaría sabe que su reina se encuentra aqui.
No son idiotas.
—¡Y yo no soy tan condescendiente como mi madre, hasta ahora Lavinia ha atacado y Damaria se ha defendido, pero si esto continua, tendrán a toda la guardia aqui!
El rey levanta la mano dando una señal.
—¡Nunca se ordeno atacar, sino capturar!
—Egan ganó el duelo.—Procede mi esposa.
—¡Mataron a mi hijo!—Chilla Lynn de Lavinia, la princesa llora a su lado y el hijo menor aprieta los puños.
—¿Y Lavinia cuanta gente ha matado ya?
La reina se tensa.
—¿Te atreves a juzgar nuestras costumbre?—Espeta el hijo menor.
—¡Mi madre esta muerta y su pueblo me ha dado la respuesta!—Le responde.—¡Lavinia no merece ser llamado reino! Un reino sin honor no es un reino y hoy lo han demostrado.
—Basta.—El rey vuelve a hablar.—Ha sido esto un malentendido..
—Padre...—La princesa llora.
—Se acabo, no habrá capturas..
—¡Pero padre!—Grita Brook.
—¡Lavinia no empezara una guerra con ningún reino, incluido Damaria!—Observa a Elina.—Su nueva reina ha sido piadosa perdonando este error...
¿Perdonar? No se trata de perdonar, ella quiere sacarnos con vida aunque eso le cueste lo que esta experimentando al estar parada junto al cuerpo sin vida de su madre.
Aunque le duela tener que dejar ir a los asesinos de Sonia.
Fue una mierda de madre, yo lo se y estoy seguro que mi esposa lo reconoce, pero conozco a Elina y decir que esto no le afecta aunque haya roto lazos con ella, es una falacia.
Se que cuesta, lo veo en sus ojos, en la mirada y los labios que luchan por no temblar, ni volverse débiles.
—Se acabo.—Con esas palabras el rey detiene la "Captura" aunque en mi diccionario fue una traición y un acto desleal.
Aparto a la guardia y salgo de la arena, subo las escaleras y voy en su encuentro, llego tan rapido y ella cuando me ve se tambalea.
La sostengo en mis brazos y veo el dolor en sus ojos.
—Estoy aqui..—Le digo.—Estoy aqui, Elina.
—Vámonos a casa, Egan.
Trago saliva y asiento, ignorando mi dolor y cargándola en mis brazos la llevo conmigo. Ella me necesita.
Elina esconde la cabeza en mi pecho mientras cruzo el largo pasillo hacia afuera y finalmente es a mi lado donde se deja ir, mi camisa rota se mancha con sus lagrimas y el eco de su dolor se escucha fuerte dentro de las paredes.
Maldigo, una y mil veces...
Porque incluso aunque ya no este, Sonia de Damaria ha vuelto a hacerla llorar.
Lo sucedido aqui será importante para el futuro, no para Elina & Egan, pero si para una guerra que muy pronto empezara, una guerra que incluye a Tierra quebrada, pero eso lo veremos con otros protagonistas en "Por la corona"
Lo que se vendrá cuando lleguemos ahi :O
Estoy segura que lo amaran >.<
Nos leemos en el epílogo.
>>Yiemir.
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