36

Egan:

Golpeo las rejas de la celda y llamo a los guardias. 

Es inútil

—Señor.—La voz de mi siervo irrita mis oídos.

—Cierra la boca.—Ordeno y respiro profundo.—No puede ser verdad.

Quiero creer que no es cierto, pero es Elina.

Tan terca y tan exageradamente valiente, vi su rostro destrozado cuando me fui, la vi llorar y recordarlo tensa mis músculos.

Imaginar que esta ahi afuera respirando el aire de ese seudo príncipe me enfurece más, esta ahi, desprotegida y yo no puedo protegerla detrás de estas rejas.

"Prometo amarte y protegerte todos los dias de mi vida"

Aprieto los puños, yo debo salir de aqui.




Elina:

—¿Un duelo?—Repite el príncipe y sonríe.—¿Por qué aceptaría un duelo? ¿Qué gano yo? ¿A un prisionero que la reina ya me entrego?

—Respeto.—Pronuncia la reina de Arcaría.—La princesa me ha comentado que se siente inferior por dos compromisos arruinados.

El príncipe abre mucho los ojos y voltea a verme, no le aparto la mirada y la reina de Arcaría continua:

—¿Se siente deshonrado, no es asi? Un rey que no es respetado por su gente no es un rey.

Duda al escucharla, el príncipe duda.

—Y estoy segura que el rumor se correrá, como se corrió el ataque en Obsidiana y el mejor ejemplo de que los rumores tienen fuerza fue una situación que nos une a mi y a usted, príncipe Caelan.

—No has respondido que gano yo, Alexandra de Arcaría.

—¿Respeto no es suficiente?

—No.

—El placer de salir victorioso, de humillar al duque... de que todos los reinos por fin tomen en serio a Lavinia.—Continua la reina y me mira al decir las últimas palabras.—Y por supuesto el placer de cobrar la vida del príncipe.

Reacciono con sus palabras, el corazón se me acelera y la reina niega.

—¿Me ofrece un combate a muerte?

—Se que el príncipe de Lavinia no espera menos. —Contesta ella.—Puede aceptar, aunque si hay duda de usted y temor de los resultad...

—¡¿Insinúas que tengo miedo?!

—No use la palabra "Miedo" en la oración, sin embargo la respuesta dependerá de usted.

—Ya tolere suficiente.—Espeta Caelan de Lavinia.—No he sido invitado a este reino para ser insultado, ni para que se me tildara de cobarde. No me harás quedar como un miedo frente a mi reino y todos los demás, Alexandra.

La reina guarda silencio.

—¡Y definitivamente no seré más ridiculizado por princesas!—Nos mira ambas y se acerca.—Acepto, que sea un duelo a muerte.

Me mira a mi.

—Y añádanle que reclamare la mano de la princesa en la misma arena de duelo frente al cuerpo sin vida de su actual esposo.—Sonríe.

—Princesa...—Me llama la reina Alexandra.

—Hija mia... 

Ignoro a mamá y controlando mi impotencia, respondo.—Si, acepto.

La sonrisa de Caelan se extiende.

—Que se haga asi entonces.—Confirma mi madre.

El continua.—Damaria no cuenta con una arena de duelo, que se haga en el coliseo de Lavinia, rodeados de mi gente.

—Le recuerdo, príncipe, que ha hecho un trato, si pretende...

—No me confundas contigo, Alexandra.—Espeta y niega.—Yo no tergiverso mis palabras como tu y Diana lo hacen. Un duelo a muerte, es todo. Recuperare mi honor, asesinare al duque, obtendré una princesa y ganare un imperio.

Cierro las manos. 

—En cuanto a la fecha...

—Primero quiero ver al duque.—Interrumpe la reina.

—¿Tú o la princesa?—Me mira.

—Ella es su esposa, claro que ira a verlo.—Respira profundo.—Despues decidiremos el día, a menos que tengas una queja sobre ello por alguna circunstancia que haya ocurrido hace unas horas.

Mis latidos crecen y todo mi ser desea que no sea asi, pero es difícil saberlo con la expresión del príncipe.

—No tengo ningún problema en que lo vea.





(***)




Soy la única en ir apenas nos dan el permiso y solo me veo bajando las escaleras en espiral que me guían hacia los calabozos, no he bajado a estos lugares jamás y nunca creí que lo haría para encontrar a la persona que más me importa.

—¡Egan!—Grito su nombre revisando cada celda.—¡Egan!

Miro desesperada cada una ignorando los olores que recorren las paredes frías y no me detengo hasta que distingo dos cuerpos al fondo, en donde entra más el frio debido a esa ventana y el que contiene un olor más desagradable.

—Egan...

Los ojos se le abren mucho y mi corazón vuelve a emocionarse...

Esta vivo... 

Escucho los pasos bajando por la escalera que hace unos minutos utilice y me giro hacia el ruido, mamá aparece con las llaves y pasa delante mío parar abrir ambas celdas, primero la de Ned y luego la de Egan, mientras yo no veo el momento de abrazarlo.

Su puerta se abre. 

—Elina...

Corro hacia el y las lagrimas se deslizan por mi rostro cuando veo el estado en el que se encuentra, mis manos tocan las yagas cuando lo abrazo y mi ritmo cardiaco se eleva al igual que mi pánico.

¿Qué te hicieron?

—¿Qué haces aqui?

Trato de no llorar para responderle.—No podía quedarme allá, no sabiendo que....

Mis manos se manchan de sangre y el dolor me consume. Lo lastimo, de verdad lo hizo, hizo lo mismo que ya había hecho con el amor de la reina Alexandra.

—Estoy bien, necesita más para acabar conmigo.—No, no lo esta.—Princesa, manchare tu vestido.

¿Crees que me importa?

Me toma del rostro e intenta moverse, pero parece desmayarse.

—Necesitas un doctor.

—Te necesito a ti.

Lo se, pero ahora... necesitas uno.—Paso mis manos por su rostro.—Egan, tengo que sacarte de aqui.

—Elina...—Me llama la voz de mi madre.—Es hora.

—¿Hora de que?—Inquiere Egan.—¿Qué carajos esta ocurriendo?

Me vuelvo hacia mamá.—Dejaste que le hicieran esto.

—Elina..

—No, tu permitiste que lo dañaran.—Las lagrimas llenan mis ojos.—¿Cómo pudiste permitir que dejaran en ese estado al hombre que tu hija ama, mamá? ¡Tanto me odias por casarme con Egan que..!

—Elina..—La voz de Egan me detiene, me vuelvo hacia el.—¿Qué esta ocurriendo?

Trago saliva y le tomo el rostro.—Enseguida regreso.

No, dime que.. que esta pasando..

Me duele dejarlo atrás, pero la negociación no ha acabado y debo seguir al pie de la letra lo que su majestad me dijo de camino aqui.

Subo los escalones escuchando la voz de Egan llamarme y regreso al palacio, los pasos de mamá me siguen e ingreso al salón donde todos esperan y la reina de Arcaría se da cuenta que volvi.

—¿Cómo esta el du..-—Se detiene al ver mi rostro y no entiendo como sigo de pie, pero ver a Caelan de Lavinia con una sonrisa triunfante, es más de lo que puedo soportar.

La reina de Arcaría se percata de mis intención, pero eso no me detiene, voy directo hacia el y  le quito la sonrisa burlona al príncipe con una bofetada.

—¡Elina!—Chilla mamá.

Los dos hombres que tiene de escolta sacan sus armas y los escoltas de Damaria también, mientras el príncipe me coge del cuello, mamá grita desesperada que me suelte y la reina de Arcaría tiene la daga en la mano apuntando la yugular del príncipe.

—Suéltala, Caelan.—Exige.

—Ella me ha atacado, todos lo vieron. Si la hago trizas será defensa propia.

—Y si yo te corto la garganta también lo será.—Contesta la reina.—Amenazas a su princesa en su propio reino. Es traición aqui o en Lavinia, y tampoco estas en tu reino.

Mis intentos por soltarme son inútiles y el aire que contengo se va agotando.

—No es la primera vez que te apunto con mi daga, suéltala o ya no serán solo problemas entre Damaria y Lavinia, Arcaría.. 

Me suelta y retrocedo tosiendo, mamá me sujeta y la guardia de Lavinia sigue apuntando a la reina, el príncipe tiene ambas manos levantadas mostrándose inocente.

—Hazlo, se que deseas hacerlo, Alexandra.—La anima y apenas me recupero cuando noto que la reina duda.—Lo mande a azotar, lastime a ese pobre doctor, se que me quieres muerto.

—Reina Alexandra.—La llamo.

—¿Me tomas por una novata?—Le responde la reina.—No pretendas impulsarme a volver esto una guerra más, mi historia contigo ya acabo. No vas a conseguir nada de mi.

La reina baja la daga.

—Tu destino lo tendrás en tu propia arena de duelo con la espada del duque en tu cuello porque es a ellos a quienes has dañado ahora.

—Tienes mucha fe..

Ignorando sus palabras, la reina continua.—Dado el rostro de la princesa de Damaria, voy a solicitar tres semanas entre la recuperación y el entrenamiento del duque.

—¿Tres semanas? Me tomas por estúpido.

—¡Lo azotaste, hijo de puta!—Le grito.

—Catorce dias.

—Una semana y te estoy dando mucho tiempo.

La reina cierra la mano alrededor de la daga.

—Una semana.—Confirma la reina.—Y vendrá de regreso con su esposa.

El príncipe frunce el ceño.

—No tengo problema con eso, soy piadoso, que disfrute su última semana de vida.—Me mira.—Con su "esposa" porque una vez que lo asesine, la princesa Elina será mía en todos los sentidos.

No agrega nada más y sale del palacio junto a su guardia.

Una semana...

Solo una...

Me aparto de mi madre y me acerco a la reina.

—¿Qué vamos a hacer ahora?

—Para empezar necesito más medicina de Althea, asi como a sus mejores manos, A la reina Charity  y también a un doctor.—Contesta y suspira.—Y también necesito al odioso de mi hermano.

—¿Al príncipe Gael?

—Ex príncipe y si, el duque necesita practicar con alguien ¿No?

—Reina Alexandra..

—Te dije que todo saldría de acuerdo al plan.—Asegura.—Ahora, por ahora creo que deberías venir conmigo a Arcaría.

—¿Su reino?

—Estará segura, se lo prometo, princesa.

Asiento y me vuelvo hacia mamá, ella intenta acercarse, pero paso de largo y regreso a los calabozos con algunos guardias de Damaria, a los que mamá no les contradice mi orden, me ayudan a trasladar a Egan y ambos subimos a un carruaje, mientras su siervo sube al mismo con el que la reina y yo llegamos, también doy la orden de que pongan de aviso a Angelina y a la duquesa  donde nos encontramos.

—Elina... —Egan despierta y vuelvo a llorar, esta acostado en el mueble del carruaje, con su cabeza sobre mis piernas.

Me inclino a besarlo y le acaricio el rostro.

No podemos celebrar tan pronto, pero no puedo ignorar las emociones que tengo despues de tenerlo nuevamente a mi lado t tampoco quiero abusar del golpe de suerte que hemos tenido hoy, pero...

Al menos la batalla de este día deseo darla por ganada.




Los personajes de libros anteriores regresan.

Nos quedan 4 capítulos o eso espero JAJAJJA

Nos leemos el lunes.

Si, hasta el lunes, los fines de semana estoy escribiendo la maratón de Greek Gods, asi que se me es imposible actualizar este libro.

>>Yiemir.

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