22
Elina:
Te amo...
Las dos palabras escalan muy profundo en mi y primero pienso que esta alucinando, que las palabras no son para mi y luego:
—Te amo, Elina.
Lo ha vuelto a decir y no me da tiempo de decir nada, mis labios se cierran y el siervo regresa avisando que ya realizo el pago por las deudas de Egan esta noche, con ayuda de otro hombre más logran subir al duque dentro del carruaje y partimos hacia el palacio, cuesta subirlo por las escaleras de la torre al llegar y para cuando logra estar en su habitación ya parece estar a pocas horas de amanecer.
Acomodo las sabanas en silencio y le paso un paño por el rostro manchándolo con tierra y sangre, el paño se pone rojo al apretarlo en sus labios, lo quito y remplazo por uno nuevo, mientras Egan de lo dormido que estaba abre los ojos cuando estoy por irme.
—Estas aqui...
Trago duro.—No, no estoy, vuelve a dormir.
Sus ojos me observan cansados.
—Ya veo, estoy alucinando otra vez.—¿Otra vez?—¿Por qué estarías aqui de todos modos? ¿Por qué ibas a elegirme si tienes al hombre perfecto a tu lado?
—¿Dónde has estado?—Pregunto observando su rostro.—¿Te has ido por lo que he dicho?
—No, por lo que ha dicho la Elina real si.—Responde y siento una presión en el pecho.—A ti no te hice daño, a la Elina real si.
Una lagrima cae por mi mejilla y estoy lista para irme luego de apartarla.
—Quédate.—Me pide envolviendo los dedos alrededor de mi muñeca.—Por favor.
—Egan, no puedo.
—Si puedes, eres parte de mi imaginación.—Asegura y no digo nada para contradecirlo.—Si puedes quedarte, aunque no seas la real... yo la necesito aqui conmigo.
El corazón se me acelera, siento una mirada detrás de mi y me giro encontrando a mi amiga en la puerta abierta.
(***)
—¿Quieres quedarte?.—Pregunta Angelina y no respondo, mi amiga suspira.—Si, quieres quedarte.
—Pero no lo hare.
—¿Elina?
Vuelve a suspirar.
—Elina, si es por tu orgullo...
—Es por mi orgullo, por lo que me ha dicho y porque... yo ya elegí a alguien.—Niego con la cabeza.—Hice una promesa y acepte casarme con Caelan de Lavinia.
—Si, pero aun no estas casada... además esas solo son excusas que pones porque lo que realmente no quieres es ...—Me coloca mis rulos hacia atrás.—Sentir que pierdes con el... y mostrarte débil por dejarte llevar por tus sentimientos, asi que Elina te digo que no hay nada de malo con eso. Lo amas...
—Me hizo daño.
—¿Entonces nos vamos?
Me vuelvo hacia la habitación.
—Creo que voy a tomar esa decisión por ti...—Empieza a irse.
—¡Angelina!—La detengo.
—Si el no va a recordar esta noche..—Digo recordando su falta de lucidez.—Solo esta vez...
Sonríe.
—Solo regresa antes de que amanezca.—Pronuncia y asiento.
(***)
Los ojos vuelven a abrirse durante la noche y sonríe al verme.—Aun sigues aqui.
—Sigo aqui.—Rezo para que siga creyendo que esto es un sueño.
El se mueve dejando un espacio en la cama.
—Ven aqui, metete a la cama conmigo.—Me pide y cuando no me muevo, me toma del brazo, sentándome sobre el colchón.
Pega su cuerpo al mío y nuestras respiraciones se mezclan.
—Hueles tan real como ella.—Me besa el cuello y esconde la cabeza oliendo mi perfume, me termina metiendo a la cama con el y me acaricia las mejillas.
—Egan...
—Te amo.—Vuelve a decirlo y mi corazón se acelera.—Que idiota he sido para no haberme dado cuenta antes, Elina. No lo seré más.
—¿Qué es lo que realmente quieres de mi, Egan?
—Todo.—Pronuncia y respira cansado.—Lo quiero todo... aunque ahora me basta que vuelvas a mirarme con los ojos de antes, cuando empezamos esto...
Su tacto sube a mis parpados.
—Quiero esa mirada otra vez cuando me veas, quiero que me ames y lo dejes.
Aprieto los labios.
—Ámame, Elina.—Pide.—Por favor ámame
Lo repite varias veces hasta que las palabras brotan de mi boca en medio de su discurso.
—Te amo.—Pronuncio y me observa sorprendido, aunque enseguida nota que esto no es real.
Lo se por sus palabras.
—De verdad estoy soñando y no quiero despertar.
Me acerca a su cuerpo y pienso que va a besarme, pero no lo hace, toda la noche solo me abraza como si no quisiera dejarme ir y al menos esta vez, se lo permito.
Egan:
Mi mano toca el lado vacio de la cama y me recuerdo que he soñado con ella, que he tenido el sueño más real que he podido tener.
Pero al final fue solo eso, un sueño y las palabras de Elina gritándome que quiere a Caelan de Lavinia siguen siendo las reales.
Salgo de la cama al sentirme mejor, me visto y Ned ingresa a mi habitación. Tengo vagos recuerdos de anoche, la Elina en medio de mis alucinaciones es una de ellas, pero lo más real que se que fue es ver mi a siervo haciéndose cargo de mi desastre.
—Toma el dinero de la bolsa.
—¿Señor?
Señalo la cómoda y Ned baja la cabeza.
—No puedo aceptar esto, hice mi trabajo, mi deber es cuidarlo.
Doblo las mangas del traje.
—Déjate de tontearías y tómalo.—Le ordeno. —No quiero deber favores.
Ned no insiste y coge la bolsa con monedas.
—¿Saldrá otra vez?
—Si y no volverás a verme en el estado de ayer, no te preocupes.—Aclaro.—No iré al burdel.
—¿Y a donde va?—Pregunta y enseguida viene otra.—¿Ira a ver a la princesa?
Alzo las cejas.
—Despues de anoche...
—¿Elina estuvo aqui?
—Si.—Parpadea confundido.—La princesa lo cuido ¿No lo recuerda?
El corazón se me acelera.
—¿Cuándo se fue?
—Unos minutos antes de que despertara.—Responde.—¿Entonces ira a verla?
Cierro los puños, mis latidos van en aumento.
—Aun no.
Elina:
No hay persona que se emocione más con esta boda que no sea mamá, ella lo tiene bien ganado el puesto y ver el vestido de novia en medio de la sala me dice que tengo razón.
Los nervios empiezan a atacarme, la modista me invita a probarme el vestido y me vuelvo hacia mi amiga.
—¿Dónde esta mamá?
—La buscare para usted si desea, princesa.
—No.—Respiro profundo.—Creo que es mejor si no esta.
—Princesa, por aqui...—Me pide la modista.
Me pruebo el vestido y Angelina me ayuda con el, es un vestido corte de princesa brillante, hermoso, largo y ancho, sin embargo me hubieran gustado algunos bordados de flores blancas, pero no me quejo, la tela me cubre hasta los pies y me da miedo caminar.
—Que hermosa se ve.—Me halaga la modista.—Ahora el velo...
Va por el velo y el estomago empieza a dolerme, entonces veo la figura de mamá ingresar a la sala.
Ay dios...
—Mam-
La palabra queda a la mitad cuando veo que no esta sola, sino viene acompañada del duque.
Me quedo helada y los pasos de Egan se detienen al verme.
—¡Aqui tengo el velo!
Se queda de pie y los ojos me recorren el vestido de novia, mientras mamá se termina acercando emocionada.
—Te ves hermosa...—Pronuncia con voz chillona y se vuelve hacia Egan, quien no a quitado los ojos de mi.—¿No se hermosa, duque? Sera una novia preciosa.
El corazón lo siento en la boca, ya no veo enojo en el rostro de Egan, solo esta esa misma mirada de anoche cuando me pidió que lo amara.
Aun asi, contesta.—Preciosa ya es.—Me mira sin parpadear.—Y será una novia perfecta, la más perfecta de todas.
Egan...
—¡Estoy de acuerdo!—Chilla mamá y su voz me irrita.
Mamá muestra su emoción y Egan sale de la habitación, ella se vuelve hacia la modista y piden que me traigan el espejo.
—¿Elina, quieres un minuto?—Pregunta Angelina a mi lado.
Me trago el dolor que siento en el pecho y niego con la cabeza.
—No.—Sonrio.—Estoy bien.
Las criadas traen el espejo y mamá se me acerca, sujetándome de los hombros. Le sonrio con un gesto y observo mi reflejo.
—El trono de Damaria ya es nuestro, hija mía.
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