21

Elina:

—Detesto tener que dejar a mi prometida .—Comenta el príncipe mientras me observa, el carruaje que los llevara a Lavinia espera por ellos. 

—Tengo una idea... ¡Organicemos un baile!—Mamá se emociona y la princesa luce igual.—¡Una excusa perfecta para que vea a su prometida y... que anunciemos este matrimonio!

—Es una gran idea.—Sonríe el príncipe y hace una reverencia en mi dirección.—Princesa... 

Me pide la mano y se la doy, el besa mis nudillos. Mamá y la princesa se ponen de acuerdo y la invitan a tomar el te para ponerse de acuerdo con ella y la actual reina de Lavinia.

El coche se marcha y mamá se me acerca emocionada.

—Déjame ver eso.—Toma mi mano observando mi anillo y me hace reír.—Se ve tan hermoso en tu dedo, hija mía.

Me voy a casar...

Me casare y seré la reina de Damaria.





(***)




Despido con la mano a mamá mientras el carruaje se aleja llevándola a visitar a la princesa y a la reina de Lavinia.

Carraspean a mi lado y bajo la mano encontrando a un guardia, Angelina junto a el y lo que sostiene el guardia me hace abrir mucho los ojos.

Un enorme ramo de flores de diferentes colores y todas de las que se han bordado en mis vestidos. 

—Princesa, llego esto para usted...

Observo las flores sorprendidas y sonrio.—El príncipe  es muy observador.—Me siento halagada y busco la tarjeta.

Angelina sonríe conmigo y cuando leo la tarjeta esa sonrisa desaparece.

—¿Qué dice?—Insiste mi amiga.

No son de el.





(***)





—¿Por qué me estas enviando flores?—Le pregunto a Egan, su siervo deja las  flores que me entrego en su habitación y ambos intercambian una mirada, el siervo se termina yendo y nos deja solos.

Le he pedido a Angelina que espere fuera de la torre porque mi intención ha sido entrar y salir enseguida.

—¿Qué no puedo hacerlo?

—No, me voy a casar.

Los músculos se le tensan.

—Estoy comprometida, te agradecería que por la razón que fuera que me enviaras esto.—Observo las flores y de verdad son todos los bordados de mis vestidos, trago saliva olvidando el detalle.—Dejes de hacerlo.

—¿Y has venido hasta acá solo a decírmelo?

—No, Egan, he venido hasta acá porque quiero que te quede claro .—Niego con la cabeza.—Porque si no te lo digo de frente no vas a tomar en serio lo que puedo mandar a decirte por recado.

—¿Y si no quiero hacerlo?—Estoy a punto de irme y su pregunta me detiene.

Frunzo el ceño.

—¿Si no quiero dejar de enviarte flores o si quiero darte algo más?—Se acerca a mi.—¿Qué vas a hacer al respecto? No hay nada que me prohíba hacerlo...

—Yo te lo prohíbo, pero ya veo que no tienes respeto por mi y que no puedo esperar ...

No te cases.

Me toma un segundo reaccionar.

—No ... te cases.—Vuelve a repetir, su mirada es diferente a las otras veces y hay un brillo en sus ojos que me confunde igual que las palabras.

Pero solo es un momento.

—¿Qué es esto?—Una mueca de burla aparece en mi cara.—¿Ahora que ya estoy comprometida, no te queda más que suplicar? Pense que ahora que ya perdiste la corona, te alejarías con dignidad.

—No te cases.—Esta vez su voz suena más dura y hace caso omiso a mis palabras.—Por favor...

Los ojos se me abren.

—Elina, no...

Retrocedo cuando intenta llegar a mi.

—¿Qué pretendes ahora?

—No pretendo nada, no te cases, joder.

—Tendrás que ser más claro.

—¿No estoy siendo bastante claro ya? Te estoy pidiendo que no te cases.

Aprieto los labios.—¿Por la corona?

No responde y sonrio.

—Me sorprendes, duque, pero supongo que empiezo a entender que tu anhelo de ser rey sobrepasa hasta el punto de suplicarle a tu rival por el trono.—Suelto.—¿Si pido que te arrodilles también lo harás?—El aprieta la mandíbula.—Ya veo que no y tal vez si no contamos tu desesperación, tu limite sigue siendo el mentir, manipular y usar a otros.

—Yo me equivoque.

—No, no te equivocaste, sabias lo que hacías.—Le corrijo acercándome a el.—Tu mentiste. Me mentiste y me usaste.

—Creí que los dos nos habíamos usado.

Trago saliva.

—¿Por qué me hiciste creer...?

La vista me arde y mi mirada baja un segundo.—Eso que importa ahora, no cambia lo que hiciste.

—Ya dije que me equivoque.

—¿Y que esperas que haga con eso?

Se queda en silencio.

—No más flores, ni presentes...

—Elina...

—¡Me voy a casar!—Alzo la voz y las lagrimas llenan mis ojos, sin embargo no lloro.—Déjame tranquila y si tanto te gusta mandar presentes encuentra a alguien a quien dárselas. 

Me apresuro en irme y el lo hace en detenerme, me sujeta de la muñeca, pero no me atrae hacia el.

—¡No lo hagas, no te atrevas, Elina. No te cases!—Repite desesperado.—¡No lo hagas...!

—¡¿Por qué no lo haría si tengo al hombre que quiero a mi lado?!

Dichas mis palabras, el pierde fuerza y no volteo ni una sola vez, solo me voy. 




(***)




Egan no envio más flores y mamá volvió con noticias, la fiesta de compromiso por decisión se realizara en Damaria, empece a ayudarla con los preparativos y el último contacto que tuve con Egan fue mientras elegía las decoraciones del salón, el paso de largo y yo también lo hice, su presencia todavía me afectaba, pero pude ignorarlo con facilidad y a este paso pronto podre mirarlo sin que mi corazón se siente emocionado.

Observo el anillo en mi dedo mientras Angelina me seca el cabello despues de mi reciente baño, las criadas abandonan mi habitación luego de cambiar las sabanas y me quedo a solas con mi amiga, ella tira de mi cabello y dejo de prestarle atención al anillo.

Angelina... no tan fuerte.—Pido.

—Lo siento, Elina... —Se disculpa rapido y sigue desenredando mis risos. —No puedo hacer esto... tengo que decírtelo.

Deja de peinarme y me vuelvo hacia ella.

—Es el duque...

Aqui vamos...

—No deseo escu..

—Ned dice que no lo encuentra.—Me interrumpe y siento la presión en mi estomago.—No sabe donde esta y teme que...

—¿No ha ido a los burdeles? Seguro esta metido entre las piernas de una meretriz...

—Elina.

—¿Su siervo qué espera que yo haga?

Angelina guarda silencio.

—En realidad nada, el esperaba que no te lo dijera, pero yo... eres mi amiga y se lo que sientes por el.

—Pues dímelo porque yo no lo se.—Me levanto de la silla y voy a la cama.

—¿Me harás decirlo, amiga?

—Angeli..

—Lo amas. 

—Intenta de nuevo, eres mi amiga y ...

—Porque soy tu amiga lo se y nadie mejor que yo en este palacio te conoce más. Tu, Elina de Damaria amas al duque, no al príncipe, al duque. A Egan...

Me escondo dentro de las sabanas, Angelina las aparta y yo vuelvo a ocultarme en ella, termina metiéndose conmigo y las levanta para verme la cara.

—Odio que me conozcas tanto.

Ella ríe.—Lo se.

—Eso no significa que voy a perdonarlo.

—También lo se.—Me responde ella.—Y eso no significa que no estas preocupada. 

Suspiro.—Estaba mejor sin saberlo.

—Y despues no me hubieras perdonado.

—También es cierto.

Ella me abraza.




Egan:

Jakell y su jodido burdel de mierda, cuando me vuelva rey lo retirare del mercado.

 ¿Quién se atreve a botar al monarca de Damaria de un burdel en su propio reino?

Mierda, tal vez ya la noticia ya le llego y he perdido privilegios, ya ni yo mismo debería llamarme rey.... cuando ese titulo esta a kilómetros de distancia.

Pero que caso tiene... rey o duque, al final son títulos.

Los títulos son eso, títulos, los títulos no huelen a dulce olor a flores, los títulos no me hacen reír ni me abrazan durante la noche despues de una buena sesión de sexo... con ella...

Los títulos no son lo que Elina es para mi... lo cierto es que nada es como ella.

Ya me volvi loco.... ¿Cuándo empece a pensar que los títulos no son nada?

Bebo lo último de la copa, se me permitió la entrada a un burdel y bar, aunque preferí quedarme en la sección del bar.

—Señor, no le serviré nada si no paga ya lo consumido.

Reviso mis bolsillos y encuentro monedas.—¿Te sirve?

—No es suficiente.

—Y parece que yo tampoco, ni mis flores. 

"¿Por qué no lo haría si tengo al hombre que quiero a mi lado?"

Los ojos me pican mientras la puta frase se repite.

Ha dicho que lo quiere.

Elina quiere al príncipe de Lavinia. A ese usurpador.

—No soy suficiente para la próxima monarca de Damaria.

—¿De qué rayos habla? Págueme.

Reviso los bolsillo y saco la tela hacia afuera.

—Es todo, amigo.

Tomo otra copa y me alejo del lugar, siento como me detienen y luego un golpe que me hace alucinar.

—Egan, levántate, nos vamos.

Reconozco las voces o la voz, entre ellas esta la de mi siervo, otra voz femenina que estoy seguro que lo he escuchado y una tercera voz que la reconocería en todos lados.

Joder, de verdad ya empece a alucinar. 

Ese golpe ha estado muy duro.

—¿Cuánto es? Yo pagare.—Escucho decir a mi siervo.

—Egan...—Me cogen el rostro y mi mirada observa esa capucha, subo las manos a su rostro y acaricio las mejillas rosadas.—Ayúdame a levantarlo, Angelina.

—No, espera..

Me mira confusa y antes de quedarme dormido se lo confieso a la Elina de mi alucinación porque al menos con ella tal vez no sea demasiado tarde...

Tal vez ella si pueda aceptar mi corazón.

Te amo.





Nos leemos.

>>Yiemir.

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