17
Elina:
Caelan...
—¿El príncipe Caelan de Lavinia?—Repito y mamá mantiene su sonrisa.—El mismo Caelan, el hermano del hombre que me falto el respeto en la fiesta de la reina de Arcaría.
La sonrisa se le borra a mamá.
—Tu misma lo has dicho, su hermana.—Niega con la cabeza.—No culpes al príncipe por lo que hizo su hermano, son personas totalmente diferente.
—¿Y lo conoces, mamá?
—He oído hablar de el y me basta con que sea un príncipe, eso es mucho mejor que cualquier noble.
—Pues yo si he oído.—Trago saliva.—Lo que le hizo a la princesa de Arcaría.
—¿No vas a creer eso, no? —Me interrumpe ella con molestia.—Son rumores, querida y aunque asi fuera, solo conocemos la palabra de la reina, no sabemos su versión. También puedo creer que ella lo utilizo como muchos rumores llegaron a mi y no puedo confiar en ella cuando recién ha sido una niña que ha subido al trono...
—Mamá, es la reina de Arcaría.
Alexandra de Arcaría es la reina y le debemos respeto, sin importar que sea "Novata" como mamá la ha descrito muchas veces.
—Por eso dije que podría creer.—Me corrige.—Y evito creerlo, asi como los rumores hacia el primogénito de Lavinia, no dudare de un príncipe y prefiero que si se da la oportunidad, el lo aclare mientras tanto... ya organice un encuentro y el anhelaba conocerte.
No puedo creerlo, mamá esta tan desesperada por salir victoriosa por encima de Egan que no le importen las posibles cosas que hizo el príncipe, además no es solo por mi encuentro con su hermano sino...
Porque Lavinia siempre ha querido poder y eso exactamente vuelva probable que el príncipe si tome mi mano como algo serio.
—Mamá, se que sabes que Lavinia desea pode...
—Y tu deseas convertirte en reina.—Me interrumpe mamá.—No veo el problema, tu le das algo y el te da a ti la corona, seguridad, protección y amor.
Amor...
Ella se inclina a tomarme las manos.—Es la mejor opción que tenemos, querida.—Asegura.—¿Quién si no el?
La imagen fugaz pasa, pero no pienso en ella.
—Si.—Sonrio despacio.—Tienes razón.
(***)
Me sujeto el estomago mientras Angelina me ayuda con uno de los vestido que mamá me mando a confeccionar, ella pasa las manos sobre la tela arrugada con intención de desaparecerlo, el vestido llega hasta cubrir mis pies, es morado bordado de flores del mismo color, pero que resaltan en relieve, los pechos parecen querer escaparse del busto y la cintura esta ligeramente apretada.
—¿Nerviosa?—Me pregunta mi amiga.
Si, hoy conoceré al príncipe.
—El príncipe viene desde su reino a conocerme.—Trago saliva, conozco a su hermano, pero no he tenido interacciones con el.—Según mamá debo verme como la reina que espera tener a su lado.
Angelina deja el vestido y se pone a mi altura.
—¿Cómo me veo?
—La princesa siempre se ve perfecta.—Volteo a verme en el espejo. —Hoy no es la excepción.
Sonrio.
—Aunque tal vez tu rostro debería lucir más feliz de conocer a tu futuro rey.—Comenta y esta vez quita las arrugas del vestido en la parte de atrás.—Creí que tu y el duque..
—No hay nada entre el duque y yo.—Aclaro y las manos de Angelina se detienen, me mira a través del espejo.—Egan me utilizo como yo lo utilice a el, es todo.
—¿Tu lo utilizaste? —Quita las manos de mi vestido.—Elina hace una noche me dijiste que sentias...
—Eso se acabo.—Le interrumpo, mi amiga me observa con sorpresa.—Egan no tuvo otras intenciones más que obtener la corona, todas sus palabras fueron mentiras...
"Coronas, trono. No hay nada más real que esto y esta noche, Elina"
Incluso las de esa noche.
—Y yo voy a hacer lo mismo.
—Elina... —Me mira con tristeza.
Aprieto los labios.—Fui una tonta, lo se.
—¡Hermosa, solo falta algo!—Irrumpe mamá en la habitación y las criadas ingresan detrás de ella, sosteniendo las tiaras puestas encima de unas almohadas de color rojo.
—Hoy es una fecha especial, elige la que más te guste, Elina.—Me dice y eso mismo hago.
(***)
Meto una nueva cuchara de pastel a mi boca y la voz de Angelina me sobresalta.—El carruaje ya llego, junto a su príncipe y la hermana de este.
Genial, ahora debo agradarle no solo al príncipe, sino a la princesa. Doble compromiso para mi.
Me levanto de la silla y ella señala mis labios riendo, me entrega una servilleta con la que me limpio.
—Ven, tu madre te esta buscando.—Me da la espalda para irnos, pero me percato de la mancha de cereza en mi vestido.
—Enseguida voy.—Aseguro.
—Elina...
Echo a correr y busco algo con que limpiar en mi habitación, no salgo hasta que la mancha es casi invisible, y cuando acabo voy hacia el salón.
Escucho las voces y algo me detiene.
¿Si no le gusto? Tengo que gustarle y esta es mi última opción, no puedo decepcionar a mamá y tengo que ganar esto...
Yo...
¡Estoy teniendo un ataque de panico!
En lugar de entrar al salón salgo por el jardín y me llevo una mano al pecho.
—Todo esta bien, todo...—Repito una y otra vez.—Todo estará bien, Elina.
—¿Princesa?
Me giro hacia la voz desconocida y los ojos se me abren al ver al caballero vestido de un típico traje real, pero no es la ropa, es la armadura que lo distingue a los demás y que lleva en los hombros y rodilleras, incluso en las botas, es eso lo que me dice que viene de Lavinia.
Y su atractivo junto al poder que emana...
¡Es el príncipe!
—La vi correr y...—Se acerca a mi con ambas manos levantadas como temiendo de mi reacción.
Dios...
Se acerca a mi.
Que pésimo primer encuentro y todo es mi culpa.
El baja las manos.
—¿Se encuentra bien?
Respiro profundo y espero un minuto.
—Si, estoy bien.
—Bien...—Se detiene.—Entonces ¿Puedo?—Pregunta y lo observo confundida.
El príncipe se quita el guante oscuro de la mano derecha y acerca esa mano a mi rostro, el pulgar hace presión sobre la esquina de mis labios y mi corazón se acelera, cuando lo retira me muero de la vergüenza.
Sobando los dedos se deshace de la crema del pastel de cerezas y me llevo la mano a la boca.
—Que descuidada.—Bajo la cabeza ocultándome, pero..
La tiara se me cae.
Solo paso vergüenzas y justamente hoy.
Me agacho a recogerla y el también lo hace, sus mano sin el guante toca mi piel y me hace levantar la mirada.
—Permítame, princesa.—Me pide y me incorporo al mismo tiempo que el.
Caelan de Lavinia sujeta la tiara con ambas manos y la acerca a mi, se pone en frente y bajo un poco la cabeza mientras el príncipe me coloca la tiara.
—¿Cómo sabe...
—Con corona o no con solo verla ya representa quien es.
Llevo la mano sobre la tiara cuando acaba.—Gracias.
El me da espacio, mi mirada baja a la mano desnuda a la que vuelve a colocar el guante.
—Princesa.—Me pide la mano y se la doy.
Baja la cabeza y besa mis nudillos.—Caelan de Lavinia.—Se presenta.—Es un gusto conocerla, Elina.
Tal vez es demasiado pronto para decir que este hombre a primera impresión, caballeroso y gentil, atractivo y respetuoso puede ser mi rey...
Pero la idea no me desagrada, en realidad me gusta.
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