16

Elina:

Me meto entre las sabanas y Angelina siente mi peso, se va a ir, pero la detengo del brazo.

—¿Qué?—Se ríe.

—Tal vez me guste Egan.

—Eso es obvio, es el duque y si no no cogerías con el.

Le pellizco.

—Tal vez me guste mucho, Egan.

Sus ojos se abren mucho.

Oh... mierda.

Me cubro la cara.—Si, mierda.



(***)



Egan no aparece por la mañana lo cual me parece extraño y a la vez agradezco ya que mamá irrumpe en mi habitación.

—Cámbiate.—Me pide.—Desayunaremos fuera.

Alzo las cejas.—¿Fuera te refieres?

—Necesitas un vestido nuevo y no me hagas repetirlo.

—¿Y la modista por qué no...?

—Iremos a otra modista, Elina.—Aclara.—Es una ocasión especial y necesitas una tela de calidad, no como las que se rompen con facilidad en el jardín.

Aprieto los labios con lo último.

Pero... ¿Ocasión especial?

—Solo cámbiate y nos vamos, ahora.





(***)



—No te muevas tanto, Elina.—Me regaña mamá mientras toman mis medidas.—Deja que termine su trabajo.

La tela es más gruesa que de mis otros vestidos y según escuche de mamá la mujer que nos atiende ya ha hecho vestidos a otros miembros de la realeza.

—¿Me dirás cual es el evento, mamá?

—Despues, cariño.—Me ignora y sigue hablando chismes de reyes con la mujer y empiezo a creer que esa es la razón por la que me pidió venir directamente aqui.

 Pasan de hablar de los mitos que rodean al reino de Beltza a lo sucedido en el reino de Obsidiana, sobre todo en su reina y como proclamo a su lacayo un conde, el mismo con el que comparte una relacion. 

Miro a Angelina, quien permanece en una esquina y niego. Permanezco quieta unos minutos más hasta que puedo salir y la mujer se encarga de coser el vestido, siguen hablando de chisme y carraspeo llamando su atención.

—¿Angelina y yo podemos ir a dar una vuelta por la plaza?

—Ten cuidado.—Puedo jurar que ni me ha escuchado por seguir hablando ahora del reino de Arcelia.

Encojo los hombros y miro a Angelina, tiro de ella despues de tomar mi túnica y ambas salimos de la casa de la modista.

—Cuando la reina se de cuenta de lo que hizo...

—Ella me dio el permiso ¿No?

Angelina se ríe, me cubro con la capucha y ambas empezamos a recorrer el pueblo.



(***)




Paso la tarde recorriendo las calles con Angelina, elijo algunas cosas que veo en puestos ambulantes e ingresamos a tiendas de ropa, elijo algunas prendas con flores y terminamos en la tienda de pasteles.

Angelina se encarga de pedir algunos de fresa para mi y cuando salimos reconozco la figura que pasa cruzando la calle.

No lo digo yo, lo dice Angelina.—¿El duque?

Aprieto los labios y me vuelvo hacia ella.

—No.

—Si.

Echo a correr.

—¡Elina!—Me llama y enseguida se calla.—¡No más de 20 minutos y te espero aqui!

Levanto mi mano afirmando y acabo siguiendo a Egan por las calles, hasta que reconozco la ruta, pero cuando voy a acercarme a el para sorprenderlo, ya ha ingresado al burdel.

Suspiro y me coloco bien la capucha, esto me recuerda a la noche en la que lo seguí, niego quitándome los pensamientos e ingreso al burdel.

Hay poca gente a estas horas y como no si la diversión empieza pasado las 12, camino cuidando mis pasos y me detengo al ver a Egan junto a Jakell en el sillón rojo, el se sienta en frente y le ofrecen una copa de vino la cual acepta, una meretriz de cabello ondeado descansa el trasero sobre las piernas de Jakell y algo me hinca el estomago pensando que traerán a alguien para Egan, pero al final no viene nadie.

—Ya no te paseas por aqui, futuro rey, mis niñas y hasta yo te echamos de menos.

—Nos hacia falta, mi lord.—Ronronea la mujer que Jakell trae en sus piernas.

Egan se lleva la copa a los labios y yo me quito la capucha.

—Estoy aqui ahora ¿No? 

—No como antes ¿La princesa te ha tenido muy ocupado?

Egan prefiere ignorar el comentario, pero Jakell esta decidido a seguir.

—Hermano, no te estarás enamorando.

El duque se echa a reír y la burla forma un nudo en mi garganta.

—¿Tu también? Ven idioteces donde no las hay.

Idioteces...

—Si ya somos más de uno lo que te lo han dicho algo debe haber.

El vuelve a beber y también vuelve a reír, ignoro la presión en mi estomago.

—No hay nada más que mi deseo de tener lo que me pertenece.—Pronuncia sin que le tiemble la voz.—Hare lo que sea y esa corona ya es mía.

—Verte desnudo y solo en mi puta oficina despues de que la princesa te abandonara me lo dejo claro ¿O no, chicas? 

Las risas de ese hombre crecen y la mujer se le une, trago saliva y siento una mirada sobre mi, al girarme se trata de una meretriz y no cualquiera, sino la mujer que tocaba a  Egan esa noche.

Niego, pero ella ya me ha tomado del brazo y sacado frente a Egan y su amigo.

—Tenemos una intrusa.

Los dos pares de ojos me observan con asombro e intento apartar la mano, el rostro de Egan cambia y se dirige a la meretriz cuando nota que me esta haciendo daño.

—Suéltala.

—¿Mi lord?

—Estas tocando a una princesa, alguien por encima de ti.—Le espeta.—Ahora suéltala.

Los dedos de la mujer se me resbalan del brazo, pero ni siquiera le doy mi atención cuando baja la cabeza disculpándose, ella se retira y también el amigo de Egan, llevándose a la mujer que tiene al lado, pronto nuestro sitio queda en silencio.

—Elina.

Intenta tocarme y por inercia me alejo de el, ahora mismo lo ultimo que deseo es sentir sus manos.

La mano de Egan se cierra y la baja.

—No tenias porque haber venido...

—No opino lo mismo.—Mis manos se cierran.

—¿Cuánto has oído?

—Lo suficiente.

No sabe que decir o no encuentra las palabras.

—Elina, yo..

—Basta.—Lo callo .—¿Qué vas a decir?—Le pregunto y se queda helado.— ¿Es que acaso tienes algo que decir?

Sus labios se cierran, no quiero escuchar nada porque solo saldrán mentiras, diga lo que diga será lo mismo porque la única verdad que puede llegar a decir es cuando yo no estoy.

El duque sigue callado y doy por terminado esto, mejor asi.

Egan no piensa lo mismo.

—Si tan poco te importan mis palabras, entonces tampoco querrás que me disculpe.

Me detengo y escucho sus pasos detrás de mi.

—Tus disculpas no valen nada, Egan. 

—Mírame.

No lo hago y me rodea poniéndose en frente, sus ojos buscan los míos, pero no llorare ni me vere débil, no voy a demostrarle que tiene el poder de afectarme.

No será asi.

—No me gusta esa mirada.

—¿Y que mirada esperabas?—Le respondo confundida.—¿Tristeza, dolor? ¿Esperabas qué me ponga a llorar?

Los ojos se le abren mucho.

—He tenido dolores más grandes como el de perder a mi padre para sentirme mal por ver el verdadero rostro del duque, un rostro que ya conocía y no me ha sorprendido para nada...

—Deja de hacerte la fuerte conmigo, si escuchaste todo lo que dije...

—Dije que no quiero explicaciones. —Le interrumpo.—Querías exactamente lo que yo pensaba, usarme, distraerme para no comprometerme y asi quedarte con mi corona.—Suelto las palabras y lo veo tragar como si le costara.—Tu queria eso, yo queria coger, estamos a mano.

Su ceño se frunce, intento irme, pero me sujeta de la cintura. 

—Si tanto sabias... ¿Esperas que crea que aun asi me dejaste usarte?

—¿Te saltaste mi última palabra? Yo también te use, Egan.

El sonríe.—No quieres perder conmigo ¿Es eso?

—Yo no fui quien perdió, Egan.

La sonrisa confiada se le borra.

—Ha sido divertido coger contigo, pero es hora que me enfoque en lo que verdaderamente es importante para mi.—Hablo claro.

Sus palabras solo me han abierto los ojos, siguen repitiéndose y me recuerdan porque no debo dejarme llevar al estar con el, y si, tiene razón, me estoy haciendo la fuerte porque aunque lo niegue por dentro ,estoy dolida, pero también me alegra haberlas oído, asi puedo terminar esto y enfocarme solo en una cosa.

La corona.

—Yo seré la reina de Damaria y el trono será mío.

—¿Ahora esto se trata de quitarme la corona?

—Siempre se trato de eso, duque.

Se queda en blanco.

—Lamento informarte que tus tretas para quitarme la corona no funcionaron y que te quedarás siendo un duque viendo como yo gobierno al lado del hombre que elegí como mi esposo y mi rey.

Se le tensan los músculos.

—Si ya terminaste puedes irte.—Aprieta los dientes.

—Suéltame entonces.

Su brazo esta muy aferrado a mi cintura, al oírme sigue igual, lo veo pasar saliva y apartar la mirada, me suelta finalmente y lo hace con brusquedad, retrocedo y termino rodeándolo para irme acabando con esto.

Lo que sea que fuera para el y con el estúpido cuento de hadas que empezaba a crearme yo sola.

No llores, Elina.—Reprimo mis lagrimas.—No vale la pena, no lo vale.





(***)






Regresamos en silencio en el carruaje o al menos mi mente lo esta, porque mamá no deja de hablar sobre los vestidos y mi cabeza es un caos.

—¿Ya me vas a decir el misterio?—Le suelto y mamá me observa.—Dijiste que me lo dirías mas tarde y ya estamos volviendo.

Angelina permanece en silencio a mi lado.

Mamá suspira.—Queria que sea una sorpresa...

—Mamá...

—Ya hay una pareja para ti.—Sonríe y los ojos se me abren.—No es un "Pretendiente" es el hombre con el que te casaras.

Siento la mirada de mi mejor amiga sobre mi.

—¿Quién es?—Pregunto confundida.

—El príncipe Caelan .—Me responde con la misma emoción.—Te casaras con el príncipe Caelan de Lavinia, mi querida hija.




¿Recuerdan a Caelan? Vino a seguir jodiendo xD

¿Y a ganarse el corazón de Elina tal vez?

Nos leemos.

>>Yiemir.

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