VII

VII. ¿Se puede?

El despacho se encontraba en total silencio, el único sonido que podía percibirse era el de una black card dando golpecillos en el escritorio al alinear a la perfección un polvillo blanco que se perdía en en el color del mismo. Shawn inhaló profundamente y con rapidez todo la línea que había trazado, soltando un apenas audible suspiro.

- Como le decía, señor, la señorita Hale... -habló Matías después de que Shawn terminara su actividad recreativa.

- Espera, espera, espera, -interrumpió el de orbez miel con desdén-, es demasiado temprano para que empieces a molestarme con asuntos tediosos -Matías rió- ¿Quieres una línea? Para empezar bien el día, digo.

- No creo que sea una buena opción que su guardaespaldas se encuentre en estado inconveniente mientras está en horarios de trabajo, así que por esta ocasión, me limitaré a agradecerle su invitación -Shawn rodó los ojos.

- Como quieras Matías, tú te lo pierdes -el rizado, sentado enfrente de su escritorio blanco, formó otra línea de cocaína y por segunda ocasión en el día inhaló fuertemente y con audacia- ¿Ves lo que me obligas a hacer? Esta línea era para ti, pero en estos tiempos no podemos darnos el lujo de desperdiciar.

Shawn se paró y se dirigió a el gran ventanal con el que contaba su oficina.

- La señorita Hale, me ha pedido que le avisase que lo espera con ansias en el jardín, pero claro, si usted me da la orden, yo mismo la saco inmediatamente.

- Es lo que más me gustaría Matías, pero desafortunadamente soy un caballero y aunque no lo desee, me veo obligado a ir -contestó el rizado mientras se miraba en el espejo.

Se cercioró de no haber dejado rastro alguno de droga sobre su escritorio y procedió a salir de su despacho con Matías detrás de él.


- Le recuerdo -comentó Matías-, que dentro de un mes será su aniversario con la señorita.

Shawn soltó una carcajada al oír semejante cosa.

- ¿Aniversario? -dijo con incredulidad-, esto ni siquiera es algo, no se puede tener una relación con alguien a quién sólo ves cuando quieres diversión.

Shawn la recordó, admirando su belleza; si bien no tenía ningún sentimiento hacia aquella dama, debía admitir que le causaba un gran placer.

Matías sonrió mientras palpaba de manera amigable el hombro de Shawn. Aunque Matías trabajaba para Mendes, siempre habían tenido una relación muy cercana, sin embargo, mantenía su profesionalismo en todo momento.

- Dígaselo a ella, a mí no me tiene por qué dar explicaciones, señor, pero me parece que con un embarazo no se lo tomará nada bien.

El semblante de Mendes cambió por completo, pues la mera idea de tener hijos le repugnaba - Ese ya no será más un problema, tenlo por seguro.

Al llegar al jardín el joven empresario buscó con la mirada a Rachelle y cuando por fin la encontró se encaminó hacia ella con una gran sonrisa fingida.

- ¿Lista? -expresó Shawn con falsa emoción.

- A decir verdad, estoy muy nerviosa -dijo la rubia mientras se aferraba al brazo de su amado.

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Al llegar a la clínica, Shawn simuló tener un fuerte dolor de cabeza y así lograr zafarse de Rachelle.

- ¿Quieres que vaya a la farmacia por unas pastillas? -se ofreció preocupada la de ojos azules.

- Te lo agradecería bastante, te mereces el cielo -respondió el rizado mientras le regalaba una suave caricia a la mejilla de Hale.

La rubia se apresuró, pues no quería que su amado siguiera con ese malestar y Shawn agradeció a los Dioses que Rachelle fuera tan ingenua.

Al asegurarse de que la chica se encontraba ya lejos, el castaño decidió ir rápido al consultorio de el doctor Louis T.

Ni siquiera se tomó la molestia de tocar la puerta, simplemente la abrió y se encontró con una joven muy bien agraciada, la cual estaba recostada con la panza descubierta a la espera del doctor.

- ¿Se puede? -preguntó Shawn con una sonrisa mientras se sentaba en el escritorio de Tomlinson y le guiñaba un ojo a la joven.

Sin duda alguna, Shawn Mendes aprovechaba todas las oportunidades que se le presentaban.

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