Capitulo 6
Reb miró horrorizada la escena frente a ella, su mirada mareada se intercalaba entre el cadáver y el asesino que en cámara lenta iba subiendo el arma en dirección a ella.
¿Cámara lenta? Imposible. Probablemente Rebeca estaba a punto de tener un ataque de pánico puesto que sus oídos retumbaban en un pitido que era acompañado por el golpe en su pecho debido a su palpitar frenético. Sus manos estaban gélidas y su cuerpo se encontraba congelado, generalmente ella hubiera reaccionado tratando de huir de escena lo antes posible ya que su principal respuesta al peligro siempre fui huir, pero estaba clavada al piso mientras su ser temblaba como una hoja en el viento.
Estaba demasiado asustada.
—A un lado.
Una mano gélida se posó en su cintura, estirandola para que la misma se metiera en uno de los pasillos siendo rozadas a la par por unas balas que salieron disparadas por parte del asesino que estaba frente a ella. La joven no tuvo tiempo de reaccionar mucho más cuando luego de dejarla a salvo, Mikey se había expuesto en el pasillo bajando su cuerpo al quedarse apoyado en una de sus rodillas contra el suelo para sorprender al atacante logrando así que las balas pasarán por encima de él y asi dándole tiempo para que pudiera contraatacar acertando dos disparos que impactaron tanto en el pecho del contrario y otro llegando en su frente. El sonido sordo de los disparos y el cuerpo del asesino cayendo en peso muerto contra el piso se escuchó en aquel lugar, generando que Rebeca cayera sobre su retaguardia en el suelo cuando sus piernas ya no tuvieron fuerzas para sostenerla.
Unos cuantos disparos más se escucharon a lo lejos haciendo que Mikey se volviera a mover con rapidez pero está vez dirigiendose hacia ella para tomarla del brazo y hacer que la misma se levantara con cierta brusquedad.
—¿Q-qué pasa? ¿Quién era ese? —preguntó Reb sintiendo que el nudo en su garganta la dejaba respirar cada vez menos y que su voz luchaba por no salir temblorosamente evidenciando su latente miedo—. Iba a... Morir.
—Pero no lo hiciste, así que muévete o tendré que dejarte aquí —expresó el hombre con una expresión neutra mientras aún sostenía el brazo de la joven haciendo que la misma avanzara torpemente por el pasillo contrario junto a él.
—Espera, ¿Dónde iremos? ¿Qué haremos? —preguntó Reb agitada, siguiendo al chico como podía. Este no respondió mas y solo caminó a paso apurado mientras sostenía firmemente el brazo de la castaña sin darse cuenta de que su presión llegaba al punto de que lastimaba a la muchacha haciendo que está soltara leves quejidos a lo bajo mientras andaban.
La joven, aunque sentía el dolor en su muñeca debido a la sorprendente fuerza del contrario, no quiso soltar queja alguna por eso. Ya estaban en una situación tensa, sumado al hecho de que él era el líder de una mafia; era mejor no tentar a su suerte. Además de que él, la estaba ayudando a sobrevivir cosa que no podría hacer por cuenta propia.
Mikey tenía la intención de llevar a la castaña hasta un sector especial que tenían preparado para este tipo de cosas, siendo una habitación secreta donde la pondría a salvo de este incidente de paso estando ahí, se reposicionaria viendo las cámaras y emitiendo un aviso para sus demás hombres queriendo así tener las menores bajas posibles. No sabía quién se había atrevido a atacar, pero se encargaría de poner todo en orden apenas pudiera.
Sus pensamientos fueron frenados al oir un suave eco de pasos que resonó a la vuelta de un pasillo a una distancia de quince metros de ellos. Su andar frenó en seco ante la idea de que en segundos se encontraría con los posibles intrusos, por lo que rápidamente estiró de nuevo a Rebeca intercambiando el agarre de muñeca por su cintura. La pegó a él para después girar levemente su cuerpo lo suficiente como para hacerla quedar a un costado, en otro pasillo, fuera del alcance de posibles ataques. Usó la pared como escudo esperando a que alguien saliera a la vista pero solo se escuchaba un sordo silencio en aquella zona más allá de los disparos y disturbios que suenan a lo lejos de las posibles peleas de sus hombres contra los otros intrusos.
Reb estaba con el corazón que él salía del pecho, no estaba procesando aún del todo debido a la alta adrenalina de su cuerpo. Solo podía llegar a captar que a la vuelta del pasillo del que se encontraban caminando había más enemigos y que Mikey hizo un movimiento rápido para evitar toparse con ellos de golpe y que estos pudieran dispararles. Pero en realidad Mikey solo se aseguró de que Reb no resultara herida de un posible nuevo tiroteo, después de todo no sería demasiado complicado para él esquivar algunas balas.
Los segundos pasaban pero aún no había señales de que alguien saldría por aquel pasillo.
—Dame uno de tus tacones.
La castaña quedó algo perpleja por su pedido pero ante la gélida mirada y la áspera voz del albino en un pedido demandante no le dieron de otra que obedecer torpemente quitándose uno de sus tacones para dárselos al contrario. Este rápidamente lo lanzó en el pasillo sin contar que al mismo tiempo una figura masculina lanzaría algo similar tomando desprevenidos a ambos.
Los dos alzaron sus armas con rapidez pero por acto de reflejo pudieron identificarse a tiempo al momento de disparar haciendo que la bala se desvíe lo suficiente como para no alcanzar su objetivo.
—¿Draken?
Ambos tenían una expresión perpleja después de que las balas pasara a un lado de la cabeza de ambos, pero su sorpresa no se debía a que estuvieron a punto de morir por la mano del otro, sino mas bien era porque los dos no se esperaban ver al otro en aquel lugar.
—Mierda, Mikey. Casi te vuelo la cabeza —expresó Draken reincorporándose.
—Tengo suerte de que tienes mala puntería —respondió Mikey rompiendo su seriedad para mostrar una leve sonrisa. Cuando Reb notó que no había peligro salió tímidamente del pasillo para quedarse detrás de Mikey mirando por encima de su hombro a aquel hombre que era tan pegajoso con Mavis.
—Ah, cierra el pico —bufó Draken con una sonrisa burlesca—. Un ciego podría estar más cerca de acertar que tú con ese disparo.
—¿En serio están bromeando ahora? Eso fue peligroso.
Una voz femenina, algo irritada, se escuchó del lado del pasillo de donde Draken había salido, dando después acto de presencia Mavis quien estaba pronto al lado de Draken cuando escuchó que se trataba de Mikey. Rebeca sonrió algo aliviada al ver a la rubia a salvo, ciertamente en aquella situación no pudo pensar en si estaría bien o no, pero se alegraba de saber que Mavis estaba bien al fin y al cabo. Su mirada se fijó en los pies de la rubia notando que a ella le faltaba un tacón, para luego bajar su vista hasta sus propios pies estando en la misma condición que la rubia.
Al parecer ambos chicos pidieron los tacones de aquellas chicas para usarlo como carnada para el otro.
Ante el nerviosismo florenciendo en su cuerpo, Reb no pudo hacer más que reír ligeramente divertida por aquella acción haciendo que Mikey girara su mirada para observarla.
—Al parecer los dos tuvieron la misma idea —expresó la castaña con cierta diversión haciendo que Mikey volviera a mirar hacia el frente pero está vez mirando los dos tacones tirados en medio del pasillo; uno rojo y uno blanco.
—¡Reb! —expresó Mavis quien avanzó saliendo de dónde se encontraba para ir hacia la castaña que al notar que la rubia se dirigía hacia ella, avanzó en respuesta para que pudiera alcanzarla.
Apenas estuvieron cerca Mavis la tomó de los hombros y le dió un medio abrazo en señal de que se alegraba de que estuviera bien. Pronto alzó su mirada hacia él albino que miraba la escena en silencio.
—Gracias por ayudarla, Mikey.
Mikey no dijo nada en respuesta, solo se dirigió hacia Draken con el cual comenzó a discutir algo brevemente.
—¿Tienes idea de quién hace esto? —preguntó él albino a su amigo quien lo miró con seriedad y cierta molestia; al parecer Mikey entendió ese gesto—. No hace falta decirlo, ¿Eh?
—Hay que hacer algo pronto, pero primero hay que llevar a Mavis y a la otra en un lugar seguro —añadió Draken mirando hacía uno de los pasillos, atento a cualquier movimiento lejano. Los sonidos de disparos se hacian más intensos, así como los signos de peleas en todos lados.
—Conozco donde queda, iré con Rebmi y nos pondremos a salvo. Ustedes hagan lo que deban hacer —dijo la rubia con cierta seguridad mientras sostenía a la castaña que miraba a ambos lados esperando a saber que pasaría a continuación.
—No te dejaré ir sola, es peligroso —respondió Draken con rapidez mirando con molestia a la rubia que no parecía inmutada ante su molestia, en tanto Mikey aún mantenía su expresión frívola.
—Podré llegar bien —contestó la rubia.
—No está en discusión.
—No es momento para sus discusiones de pareja —habló Mikey con cierto fastidio en su voz mientras se acercaba hacia ambas féminas. Éste al llegar a ellas, le entrega la pistola que llevaba a la rubia—. Tengo entendido que sabes cómo defenderte y si sabes el camino, ahorrarías trabajo si emites la señal de alarma para que los otros miembros lleguen hasta aquí. Draken y yo tenemos otras cosas que hacer.
—De acuerdo —respondió Mavis. De fondo se escuchó un suspiro frustrado que muy probablemente era de Draken.
Por un momento, Mikey dirigió su impasible mirada hacia la castaña quien se sintió rígida al tener su atención por unos segundos. Ya que poco después él simplemente se giró sin decir más para ir hacia Draken el cual ya tenía preparada otra pistola para él, listos para irse.
—Estaremos bien, Reb. No pongas una expresión tan seria—dijo Mavis dirigiéndose a la castaña quien no había notado que puso una expresión tensa al ver como él albino se alejaba. Después de todo, debía admitir que se sentía más segura estando con él.
(...)
Reb y Mavis estuvieron corriendo por los pasillos, teniendo cuidado cada vez que iban a pasar por los pasillos o si escuchaban que había gente a su alrededor. Por suerte hasta el momento habían podido evadir a los intrusos sin la necesidad de pelear ya que lo mejor para ellas siempre sería evitar el enfrentamiento. Las dos se habían quitado los tacones para que fuera más fácil movilizarse por lo que no tardaron en llegar a dónde estaría la habitación donde les permitiría estar lejos de aquella disputa.
—Estamos cerca —expresó Mavis con cierta agitación debido a que estuvieron corriendo por aquella gran mansión. Mavis era la que llevaba el arma ya que Reb no tenía ni la más mínima idea de como se podía usar, más bien, ni siquiera sabía que podría acertar un disparo ni aunque su objetivo estuviera frente a sus narices.
Pero no contaron que a la vuelta de uno de los pasillos que se atravesaba a su destino, un hombre desconocido saldría repentinamente tomando de sorpresa a ambas jóvenes. La cara de Rebeca casi se deformó del miedo al no saber que hacer o siquiera si esa persona era aliada o enemiga ya que ciertamente no conocía a nadie. Aunque no contó con que Mavis reaccionaria rápidamente propinando un golpe certero en la nariz del sujeto utilizando la empuñadura de la pistola y aprovechando su aturdimiento la joven empuñó el arma rápidamente para descargar dos proyectiles contra él sujeto que terminó por caer muerto al piso, dejando atonita a la castaña.
—Increible —soltó Reb casi en un suspiro sorprendida ante la rápida reacción que había tenido la contraria.
—Gracias —respondió la rubia tomando de la mano a la castaña—. Vamos, estamos cerca de salir de aquí.
Y sin perder más tiempo ambas jóvenes ingresaron a aquella habitación con prisa, siendo Mavis quien cerraría la puerta con seguro. Reb miró la habitación con cierta confusión, notando que era bastante común y sin nada fuera de lo normal.
—Sígueme —habló Mavis avanzando por la habitación hacia donde había una especie de chimenea.
Ahí Mavis metió su mano por el interior de la misma tocando un mecanismo que haría que el interior de la chimenea se abriera, dándole a entender que el muro de concreto que había en el interior de la chimenea era ni más ni menos que una puerta secreta. La primera en adentrarse fue la rubia siendo seguida por la castaña que al oir los disparos a lo lejos no quiso perder tiempo.
—Vaya, pensé que esto solo se daba en las películas —dijo la castaña viendo perpleja el lugar.
Ella admiró que en una de las paredes estaba repleta de armas junto con una mesa con distinto tipo de municiones, mapas de la mansión, de los alrededores y entre otras cosas. Miró que Mavis se acercaba hacia algo parecido a un aparato monitor donde había varias pantallas mostrando las imágenes de las cámaras de seguridad que había en todos lados, Rebeca observó como en cada imagen había distintos tipos de situaciones.
Desde cadáveres regados en el piso, hombres peleando a puño limpio entre sí y otros haciendo una balacera hasta que alguno impacte a alguien. Sin darse cuenta, Reb se encontraba buscando a Mikey y a Draken en las imágenes lo cual no tardó en encontrar puesto que ambos se encontraban avanzando por los lugares mientras se hacían pasó, acabando con cada uno de los adversarios que se le atravesarán al frente.
A pesar de que aquel albino era un completo desconocido para la castaña, por algún motivo, asegurarse de que estuviera bien le había generado un gran alivio que no supo explicar. Un alivio aún mayor de cuando entró en aquella habitación secreta.
—Listo —dijo Mavis después de apretar ciertas teclas de la computadora que se encontraba en el lugar—. Ya di aviso a otros miembros de la situación así que el apoyo no tardará en llegar.
Mavis miró la pantalla en dirección a dónde Rebeca se encontraba mirando con tanta atención.
—Aunque bueno, no sé que tan necesario sea, después de todo pareciera que con ellos solos sería suficiente para hacerse cargo de todos los intrusos —expresó Mavis con cansancio.
—¿Ahora qué haremos? —preguntó Rebeca a la rubia que se encontraba pensativa.
—Ayudamos más quedándonos aquí, pronto las cosas se calmarán —respondió la rubia colocando una de sus manos en el hombro de la fémina—. Además, aquí estamos a salvo.
—Pero... ¿Ellos?..
—No te preocupes, Mikey y Draken solucionaran todo —respondió ella antes de que ambas dirigieran sus miradas hacia la pantalla donde se mostraba a ambos muchachos—. Ellos volverán por nosotras.
Rebeca dejó escapar su nerviosismo en un leve suspiro al no quedarle de otra que quedarse parada en medio de aquella fría habitación mientras que miraba como Mikey y su compañero se batían en combate con otra gente, rezando en su interior para que lo que dijo aquella rubia sea cierto y que aquel albino volviera hacia ella nuevamente.
Porque aunque no sabía explicar con razones, su corazón rogaba para que esa persona esté a salvo.
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