Capitulo 5

La rubia se encontraba acomodándose el pendiente en su oreja mientras se miraba con indiferencia en el espejo, estaba un poco estresada por lo que había tardado en lidiar con todo el evento y de quien había robado la mayor parte de su tiempo; Draken.

Apenas este tuvo la oportunidad, la llevó lejos del evento y la encerró en una habitación de la mansión en dónde ambos habían tenido relaciones. Le prometió a Rebmi que iría con ella a penas arreglara todo el asunto de la fiesta pero cuando se le atravesó el segundo líder, no pudo negarse debido a que ambos habían estado separados un tiempo considerable y rechazar su pedido esta vez quizás podría hacer que perdiera ciertos favores por su parte; aunque Draken parecía demasiado interesado en ella como para quitarle su apoyo, Mavis no quería arriesgarse a perderlo.

Después de todo no hay nada mejor que ser la favorita de los líderes.

Sintió unos fuertes brazos rodearle la cintura mientras ella seguía acomodando los últimos detalles de su vestimenta y viendo en el reflejo observó que Draken la abrazaba por detrás mientras besaba reiteradamente su hombro y cuello, pegando su espalda a su torso transmitiendole a la rubia un sentimiento de posesión por su parte, pero Mavis siguió con lo suyo sin darle demasiada importancia a aquel sentimiento.

Draken parecía estar entregado a ella, pero a los ojos de la rubia no era más que un capricho para él que podría acabar en algún momento. Es por eso que ella trataba de mantener una relación meramente convencional aunque no le costaba nada fingir cariño hacia él ya que el contrario odiaba que lo tratara como a un cliente cualquiera.

Cuando terminó de arreglarse ella giró levemente para quedar frente a él y sonreírle sutilmente por primera vez desde que la abrazó.

—Me retiraré, Draken. Hay algunas cosas que debo hacer aún —dijo la rubia dirigiendo su palma hasta su mejilla para acariciarlo sutilmente en un gesto de cariño.

—Que se vayan a la mierda con ese evento, quédate. Nadie dirá nada por ello, lo sabes —contestó este cerrando sus ojos disfrutando del suave tacto de la contraria—. Pasemos toda la noche juntos.

—Si fuera por ustedes, entonces no tendría problemas en quedarme. Pero se trata de algo más personal —confesó la rubia mirando de reojo un reloj colgante que se encontraba en la habitación captando que ya eran pasadas las cuatro de la mañana y que debía volver con Rebmi para ayudarla a solucionar su problema—. Pero necesito ir, lo siento. En otra ocasión pasaremos más tiempo juntos.

Dicho eso, la rubia fue hacia una mesita de noche en la que se encontraba su bolso dispuesta a irse en busca de la castaña que con suerte seguiría esperándola en dónde la dejó, pero la voz de Draken la detuvo nuevamente.

—Espera, iré contigo de camino.

(...)

La castaña trató de frenar su paso usando sus piernas, pero le fue imposible contrarrestar la bestial fuerza del albino que la lanzó bruscamente contra la cama en la que él se encontraba sentado cuando ella llegó. Ella al caer, giró rápidamente tratando de recomponerse para poder escapar pero el cuerpo del líder de Bonten cayó sobre ella tomando las manos de ella que quisieron oponerse a él y las presionó fuertemente contra la cama inmovilizandola en el acto mientras que este se colocaba entre sus piernas para que la misma tampoco pudiera usar sus piernas para ningún motivo.

—¿Acaso no entendiste con la última advertencia que te di la última vez? —dijo el contrario quien tenía una voz grave debido a la molestia que sentía, mirando sobriamente a la mujer que yacía acostada en su cama sin poder moverse gracias a él—. Parece que quieres morir.

Reb quedó helada por la ansiedad en ese momento puesto que estaba totalmente sometida por el firme agarre del mayor que no le dejaba ni una pizca de probabilidad para escapar. Su respiración era algo pesada haciendo que su pecho subiera y bajara con algo de constancia debido a sus nervios. Abrió sus labios tratando de formular alguna palabra, pero le era complicado. Aquel sujeto causaba un fuerte efecto en ella que no sabía cómo explicar.

—Te había dicho que no quiero verte cerca de mi de nuevo, maldita prostituta —comentó con irritación presionando más las muñecas de Reb hasta el punto de generarle dolor y hacer que la misma soltara un quejido por lo mismo. El albino recorrió con la vista a la castaña, está vez con un poco más de atención—. Quizás Hanma tiene razón y solo debería follarte esta vez, darte un buen dinero para que luego dejes de molestar. ¿Es así?

Ciertamente esa noche Rebmi se veía bastante guapa, siempre lo era pero por situaciones anteriores, antes de que Rebeca estuviera en su cuerpo, nunca se pudo apreciar verdaderamente todo su potencial gracias a los problemas de alcoholismo que tenía la castaña. Pero al verla de aquella manera, Mikey pensó que daba igual si se acostaba con ella en esta ocasión; después de todo ella siempre lo buscó de esa forma y a él le pareció lo suficientemente atractiva en ese instante como para tener ganas de acostarse con ella.

—L-Lo siento, no fue mi intención irrumpir en su habitación —dijo la castaña que decidió hablar al escuchar que el albino mencionó que iba a tener relaciones con ella. Y presa del pánico, tenía que hacer algo para tratar de salvarse de esa situación. Sí, Rebmi era una prostituta de club que seguramente se acostó con una infinidad de hombres pero ella era Rebeca y sinceramente nunca había tenido relaciones antes con un hombre y mucho menos lo haría con alguien quien no conocía y para rematar le daba miedo; todo eso no era para ella.— Me iré de inmediato y ya no volveré a aparecer frente a ti de nuevo. De hecho, ¡Voy a renunciar! Sí, lo haré. Lo prometo. ¡No verás mi cara de nuevo!

—¿Piensas que es tan fácil salir de esto?

La castaña tragó seco ante sus palabras frívolas, mostrando total dominio y autoridad en las mismas que a ella le sacaban cualquier deseo de contradecirlo.

Este, sin esperar algún permiso unió las manos de Reb sobre su cabeza, usando solo una de sus manos para mantenerla cautiva y así para que la misma no pudiera moverse, ya que después de todo, Mikey no quería que ella lo tocara. Solo iba a tener relaciones con ella para desestresarse un poco y después la mandaría lejos para que no lo moleste.

Una vez tuvo una mano liberada, lo dirigió hacia el borde del vestido de la castaña y comenzó a levantarlo en una caricia que recorrió todo su suave muslo hasta casi llegar al borde de sus glúteos, eso mientras que este dirigió su rostro al cuello de la fémina el cual comenzó a besar de forma húmeda haciendo que el rostro de la castaña se tiñiera de un color carmesí por la vergüenza, pero así también estaba llena de ansiedad. Una ansiedad que iba formando un nudo en su estómago y que había acelerado aún más su respiración.

—P-Por favor, señor. Perdóneme, me iré enseguida, ahora. Yo no llegué aquí por esas intenciones —dijo la joven con nerviosismo.

—Cállate —murmulló el albino siguiendo un camino de besos que se dirigía hacia el escote de la castaña mientras que su áspera y cálida mano que acariciaba su muslo fue un poco más hacia arriba encontrándose con la tira de la ropa interior de la joven, el cual tomó para ir jugando con el mismo en forma de estirones.

Debía de admitir que Reb comenzaba a sentir algo de excitación por la forma en la que Mikey la trataba, pues muy lejos de lo que se imaginó, este la manejaba con calma y no como si fuera un pedazo de carne el cual iba a coger y ya, sino más bien se tomaba su tiempo de besar su piel, acariciarla y robarle pequeño suspiros en el proceso.

¿Debía seguir? ¿Tenía que gritar pero ayudar? Pero... No le estaba haciendo algo que no le gustara, porque aunque no quisiera admitirlo, le estaba gustando lo que él le hacía.

¿Estaba bien si lo hacía con él ahora?

¿Su primera vez?

"Primera vez"

Un recuerdo borroso llegó a la mente de Reb repentinamente el cual la llevó nuevamente a ver aquellas escenas como si de una transmisión vieja se tratase. Recuerdos borrosos y cortados en dónde ella estaba nuevamente escondida en un armario, asustada.

¿Por qué se escondía en un armario? ¿De quién se escondía?

¿Y por qué tenía tanto miedo?

Otro recuerdo. Estaba acostada mirando el techo oscuro, era un techo que conocía pero su mente no le daba para recordar de cuál techo se trataba. Solo podía ver unas siluetas oscuras a su alrededor moviéndose de forma extraña y por alguna razón, Reb comenzó a sentir un terror creciendo en su interior que pareció despertar a través de ese confuso recuerdo.

—Por favor... Mikey, detente...

El albino alzó sus sombríos ojos hacia la chica, que quedaron impactados cuando la vieron cerrar los ojos con fuerza mientras que de ellos transcurrían intensas lágrimas que recorrían sus mejillas mientras que su cuerpo temblaba de forma aterrada. Y por primera vez, Mikey obedeció de forma inconsciente soltando de forma casi inmediata a la joven que luego llevó sus manos a su rostro mientras lloraba como si quisiera ocultar su vulnerabilidad.

Todo eso mientras Mikey la observaba confuso pero en silencio.

—Yo... No puedo, lo siento —dijo la castaña en una voz quebrada tratando de rocomponerse a pesar de que sus lágrimas no cesaban—. No puedo...

Mikey parecía no saber cómo reaccionar en ese momento puesto que no se esperó para nada una reacción así por parte de Rebmi; después de todo tenía entendido que ella era quien lo había estado buscando y hostigando para que los dos estuvieran juntos de forma intima; pero ahora, ella parecía una chiquilla inexperta que rompió en llanto al verse expuesta a una situación como esa y no a una prostituta de años de un club.

El albino se hizo a un lado de la castaña, sentandose a su lado mientras la miraba llorar de forma silenciosa pero casi desconsolada, quedándose inmóvil mientras que a él un extraño sentimiento comenzaba a embargarlo. Quería que dejara de llorar y podía echarla de su habitación ahí mismo para evitar esa situación tan incómoda para él, pero por alguna razón no se atrevía a hacerlo.

Solo se quedó ahí, en silencio. Esperando a que ella dejara de llorar.

(...)

Pasados los minutos, Reb finalmente pudo recomponerse. Ahora estaba sentada en la cama de Mikey secándose por completo las lágrimas y tratando de arreglar de forma precaria el desastre que se formó en su maquillaje, viendo con ciertos nervios a Mikey que se había levantado hace un rato a tomar un whisky en cuando ella había terminado de llorar.

¿Debía irse ahora? Sí, era lo mejor. Pero no sé atrevía a tomar la iniciativa tampoco, era todo tan complejo que Reb no sabía cómo actuar, después de todo le había hecho pasar un mal rato al líder de una famosa mafia que únicamente quería hacer uso del oficio que supuestamente ella cumplía.

—Vete.

Dijo este con la mirada indiferente puesta en su bebida, quien no había girado a mirar a la fémina desde hace un rato. Reb comprendió que no era bueno seguir tentando a su suerte por lo que se levantó un tanto apresurada hacia la puerta y salió de ahí, dejando solo a Mikey quien no emitió ninguna palabra hacia ella cuando se fue.

Una vez la castaña estuvo a fuera comenzó a caminar con prisa hasta la próxima vuelta del pasillo y se escondió detrás de él, presionando su espalda contra la pared mientras llevaba sus manos para cubrir su rostro. Sabía que debía irse aún más lejos y lo antes posible, pero no tenía fuerzas para ir más lejos. Debía recomponerse a menos un rato después de todo lo que sucedió para darle fuerzas a sus temblorosas piernas que se negaban a ir más lejos.

—Dioses... Que es esto... ¿Qué hago aquí?

Ella suspiró profundamente dispuesta a irse por dónde vino, si es que lo recordaba. Capaz si volvía a la misma sala donde debía haberse quedado esperando desde un principio, podría ver a Mavis para que la sacara de esa mansión lo antes posible.

Cuando dio los primeros pasos fue detenida por unos extraños sonidos que se escucharon desde el otro pasillo que tenía en frente, levantó la vista con más atención antes de ver a un hombre que trataba de correr de algo pero a este pareció impactarle algo en la espalda acompañado con ese sonido de antes  que lo desplomó en el suelo, luego cubriéndose de sangre a su alrededor.

Pronto vio como un hombre llegaba de la dirección de la cual el anterior tipo había estado corriendo y lo notó alzando su mano sosteniendo un arma el cual disparó una vez más contra el hombre ya tumbado en el suelo.

Reb quedó horrorizada. Lo que escuchó antes era un arma dispararse por medio de un silenciador.

La vista del hombre que disparó al otro sujeto se elevó hacia ella y este levantó su arma de su anterior víctima hacia Reb, haciendo que todos sus sentidos se alborotaran.

Pensaba dispararle a ella.

¿Iba a morir ahí?

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