Capitulo 3

Rebeca giró sobre sus talones con lentitud al oír esa voz, encontrándose con aquel hombre llamado "Kisaki" quien tenía una pequeña sonrisa astuta en los labios pero su vista estaba fijada en Mavis quien tenía una expresión sería, pero eso solo duró unos segundos hasta que ella mostró también una pequeña sonrisa forzada ante él para responder.

—Claro, Kisaki. Irá enseguida conmigo —respondió calmada haciendo que Reb comenzara a sentir cierta taquicardia en el pecho, quería reclamarle a Mavis sobre eso pero tenía demasiado miedo como para hablar frente a ese hombre—. Aunque me sorprende que Mikey quiera ver a Reb, ya sabes, creo que lo último que Mikey quisiera ver es a ella —dijo la rubia con una sonrisa fría.

—Lo qué tú creas importa poco —añadió él con tranquilidad—. Solo obedece, y lleva a Reb a la zona diamante junto a las demás prostitutas.

La tensión era pesada en ese momento, Reb ni siquiera sabía que había pasado entre esos dos para que se lleven tan mal. Pero era obvio que ella solo estaba siendo un daño colateral de la batalla campal de esos dos. Por más de que él rostro de Mavis mostraba una expresión divertida, Rebeca podía notar lo tensionada que estaba.

—Ya te dije que iríamos enseguida, ¿Acaso no escuchaste o te volviste más idiota? —respondió ella con una voz sutil antes de darse la vuelta para darle la espalda, no sin antes mover su cabello con su mano para menearlo en el aire—. Ahora lárgate.

Kisaki tenía una mirada helada mientras veía a la rubia y luego su mirada pasó a la castaña que se sobresaltó ligeramente al recibir la mirada del rubio que pareció irritarse más al verla, haciendo que Rebeca comenzara a sentirse más nerviosa de lo que estaba. Finalmente el chico se fue sin decir nada más al darse cuenta de que sería estúpido seguir buscando pelea con Mavis, pues no lo iba a conseguir.

—¡No quiero ir ahí! —chilló Rebeca a penas vio que Kisaki estuvo lo suficientemente lejos. Agarró los hombres de Mavis con sus manos temblorosas como su le estuviera rogando por piedad debido a su frágil cordura qué está en constante peligro desde que despertó en ese cuerpo ajeno—. Por favor, inventa un excusa. Ayúdame a salir de aquí, ya no puedo más —dijo desesperada.

Rebeca pensó que podría sobrellevar lo que estaba ocurriendo pero lo único que estuvo haciendo hasta el momento era disociar lo que le estaba ocurriendo para  no perder la cabeza. Pero sentía demasiado miedo por todas las personas peligrosas que había visto hasta el momento y además aquel hombre que le generaba un terror irracional que ya no podía soportar.

Lo único que quería hacer era irse corriendo hasta su verdadera casa, buscar a sus padres para que le dijeran que hacer y tratar de recuperar su cuerpo real.

Hacer como si nunca hubiera ocurrido todo esto.

—Rebmi, ¿Por qué actúas así, maldición? —dijo la rubia que más que irritada parecía tensa por la forma extraña que su amiga le estaba hablando—. Mikey te está llamando y lo estuviste haciendo bien hasta ahora, ¿No es eso bueno para ti?

Había una mirada interrogativa en el rostro de la rubia, una expresión expectante que buscaba inconscientemente una respuesta a la irregular actitud de Rebmi. Lo cual, Rebeca notó y se quedó dudando unos segundos en si contarle la verdad a ella o no.

No la conocía y no sabía cómo tomaría una historia tan loca. ¿Siquiera le creería?

—Yo...

—Reb, no tenemos tiempo —interrumpió la rubia finalmente al mirar de reojo la intensa mirada de Kisaki en dirección a ellas, sumado que también la esperaban los otros miembros de Bonten para entregar su reporte por lo que no podía darse el lujo de tardar demasiado—. Mira, acompáñame ahí y siéntate a mi lado. No te acerques a Mikey y quedate callada. Si faltan tragos, sirve. Si alguien te abraza o algo así solo sonríe y ya.

—¡Mavis, me dijiste que podía irme! —dijo de nuevo negando rápidamente con la cabeza— ¡Ese Kisaki quiere mi cabeza, es obvio! Ni loca querría ir ahí.

—Descuida, sabes que desde hace un tiempo quería tu cabeza pero hasta ahora no la pudo conseguir —dijo mostrando una pequeña sonrisa arrogante como si quisiera transmitirle cierta confianza con eso—. Está vez no será la excepción, confía en mí.

Reb no pudo objetar demasiado después de eso, ya que Mavis prácticamente la arrastró junto a ella ignorando cada una de sus quejas hasta que llegaron hasta el área diamante. Para ese entonces la castaña tomó aire disimuladamente queriendo calmar su alterado corazón, bajó ligeramente la mirada con nerviosismo cuando comenzó a sentir todas las miradas sobre ellas dos.

—Hola, disculpen la demora —habló Mavis con simpleza, como si estuviera hablando con alguien común de las calles y no con el grupo más famoso y peligroso de mafiosos de Japón—. Podemos empezar con el reporte.

Mavis comenzó a avanzar mientras tenía a Rebeca sostenida del brazo con la intención de llevarla para que se siente a su lado. Ya que el plan era sentarse entre Koko y Draken quienes eran los miembros más seguros de ahí en ese momento.

Rebeca siguió avanzando tratando de pensar que solo debía soportar esto por última vez y que después podría encargarse de volver su vida a la normalidad lo antes posible, no obstante sintió una mano ajena de la rubia tomarla por su otro brazo libre y estirarla del lado contrario del que planeaba ir. El estirón fue tan repentino que se deshizo del agarre que Mavis tenía sobre ella haciendo que se separaran.

Y resultó ser Hanma quien la había jalado hacia su dirección con una sonrisa diabólica quien hizo un hueco para hacerla sentarse a su lado. Pero lo malo no fue que se sentó al lado de ese extraño que parecía un desequilibrado mental, sino que del otro lado estaba Kisaki y al lado de ella se encontraba pegado a ella el mismísimo Mikey quien duró unos segundos mirando a la nada hasta que dirigió su afilada mirada hacia ella.

"No te acerques a Mikey"

Bueno, hasta ahí llegó su vida. Pensó Rebeca.

—Oy-

Mavis quiso objetar ante eso, pero también fue jalada a un lado por Draken quien la hizo sentarse sobre su regazo, ignorando cualquier situación externa que no sea tener a la rubia cerca de él después de haber estado un buen tiempo separados por temas de trabajo. Mavis estaba irritada para ese momento pero ponerse a discutir ahí solo sería contraproducente para Reb, después de todo sabía muy bien el temperamento de todos los presentes.

Solo pensó que le deseaba mucha suerte a Reb.

—Mavis, dame tus reportes y yo te daré los informes de este mes —habló Koko con indiferencia agarrando unos papeles que tenía afilados frente a él en la pequeña mesita de vidrio que estaba ahí.

—Sí, comencemos...

Reb estaba casi sudando frío mientras presionaba sus puños con furza sobre sus rodillas. Su mente daba vueltas por la ansiedad, bajó su cabeza tratando de recordar los consejos que Mavis le había dado antes de llegar ahí.

Bien.

1- No te acerques a Mikey.

La cagó.

2-Quédate callada.

Es más fácil que vomite por los nervios que hacer conversación con algunos de los presentes. Bien.

3-Sirve bebidas si hace falta.

Las otras chicas presentes se encargan de hacerlo a penas se vacía un vaso. Mierda.

Sintió un brazo pesado sobre su hombro haciendo que su cuerpo se tense como una piedra. Alzó robóticamente su mirada hacia la persona que la abrazó y se trataba de la misma persona que la había jalado hacia ese lugar de muerte.

4-Si alguien te abraza o algo así, sonríe.

Rebeca al recordar ese consejo, de forma rígida, trató de formar una pequeña sonrisa temblorosa en sus labios esperando que eso sea suficiente para que la deje en paz pero quizás esperó demasiado.

—Mikey, ¿Qué te parece? A qué Rebmi se hizo más bonita de repente, ¿No? —dijo este ignorandola para mirar a su líder quien estaba a un lado de la castaña ignorandola.

Eso hasta que miró al chico y de paso a ella.

—¿Acaso quieres que te mate?

Reb sintió como si su alma estuvo a punto de salirse de su cuerpo ya sea por el miedo o por los nervios que sentía. Porque por más de que quisiera ignorarlo, era imposible para ella no hacerle caso a los constantes latidos de su corazón al estar tan cerca de aquel sujeto que no sabía si le tenía miedo o ganas.

No entendía por qué, nunca lo había visto en su vida. Y Reb realmente no creía en esas cosas de amor a primera vista.

—Que cruel, Mikey —respondió Hanma riendo cínicamente—. ¿Acaso no te da lastima verla siempre arrastrándose por ti? Hoy se ve decente, deberías hacerle el favor y quizás así te deje en paz.

—Cállate o te mato —respondió el chico con indiferencia tomando otro vaso de Whisky para tomarlo con desinterés que contrastaba con su friolenta mirada.

Rebeca suspiró aliviada cuando Hanma bufó aburrido soltandola para pasar a otra cosa, como si hubiera perdido el interés en un juguete y ahora no le encontrara gracia a la castaña. Reb de forma inconsciente miró hacia Kisaki sintiendo su mirada disgustada pero finalmente soltando un suspiro, como si se calmara a si mismo para darse paciencia con el propósito de esperar un poco más a algo.

Pero finalmente todas las miradas terminaron en Mavis quien terminó de intercambiar reportes con Koko.

—Vas bien —solto Koko asintiendo a la hoja de reportes con aprobación—. Superaste lo acordado.

—Es lo normal —respondió Mavis con autosuficiencia mientras sonreía ligeramente bebiendo su licor con tranquilidad. Ella seguía sobre el regazo del rubio mayor quien la sostenía posesivamente de la cintura dejándola trabajar; momentáneamente—. Pero lo que me deja disgustada son los cambios que propones, sabes que no me gusta que se metan en mi área cuando habíamos quedado en ese acuerdo.

—Es lo normal, Mavis —habló Kisaki desde el otro lado del sofá mientras revolvía el líquido de su vaso con diversión—. Si Bonten es el dueño de este club, es normal que se incluyan más profundamente en la verificación de su negocio y que los encargados no tomen acciones negligentes —expresó haciendo cierto énfasis en la palabra negligente mientras miraba de reojo a Rebeca quien se sentía como una vaca de camino al matadero con cada segundo que seguía ahí.

—Nunca dije lo contrario, solo que ustedes habían acordado eso conmigo y ahora están tomando estas medidas injustificadamente. Después de todo he obtenido resultados inreprochables —respondió la rubia colocando su mano sobre el pecho de Draken como si se adelantara a calmarlo ante las provocaciones de Kisaki.

—¿Injustificadas? —repitió el rubio.

—Injustificadas —afirmó la rubia con seguridad.

Kisaki se rió ligeramente antes de mirar a Reb quien lo miró de reojo con nerviosismo, como si un conejo se hubiera encontrado con una serpiente.

—¿Rebmi, la pasaste bien estos tres días de ausencia?

Era el ataque que Reb había esperado no recibir ella, pues confiaba que Mavis pudiera responder por ella pero la pregunta fue dirigida exclusivamente a ella. Quiso mirar a la rubia para buscar ayuda pero Hanma la interrumpió tomando su barbilla con su mano obligandola a mirar hacia Kisaki mientras le susurraba en el oído.

—Te preguntó a ti, Rebmi —susurró con cierto tono cariñoso que más que tierno era aterrador.

—Yo... —dijo Reb balbuceando con los nervios a flor de piel, más aún cuando Mikey giró su mirada hacia ella. Sus oscuros ojos sin brillos y sin vida que la dejaron hipnotizada por unos segundos hasta que se animó a responder—. No tengo excusas por mis faltas —respondió sincera, en realidad no tenía idea de por qué Rebmi faltó tres días a su trabajo pero pensó que después de mirar a los ojos a Mikey, sería mejor asumir la responsabilidad que buscar alguna excusa.

Después de todo, había una expectativa de decepción en la mirada de Mikey que quería cambiar muy en el fondo de ella. Y lo logró, porque aunque fuera casi imperceptible, pudo ver cierta sorpresa en sus ojos cuando ella dijo esas palabras.

—Pienso asumir las consecuencias de mis actos, si me dan la oportunidad, me esforzaré el triple por mis ausencias —añadió ella tragando duro, sin saber del todo cual eran el peso que tendría las acciones de sus palabras.

—¿Eh?~ ¿De verdad se trata de Rebmi? —expresó otro miembro quien tenía dos cicatrices en cada lado de su rostro y cuyo cabello era rosa—, ¿No crees, Ran?

—Sí, es interesante~ —añadió otro miembro que tenía el tatuaje de Bonten en el cuello, suponiendo que era Ran.

—¡Bien, está decidido! Reb vendrá al evento —declaró Hanma alzando sus manos fingiendo un festejo.

—¿Disculpa? —soltó Mavis desde su lugar con una expresión que preocupó a Reb.

Más aún, cuando Rebeca vió a Kisaki sonriendo triunfante mientras bebía un sorbo de su Whisky.

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