10: Lunar.


Dedicado a: @chimchim8250

Maratón 2/?



Jimin se encontraba de pie frente a la pizarra, de brazos cruzados y observando cada nota pegada en la madera.

—Kim Jiyoon, Hwang Jiann, Bae Jibyun, Shin Kyung, Cho Jinhwa, Soo Jisun...

Todos lucían tan distintos en las imágenes, pero sabía que compartían características específicas, edad, un rango exacto de veinticuatro años, él único que rompía patrón era Kyung, su imagen pegada en una lejanía, pero unida con un fino hilo rojizo.

—¿No está el algente Min contigo?

Hoseok apareció sonriente con dos vasos de cafés en ambas manos. Jimin se encogió de hombros, tomando el vaso que le fue entregado, no contestó.

—Bueno, bueno, ¿incluso ustedes se conocen?

El omega volteó a mirarlo bruscamente—¿qué?... ¿Po-por qué dices eso?

Con una expresión pensativa, Hoseok volvió a sonreír—Es sólo que las veces que hemos estado los tres, no puedo evitar sentir esa especie de aura incomoda entre los dos, como si ya se conociesen o es que acaso... ¿se llevan mal?, ¿el agente Min te ha dicho algo que no te agradó?, ¿ha hecho algo que te molesto?, puedes decírmelo con total confianza, también soy parte de la cuadrilla, meteré un reporte contra él en nuestra estación sin dudarlo si es que te ha hecho algo.

Me abandonó.

—Oh no, no es eso, es... los alfas y yo... no nos llevamos muy bien —contestó en un tono bajo.

Hoseok alzó sus cejas expresivo—¿Estás jugando? pero si te he visto interactuar con algunas personas de aquí, y eres bastante profesional.

Jimin asintió—Profesional, sólo hasta ahí.

—¿Sería muy imprudente de mi parte ser la excepción?

Y sin evitarlo, el menor comenzó a reír—Profesional, por favor... me gusta mantenerme en mi lugar.

Hoseok también lo siguió, su risa más ruidosa—Oh vamos, podemos ser buenos amigos.

—Señor Jung...

El chico de cabellos castaños frunció sus labios ladeando su cabeza, era una vista tierna en realidad pensó Jimin—No me gusta señor, podría pasar detective Jung, o tal vez hyung —se encogió de hombros. Tomó su teléfono del escritorio y deslizó su pulgar de la pantalla.

Jimin abrió la boca sorprendido y al instante obtuvo el teléfono de Hoseok entre sus manos—¿¡Este soy yo?

Hoseok asintió cariñosamente—Si, ¿no te ves adorable?

—¡Tienes una foto mía! tú... ¡tienes una foto!, ¡mía! ¿¡Por qué?!—Exclamó son sorpresa.

El alfa alzó los hombros restándole importancia—No soy el único, la mayoría aquí también la tiene. Soyou la envió al chat grupal —. Recordó inocentemente la gran cantidad de fotos de un joven Jimin que Yoongi mantenía en su teléfono, una duda que todavía le generaba excesiva curiosidad más no mencionó nada al respecto.

—¿¡Qué?! ¿¡estás diciéndome que todos aquí tienen una foto mía durmiendo!? Oh dios no, esto no está pasando —se quejó el pelinegro tocándose la frente—, noona... diablos, noona, considérate muerta.

—¿Puedo tomarte otra foto? una donde estés sonriendo, me gusta cuando tus ojos se hacen tan pequeños que desaparecen.

—¡Agente Jung! Tenemos un caso...

Un gran suspiro se escuchó—Si, un caso bastante complicado. Me recuerda a esa película de pulcros, ¿era pulcros? ya no recuerdo el nombre, ese asesino flotaba sobre las víctimas, vaya, a eso le llamo ciencia ficción —río.

—Oh, esa película fue un asco, no entiendo cómo puede gustarle a alguien.

—Oye no es tan mala, es mi favorita.

—Es la favorita de mi hermano también —respondió Jimin frunciendo el ceño, de verdad, era de las peores películas, con bajo presupuesto y horribles efectos, pero Seokjin insistía en verla una y otra vez cada que tenían oportunidad.

De pronto la puerta se abrió, Jimin apretó sus manos. Se sentía terriblemente enojado con Yoongi, al ducharse en la mañana todavía estaba aquel chupetón violáceo en su hombro y si bien, estaba por desaparecer, no lo haría hasta dentro de un día más.

—Yoongi, que bueno que llegas, ¿has visto esa película, pulcros? —Había emoción en la voz de Hoseok, tan inocente sobre la tensión del ambiente, o bueno, eso había creído Jimin.

—Sí —respondió el alfa tomando asiento justo frente al omega—Y es una mierda.

El pelinegro se encogió de hombros, enemigos o no, había cosas en las que estaban de acuerdo.

—Jung Hoseok, necesito que me acompañes.

Ahora era Soyou quien se encontraba en el lumbral de la puerta, mirando unos archivos en sus manos, y con la misma rapidez con la que apareció, se fue. Hoseok hizo una pequeña inclinación antes de seguir a la castaña y dejarlos solos.

—¿En-

—Silencio.

Yoongi frunció el ceño—Ni siquier-

—Cállate.

—Pero-

—No quiero escucharte.

—Demonios, Jimin —Gruñó el mayor, Jimin sintió encogerse solamente por unos segundos porque al instante levantó su mirada y miró con ojos destellantes al alfa.

—Me dejaste un maldito chupón en el cuello, ¿quién mierda te crees que eres?, ¿a qué estás jugando, Min Yoongi?

Yoongi se alzó a través del escritorio, Jimin gritó de sorpresa cuando fue jalado de su corbata y ambas narices se encontraron casi tocándose.

—Perdóname, y después de esto, yo mismo pongo mi rostro contra tu puño si quieres.

—¿Qué-mmph!

El omega puso ambas manos sobre los hombros del alfa para separarlo, se habían besado por un corto tiempo, pero lo suficiente para desorientar a Jimin durante unos segundos.

Emociones pasadas comenzaron a rodear la cabeza del omega, y recuerdos de aquellos apasionados y dulces besos que una vez compartieron lo hicieron reaccionar de inmediato, llevó uno de sus brazos alrededor del cuello del alfa y lo estampó hacia abajo contra el escritorio.

—Mal-dición, bien, me lo merezco, me lo merezco —Yoongi murmuró ahogado cuando el omega lo atrapo en una llave y su rostro fue a dar contra la madera, un pequeño portalápiz cayó al suelo, varias hojas volaron lejos y el café se había derramado.

Jimin se veía molesto, Yoongi cerró sus ojos, dejó actuar a su alfa un minuto y ya se estaba arrepintiendo como nunca.

Ambas respiraciones eran fuertes y agitadas, fue el mayor quien susurró—Sabes a fresitas...

—¡Silencio!, ¿de verdad crees que puedes venir y besarme como si nada?, ¿después de dejarme como un maldito perro abandonado mientras tenía una herida de cuatro centímetros en mi abdomen y al borde de mi muerte?

Yoongi frunció el ceño—Yo no te dejé, espera, ¡yo no te dejé!

—¡Me pediste el divorcio, Yoongi!

—¡Si!, ¡Pero es que tienes que escuchar la raz-

—¡Cállate!, ¡no quiero escucharte!

De forma rápida el alfa movió una de sus piernas y mientras varios libros cayeron al suelo, Jimin gimió de dolor cuando fue su cabeza esta vez la que golpeó el escritorio.

—Oh, no, lo siento, lo siento, ¿te lastimé?, perdón, ¡esto no tenía que salir así!

Jimin gruñó enojado, pero tomó la mano de Yoongi que lo ayudó a pararse, el alfa respingó cuando el omega lo pellizcó con las mejillas vergonzosamente tintadas de rojo.

—Esperaba más que eso... —murmuró Yoongi sorprendido—¿Qué fue?

Jimin respiró hondo para suspirar tranquilamente, miró con seriedad a Yoongi—Estoy enojado, si, estoy furioso si, ¿te he perdonado? no, ¿por qué? no he escuchado una disculpa adecuada todavía, ¿la estoy esperando? no te mentiré, ¿y tengo ganas de golpearte? obviamente, pero... —miró hacia un lado, su ceño fruncido—, extrañé eso, ¡Pero eso no significa que-..!

Yoongi lo interrumpió, apresurándose con las palabras—No voy a dejarte ir Jimin, no esta vez, ¿estoy mal?, ¿sueno mal?, ¿quieres golpearme? Por favor hazlo, pero preferiría que no —hizo una mueca—, tienes mucha fuerza en tus pequeñas manitas, ¡aun así! necesitamos hablar, y creo que podríamos hacerlo ahora de una forma más tranquila...

Jimin gruñó queriendo zafarse—No, estas algo equivocado, hablas como si tuvieras oportunidad alguna, no tengo marca, pero, ¿Quién te asegura que no estoy siendo cortejado?

El pelinegro sabía que mentía, bueno, ¿no era Namjoon juguetón después de todo? Luego pediría disculpas al alfa de cabello verde por utilizar su imagen de esa forma.

El fuerte gruñido de Yoongi sonó en toda la habitación y el omega temió que las personas de afuera pudieran sentirlo. El alfa escondió su rostro en el cuello del pelinegro y cuando este sintió la nariz de Yoongi, sus sentidos comenzaron alertarlo, movió su rodilla dándole un fuerte golpe en la entrepierna, el peligris gritó de dolor liberándolo del agarre enseguida, perdió el equilibro y cayó del escritorio. Jimin estuvo a punto de reírse cuando sintió como la mano del alfa lo trajo consigo.

Ambos cayeron sobre hojas esparcidas y libros, Yoongi abrió los ojos y parpadeó varias veces.

—He-hey Jimin, si querías otra posición más cómoda, solo tenías que decirlo...

—Só-sólo cállate —susurró Jimin adolorido.

—Oye Jimin, Necesito que-... ¿Qué pasa aquí? —. De pronto el tono de voz autoritario de Soyou, quién había entrado de improvisto, se volvió meloso, casi dulce a tal punto que el menor sintió escalofríos.

Los dos se quedaron en aquella misma posición en un leve shock de minutos, para después reaccionar y separarse con urgencia.

—No es lo que crees, ¿Qué ibas a decirme? —Preguntó Jimin con las mejillas totalmente sonrojadas y acomodando su corbata.

Soyou pestañeó suavemente y se dio media vuelta, moviendo su mano restándole importancia a lo que estaba pasando—Olvídalo, Taehyung puede ayudarme... sigan con... sus cosas.

—¡No estábamos haciendo nada!

Yoongi lo miró con una expresión falsamente herida—¿Qué dices? ¿nada?

La castaña chilló alegre—Oh dios mío, oh dios mío, ¡esto es un buen chisme!, ¡no les molesto más, sigan con lo suyo! —Se fue azotando la puerta.

—Maldición, ¿¡Por qué has dicho eso?! —. Jimin encaró al alfa, Yoongi lo miró alzando simplemente los hombros.

—Yo también tengo una pregunta, ¿Cómo se llama? —Preguntó el alfa con expresión seria dando un paso hacia adelante.

Jimin retrocedió al ver el aura inquietante que comenzaba a emanar el mayor—De que me estás hablando.

—Dijiste que no había alguien que me asegurara que no estabas siendo cortejando, supongo que hay una persona que lo está haciendo, ¿Cómo se llama?

—Como si tuvieras derecho a saber —Rodó los ojos.

—¡Por supuesto que sí!, ¡eres mi omega! —Yoongi abrió los ojos sorprendidos—, no, quiero decir, no, espera, no es como si estuviera proclamando yo-

—Sólo cállate, Yoongi.

El alfa refutó mientras observaba a Jimin darse media vuelta para irse, con prisa lo tomó del brazo.

—No olvides que estamos en la oficina, no quieres hacer una escena aquí, créeme —Jimin murmuró al chocar con el pecho del alfa—, mejor dicho, adelante, tengo mucho tiempo sin ver a noona utilizar sus puños.

—No lo haré... —Yoongi habló bajito, su mirada rehuyendo la del omega—. Te pido un nombre, Jimin, por favor, sólo un nombre.

—No, ahora sueltamente. No puedes hacer esto, no somos nada, no eres mi alfa y yo no soy tu omega.

Una melodía vibró desde los bolsillos de Jimin, esté termino liberándose para atender la sorpresiva llamada, ¿Namjoon?, ¿Qué necesitaba ahora?

—¡Qué haces! —Exclamó sorprendido cuando Yoongi tomó el teléfono de las manos. El alfa presionó el botón verde y rápido la voz del conocido vecino los saludos con emoción.

—¡Hey, mi querido ojitos bonitos! Sé que estás trabajando, pero me estaba preguntando, ¿vendrás a comer a casa?, no tienes mucho en tu alacena, tal vez puedas comprar algunos fideos y podemos hacer espagueti. A Jungkook le gusta el espagueti, ¿verdad? lleva media hora leyendo el libro de recetas y me lo ha lanzado al rostro justo en la página de los fideos, en serio, ese niño, de verdad, es un poco rarito, como sea bonito, ¿vendrás?

Yoongi lo miró sin expresión, Jimin por un momento temió que su quijada pudiera romperse de lo fuerte que estaba siendo presionada. Secretamente un poco más preocupado de que el alfa pudiera hacerse daño que tener a Namjoon en alta voz.

Por el rabillo del ojo miró cuando Yoongi levemente tocó su arma debajo de su saco.

—¿Ojitos bonitos?

La voz de Namjoon sonó de nuevo, pero Jimin estaba totalmente centrado mirando a Yoongi, sus ojos entrecerrados en una expresión de "¿Qué planeas hacer ahora, idiota?".

—¿No vas contestar, ojitos?

Jimin le despojó su celular y retrocedió todo lo que aquel estrecho espacio se lo permitió—Hyung, eh... sí, creo que iré a casa a cenar, ¿Qué es lo que necesitas? oh ya veo, lo compraré en el camino, ¿algo más? —. Se vio confundido y al darse cuenta de la penetrante mirada del alfa se dio media vuelta y comenzó hablar en susurros—Hyung, ¿acaso necesitaras eso? bien, bien, las compraré, ¿de las que tienen chispitas? no, a Jungkook no le gustan esas, bien, bien, si, te veo en media hora... uh... yo también hyung, adiós.

Dio media giro, pero sorpresivamente, Yoongi ya no se encontraba ahí, la puerta de la oficina estaba abierta y solitario logró sacar todo el aire retenido. Llevó su mano a sus cabellos peinándolos hacia atrás y maldijo en voz baja.


(...)


—Quiero saber todo.

Yoongi se sobresaltó cuando la voz de la castaña llegó de sorpresa, el alfa guardó los archivos en aquel escritorio y se dio vuelta para ver a la omega en la puerta, mirándolo con los brazos cruzados y una sonrisa que parecía más falsa que el color de su cabello.

—No se dé qué me está hablando Señorita Kang —Yoongi fue indiferente.

Soyou borró su sonrisa y ahora lucia aterradora—No mienta detective Min, algo sucedió o está pasando entre ustedes ¿verdad?, ¿son pareja o algo? Jimin no ha tenido una pareja en buen tiempo —Resopló Soyou—, sería bueno que hiciera amistades... tú me entiendes, cualquier cosa que quieras saber acerca de mi algodón de azúcar, yo te lo diré, todo —Añadió ahora con un tono cantarín, en su mente pensando en muchas cosas positivas para el futuro prometedor de su amigo.

Yoongi frunció el ceño, pero después una pequeña sonrisa se formó en sus labios—De hecho, si, sé que vive en el mismo edificio en donde se encuentra red bullet, pero no sé el número de su apartamento, quería invitarlo a comer... espagueti, escuche por ahí que le gusta —Sonrío para si mismo.

Soyou se iluminó complacida—Ya nos estamos entendiendo, Min Yoongi.


(...)


Jimin se quedó en silencio dentro del auto, tenía dos horas para comer antes de regresar a la oficina. Manejaba con tranquilidad al minisúper, de verdad que quería controlarse, pero cuando pasó la tercera luz roja se dio cuenta que sería difícil, el efecto fantasmal de los labios de Yoongi aún seguía sobre los suyos y era difícil ignorar lo bien que se había sentido. Apreció sus mejillas calentarse, sin saber si era vergüenza o rabia, se estacionó en el pequeño espacio entre dos camionetas y suspiró, realmente tenía que ser fuerte, no podía dejarse manipular por aquel friolento alfa que sólo buscaba dañarlo en todas las maneras posibles, bueno, esa era la imagen que tenía y había creado a partir del pasado, pero su corazón también apretujaba al pensar en un Yoongi confuso, pero pidiendo perdón.

Las puertas de la tienda se abrieron en automático y tomó una canasta color rojo para perderse entre los pasillos de las sopas instantáneas. Sentía sus ojos lagrimear, no podía dejarse caer en un momento así. No podía, pero habían tantas cosas atacando su mente, la presente pre-cuela de su hijo, aquellas palabras de Yoongi.

¡Pero quien se había creído al proclamarlo como su omega!

¡Él no era el omega de ningún alfa! ¡de nadie!, al menos no quería serlo por ahora.

¡Pero si quisiera uno, no sería de alguien como Yoongi, mucho menos de un alfa ególatra y egoísta como él!

Con furia tomo los paquetes de espagueti y los echo en la canasta, varias personas se le quedaron observando. Pero él no podía culparlos, tenía el peor de los rostros y su aspecto lucia como el de una persona a la que acababan de decirle que algún pariente lejano había fallecido. El chico de la caja lucía un poco molesto cuando Jimin estuvo espaciado unos segundos antes de reaccionar y pagar las cosas.

De verdad que Min Yoongi estaba acabándolo mansamente y ni siquiera habían pasado más de dos semanas. Se estacionó donde siempre y decidió tomar el ascensor del fondo, ese que la mayoría de las personas ignoraban por su lejanía con la recepción. Caminó con cansancio desconocido hacia su puerta y sacó las llaves de su bolsillo.

—¡Ojitos bonitos, has llegado! ¿Trajiste las cosas? —Namjoon apareció vistiendo un floreado delantal.

—Sí, aquí están... ¿Qué estás haciendo? —Preguntó Jimin entregándole la bolsa con los víveres al alfa quien regresó a la cocina.

—Estoy calentando agua, necesitaba los fideos.

Jimin se sostuvo de la pared para quitarse sus zapatos y en calcetines se encaminó hasta la sala.

—Namjoon traj-... ¡Qué demonios estás haciendo aquí! —Inquirió saber con asombro y desconcierto.

Yoongi sonrío sentado desde el sofá, lucia alegre pero un poco apenado, el pelinegro sintió que iba a desmayarse cuando miró como Jungkook se encontraba en su regazo, aunque el pequeño estaba alto para su edad, logró acomodarse entre las piernas del alfa al mismo tiempo que jugaba con aquel conejo de felpa.

—Oye ojitos bonitos, este buen hombre estaba en el pasillo, trajo a Jungkook —Sonrió nerviosamente el alfa de cabellos verdes al salir de la cocina—No sé en qué momento ese pequeño se escapó, pero el detective Min lo trajo a casa, casualmente mencionó que era tu compañero de trabajo y venía a buscarte, así que lo invite a comer con nosotros, ¿acaso no es una bonita idea?

—Hey Jiminie, ¿te gusta el espagueti también? Namjoon ha sido muy amable en invitarme —Respondió Yoongi con un tono un poco sincero pero también juguetón, estaba claro que sabía lo que estaba haciendo.

Con velocidad, Jimin corrió hacia Namjoon tomándolo de la mano y subiendo las escaleras hacia su habitación.

—¿En que estabas pensando al invitarlo, hyung? —Susurró con molestia.

El otro frunció el ceño—Bueno, se me hizo amable y dijo que era tu compañero. Además, venía a buscarte, es obvio que se quedaría a comer, ¿qué sucede?, ¿hice mal?

El omega llevó sus manos a su rostro—oh está bien hyung, tú no sabes nada —susurró—, yo... ¡ya sé! —murmuró un poco más alto, realmente debería ser estúpido para lo que tenía planeado hacer.

¿Pero no eran todas sus decisiones precipitadas y estúpidas?

—¡Hyung, abrázame! —Exclamó Jimin lanzándose al otro alfa. Namjoon parpadeo confuso, pero no perdió tiempo y rodeó al pequeño con sus brazos.

—¿Qué sucede, ojitos bonitos?, ¿tuviste un mal día?, ¿quieres que me quede hasta que te duermas?

—Shh... sólo abrázame hyung.

Tal vez estaba mal usar a Namjoon, pero tal vez existía una pequeña oportunidad de que si Yoongi lograba oler el aroma del alto alfa en él captaría aquella indiscreta indirecta y lo dejaría en paz.

Sí.

Eso era lo que necesitaba.


(...)


Yoongi arrugó su nariz cuando Jimin al tomar a Jungkook lejos de él, se acercó y logró robar una bocanada de su aroma, un sutil aroma que claramente no pertenecía a él.

—Ow Kookie, vamos, ven conmigo —susurró el omega tratando de llevarse al pequeño lejos, pero fue en vano, porqué cuando Jungkook tuvo la oportunidad, se zafó del agarre de su padre y caminó hasta Yoongi de nuevo.

Este último miro al pequeño con una ceja alzada, ese niño sí que era un poco rarito. Bueno, no podía culpar a Seokjin, su ex cuñado siempre había sido un poco rarito, pero había algo que no encajaba.

Como aquellas abultadas mejillas en Jungkook, unas que creía haber visto años atrás en un omega adolescente de cabellos negros. El cabello del pequeño era de un fino negro caoba, y el alfa no pudo evitar sonreír un poco, de pequeño él había tenido aquel tipo de color único, un poco distintivo entre los coreanos. Tal vez la esposa de Seokjin poseía aquel mismo gen recesivo poco común.

Pero entonces aquella mirada, era tan peculiar y Yoongi por unos momentos se vio a si mismo de seis años en aquel infante. Aunque descarto las ideas que pronto vinieron a su cabeza, era imposible, aquel niño no compartía ningún lazo con él. Y el pensamiento, por alguna razón le estrujó el corazón.

Sin poder evitarlo, el alfa acomodó la ropa de Jungkook, dándose cuenta de un pequeño lunar en su clavícula izquierda. Yoongi frunció el ceño, había visto esa misma marca en alguien más, y de nuevo; Jimin venía a su mente, el omega tenía la misma marca de nacimiento en el mismo lugar, casi podía decir que era la misma.

Un teléfono sonó a su alrededor, Jimin chilló molesto mientras lo tomaba. El alfa siguió cada uno de sus movimientos.

Sólo tenía que esperar.

Y cuando lo hiciera, tomaría ese pequeño cuerpo entre sus brazos y lo abrazaría tan fuerte, dándole todo el amor que su corazón guardó por tantos años.

Jimin dijo unas cuantas palabras al teléfono, Yoongi suspiro. Los querían en Red bullet de nuevo.

—Tal vez puedas irte antes —habló Jimin a él, tomó a Jungkook en sus brazos y el pequeño no peleó esta vez, se dejó llevar por su padre.

La situación fue un poco extraña, un poco incomoda, pero totalmente necesaria. Yoongi cerró la puerta de la entrada detrás de él y caminó lejos, cuando estuvo por dar vuelta, su mirada se cruzó con la de un beta. Seokjin lo miró perplejo, de pie en medio de aquel pasillo, tenía unas bolsas de plástico en cada mano y lucia confundido, el beta parpadeó varias veces para asegurarse de que lo que veían sus ojos no era una ilusión, pero al ver a Min Yoongi de pie justo frente a él, lo comprobó.

—¿Qué demonios haces aquí?

Yoongi se encogió de hombros y se acercó—No es tu asunto.

—Claro que lo es, ¿acaso...Jimin y tú..? ¿Se están viendo?, ¿sabe que estas aquí?

El alfa levantó la mirada y sonrió, siempre le había gustado usar toda aquella intimidación contra el beta, le gustaba ver la expresión molesta, Yoongi era tal vez, la única persona en este mundo que no sé dejaba engañar por esa cara bonita.

—No es de tu incumbencia.

Seokjin murmuró una maldición en voz baja y pasó de largo al alfa, tenía que hablar con Jimin seriamente.

—Hey Seokjin.

El beta se detuvo pero no volteó.

—Felicidades por tu boda...y ese pequeño.

Fue ahí cuando Jin dio media vuelta y lo miró sin entender—Yo no estoy casado y tampoco tengo hijos —añadió con un tono de voz duro, giró una vez más y caminó hasta la puerta del apartamento de su hermano.

Yoongi observó como el beta desaparecía una vez adentro, con el ceño fruncido y la boca ligeramente abierta.

¿Qué carajos...?


(...)


Seokjin se descalzó en la puerta y llegó a la sala, fue ahí donde las palabras de Yoongi golpearon su mente.

"felicidades por tu boda... y ese pequeño"

Jungkook pasó con aquel conejo suyo y al comprender la situación, siseó una maldición en voz baja.

—¡Qué hice!


¡Muchas gracias por leer! 

-susy

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