02: Min Yoongi.



—¡Espera Jimin! ¡no pudimos comer, al menos vayamos a cenar! —exclamó Soyou siguiendo a su amigo, quien se apresuraba a llegar a la salida. Los enormes tacones rojos de la mujer resonaron haciendo eco llamando la atención de varios presentes.

—¡Sera otro día Soo, lo siento! —gritó al correr por la puerta.

—¡Ah! ¡espera! ¡Park Jimin! —respondió la morena exasperada, pero el omega ya había salido fuera de su campo de visión.

Jimin sujetó su maletín con fuerza, solo faltaba poco, llegaría a su auto en cualquier momento e iría a casa, recogería a Jungkook y ambos podrían disfrutar de un maratón de películas animadas como solían hacerlo. Esto no tenía por qué ser verdad, Min Yoongi no había regresado a su vida, claro que no, por supuesto que no, aquel bastardo egoísta se fue y no ha regresado, oh no, no, no, Yoongi no había regresado, no lo había hecho él-

—Demonios —susurró cuando no encontró las llaves del auto, buscó en sus bolsillos y dio con una simple envoltura de caramelo.

—¿Buscas esto?

—¿Eh? ah si yo-

La mano del pelinegro se quedó en el aire, frente a sus ojos, su pasado se encontraba de pie, atormentándolo con cada partícula de su ser, Yoongi arqueó una ceja al mismo tiempo que agitó el llavero delante de su rostro.

—Eso es mío —musitó cortante arrebatándole las llaves.

El fresco aroma de menta y cigarrillos se coló por su nariz, llevándolo a memorias que creía haber enterrado. Su mano tembló cuando intento meter las llaves a la cerradura, estas cayeron al suelo y una leve tos resonó a su espalda.

Sin verlo venir, se vio acorralado contra la ventana del vehículo, un fuerte aliento a té verde golpeó su rostro y fue entonces cuando el pelinegro se dio cuenta de la cercanía del otro, ahí estaba el idiota descarado que se fue con una gran parte de su ser y algunos años de su vida, el causante de noches de desvelo y de intentos de estupideces como pensar que la vida no tenía sentido. El bastardo había cambiado unos cuantos pequeños –grandes- detalles, su rostro se veía más maduro y por supuesto que veintisiete años ahora en Yoongi lo cambiaron de apoco, los cabellos que fueron rubios ahora eran de un ébano grisáceo, descoloridos y mucho más corto de lo que recordaba. Su pecho lucia fuerte y sus hombros firmes y grandes.

—No sé qué decir... —murmuró el alfa con una mirada demasiado perdida, como si estuviera arrepentido.

Y eso sólo provocó que Jimin sintiera el fuego arder en su interior y cuando menos lo esperó había levantado su puño, acomodado su peso en una postura firme, y entonces golpeó deliberadamente el rostro del otro.

El alfa retrocedió un sólo paso, con un bajo quejido mientras limpiaba la sangre que se arremolinó en la comisura de su boca y escupía un poco.

—Bien, bien, me lo merecía, es emocionante verte después de tanto tiempo Park Jimin ¿Cuántos años? ¿cinco? ¿cuatro? —El alfa no parecía bastante impresionando por el ataque agresivo, incluso Jimin se atrevía a decir que lo tenia esperado.

—Seis... —susurró después de incomodos momentos en silencio, ¿Cómo no saberlo? al parecer aquel reloj muy dentro de su cabeza, escondido entre tanta mentalidad seguía contando cada segundo.

No, no, no, Yoongi no podía estar aquí de nuevo, era imposible él...Yoongi asintió con la cabeza y sonrió como sólo él sabía hacerlo—Seis años sin mi querido omega... no sabes lo solitario que me sentí Jiminnie...

El alfa fue bruscamente empujado, sin embargo, no borró su sonrisa, la cólera que emanaba el cuerpo del menor era casi visible, al igual que la ira a su alrededor.

—¡No te atrevas a llamarme así! ¡no te atrevas! —amenazó empuñando sus manos y levantando su puño otra vez—yo no soy tu maldito omega.

Yoongi asintió suspirando, y tomó el brazo del omega, empujándolo una vez más contra el vidrio, revisando toda su anatomía, el alfa arqueó una ceja para sí mismo cuando encontró la pequeña cintura del otro resaltar entre anchas caderas y fornidas piernas regordetas que le hicieron lamerse los labios sólo ante tal vista. Sus clavículas resaltaban entre esos dos botones abiertos y aquella afilada mandíbula escondía un poco de lo que Jimin fue años atrás, pero no lo suficiente porque al mirar los ojos del menor, podía verlo, ahí estaba, el mismo rostro infantil de hace años, las mismas mejillas pellizcables y los pecaminosos labios que pedían ser besados y mordidos a gritos mudos.

El hombre de cabellera gris fue nuevamente impulsado hacia atrás, Jimin parecía al borde de un colapso, la esencia fuerte y varonil de Yoongi era demasiado para él, tantas emociones acumuladas lo estaban haciendo perder la cordura y aquel aroma que se filtraba por todo su sistema no lo mejoraba del todo. Se dio vuelta bruscamente y abrió con ferocidad la puerta del auto.

—¿Entonces cuál es el juego Park Jimin? —preguntó el mayor con una voz tan suave y tranquila que Jimin estuvo tentado a girarse y darle otro puñetazo— ¿Cómo en los viejos tiempos?

El omega se giró con el ceño fruncido y un torbellino de ira a sus acostados—Estas... estás demente ¿verdad? ¿por qué has vuelto? ¿por qué... —¿Por qué lo hiciste? quiso preguntar, pero la incógnita se quedó atorada en su garganta provocándole nauseas instantáneas.

Yoongi ladeó su cabeza—Es parte de mi trabajo, Minnie.

Minnie.

—¡No me llames así! ¡soy Park para ti! ¡ni siquiera Jimin-shi! es park... park.., Detective Park —musitó al borde de lagrimas de rabia.

Yoongi chasqueó la lengua y con rápidos pasos se acercó, el omega instintivamente se metió al coche y cerró la puerta, Yoongi rió, pero sabía que el otro aún podía escucharle inclusive con el vidrio arriba.

—Hasta hace pocos años... eras Min Jimin.

Y con aquella bomba que hizo explotar, se dio media vuelta y caminó lejos del auto, el pelinegro soltó un hipido que se formó en sollozos y terminó siendo un llanto más leve, apretó el volante con fuerza, agachando su cabeza y negando con esta varias veces, ¿qué había hecho él mal en la vida? ¿Qué?

Hasta hace pocos años... eras Min Jimin.

Eras Min Jimin.

Min.


(...)


—Vaya, ese rostro no luce bien. ¿necesitas que golpee a alguien, ojitos bonitos? —preguntó la voz de Namjoon en cuanto Jimin se sentó en la barra. El alto hombre de cabello mentolado limpiaba con suma tranquilidad y delicadeza una copa de cristal, después de poner está en la repisa de atrás, se recargó en la barra con una mano empuñada que sostenía su barbilla y el otro brazo flexionado, mirándolo indiscretamente con aquellos redondos ojos purpuras gracias a las lentillas.

Jimin resopló, mirando el vaso de agua que fue puesto delante de él. Sabía que sus ojos estaban hinchados y su nariz roja, ¿pero que podía hacer él? había llorado todo el trayecto a casa, y ahora término en el bar de su edificio, frente a su fastidioso vecino.

—Al menos le di un puñetazo —murmuró para sí mismo.

—¿Ojitos?

—Quiero lo más fuerte —dijo decidido, golpeando levemente la barra. Namjoon arqueó una ceja pero simplemente se dio media vuelta ante la orden del otro.

¿Qué se creía ese bastardo estúpido? ¿Qué volvería después de seis años de no verlo y todo sería justamente igual que antes? mordió sus labios con dureza y ni siquiera respiró cuando tomó todo el vaso que Namjoon no tardó en darle de un solo trago, el fuerte alcohol golpeando su garganta lo hizo cerrar los ojos y toser un poco, ¿pero que más daba si moría de una sobredosis de alcohol por idiota?

Oh no, su Jungkook, su querido Jungkook, no imaginaba su adorable y delicado rostro empapado de lágrimas. Era más idiota por olvidarse de él, agradecía que su hermano lo había invitado a su departamento unos días porque realmente no quería ser visto en ese estado.

Dos vasos, tres vasos, cuatro... ¿o ese era el sexto? las imágenes de un joven Yoongi sonriente llegaron a su cabeza, con amargura se tomó lo último de su vaso, y el hombre detrás de la barra –quien había suplantado a Namjoon durante una hora de descanso— Sólo llenaba su vaso sin preguntar, y a Jimin comenzaba a caerle bien, porque estaba seguro que el chico de cabellos verdes le hubiera reñido y llevado a casa.

Promesas vacías resonaron en su cabeza y maldijo en voz baja, ¿por qué ahora? ¿es que acaso Dios no miraba lo bastante jodido que estaba? ¿no le bastaba con lo que sucedió tiempo atrás, y ahora venía a restregarle en cara que él jamás seria digno de una buena vida? Las risas de aquel bastardo seguían ahí, y las palabras de este igual, aquellas que pronunció cuando compraron su primer departamento, uno pequeño, en donde tenían planeado todo tipo de sueños, como pintar las paredes blancas de un color salmón y cambiar el piso por uno de madera, así como comprar un juego de sala que combinara con la decoración.

—¿Po-por qué maldita se-sea mi vaso no está lleno? —tartamudeó confuso mirando el fondo de aquel objeto, observó como el rostro del hombre beta se deformaba de manera graciosa detrás del cristal, aquello pudo haberle provocado una risa seca que sonó más como el maullido de un gato sucio.

—Chico, te llenare el vaso de nuevo cuando me digas cuantos dedos ves aquí —reclamó el viejo hombre, su rostro y aquellas arrugas bajo sus ojos le decían que aquel moreno estaba cansado y que posiblemente toda su vida se dedicó a recriminarle a borrachos que daban lastima, como él por ejemplo.

—¡Yo-yo pago a-aquí! ¡vi-vivo aquí! —escupió con ira, ¿Quién era ese beta de barba y por qué no veía su vaso lleno? escuchó barullos de parte del barman y palabras como "tonto" y "omega" en una sola oración, pero no le importó, se dedicó a vaciar el contenido del vaso una vez llevado a su boca. Sus ojos comenzaron a picar pensando de nuevo en que trabajaría al menos un mes con aquel hombre.

De pronto la ira volvió a él y levantó el brazo en el aire con toda la intención—¡Te odio Min Yoongi!

—¡Oh no! ¡aquí no rompes nada! —exclamó el viejo tomando su muñeca y arrebatándole el vaso que Jimin planeaba lanzar contra el suelo.

—¡He-hey! ¡tú-tú me caías bien! —Jimin murmuró apenas entre hipidos que le hacían ver ridículo, con dificultad se levantó del banquillo y entrecerró los ojos mirando alrededor, ¿acaso el piso era de esos que se movían? porque no recordaba, ¡wow! ¡se veía tan interesante! de pronto, la idea de tomar una cómoda siesta ahí le pareció confortante.

—Oh, pero mira a quien tenemos aquí.

Una voz que pareció reconocer sonó de algún lado, se dio media vuelta mareándose en el proceso. Los cabellos rojos de Taehyung brillaron al igual que aquella sonrisa blanquecina.

Jimin entrecerró los ojos, no sabía a cuál de los dos Taehyung hablarle, lo apuntó con el dedo y se tambaleó cuando quiso acercarse—Tú... ¡eres un t-tonto!

El hombre rodó los ojos y llevó una mano a su cadera—Lo dice el estúpido que esta borracho hasta las pelo-.... oh, pero olvídalo.

Jimin se abalanzó sobre el pelirrojo y el otro lo olfateo asqueado, tomándolo de las muñecas miró al barman detrás de la barra quien sólo se limitó a limpiar la misma copa por segunda vez con un falso chiflido.

—¿Sabes que es ilegal seguir ofreciendo bebidas alcohólicas a personas que parecen estar en grado tres pasadas las once de la noche? —la voz dura de Taehyung se dirigió directamente al hombre—, podría arrestarte por ello y-

—¡Cabeza de freeeesa! —la voz de Jimin se había vuelto un grado más agudo y liberándose del agarre de Taehyung con facilidad, apachurró las mejillas del pelirrojo para reírse de la divertida expresión del mas alto.

—¡Hueles asqueroso idiota! ¡quítate! —exclamo molesto el otro. Pero Jimin se aferró al cuerpo del pelirrojo, el sueño comenzaba a nublar su mente y por más que odiara al cabeza de fresa, su pecho era cómodo.

—¡Hey no te atrevas a dormirte sobre mí, imbécil! ¡despierta! —gruñó molesto.

Rápidamente el barman carraspeó su garganta y miro con falsa sorpresa un reloj invisible en su muñeca—¡oh pero que veo! ¡media noche! ¡definitivamente él ya no es mi responsabilidad!

Taehyung gruñó en su dirección mientras intentaba librarse del forzoso agarre del omega.

Jimin abrió un ojo y miro el entre cejo enojado del hombre, realmente nunca supo que era Taehyung, olía dulce, tan dulce como un omega. Tal vez era uno, pero había algo en ese aroma que lo hacía querer estornudar, si fuera alfa, lo hubiera sabido. Aunque aquel bribón fuera prepotente y tuviera un ego hasta los cielos, no lo era. Y el que tuviera aroma, lo descartaba de ser beta.

Los omegas eran bonitos, pensó con suavidad o tal vez era todo aquel alcohol haciéndolo pensar y decir cosas incoherentes. Tae olía como uno, era uno, sonrió llevando su nariz hacia las clavículas del otro, o al menos eso intento porque la ira de Taehyung lo hizo retroceder cuando este le empujo, se tambaleó moviendo sus brazos antes de caer al suelo.

—Hey, hey, ¿tienes algún problema chico? —preguntó una voz detrás de Taehyung, el pelirrojo se giró. Jimin miró al enorme alfa, sumamente alto y más delgado que un cerillo, este último lo escaneó con la mirada y una negrura cubrió sus ojos. Algo parecido a una alerta se encendió dentro de él, pero estaba tan cómodo en el suelo, que solamente cerró los ojos y comenzó a reír sin una razón aparente.

Taehyung rodó los ojos—Olvídalo Jinhwa, dejemos que este idiota se cuide solo.

El alfa le echó un último vistazo al omega, no sabiendo si lloraba o reía al mismo tiempo, su camisa se levantó un poco mostrando una porción de piel que lo hizo mirar a Taehyung de nuevo. Este se cruzó de brazos y entendió perfectamente la mirada del alfa que planeaba ligarse esa noche, maldijo en voz baja al detective estúpido quien parecía hablar solo en el suelo.

—Largo, yo te llamare —Le gruñó Taehyung, Jinhwa rodó los ojos y simplemente alzo los brazos.

—Bien, bien, me voy.

Jimin se sentó con las piernas abiertas y miró curioso la escena, aplaudió cuando Taehyung logro echar al enorme alfa y se preguntó cómo es que un alfa que parecía tan intimidante había llevado a cabo la orden de un omega, a veces creía que Taehyung podría esconder otras cosas. Siempre andaba por ahí con esa actitud de rompecorazones y otras veces daba más miedo que un mismo alfa en rutina.

El pelirrojo se hinco a su altura y lo miró con una expresión serio— ¿Cómo es que alguien tan patético como tu logró ser omega? —susurró.

Jimin ladeó su cabeza y después de reír alegremente, se lanzó nuevamente a los brazos del otro, Taehyung le empujó con algo de fuerza, el más bajo se quejó de dolor cuando su cabeza pareció marearlo nuevamente.

Taehyung simplemente le echó una última mirada antes de darle la espalda y alejarse. 



el puñetazo no estaba jajaja pero al re-escribir lo sentí profundamente necesario, aunque no se si alguién noto los pequeños cambios de este Yoongi a comparación del Yoongi original /u\ , espero si se vean al menos un poquito, ¡me alegra muchísimo ver tantos usuarios familiares! :( estoy tan feliz con todos y verlos nuevamente aquí <3 ¡muchas gracias por estar aquí una vez más! espero les haya gustado <3 

-susy

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