C A P Í T U L O OCHO
Tiago Macedo /Marcola
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-¿Estás seguro de que esto fue buena idea? - Pregunta Rodrigo (Greck) echándole un vistazo a la mujer que descansa profundamente en una de las sillas del jet familiar.
-No veo ninguna razón para que no lo sea - Respondo mientras le doy un mordisco a una de las manzanas que tome de la pequeña mesa de comidas que nos acompañará durante el viaje.
-Tiago, no tardará en levantarse para ponerse a gritar como una histérica por haberla traído a un jet sin consultárselo antes.
-Ella aceptó, además el viaje es lo suficientemente largo como para que termine de arreglar sus asuntos pendientes en los Ángeles - Continuo restándole importancia al asunto - Ahora mejor dime ¿Por qué silenciaste la llamada anoche? Dejé de escuchar por al menos cinco minutos la conversación entre ustedes ¿Me perdí de algo?
Anoche, Rodrigo llevó consigo un pequeño micrófono que me daría vía libre para escuchar todo lo que hablaría con Sweet. Por eso cuando ella se negó, pude llamar en el momento exacto.
Rodrigo suspira exasperado por mi cambio de tema y niega con la cabeza.
-Solo era Sweet siendo Sweet - Dice haciéndose el desentendido- No creí que fuera vital para la operación que escucharás como intentaba seducirme para sacarme información.
-Espero que quede claro que ninguno de los dos puede tocarla, esto es en serio y un trasero lindo no puede desviarnos, es el anzuelo para atraer a Cassiano, nada más.
-No pensaba tocarla - Responde Rodrigo algo incomodo.
-Pues yo tampoco - Agrego asintiendo con la cabeza para convencerme - Eso es todo.
-¿Algo más?
-No, solo mantenme al tanto sobre la ruta en Panamá, mi padre esta como loco preguntándome por ella.
Asiente con la cabeza y se baja del Jet, lo que quiere decir que estoy a solas con la stripper más pedida de los Ángeles que no tardará en despertar.
Son las seis en punto de la mañana, ayer después de que Sweet se desmayara mi grupo ingresó al bar y sin levantar sospechas la raptaron hasta traerla aquí. Evidentemente la noticia no le había sentado tan bien, pero tarde o temprano se enteraría de que su hermana estaba viva y pasando por una porquería de trabajo obligatorio día a día.
-¿Tiago? ¿Eres tú? - La voz adormilada de la mujer me hace retirar instintivamente la mirada de su rostro sonrojado por el frío matutino.
-Bienvenida de regreso - Digo tomando asiento a su lado.
-¿Por qué me trajiste aquí?
-¿Por qué no estas gritando como histérica ahora mismo? ¿Eres consiente de que acabo de secuestrarte?
-Porque no me da la gana - Responde luego de echar un bufido - ¿Qué es todo esto?
Guardo silencio mientras se reincorpora en su asiento con algo de dificultad y luego abre los ojos enfocando el panorama exterior por la ventana del Jet en pleno despegue.
-Mierda - Dice tensándose de repente - ¡Di algo maldita sea!
-¿Miedo a las alturas? - Pregunto con tono burlón - El vuelo es largo, lindura.
Parece no gustarle mi humor mañanero y me lanza una de sus miradas intimidantes que poco tienden a funcionar conmigo.
-¿Puedes ser maduro por una vez en tu puta vida?
-Parece que olvidas las reglas.
-Me importan una mierda tus reglas, pensé que habia quedado claro - Responde echándole un vistazo al cielo fuera del Jet con algo de nervios - Habla.
-No, Sweet, así no son las cosa - Respondo con calma - Hablaré cuando me de la gana, mientras tanto, dejaré que se te pase la histeria del momento.
Cierro de los ojos y me cruzo de brazos decidido a ignorarla por gran parte del vuelo a Rio. Sweet parece murmurar una maldición y deja de insistir, porque si algo me llama la atención de su actitud es ese bendito orgullo que carga cada día.
Luego de un silencio de aproximadamente diez minutos, vuelve a hablar alejándome de una siesta.
-¿Puedes decirle a tu perro guardián que deje de verme como si quisiera matarme? - Pide con incomodidad.
Hasta ahora recuerdo que mi escolta está con nosotros en el vuelo de vuelta a casa y que Djava tiene cierto recelo frente a las personas que no confía.
-Djava, déjala - Ordeno entreabriendo un ojo para verlo y luego vuelvo a cerrarlo.
-¿A donde vamos? - Pregunta sin dejarme conciliar el sueño.
-Tu lo sabes.
-Solo... - Parece morderse la lengua para evitar decir malas palabras - Dime a dónde vamos.
-A Rio de Janeiro, ha cambiado bastante desde que te fuiste.
-¿Allí está Márcia?
-Todo a su tiempo, Sweet, primero debes conocer el plan antes de pensar siquiera en salvar a tu hermana.
-¿Cómo quieres que conozca el plan si no has mencionado ni una sola palabra de eso?
-Eres intensa- Gruño antes de pasarle la carpeta negra que reposa en la mesa frente a nosotros - Toma, lee y déjame dormir.
-¿Qué narco escribe sus planes en papel y los guarda en carpetas? Esto no es la universidad, Tiago.
Djava y yo no podemos evitar reír. Niego con la cabeza y me permito girar la cabeza para verla directamente a los ojos.
-Hay muchas cosas que no entiendes aún.
[...]
Luego de mi siesta, considero que es suficiente de payasadas y que es momento de que Sweet sepa su papel dentro de todo esto. Si quiero que salga perfecto, ella debe obedecerme al igual que deberá hacerlo todo mi equipo.
-¿Leíste los documentos? - Pregunto haciendo que Sweet se sobresalte en su asiento.
Como de costumbre, me mira mal y asiente con la cabeza, esta vez decidida a obtener más información que antes.
-Tu nombre artístico ahora es Némesis, diosa de la solidad, venganza y de la fortuna-
-Que apropiado - Interrumpe con ironía.
-Haces parte de un grupo de bailarinas eróticas conocidas en gran parte de Latinoamérica, evidentemente todo es falso, te reclutaron hace tres meses debido a que destacaste con tus bailes, cosa que para nada será complicado para ti - En cuento lo digo me arrepiento al ver su sonrisa de suficiencia - Verás, tu grupo está de gira por los bares más importantes del submundo brasileño, por esta razón te toparás con Cassiano más de una vez. Tu misión es lograr que caiga en tus garras y para esto tenemos poco tiempo, sin embargo confío en que tus compañeras lograrán entrenarte muy bien para lo que viene.
Bufa y me mira con cara de no creerse lo que le digo.
-¿Entrenarme? ¿A mi? Creo que se hacer mi trabajo Tiago, no necesito un curso para que me enseñen a ser lo que soy ahora.
-Precisamente necesito que olvides eso, ya no eres Sweet, ahora eres Némesis y tu personalidad nueva será completamente opuesta a la que tienes ahora.
-¿A que te refieres?
-Tu papel dentro de tu nuevo grupo de baile es ser la sumisa y tierna, olvídate de ser dominante, estás para obedecer a tu cliente.
-Oh.
Murmura mirando al suelo. Parece recordar los gustos de mi padre, solo mujeres calladas que no protesten y que tan solo cumplan ordenes.
-Continua - Dice y tomo aire antes de comentarle todo el plan o al menos explicar lo que está en la carpeta.
ARCHIVO:
Huracanes, es el grupo de bailarinas conformado por cinco chicas; la primera es Leto, diosa de la noche y líder de las demás, se caracteriza por su comportamiento misterioso y dominante, su particular acento atrae demasiados hombres que fantasean con escucharla. Leto es huérfana, Cassiano asesinó a sus padres cuando apenas tenía dos años de edad porque estos se negaron a pagar una cuota obligatoria dentro de las favelas.
La siguiente es Metis, diosa de la sabiduría encargada de poseer la personalidad despistada pero excitante teniendo en cuenta su forma atrevida de dirigirse a los clientes. Su hermana mayor, fue asesinada por uno de los hombres de Cassiano en una de sus fiestas extravagantes en Rio de Janeiro.
Aura, diosa de la brisa es la fetichista del grupo, siempre lleva los vestuarios más particulares y extraños cautivando a gran número de personas cuando está en acción, ella es a la que siempre buscan cuando de fantasía extraña se requiere. Su madre trabajaba para Cassiano en una de sus mansiones, la golpearon hasta la muerte por negarse a estar con sus escoltas en las características noches de copas.
Finalmente, Cárites, diosa de la belleza y la gracia, es la más joven del grupo, pero su figura tiende a decir lo contrario. Su personalidad se centra en coquetear a como de lugar cuando está en acción. Logró escapar de uno de los burdeles de Cassiano, sus hombres la violaron y por supuesto, la obligaron a trabajar para ellos.
-¿Hablas en serio? ¿Somos un grupo de vengadoras? - Pregunta con sarcasmo - Podrían reconocernos, en especial a mi.
-Han pasado ocho años, Sweet, no hay nada que un buen cambio de look no arregle, además, usarán máscaras.
-Ajá y cuando Cassiano me pida retirarla ¿Qué le digo? Sabes muy bien que no puedo negarme a nada que me pida ¿Y qué si me secuestra? Va a reconocerme.
-El cree que estás muerta.
-¿¡Qué!?
-Llevamos planeando esto desde hace un tiempo, es cierto que no hace mucho, pero lo suficiente para haber tenido oportunidad para enseñarle una noticia falsa de una stripper que falleció trágicamente en choque de auto en los Ángeles.
-Espera...
-Si, Sweet - Digo irritado porque no pare de interrumpirme - Durante estos ocho años Cassiano estuvo buscándote, fuiste buena en ocultarte.
-¿Lo creyó de verdad? - Pregunta con un hilo de voz.
-Dejó de buscarte, hizo que uno de sus contactos buscara tu cuerpo y se asegurara que eras tú, ese ayudante suyo era-
-Greck - Completa por mí.
-Si, Greck, es mejor que sigas llamándolo así - Asiento con la cabeza - Creo que por ahora es todo lo que debes saber, irás dentro de un grupo de vengadoras expertas en el arte del baile erótico si así quieres llamarles, todas tienen el deseo vivo de la venganza, no pude haber escogido un grupo mejor.
-Márcia...
-Nos comunicaremos con ella en uno de los shows que darás, vas a presentante en el lugar donde ella está encerrada.
-Sigo sin entender la mayoría de todo esto.
Me reincorporo en el asiento para mirarla y respiro profundo para intentar calmarme.
-Necesito que atraigas a Marcola, ese es el primer paso, luego de que confíe plenamente en ti te contaré el resto.
-Es mi vida y la de mi hermana la que peligra.
-No son las únicas que están sufriendo con esto.
-¿Ah si? Dime cómo sufres tú, solo golpearon tu ego - Comienza a elevar la voz - Estas chicas perdieron a su familia al igual que yo, sin contar con su dignidad ¿Tú qué? solo te mintió.
-¿¡Crees que eso era lo que yo quería!? - Exclamo tomándola con la mano de ambas mejillas - Escúchame bien, puedo matarte cuando quiera, puedo hacer que desaparezcas y conseguirte un reemplazo, así que necesito que dejes de tocarme las pelotas cada que se te da la gana.
-Me necesitas - Habla con algo de dificultad por mi agarre y por su respiración agitada.
-Lamentablemente si, pero nada justifica que cuestiones mis decisiones, te permití elegir y decidiste unirte, así que ahora no eres esa chica ruda, independiente y solitaria de los Ángeles, ahora eres de mi propiedad, eres la mujer que me obedece y no me cuestiona.
A pesar de que tenerla sujeta de esa forma le impide en cierta medida hablar, Sweet deja que el sonido de su risa me llene los oídos. Va a volverme loco.
-He dicho que-
Mierda.
Instintivamente me llevo la mano para limpiarme la saliva del rostro y la miro con furia viva.
-Estoy aquí por mi hermana, no por ti, así que si quieres matarme hazlo, pero nunca vas a lograr que yo sea de tu propiedad.
A mi no va a venir a retarme. Desenfundo mi arma con agilidad, me subo encima de ella y con la mano libre la tomo por el cabello con fuerza para tener mayor acceso a su cuello, pongo el arma debajo de su mentón y le quito el seguro.
-¿Quieres que dispare? ¿Eh? - Digo entre dientes agitado por el enojo que crece al ver su rostro tranquilo.
-Marcola - Advierta a mis espaldas Djava.
-Hazlo - Responde sin quitarme los ojos de encima - ¿Recuerdas que dijiste que íbamos a jodernos juntos? Pues adelante, dispara y morimos todos.
-No sabes en lo que te estas metiendo al jugar conmigo.
-Te equivocas, si que lo sé y por eso estoy jugando contigo, con el mismísimo Marcola, el ingenuo que cree poder tenerme como propiedad.
Suelto una carcajada y me fijo en la enorme ventaja que lleva. Miro a Sweet a los ojos y debilito mi agarre de su cabello.
-Di todo lo que quieras Sweet, di que no me perteneces, sigue mintiéndote a ti misma - Susurro después de acercarme a su oído - Al fin y al cabo solo tu vas a terminar engañada - Deslizo mi arma por su cuello expuesto bajando a su clavícula - Si no me perteneces ¿Dime por qué puedo tenerte así de vulnerable debajo de mi? - Intenta resistirse pero mi peso no se lo permite - Si no me perteneces ¿Por qué me dejas hacer esto? - Muerdo ligeramente el lóbulo de su oreja - Y esto.
Detengo el arma en la mitad de sus pechos y con ella me deshago de los dos botones superiores del camisón que ordené a su estilista poner ayer antes de salir, quedan expuestos adornados con la pieza negra que tenía puesta en la noche, la meto dentro de ella y obligo a la tela a ceder bajando por sus senos, paso el arma por uno de ellos y sigo el camino circular. Sweet intenta alejarse, pero solo consigue que estos se muevan y me robe un suspiro al ver su piel clara y desnuda ante mis ojos.
-Porque me estás obligando - Responde agitada intentando alejarme - De lo contrario no te permitiría verme desnuda.
-Lo sé - Me detengo y alzo mi vista para encontrarme con sus ojos ámbar - Sin embargo - Reanudo el camino con mi arma y la pongo sobre su entrepierna - Estoy seguro de que si meto mis dedos debajo de esta tela, me encontraría con tu humedad ¿No es así Sweet?
No responde, solo se limita a mirarme con odio y una sonrisa se expande por mi rostro.
-Deja de jugar conmigo - Digo y me bajo de ella para volver a sentarme en mi lugar.
Sweet se apresura a cubrirse y noto su mal genio combinado con su respiración irregular. Giro la cabeza hacia la ventana de mi lado e intento acompasar el aire dentro de mis pulmones, pongo el arma con el seguro puesto sobre el bulto que amenaza con reventarme el pantalón y cierro los ojos con furia.
Esto va a ser más complicado de lo que pensé.
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