❝Recupera el control❞
Salí de la habitación, Shadow estaba realmente molesto, preocupado más que nada por la murciélago y no comprendo el por qué quiere verla, ¿por qué tanta preocupación cuando seguramente se fue?.
Debe estar en su vuelo, probablemente si, no hay por qué alarmarse.
¿Qué mierda dice la carta?, joder, si tan sólo pudiera leerla.
Aprieto los puños con fuerza mientras recargo la espalda contra la pared de la habitación de Shadow, todo esto es su culpa, si no fuera por ella no estaríamos aquí.
Creo que es suficiente, todos bajamos la guardia, no tuvimos cuidado como debíamos.
— ¿Qué sucedió? - Clint aparece de repente, sacándome de mis pensamientos mientras observa la habitación con intriga, pero le niego la entrada, colocándome rápidamente frente a la puerta.
— Los doctores están adentro - Explico con irritación, enarca una ceja y su rostro se carga de espanto — Él está bien, sólo van a cambiarle los vendajes y ya sabes cómo es de gruñón, tuvieron que sedarlo.
— Que alivio, pensé que sería algo peor... - Niego con la cabeza, alejándome de la puerta, ahora que puedo poner toda mi atención en el hombre de traje, su aspecto, a demás de lucir agotado y preocupado, hay algo en él que parece estar ocultando.
Sus labios se encuentran resecos, las uñas en sus manos parecen estar lastimadas por comérselas, yo hacía lo mismo cuando me encontraba nerviosa, pero hace años que la costumbre no ha regresado.
— Iré por algo de agua, ¿vienes?.
— Voy a esperar a que despierte. Eso debo hacer.
— Un asistente cansado no es más que incompetente, no creo que verte en ese estado sea lo mejor - Ahora, es mi turno para señalar sus fachas, su cabello despeinado y el gel aún puesto, las ojeras y los lentes mal colocados. ¿Debo hablar del olor a sudor? — Podemos descansar en la sala de espera, te llevaré agua y veré que puedo conseguir.
— No, no hace falta...
— No fue pregunta.
Me observa como si le estuviera dando una especie de orden, pero rendido ante la fatiga, pasa de largo caminando hacía la sala. Todo bajo control Amelia, mantén el control.
Lo sigo con la esperanza de que Shadow logre olvidar lo que dije, aunque tratemos de hablar con Rouge, es obvio que va a ignorar cualquier contacto por ahora.
Más que nada por el miedo a que la encuentren.
— ¿Y Mighty? - Miré preocupada por la cafetería, no está, ¿se habrá ido tras Scourge?.
— No pudo resistir el sueño, tuvo que ir a dormir en su taxi - Me explicó mientras se quitaba los anteojos, limpió los vidrios de éste con su pequeña toalla especial que sacó de su saco.
Metí el dinero en la máquina del dispensador y apreté los botones, se escucharon las botellas rodar hasta el fondo, creando un sonido de eco en la sala.
Esperé el cambio de las monedas que guardé en el bolsillo de mi abrigo, volví y me acerqué al asistente, estirando la botella de agua frente a él.
La cogió y bebió el contenido luego de destaparla, parece que necesita un gran descanso, se lo merece.
— Debo parecer un asco - Susurra con intranquilidad, sus ojos me miran esperando alguna respuesta contradictoria, pero sabe bien que, si se ve como un desastre.
— Quizás sólo un poco - Aunque mi intento por tratar de arreglar su mal genio parece no funcionar, no dirá que no traté de animarlo.
Gruñe, sosteniendo el rostro cansado sobre sus manos luego de quitarse los lentes, dejándolos en el asiento de a lado, talló sus ojos y acomodó su cabello, por así decir.
Se nota bastante preocupado, dudo que quiera decirme lo que pasa, sin embargo, deberíamos de tratar de mantener una comunicación más confiada de ahora en adelante.
Eso si queremos sobrevivir.
— Puedes irte, Mighty te llevará al hotel de Blaze, hay una nueva habitación esperándolos - Bosteza al abrir los ojos, nuestras miradas se encuentran y sabe que no pienso dejar a Shadow solo.
Ni a él, por más que me cueste decirlo, ugh.
— Deberías ir a disfrutar la cama suave, Clint. Yo no llevó toda la vida llena de comodidades, al contrario de mi, estás más acostumbrado a tus necesidades.
— ¿Acaso dormías en el suelo? - Se burla con necesidad, hace falta un poco de humor por aquí.
— Una horrible cama con los resortes fuera, llegar aquí la primer noche y sentir esa suave cama, fue como dormir entre las nubes.
— Hay mejores - Una pequeña y ligera sonrisa decora sus labios, parece que le gusta recordar su hogar, o está feliz de poder soñar estar entre las sábanas de esa cama.
— Ve a dormir entonces, estaremos bien.
— No estoy seguro, no sería conveniente descansar cuando mi jefe está en problemas, soy su mano derecha, ¿entiendes?.
— Realmente no puedo hacer que entres en razón, ¿verdad? - Me limité a verle un par de segundos, en completo silencio. ¡Se estaba quedando dormido!.
Harta de tener que lidiar con sus berrinches y verlo fingir, tratando de hacerme creer que no sucede nada, lo agarré del saco, con mucha fuerza traté de levantarlo.
Es como sacar a un borracho de una cantina, aunque éste tenga más conciencia que los verdaderos.
— Por Dios, Amelia nos están mirando todos - Indispuesto, logró sostenerse y quiso regresar a sentarse, las miradas curiosas de otras personas y los trabajadores se enfocaron en nosotros.
— Voy a hacer toda una escenita si no vienes, le diré a Mighty que te lleve al hotel, los dos pueden descansar - Expliqué, sonando como una pequeña amenaza al principio — Tomaremos turnos de descanso cuando sea necesario, pero necesitan arreglarse.
— ¿Y tú no?... - Entre dientes, me siguió por el pasillo saliendo de la cafetería, caminando hacía la salida, espero poder recordar el camino a la habitación.
— Hace horas que me bañé, fuí atacada por un asesino, me dieron ropa nueva y me comí una riquísima hamburguesa con doble queso, estoy mejor que nunca - No utilizo ningún tono de burla o ironía, de hecho, estoy mejor, aunque el miedo del asesino aún queda presente.
— Llámame si algo sale mal, por favor - Parece que al fin aceptó.
— A menos que sea de vital importancia o un asunto de muerte, lo haré - Sonreí y lo acompañé al estacionamiento.
Caminamos un poco hasta llegar al auto, toque la ventanilla del taxi, Mighty dormía plácidamente sobre el asiento trasero, se asustó y golpeó su frente con el asiento accidentalmente.
Cuando pareció recobrar el sentido, regresó al asiento principal del auto y le quitó el seguro a las puertas.
— ¿Q-qué pasó? - Rasco su nuca, parpadeando un par de veces para que la luz no le dañara la vista, las luces del estacionamiento brillan demasiado.
— Pueden ir a descansar - Clint aprovechó para subirse a la parte trasera, necesita descansar urgentemente. Creo que me estoy preocupando más de lo que debería por él. — Vayan, y regresen mañana para intercambiar turnos, voy a necesitarlo luego.
Mighty asintió, acomodando el asiento y encendiendo el motor del vehículo. Clint se acomodó en la parte trasera, recargando su cabeza sobre el cristal.
— Gracias - Dijo, observé como Clint le extendía a Mighty la dirección en su celular.
El asintió al reconocer el lugar y se marcharon. Sólo me queda esperar a que Shadow vuelva a despertar.
Al regresar a la sala de espera, el sonido vacío del hospital provocaba escalofríos. Como si algo fuera a salir mal, en cualquier momento.
Volví a sentarme, en la parte de la sala frente a la recepción, ésta vez, tratando de relajar mi cuerpo, ¿realmente estaría bien sola?.
Oculto mis manos en las bolsas vacías de mi abrigo tibio, mantengo la mirada perdida en una de las bandas vacías del jardín de enfrente.
Veo como la lluvia que hace momentos parecía una tormenta, se ha desvanecido completamente. El cielo sigue oscuro, no falta mucho para que empiece a amanecer.
De pronto, recordé a mi padre.
Cuando llovía, el aire helado chocaba contra mi nariz, y el olor a pasto y tierra mojada me provocaba tranquilidad.
Él y yo salíamos de la casa para mojarnos bajo las gotas de agua, con nuestros abrigos de plástico para impermeable puestos, y unas botas que él mismo. había encontrado y arreglado.
Tenían agujeros, al igual que los impermeables.
Pero su risa, Dios, pagaría por poder volverla a escuchar.
Y cuando, mi madre nos veía desde la ventana de la casa con malhumor, le molestaba el sonido.
Sentí una mano posarse en mi hombro, sobresaltada, me sacó de mis recuerdos.
— ¿Usted es la señorita Amelia, verdad? - Uno de los doctores me miró, asentí y me levanté del asiento — Me alegra haberla encontrado.
— ¿Sucedió algo?, ¿Shadow está bien, hubo problemas? - Comencé a respirar con rapidez, el doctor en cambio, sonrió comprensivo y me indico que no había complicación alguna.
— El paciente está bien, sólo fue el cambio de los vendajes... - Explicó tranquilamente — Sólo, nos sorprendió la forma agresiva que tuvo, ¿algo sucedió entre ustedes?.
— Sólo un par de cosas, lamento el inconveniente - Me disculpo, sólo para no tratar de alargar el problema.
— Debería mantener más cuidado, peleas o que el paciente actúe de esa manera, sólo afecta su estado.
— Prometo que no se volverá a repetir.
Tras aquella charla, el doctor se alejó dejándome sola nuevamente.
Cuando Shadow despierte, y el medicamento del suelo se haya ido por. completo, podremos hablar, necesito saber por qué es tan importante para él, hablarle a Rouge.
Necesito protegerlo ahora.
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