❝Linda pareja❞
Me seco con las toallas en el baño del hospital, en cuanto llegué y bajaron a Shadow de la ambulancia para llevarlo con un doctor.
Me dieron algunas toallas para secarme. Agradezco mucho este tipo de atenciones, aunque me costó dejar a Shadow solo.
Puedo ver un par de señoras se arreglan su maquillaje en el espejo y su uniforme, me dirigen un par de miradas sorprendidas por como me veo pero trato de ignorarlas.
— ¿La lluvia te atrapó? - Me pregunta una de ellas con preocupación, la tormenta no se ha detenido y parece no querer hacerlo; asiento sin decir palabra.
— Nos ha pasado a todas alguna vez, si necesitas algo de ropa dinos y podríamos darte alguna prenda - Ofrecen sinceras, puedo ver el resplandor inocente tras sus ojos.
— No me parece correcto aceptarlo - Digo.
- No te preocupes, no nos pertenece, algunas personas vienen a donar la ropa que ya no quieren, si necesitas ve a recepción.
— Trabajaremos toda la noche - ríen a la par, una de ellas saca un pequeño cigarro de una cajetilla en su bolsillo — Por si lo necesitas, hay un área especial para esto - Me señala un letrero "Área 100% libre de tabaco", lo sé. No puedo fumar dentro.
La oferta de la ropa no suena tan mal si es para donaciones, espero que pueda elegir algo de mi gusto. Después de todo si me quedo con la ropa mojada voy a tener resfriado. Y odio estar enferma.
— Gracias - Agarro el cigarrillo — Sería posible, ¿puedo escoger la ropa?.
— Claro que si, sígueme - La señora se despide de su compañera y me guía, mientras tanto tiento mi cabello un par de veces, está húmedo, al menos ya no dejo tantas gotas de agua en el suelo.
Mantengo mi cigarrillo en la mano, si lo mojo no servirá para después.
El hospital es bastante grande por lo que veo, limpio y con aroma a flores recién cortadas, me pregunto, ¿Qué tipo de hospital caro acepta donaciones?, es extraño. Dudo que ellos donen algo a la caridad.
Al llegar a una puerta, la señora mete la llave y gira la perilla, está tan oscuro, me invita a pasar y apenas coloco píe sobre la habitación la luces se encienden.
Hay varias pilas de bolsas azules con vendas, cajas y parece ser más almacén que un lugar de donaciones.
— Amelia - La voz de Rouge suena a mis espaldas, dejo caer el cigarrillo al piso y al retroceder, lo piso sin importarme en lo absoluto.
La señora del hospital agacha la mirada y le entrega las llaves con confianza, se aleja dejándonos solas y, ¡mierda!, tenía que ser demasiado bueno para ser verdad.
Con ella trae una bolsa y cierra la puerta con seguro, se acerca un par de pasos mientras agarro lo que parece ser una llave de herramienta entre alguna de las cajas. La alcé.
Se sorprende y por tanto, alza las manos fingiendo inocencia, como si ese truco no lo hubiera visto antes.
— ¡Espera!, necesito hablar contigo antes de que sea tarde - Calmada, acerca su mano con lentitud hacia la bolsa de color negro que parece tener un logo de alguna marca de accesorios o ropa.
Me acerco un par de pasos amenazante sin dejar de mirarla con odio puro.
— No, deja la bolsa en el suelo o vas a tener más de un ojo morado en tu rostro - Advierto con seriedad y frialdad, demasiada.
Baja la bolsa como si nada, dejando incluso las llaves en el suelo mientras acomoda su pequeño suéter.
— Entiendo que no hayas tenido una buena primer impresión de mi, pero es realmente importante lo que tengo que decirte - se ve realmente arrepentida por ciertas cosas, su mirada demuestra terrible empatía y preocupación.
— No necesito nada de ti, ni siquiera deberías estar aquí - Le contesto evasiva, no necesito escucharla.
— Pero he venido - Espeta — Estoy aquí incluso si estoy traicionando a Mephiles, pero no puedo dejar que siga con esto. Shadow fue... fue especial y yo pensé que Mephiles tenía la razón al principio.
— Fue tu culpa el haberlo traicionado primero, ¿cómo pudiste creerle a su hermano? - No he bajado la llave para nada, no hasta que ella se vaya.
— Lo sé, fue mi error - suspira arrepentida — Tal vez no restaure todo lo que hice, ni siquiera sé si Shadow pueda perdonarme, pero espero que eso ayude a restaurar parte de su vida.
Me señala la bolsa negra en el suelo, no tengo idea de saber si se trata de la verdad, o es otro de sus engaños como la enfermera de hace un par de minutos. Soy desconfiada pero...
— ¿Cómo sé si no has venido a matarme? - Digo apretando la llave.
— Pude haberlo hecho hace un par de segundos - abre su abrigo y en el, una pequeña bolsa con una arma que deja caer al frio suelo del almacén — Tienes que creerme, una simple llave de herramienta no se compara a un arma.
Mierda, bajo la llave pero no la suelto, recuerdo que me he enfrentado a un asesino experto y bueno, ella no sería problema alguno, ¿cierto?.
— Patea el arma - Rueda los ojos, pero patea la pistola hacía a mi hasta que choca contra mis zapatos, me apresuro a tomarla dejando la llave en su lugar — Bueno, ¿qué debería escuchar?
Verifico si el arma está cargada y parece estarlo, tiene algunas balas dentro, lo suficiente. Incluso si debo cuidar a Shadow y usarla lo haré.
— En la bolsa hay una memoria con datos y fotografías de Mephiles culpando a Shadow de atrocidades que no cometió, robos, cheques y cuentas de banco falsas donde recibe pagos exteriores por venta y lavado de dinero - Me explica.
Su voz suena calmada pero, su rostro y expresiones están en lo contrario. Está sudando por que dudo que ella se haya mojado. Estoy empezando a sentir demasiado frío con ésta ropa.
— ¿De verdad hiciste todo eso? - alzo una ceja sin comprender precisamente los motivos. Pero ella asiente completamente segura de lo que ha hecho — Si él se entera va a...
— Lo sé, compré un boleto a Rusia así que, me iré saliendo del hospital, estaré segura y volveré cuando las cosas se hayan calmado - Dice sin dejar de mirarme a los ojos.
Decido bajar el arma y confiar en lo que me dice, tiene razón, si fuera una trampa no me lo hubiera contado, no inventaría toda una historia y tampoco perdería el tiempo parloteando.
— Además - ella levanta la bolsa negra del piso y me la extiende, me acerco un poco para tomarla — Lamento lo que ocurrió en el Casino.
—Era parte de tu trabajo, sé cómo funcionan las cosas, quedará olvidado - La interrumpo, realmente parece ser lo contrario a lo que creí pues, está aquí dispuesta a darle la mano a un viejo amigo, a tratar de arreglar las cosas.
— Una cosa más... tal vez, yo sabía lo de el asesino, siento que todo esto es mi culpa por no habérselos dicho antes, pero tenía miedo de que Mephiles y sus secuaces me descubrieran en el acto. Perdón.
Su mirada se llena de pequeñas y cortas lagrimas traicioneras, muerdo mi lengua para no soltar un comentario hiriente hacía ella, esto es su culpa. Si ella hubiera hablado Shadow no, él no estaría aquí.
— Hay dos personas trabajando al lado de Mephiles, un erizo azul llamado Sonic y el asesino que vieron ustedes - Saca dos pequeñas fotos de la bolsa de su abrigo, el asesino tiene el rostro muy similar a Silver — Él es realmente peligroso.
Lo señala mordiendo su labio inferior, ¿quiere decir...?
— ¿Qué es lo que sabes?.
—Ustedes no salieron vivos por suerte.
Un pequeño nudo en mi garganta se acumula al escucharla, no fue suerte, ¿entonces qué?, esto no me gusta nada, ¡tengo que regresar con Shadow!.
— ¡Espera! - Ella me agarra del brazo antes de que pudiera acercarme a la puerta, me zafo al sentir sus uñas postizas rasguñarme de manera ligera — Abre la bolsa.
Sin espetar ni buscar pelea, abro la bolsa observando el contenido, hay ropa y la memoria como dijo, al igual que dos cartas en sobre bien acomodados.
— La ropa era como un regalo para disculparme, no sabía que te encontraría de ésta manera - Me señala de abajo hacía arriba, me avergüenzo por el estado en el que estoy.
— Esto es... - Saco la ropa observando los jeans de color azul claro, la blusa y el pequeño suéter de tela tan suave, con decorados de pequeñas flores pequeñas y amarillas en la parte superior, y un abrigo blanco que llega un poco a las rodillas.
— Espero que puedan lograr lo que quieren, pero... tendrás que darle las cartas a Shadow cuando se mejore, no lo hagas hasta que Mephiles esté tras las rejas - Implora limpiando sus lagrimas, su rímel se ha caído y parece importarle menos.
— Lo haré, él sabrá lo que hiciste - Sonrió de manera ligera, comprensiva ante la murciélago y sus buenas intenciones.
— Gracias, Amelia - Se despide quitando el seguro de la puerta, me lanza las llaves del almacén y antes de cerrarla e irse, voltea a verme con ojos brillantes y una sonrisa coqueta — Eres una suertuda, el negrito y tú hacen una bonita pareja.
Cierra la puerta, abro la boca para tratar de decir algo en contra pero las palabras no me salen, mis mejillas se acaloran y yo, cierro los ojos con fuerza mientras aprieto el juego de llaves en mi mano.
¡Que no somos novios, carajo!.
Ea Ea, ¡Hola!, ¿Les gusta el hermoso separador que hice?, claro que si cómo de qué no. A partir de aquí el maratón se ha terminado, no mentiras.
Estaré con las otras historias, voy a estar activa por que, la historia lleva demasiados capítulos, más que nada relleno.
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