❝ La promesa de un padre ❞
— Disculpe, pero, ¿Por qué motivo acepto a esa mujer?, si solo se trata de una noche o para juego, no comprendo por qué con alguien como, ella - Clint, mi querido amigo y mi mano derecha, acomodando las hojas blancas de su arduo papeleo. Formando una mueca de disgusto ante mi decisión.
— No es interés sexual, solo me gustó la forma que tiene para hacer las cosas, esa seguridad y además es bastante buena, le dio un buen juego a la máquina aunque perdió - Exclamé, tecleando en el celular buscando información
No es la primera vez que lo escucho, ¿Preguntar o cuestionar?, averiguar de una forma más profunda mi decisión y es lo que intenta lograr.
— Pero el Joven Scourge es suficiente para este trabajo - Exclamó
— ¿Acaso no sabes nada?, llevar a esa chica a las Vegas, con ropa cara y bien arreglada atrae miradas en una mesa de juegos - Expliqué mientras me levantaba del sofá.
— ¿Qué es lo que piensa hacer?
— Es todo parte de un gran plan Clint, salir de las Vegas con millones, ellos creen que no puedo ni ganarle a un vagabundo, lo único que quiero es que se manchen las manos por mí - Coloqué mi celular en el escritorio.
Encendiendo la función proyector, mirando en la pared como varias imágenes de casinos famosos y los antecedentes de ambos erizos contratados.
— Sus peones son inútiles, veo muchas fallas en su plan.
— ¿De verdad?, que tan difícil es entender. Ambos, bañados y perfumados entran al casino, ambos llevan como una pareja, la rosada actúa como tonta mientras su caballero verdoso apuesta lo qué puede - Expliqué
— En ese caso, La señorita Amelia solo se encargará de tentar a los demás hombres en la mesa. Tal vez un buen escote llame la atención - Me sugirió
— Pensaba escote y piernas, ambos son importantes - Compartimos miradas cómplices.
— Buena elección - Dijo.
— Obvio, soy yo, nada puede salir mal.
— A menos de qué ella se niegue a ser la mujer tonta y atractiva
— No lo hará, se que tiene deseos de ir a las Vegas por alguna razón, lo noté más que nada en lugar de querer ayudarme cuando le hiciste la entrevista. Lo único que puede hacer es arrodillarse frente a mi y hacer su trabajo - Reí acompañado de Clint
— No dudó que quiera hacerlo, solo hay que tirarle un fajo de billetes y caerá a sus pies joven
— Por supuesto, eso es todo lo que ella quiere. Debe vivir de apuestas y prostitución, no me imagino cuantas enfermedades tenga dentro - Solté asqueado mientras apagaba él celular.
— Si gusta podemos hacerle exámenes.
— ¿Podrás?, no quisiera malgastar tu tiempo en temas que no te interesan.
— Sus problemas, confusiones, y dudas son mi problema - Comentó con tranquilidad y orgullo.
— Ese es mi chico - Dije burlón, todo saldrá como imagino.
— ¿Vas a irte? - Cream me preguntó, sin entrar a modo cuarto mirándome desde la entrada, obvio que no puede entrar. Lo tiene prohibido.
— Así es, mañana en la mañana me voy y debo empacar muchas cosas - Dije y guardé mi ropa, le conté a Silver y me regaló ropa nueva.
¡¿Te aceptaron?!, ¡lo sabía!, tendré que darte ropa nueva si no quieres ser el hazme reír de todo el casino
Recuerdo sus palabras, es que ya no existe respeto entre clases y bueno, en realidad nunca existió ni existirá con gente tan podrida.
— ¿Crees que pueda ir contigo? - Pregunto emocionada.
— Le pregunté eso a mi madre alguna vez, y mírame. Término olvidándome en su viaje - Le contesté guardando los últimos zapatos que quedaban. Creo que todo esta listo.
— ¿Y...regresó por ti?.
— Si hubiera vuelto por mi, ni siquiera estaría aquí - Dejé la maleta en el suelo, volteando a ver su impresión en el rostro.
No es tan fácil como piensa, mi madre, alcohólica como clásico cliché y mi padre un hombre que voy a amar hasta el final de mis días a pesar de no estar conmigo.
Fue el mejor apostador de su tiempo, él siempre se encargaba de los gastos de la casa mientras mi madre le robaba el dinero para gastarlo en botellas de Whisky.
Él se mantenía al tanto de mi madre y de mí, cuidando que esa mujer no encontrará las botellas que el escondía por la casa en Idaho. Es el lugar donde nací, mi padre es originario de allá pero mi madre es de New York, donde yo me encuentro ahora.
— ¿Extrañas a tu madre? - Me preguntó, negué soltando una risa seca y melancólica, claro que no la extraño. ¿Quien extrañaria a esa mujer?
Recuerdo, cuando mi padre iba a los bares a apostar por caballos mientras yo me quedaba sentada en una esquina del bar, comiendo de una bolsa de palomitas mientras el me pedía que no hablará con nadie ni me fuera del lugar si no era con él.
Y siempre seguí cada una de sus órdenes, siguiendo a mi padre todos los días y de vez en cuando sus amigos los "raros" me preguntaban cosas que no contestaba, "¿Cuantos años tenía?, ¿por qué era tan callada?"
Mi padre solo contestaba, "esta pensando, dejenla en paz" y tenía razón, mucha. Fue el único que me comprendía y de cierta forma lo agradezco, no entiendo como lo hacía y de alguna extraña razón siempre lo creí especial.
Él y yo, juntos caminando entre bares mientras me tomaba de la mano. Siempre pensaba, no en qué, no en los caballos como decían sus amigos, no en mi vida y que pensaba que era asquerosa, sí no en él, solo él.
¿Por qué me llevaba a pesar de que no debía hacerlo?, por que mi madre estaba tan loca que podía lanzarme una botella de cristal a la cabeza y matarme. Esa es la respuesta.
Después de todo el fue el único que de verdad le importe, a pesar de que pudo haberse fugado y huir lejos de mi estorbo y la carga que mi madre ejercía sobre él.
Dejé las maletas en la entrada del departamento; observando la hora y la pared color amarillo claro que adorna él pasillo. La pintura callendose y la madera que cruje al entrar.
Respire profundo al recordarlo, sí solo. Si solo le hubiera hecho caso aquella noche ahora podría estar con él, tal vez en la cafetería trabajando mientras él llega y se sienta en la mesa junto a la ventana de la última fila a la izquierda.
Idaho, un buen lugar para vivir según él... me pregunto, ¿podra perdonar mi error?, mejor aún, yo me lamento cada que lo recuerdo y aún más, por saber quien fue quien lo oculto todo.
— ¿Cuándo podemos ir de vacaciones? - La pequeña manita apretó el dedo anular de la mano adulta, caminando bajo la lluvia siendo protegida por un paraguas que el erizo sostiene. El erizo sonríe débilmente, deseando tomar las vacaciones que su hija anhelaba.
— Prometo que conseguiré dinero, podemos ir a un lugar bonito, ¿a dónde quisieras ir? - El erizo pregunta curioso, viendo los charcos de agua que la menor salta con risas.
— ¡Ahí! - Señala al estar carca de un anuncio grande con destino a las vegas, las luces son de colores neón y se encienden y apagan.
El adulto encarna una ceja, soltando una ligera carcajada al momento de mirarla y agacharse para cargarla.
— Tal vez puedas ir cuando seas mayor de edad - Traga con dificultad, no quiere imaginarse a su pequeña hija metida con gente mala — ¿No te gustaría ir a un parque de diversiones?.
— Mamá dice que puedes conseguir mucho dinero si juegas - Dice, y su padre frunce su ceño, su esposa solo le mete ideas erróneas a la niña.
— No, yo conseguiré el dinero. Lo prometo.
— ¡Amy! - Sentí la corta sacudida de Cream, despertandome de mi confusión la observe directo a los ojos, sentía mi pecho arder nuevamente y las lágrimas salir a cascadas.
Me observo sorprendida, nunca me había visto llorar de esta forma.
— ¿Por que...
— No digas nada - La interrumpí, regresando a mi realidad mientras agarro un pedazo de plástico color verde y musgoso. Guardandolo en mi chaqueta.
Puedo escuchar el sonido de un auto estacionarse frente al edificio, debe ser Scourge. De lo contrario nadie vendría a visitarme o bueno, Silver también cuenta. Incluso después de tanto tiempo va a seguir atormentandome este recuerdo.
¿Como no?, si fue mi culpa por no tomar su estúpida y calidad mano rosada..
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