❝Juego sucio❞
Agregó dos cubos de hielo a su vaso con coñac mientras estiraba su cuello, estaba tenso y eso le molestaba, tener que preocuparse por el pasado.
Lo que creía tener bajo su control se estaba escapando de sus manos. Tan resbaladizo gracias a la presencia molesta de Shadow.
Tenía un terrible humor que claramente, el resto de sus camaradas y trabajadores notaban. Claro, no hay que hacer enojar más al jefe.
Tragó una gran cantidad de ese líquido frío, estaba delicioso, relamió sus labios mientras disfrutaba del sabor al tiempo que se recargaba contra su mueble lleno de botellas de alcohol.
Escuchó dos toques en la puerta y se irguió de vuelta, esperó unos segundos y caminó hasta la ventana, los edificios externos, cercanos y vecinos al suyo brillaban con un montón de carteles neón restantes. Más casinos, hoteles, atracciones, entre otros edificios que servían como lavado de dinero.
Hasta las pequeñas tiendas lograban verse desde su edificio, sonrió satisfecho por sentirse sobre todos y sobre todo, precisamente estaba en el lugar donde pertenecía. Era su destino llegar ahí, en la cumbre de dinero y de poder.
Volvió a escuchar los mismos golpes, con un poco más de intensidad que la anterior, se molestó hasta que reconoció la voz de Sonic del otro lado de la puerta.
— ¿Esperas que te abra la puerta? - dijo con sorna y cierta burla en su tono de voz cuando el azulado entró, señaló un vaso vacío para coñac, invitándolo a beber. Todo un honor para el resto, quizá - quiero un poco de aire fresco.
Sonic ha tomado el vaso después de cerrar la puerta con seguro y acercarse sin miedo, lo llena con hielo y le pone el coñac después, solo un poco. Ambos salen al balcón con vista impresionante, Mephiles se recarga en el barandal de cristal, Sonic se junta y ambos mantienen los codos sobre el frío metal que protege desde arriba del cristal.
Se puede sentir la corriente de aire frío de la madrugada. Sonic sabe que Mephiles está enojado, es bastante fácil de leer en comparación a su hermano.
— Rouge, la encontramos - dice Sonic manteniendo el vaso en sus manos.
Comienza a sentir nervio, en especial cuando las púas de la espalda de Mephiles se irguieron.
— ¿Hiciste lo que pedí? - su voz se torna ronca con cierto toque de indiferencia.
— Una muerte rápida. Aunque tuvimos que perseguirla.
— Vamos haciendo limpieza, poco a poco - toma del vaso con hielos nuevamente. el pequeño toque de remordimiento en su pecho comienza a tornarse molesto, y no solo eso.
No es que la murciélago fuera su mujer, en primera ella no quería nada más serio que sesiones de sexo salvaje, y en segunda, él no estaba listo para compartir su victoria con nadie más que no fuera solo él.
Aunque estaba seguro que no podría volver a tener a Rouge en su cama, sobre o bajo él..., sería algo menos de qué preocuparse.
Mephiles podía recordar la voz y los tacones de esa mujer con curvas atractivas por el resto de su vida. Los primeros recuerdos vagaron rápido por su mente, incluso desde el primer instante en que la vio junto a Shadow, él presentándola como su secretaria hasta que se convirtió en la novia y casi prometida de su hermano.
No solo se sentía poderoso por demostrar que obtenía lo que quería a cualquier costo, sino que había quitado del camino a Shadow por completo, mientras él había desatado un caos para culpar a su pequeño hermano menor, este solo le guardara más odio.
Ante los ojos de su padre, Shadow era un hijo intolerable, incapaz de manejar su futura empresa y el resto de las fundaciones contribuyentes. Era más que obvio que Mephiles estaba en la primera lista, y el resto del mundo lo sabía.
Sin embargo, cuando Mephiles ve los ojos de su padre, una extraña sensación de dolor atraviesa su pecho y no es culpa, pero comienza a sospechar que su padre no es tan ingenuo como pensaba entonces, ¿pero por qué no ha hecho nada al respecto?.
— Evan se encargará de tirar el cuerpo - agrega Sonic viendo a su amigo desanimado — aún hay tiempo si es que quiere despedirse.
Mephiles escucha, sostiene su vaso con una mano en cuanto su risa pequeña y corta le devuelven la vista de sus verdaderos objetivos, llorar por una perra traicionera es innecesario y molesto.
— Tengo cosas más importantes que hacer ahora - suelta con cinismo, después de haber estado tan cerca de Rouge y mandarla borrar del mundo tan fácilmente, Sonic se pregunta cómo pudo ser amigo de un erizo como él. ¿Sería igual de fácil para Mephiles deshacerse de él? — el siguiente objetivo vuelve a ser rosado gracias a la incompetencia de Evan.
— Sobre eso - Sonic bebe un poco del líquido antes de contar la información recopilada - escuché por informantes que Evan y Shadow terminaron entre golpes, Shadow está fuera, recién salido del hospital.
— Y requiere cuidados - complementó el vetado, pronto se formó una sonrisa malévola en su rostro - ¿podemos aprovechar?.
— Sugiero que si, señor.
Los orbes de Mephiles parecen brillar, una chispa de malicia y unas intensiones sucias se despliegan tan pronto como unas monedas al caer.
Sonic termina su trago, dejando el vaso votado sobre una de las pequeñas mesas redondas en el balcón. Cruza una última mirada con su jefe antes de acercarse a la puerta corrediza de cristal.
— Una cosa más... - él se detiene en el portal — a Shadow no le gusta que toquen sus juguetes, puedes hacer lo que quieras con la chica.
La luz del sol no atravesaba las cortinas tan fácil, el cuarto seguía oscuro con un aroma entre sudor y colonia de hombre combinadas.
Despegó su rostro del pelaje blanco en el pecho de Shadow apenas sintió algo de calor, habían dormido sin el aire acondicionado encendido y ya sentía que el sudor de anoche volvía su pelaje pegajoso.
Irguió su espalda y talló un poco sus ojos al acomodarse en la cama, parpadeó un par de veces al darse cuenta de lo que habían hecho anoche juntos, se fijó en la ropa regada por todas partes en la habitación, en su cuerpo desnudo con marcas y en el contrario quien descansaba tranquilamente sobre la cama.
— Buenos días - dijo suavemente sin recibir ni una respuesta.
Pensó que lo mejor sería arreglarse antes de que el resto de la compañía se despertara, conociendo al entrometido de Clint, sería capaz de entrar a la habitación sin necesidad de tocar.
Alejó las cobijas que la cubrían y con pasos silenciosos, llegó hasta el baño de la habitación y entró a la ducha, usó los productos que el erizo tenía sobre un pequeño organizador, incluyendo un poco de su shampoo, el baño se inundó en vapor caliente por el agua hasta empañar los espejos.
Luego de unos cuantos minutos más dentro de la ducha, tallando su cuerpo y púas con la espuma restante, salió en bata y con su cabeza húmeda, no se molestaba en secar correctamente sus púas con la secadora pues lo consideraba una perdida de tiempo y una, no necesidad.
Comenzó a recoger las prendas de ropa regadas, sosteniéndolas con su brazo izquierdo mientras que el otro la agarraba, se detuvo cerca del lado donde Shadow dormía para volver a verlo, su rostro somnoliento, su pecho y su respiración tranquila.
Ella no lo había visto de esa forma, un modo de confianza que quizá otros no tienen la oportunidad de tener o conocer, verlo así le provoca un sentimiento de cosquillas en el pecho y en abdomen con solo poder apreciar el momento.
— Ni en hospital te veías así - susurró al recordarlo sobre la camilla en recuperación.
Volvió de regreso al baño para vestirse, sin embargo recordaba que Shadow dormía y que sería mejor apresurarse, entonces se quitó la bata dejándola caer sobre el piso de marmol, agarro su sostén y lo abrochó con facilidad. Tomó su tanga y la subió por sus piernas y muslos hasta acomodarla en su lugar, el resto casi entró solo.
Al ponerse la blusa, sintió nuevamente en su nariz el aroma a macho que desprende el azabache y una sonrisa tonta decoró su rostro pálido.
Cubrió esa sonrisa con sus manos y trató de recuperar su humor habitual, no era posible que estuviera enamorada, mucho menos ahora con todos los problemas alrededor.
— ¿Cuánto tiempo tengo que esperar para que me despiertes con un beso? - escuchó la voz gruesa detrás de ella, proveniente de la cama matrimonial a sus espaldas. Se dió la vuelta con ambas mejillas un poco rosadas y se acercó hasta la orilla para recargar sus brazos y codos sobre el mueble en la parte de enfrente.
— Que yo recuerde, no eres un príncipe - se burló haciendo referencia a los cuentos de hadas, un pequeño chiste que fue bien recibido por su parte.
Shadow se acomodó en la cama, recargando su espalda casi sana en el respaldo de la cómoda mientras las cobijas le cubren la entre pierna.
— Te arreglaste.
— No iba a quedarme todo el día en cama - explicó ella.
— ¿Ibas a dejarme solo? - cuestionó él.
— Tengo que ir al banco para enviar dinero a alguien en New York, y tu necesitas descansar todavía - señaló su cuerpo refiriendose a las heridas que todavía no cierran por completo.
Shadow masculló, no quería que supiera que se sentía cansado, y vaya que noche. Sin embargo las heridas no estaban bien y eso provocó que algunas se abrieran ayer. Se odiaría dejarla sola mientras él se queda sobre un sofá o en cama todo el día.
— Lleva a Clint contigo, que él te acompañe al banco o déjale ese trabajo.
— ¿Estás loco?, seguramente va a rechazarme, además puedo cuidarme sola y él necesita hacerse cargo de ti mientras no estoy. Solo será un momento, lo prometo.
El rostro del erizo no luce muy convencido, pero intentar convencerla no resultará, lo sabe bien conociendo el temperamento de la hembra, no dudará en mandarlo al carajo si insiste.
— Deja me arreglo, desayunemos y luego te vas, ¿te parece o no puedes esperar al banquete? - relució su encanto con una corta sonrisa mostrando sus dientes blancos y relucientes. Tremendo encanto que si antes no ponían a Amelia en el suelo, ahora mismo la tenía comiendo de la palma de su mano.
Tremendo cambio de papeles.
— Si se trata de comida puedo esperar - se excuso y ambos rieron al unisono, muy dentro de sí misma, amaba verle sonreír de esa forma tan natural.
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