❝Juega bajo mis reglas❞

— Deja de tocarme - Susurró molesta, mirando de soslayo a su acompañante verdoso que no paraba de acariciarle el trasero cuando podía.

— ¿O qué?, ¿tu novio el negro va a matarme? - Le dijo exasperante, Scourge no estaba nada conforme con lo que ocurría entre el vetado y su amiga rosada. Era bien cierto que ellos dos no eran nada más que amigos, tal vez con derechos pero, nunca quisieron formar ninguna relación. 

— Basta Scourge, ya te dije que no quiero hablar sobre ese tema, y no somos novios. Esto es solo por dinero, ¿lo olvidas?, es mi momento de irme con las manos llenas de dinero cuando entre a ese lugar - Miro el casino y los brillos decorativos que tenían afuera, a pocos pasos de la entrada.

El erizo intentó ignorar el hecho de que la eriza no iba a seguir el plan del azabache, ¿Y cómo se enteró?, había llegado al cuarto momentos antes de que ellos dos comenzaron a coquetear, claro que estaba molesto. 

Pero escucho todo lo que necesitaba, ambos, el azabache y la eriza tenían sus propios planes, y como dijo Shadow, le convenía permanecer a su lado, quién sabe qué otras cosas pasaban por la mente de ellos. 

Las puertas se abrieron y enseguida escucharon los gritos efusivos de felicidad por parte de gente que ganaba en la máquinas, el sonido de fichas caer, la gente los hombre vestidos de trajes caminando de aquí y allá, los guardias de seguridad en las puertas mirando atentos.

Bien, era hora de intentar que todo siguiera bien, a menos que Amelia lo arruinara todo, quien sabe, no sería culpa del verdoso. Eso lo hizo sonreír.

Dentro del hotel, el azabache entró a una de las salas, privadas para ser específicos, reuniones de "empresas".

Acomodó el saco de su traje y abrió la puerta sin problemas deteniendo la charla de los multimillonarios de las vegas. Se sorprendió al no encontrarse a un zorro. Bueno, así mucho mejor.

— Caballeros - dijo y cerró la puerta, acercándose a la pantalla de presentaciones captando las miradas arrogantes e interrogativas de los demás — Es un gusto verlos de vuelta.

— Miren quién llegó, y yo que pensaba que el monstruo había sido reafirmado - Se burló uno de los hombres, uno de los que poseen tanto dinero y poder con la sociedad.

— Tiene razón, tú no deberías estar aquí - Lo miro un hombre alto de ojos cafes, mejor conocido como Joseph,  intentando ser intimidante pero Shadow ni siquiera sentía nada, solo irritación por las especulaciones y bobadas que su padre decía por la televisión. 

Lo hacía verse correcto, un mejor erizo que deseaba dejar de lado su pasado para dedicarse a las acciones de la empresa y dejar sus vicios. 

— Bla, bla, bla, como digan. No me interesa si están al tanto de la novela señores - Fruncieron su ceño — Me interesa hacer negocios - Se centró en su principal idea, ya tenía la atención de los hombres y eso era lo que quería

— ¿Negocios?, ¿Que tipo de negocios estas hablando?, la última vez tus planes fueron un completo fiasco - Comentó Carl, uno de sus viejos aliados.

— Recordemos cuatro años atrás, cuando la policía y los fiscales me seguían - Dijo el azabache, pasando su mano por la pantalla plana de la sala — Era un chiquillo idiota que estaba empezando, mi tremendo error fue confiar en una perra que se hizo pasar por aliada. 

— ¿Sus senos te cegaron? - Se burló Joseph. Dueño de una cadena de empresas reconocida, más que nada, armas

— Cierra la boca - Se quejó Blaze, una mujer lesbiana de veintidós años, hija de un hombre homofóbico que prefirió dejarla abandonada, con el poco dinero consiguió llegar lejos hasta ser dueña de un hotel cinco estrellas y varios casinos — Es la primera vez que lo escucho aceptando sus errores, dejame disfrutar el momento.

— No me cierres la boca, gata de mierda - La enfrentó,  no le gustaba que nadie lo callara, mucho menos una mujer

— Basta, los dos - Espetó Carl, ganándose las miradas de Blaze y de Joseph con completo desacuerdo.

— Debería pasar al punto, si seguimos así no voy a conseguir lo que quiero, y lo que ustedes quieren - Shadow metió su mano a la bolsa del pantalón, causando que los presentes se enfocarán en sus movimientos y hicieron sacar sus pistolas, apuntando al azabache sin siquiera bajarlas.

El azabache no se sorprendió , «¿quién no tiene un arma?», sacó su celular en mano y levantó ambas en signo de paz, no venía a eso y parece que los demás lo entendieron, de ser así Shadow ya habría entrado con más de cinco hombres para matarlos a todos.

— Tranquilos, vamos con calma - Dijo él — Lo único que quiero es, acabar con la competencia, ¿no es eso lo que ustedes planean hacer? - Les pregunto curioso e intrigado, realmente él lo sabía.

— Si sabes de nuestros planes, dilo de una vez.

— Quiero robar todo el dinero del Casino Night, eso es todo lo que quiero, pero necesito de su ayuda si quiero lograrlo - Fue directo, tal vez así debía empezar desde el principio.

— ¿El casino de tu hermano?, no lo creo - Blaze miraba insegura.

— La relación que tengo con mi hermano no es muy cariñosa, él me quito lo que yo quería, y ahora pienso arrebatarselo todo.

— ¿Hablas de Rouge?, por que por lo que sé ella ya no trabaja para él - Comentó Carl.

— ¡Esto no se trata de mujeres! - Golpeó la mesa con su puño, formando un aire de superioridad en el lugar — Mujeres me sobran, él me robó millones que fueron gastados en su estúpido casino millonario, quiero mi dinero, y me llevaré cada centavo.

— ¿Y nosotros en que entramos? - Joseph estaba confundido.

— ¿No es obvio?, Carl conoce cada maldito casino, Blaze necesitaré alguna que otra habitación de tu hotel, Joseph tiene las armas y, jackson tus influencias con la sociedad pueden ayudar - Shadow estaba confiando, tal vez su plan iba mejor de lo que esperaba.

— ¿Y que recibimos nosotros?, sí, tú plan todo es color de rosa, pero no veo en que nos beneficia - Lo interrogó Carl, y todos estaban de acuerdo

— Bueno, acabar con el casino de mi hermano les quita la mejor competencia, además de que planeó eliminar a Mephiles para siempre, mataré dos pájaros de un tiro. Se que Mephiles les debe mucho y me encargaré de devolverles todo.

Su voz sonaba confiada, parecía que esta vez lo tenía todo planeado, ninguna falla, eso y que los millonarios notaban cierto cambio en el erizo.

Sonaba tentador, era una oferta que no podían dejar pasar. Pero aún había incongruencias en sus planes.

— ¿Como piensas entrar al casino?, no puedes por ser simplemente tú - Le dijo Jackson, en cuanto Shadow cruzara un pié en el casino terminaría con una bala en el pecho, y los demás dirían que fue por protección. Mephiles no lo quería cerca.

— Por eso, tengo a dos de los mejores apostadores de barrio de New York, son astutos, inteligentes y dementes, pueden servir como marionetas para mí - Explicó orgulloso.

— Eso lo explica, ¿seguro que son los mejores? - Le dijo Carl de forma despreocupada.

— Más seguro que usted cuando derribó un parque recreativo para hacer una plaza comercial - Argumentó divertido, los millonarios no tenían límites y soltaron una corta risa.

— En ese caso, ¿quienes son las marionetas? - Jackson sonaba interesado, todos lo estaban.

— Scourge el erizo y Amelia Rose - Mostró sus fotos, no pudieron evitar reírse de lo que podrían lograr con solo dos erizos ingenuos y tontos.

Y Shadow sonreía ladeado, admirandose a sí mismo por lograr otra pequeña parte importante del plan, tener a su merced un grupo de millonarios cegados y estúpidos.

Más estúpidos de los que podían ser sus marionetas.

— ¿Creen que pueda quedarme con esa cuando esto termine? - Borró su sonrisa cuando Joseph señaló a la rosada.

— Me pertenece - Replicó Shadow, asustando con su mirada penetrante a Joseph, el muchacho solo tragó saliva.


























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