❝Infiltrados❞

Revisó su celular cuando lo sintió vibrar, una notificación nueva. 

"Cuídate de ese idiota" - Shadow.

Sonrío al leerlo, las puertas se abrieron y volvió a guardarlo en la mochila. Salió y notó un bote de basura, dejó el chicle ya seco de Scourge dentro del contenedor y se dispuso a buscarlo con la mirada, ¿sería tan difícil encontrarlo?. 

— El auto más llamativo... - murmuró para ella antes de escuchar el sonido del motor, observó del lado derecho un precioso Lamborghini con protectores color rosa fosforescente, la pintura tenía un perfecto acabado de color verde y los vidrios completamente negros. 

Conociéndolo, tenía una sonrisa ladina en el rostro.

Observó hasta el último detalle del auto ¿sería intencional?, ¡por supuesto!. 

El auto se detuvo frente a ella, la ventana del copiloto bajó y Scourge la recibió con una sonrisa de lado a lado, palmeó el asiento de cuero negro con detalles del mismo color que el auto, encendió la música y le abrió la puerta para tenerla dentro. 

— No puedo creer que vinieras en este - una chispa brilló en sus ojos con cierta emoción. 

— Sé que te encanta este auto, vine a recuperarte rosita - dijo orgulloso acariciando el volante — entra ya, mientras más cerca estemos mucho mejor. 

— ¿Ya vas a empezar de guarro? - entró al auto, tan solo sentarse en él le traían tantos recuerdos vivos, como si fuese ayer la primera vez que entró a este. Cerró la puerta y se puso el cinturón, sabía que el verdoso no tendría intensiones de ir lento. 

— ¿Cuándo no? el beso me calentó - Amy golpeó su costado con irritación, pero su rechazo le encantaba cada vez más. 

Arrancó para salir del subterráneo, pronto llegaron hasta las calles, desafortunadamente no podía ir tan rápido como le gustaba, pero al menos no había tanto tráfico, era buena señal. 

La eriza mantuvo siempre la vista al frente, amaba sentir la textura dentro del carro, todo tan detallado justo al gusto del jefe. 

Rozó sus dedos contra los botones de la ventana, le gustaba tanto, pero no pudo evitar suspirar con preocupación. 

Scourge lo notaba, no era tan ciego para ver que ella estaba luchando, algo fuerte en su interior; la miró de soslayo, ahí estaba la chica que formó y que cuidó, siempre se aseguró que nadie le faltara el respeto y pobre de aquél que lo hiciera frente a sus ojos. 

El resto, mientras sus secuaces le dijeran, enviaba a los hombres necesarios para darle una lección al patán que intentara hacerle daño, por ejemplo, aquél hombre gordo del bar que casi golpea a Amy por perder contra ella en un juego de cartas hace solo unas semanas. 

Y ahora parecía tener un aire diferente, una mirada más brillante pero sin esa chispa de ambición, ¿Dónde estaba su chica? aquella que amaba ganar dinero engañando al resto. Se esfumaba, lo presentía. 

Todo era culpa de Shadow, si tan solo no le hubiese perdido de vista, ¡era más escurridizo de lo que imaginó!. 

Desde su ida del hospital supo que algo en ella estaba cambiando, ya no parecía tener las mismas intenciones con las que había llegado a las Vegas, eso le encabronaba. 

Se tensó y Amelia pudo reconocer su mandíbula apretada y sus ojos afilados, mojó sus labios antes de hablar. 

— Aún quiero saber sobre el pedido que te hicieron - aclaró la voz — no es bueno que te metas aquí. 

— ¿Me aconsejas? - respondió ofendido, Amy sintió escalofríos cuando recordó ese momento en el bar hace un mes, la carta de la muerte, no podía dejar que algo le pasase estando alejados — no recuerdo haber pedido tu opinión. 

— Pues yo tampoco pedí la tuya - lo fulminó con recelo — solo digo, que es bastante raro que te lo pidan. 

— Lo sé - giró el volante a la izquierda en el cruce — también lo estuve pensando, por eso estoy investigando. 

— Hace un momento dijiste que no tenía que ver conmigo, ¿te referías a Shadow? - el contrario se quedó en silencio, tenía que abrir su maldita boca, lo único que quería era que ella no regresara — ¡dime! escúpelo. 

— ¡Puede que sí! - respondió con el mismo tono y detuvo el coche cuando el semáforo se puso en rojo — uno de mis chicos descubrió que el cargamento que quiere, tiene por destino el casino de Mephiles. No sé para qué, probablemente harán una reunión con él después. 

— Pudiste habernos dicho en el hotel, esto es importante. 

— ¿Y dejar que él acapare tu atención?, no gracias.

Gruñó enojada, ya estaba harta del circo de celos. Acomodó sus púas en una coleta baja y se tomó un momento para pensar. 

El cargamento, las drogas, el jefe de las Vegas y Scourge reunidos. 

— Déjame acompañarte a esa reunión - pidió mirándolo, el semáforo regresó al color de arranque — necesito ir, podemos ir solo los dos.

— No lo sé, ¿qué gano yo?.

— Si no quisieras hacer algo, hubieras mandado a otro a cerrar el pedido - ella se cruzó de brazos.

— Este es un cliente importante - dijo al llegar hasta las puertas del banco. 

Ella sostuvo su mochila con ambas manos y le miró persistente, necesitaba saber lo que ocurría detrás de ese pedido y conseguiría entrar a la junta como fuera. 

— ¿Qué quieres a cambio?. 

— Así me gusta - se inclinó hacía ella esperando que se moviese, al contrario, quedaron frente a frente — arreglaremos cuentas después, paso por ti a las nueve, ponte algo sexy que haga resaltar las piernas que tienes - escaneó su cuerpo con deseo. 

— Perfecto - abrió la puerta del vehículo, primero a terminar esos pendientes — ponte guapo, pero no demasiado o vas a opacarme - bromeó contenta, ambos sonrieron cómplices. 

— Nadie va a resaltar más que tú - Amy salió cerrando la puerta detrás, se recargó un poco asomándose por la ventana abierta — mucho menos si llevas ese precioso vestido azul que te regalé. 

— Mala suerte, no traje vestidos conmigo - se lamentó falsamente. 

— De eso me encargo yo, ¿misma talla o tu trasero está más gordo?. 

— Púdrete - alzó su dedo de en medio y se dio la vuelta, solo pudo escuchar la carcajada de Scourge a sus espaldas antes del motor, así se hacen las pases, como en los viejos tiempos.

Al regresar del banco, tuvo que explicar todo delante de los chicos, Clint parecía ya recuperado y Migthy si había conseguido esos deliciosos tacos grasosos que prometió, todos comieron de ellos y ya estaban satisfechos. 

Sin embargo, por las noticias de la eriza no todos estaban contentos, en especial Shadow. 

Tuvieron una pequeña discusión, nadie sabía por qué Mephiles quería un cargamento de esa cosa dentro de su casino, ¿para qué exactamente?. 

En el tiempo que Shadow conoció a su hermano, por lo menos sabía que no consumía drogas, al menos no hace años, pero pedir tanto... quizá él y el jefe de las Vegas tendrían un convenio y su hermano quería asegurarse que la carga fuera de calidad.

Pero las malas noticias no terminaban, fueron peores cuando Scourge llegó a la habitación con una caja blanca con un moño de color negro encima, Amy sabía perfectamente lo que indicaba. 

— ¿Lista rosita? - dejó caer la caja en la mesa de cristal en el centro, el grupo lo observó desde el comedor. 

— ¿Lista para qué? - fulminó a Scourge con la mirada, el contrario no se inmutó, devolvía la misma mirada llena de odio detrás de sus oscuros lentes. 

— Para venir conmigo, ¿qué otra cosa sería si no? - sonrió acariciando el listón del regalo, la costumbre de provocar al azabache no se perdía.

— Quiero aclarar - resaltó la eriza al acercarse, necesitaba detener la boca del verdoso antes de que ambos iniciaran una pelea — voy a acompañarlo a la reunión de esta noche, necesito saber qué es lo que traman con el nuevo cargamento. 

— No creo que sea una buena idea, ¿y si te reconocen? - mencionó Migthy al unirse a la conversación. 

— Dudo que Mephiles le haya comentado algo - dijo Clint  — ¿Dónde es la reunión?.

— Una discoteca en el centro, ahí es donde se reúne el jefe del territorio en las vegas, una rata llamada Carmelo junto a sus secuaces - respondió Scourge — habrá visitas, algunas celebridades asistirán por el festejo del estreno de Birds of prey, no harán alboroto si se complica.

— Suena bien - dijo Amy.

— Esperemos que así sea, si logran encontrar información del por qué mi hermano negocia con Carmelo, añadiremos otro cargo a la lista - no se opuso a la salida entre ambos, conociendo a la eriza sabía que ella sería incapaz de darle la espalda ahora.

Se sentía confiado por primera vez, confiarle a alguien además de Clint algo valioso como es la información. 

— Pero necesitan mantener el perfil bajo, tampoco se emocionen - Clint pensaba en las probabilidades en los riesgos, claro que los había. 

— Tiene razón - Shadow observó a la eriza, quizá era mala idea dejarla ir. Su hermano nunca actuaba sin pensar, quizá parte de ese pedido de droga sea una trampa; o tal vez es un asunto que no pudo prevenir — me preocupa que Mephiles les prepare una trampa. 

El grupo se quedó en silencio, pensando en todas aquellas posibilidades, pero ante el evento Mephiles no tendría forma de atacarlos a menos que quisiera armar un escándalo en cadena nacional. 

— En todo caso... - la mano de Scourge se escurrió hasta el hombro de la eriza, tomándola por sorpresa, logró empujarla un poco contra él para tenerla cerca — estará conmigo, nadie mejor para protegerla. 

Si los ojos de Shadow fueran pistolas, la cabeza de Scourge ya estaría atravesada por las balas. El azabache gruñó ante la cercanía de ambos y por supuesto, una sonrisa burlona se posó en los labios del macho contrario. 

Scourge recibió un pequeño golpe en la costilla, el codo de Amy lo alejó lo suficiente para traer de vuelta la poca paz que se genera gracias al par de rivales. 

— ¿Podría ir con ustedes? - Migthy luce entusiasta por unirse a la fiesta, sin embargo Clint lo regaña con la mirada por ser tan imprudente. 

— Seremos demasiados, y aunque los tríos son deliciosos muchas veces salen mal. ¿Verdad rosita? - Scourge usó un tono meloso que le provocó escalofríos. 

— Ahg cállate - amenazó con incomodidad — nunca he estado en una situación así y lo sabes - dijo mirando fugazmente al azabache, este parecía fingir que no escuchaba. 

Se imaginó en una situación así... entre ambos erizos, ¡por Chaos! necesitaba controlar esos pensamientos de una buena vez.

Entre la curiosidad, Amy levantó la tapa de la caja, sabía que dentro estaría algún diminuto vestido, no se le hizo extraño alzarlo de los tirantes y observar lo corto que estaba. 

Tan... provocador, de un color azul eléctrico con brillo en la zona de la falda, por delante un precioso escote pronunciado, además algunas joyas dentro y un par de tacones de aguja que le harían juego.

Sonrió incómoda al ver todo, por unos segundos se imaginó al buen Silver con los pulgares arriba muy emocionado. 

— Me haces la vida difícil, una falda corta hubiera sido suficiente - regañó con recelo, Shadow no estaba tan contento con la elección, claro, no sería él el que iría de todas formas. 

— No, queda con la temática. Tú serás mi chica esta noche. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top