❝Final:Entre besos❞

Alargó el beso con el poco tiempo que quedaba, desesperado por saber que no la tendría tan cerca como quería. Era arriesgado que se quedara, lo sabía, no podía ser egoísta ahora y ponerla en peligro luego del secuestro.

Abandonaron sus labios y después se miraron con un sentimiento que no lograron describir. Querían protegerse mutuamente eso era seguro, pero la chispa en ambos orbes los había dejado desorientados. Tenían la sensación de frustración y ansia.  

— ¿Seguro que quieres hacer esto? - preguntó Amy, arrepintiéndose por haber aceptado alejarse, observó al costado a Mighty y a Clint acomodar las maletas en la camioneta y la sensación de inquietud volvió a florecer en su estómago. 

Notó en los ojos rubíes de Shadow el sentimiento de angustia mientras le acariciaba las púas, era molesto pero gratificante ser el talón de aquiles del azabache. ¿Alguna vez se imagino estar en esta situación? recordó velozmente sus primeros encuentros y la respuesta sería no, incluso sintió escalofríos imaginándose a sí misma riéndose de ella.  

— Estaré bien, todo se arreglará - ella frunció el rostro, volviendo al presente al escuchar esas palabras.

— Suenas confiado, te estás tomando esto en serio ¿verdad? - dijo con enojo, más razón para no querer dejarlo solo - lo que sea que tengas en mente, tienes que ser precavido. Tienes que entregar la evidencia.

Él lo sabía, entregar la información a la policía no serviría de nada, necesitaba poner sus cartas sobre la mesa y jugar, lo tenía todo preparado. Pero rebelarlo antes de tiempo era peligroso, y por las malas había aprendido a no revelar todas sus jugadas. 

— Te mantendré al tanto, cuando haya terminado - respondió seco con rostro frío. 

Amy dudó pero un carraspeó los interrumpió, era Scourge señalando la camioneta lista y en su rostro no había filtro alguno que ocultara el desagrado que tenía al verlos juntos.

— Vámonos, antes de que se arrepientan - barrió con veneno a Shadow antes de darse la vuelta.

El azabache apretó la mandíbula y la liberó, convencido de que ella estaría bien aún si no estaba bajo su protección. 

Se despidió de él, no sin antes recordar brevemente las pocas palabras que compartieron por la noche, ella se alejó hasta entrar en la camioneta. Notó la mirada vacía de Shadow mirando el vehículo al arrancar y se contuvo de sacar la mano del vidrio para despedirse. No era un momento que pudiera considerarse feliz. 

Él la llamaría ¿cierto?, se comunicaría con ella apenas pudiera resolverlo. Seguramente lo haría, no había de qué preocuparse. 

Abruptamente sintió el golpe de algo pesado sobre sus muslos, al dirigir la mirada encontró la caja de un nuevo ¡Zhone. Miró directamente al erizo a su costado y este sonrío por tener toda su atención. 

— La basura que tenías ya ni siquiera encendía - dijo alzándose de hombros - imaginé que necesitarías uno nuevo.

— El modelo más reciente me imagino - sonrió y comenzó a quitar las protecciones de la caja para abrirla, este asintió al notar el brillo de gusto en la eriza cuando alzó el celular - te devolveré el dinero.

Scourge frunció el ceño, era un regalo de él para ella, no tenía por qué devolverle nada. Gruñó y le arrebató la caja vacía con la garantía dentro. 

— No necesitas devolverme nada - acomodó sus gafas— si veo un deposito extra en mi cuenta, te devolveré el doble. 

— Perfecto, más razón para hacerlo entonces - ella revisó el diseño y el color también le gustaba mucho. 

— ¿Escuché bien? así bebé, esta eres tu - dijo señalándola con orgullo - deja que nos acerquemos más a casa y todo volverá a ser como antes, ya no tienes que pensar en esta tontería. 

Agitó la mano izquierda mientras soltaba una carcajada. Ella lo miró con una ceja alzada antes de volver la mirada al camino, queriendo entender lo que había dicho con "esta eres tu". Siempre había sido ella, siempre es ella en todo momento ¿desde cuándo no lo era?  

— ¿Qué quieres decir? - indagó mientras guardaba el aparato. 

— Qué más, que sólo te importa el dinero - cuando las palabras llegaron a ella no tenían por qué haberle hecho sentir mal, pero lo hicieron - Mira rosita, hiciste tu parte del trabajo ¿no?, dime que al menos ya revisaste la cantidad de dinero que tienes en tu cuenta ¡me sorprende no verte saltar de la felicidad!

Los ojos de Amy oscurecieron, tratando de recordar. Por supuesto, su primer y único objetivo había sido tener lo que ahora estaba entre sus manos ¿qué otra cosa si no? pero algo se sentía diferente. 

— Si, supongo que tienes razón - contestó distraída — hice mi trabajo y debería estar contenta. Los ceros que vi en mi cuenta la primera vez, me dieron ganas de llorar.

— Imagino que ya no vivirás en el mismo feo departamento - el erizo ajustó su chaqueta mientras recibía una tableta por parte del copiloto. 

— No, y tampoco viviré más con Vainilla - miró hacia la ventana con malestar, imaginándose las cosas que tendría que hacer — les conseguiré una buena casa, sólo tengo que encontrar un departamento.

— Puedo ocuparme de eso - cortó él con la pantalla en las manos, viendo desde ya un amplio catalogo de casas y departamentos en zonas de demanda alta — no sabes cuánto tiempo estuve esperando esto, que me dejaras comprarte un lindo y bello depa. 

Ella puso la mano sobre la pantalla y alejó el aparato de sus manos enguantadas, cambió de pestañas para ser ella quien eligiera lo que creía más adecuado para la madre e hija.

Algo que pudiera pasar desapercibido, un lugar tranquilo con ambiente cálido y situado en una zona familiar.

— Gastaré mi dinero sabiamente, gracias de todas formas - él arqueó una ceja y soltó un bufido aburrido, pero Amy no estaba prestándole atención. Sus jade se perdieron en las hermosas fotografías de una preciosa casa frente a un parque.

Le pareció lindo, quizás Cream podría divertirse un rato sin tener que hacer juegos de apuestas en un mal oliente callejón.

Sin perder tiempo, envío un mensaje al vendedor para acordar una fecha de cita, inmediatamente recibió una respuesta afirmativa pidiéndole más datos para comenzar con la agenda la próxima semana y sonrió discretamente al completar el registro.

Terminó apagando la pantalla también, se recostó en el asiento de piel y los ojos de Scourge vagaron por su pálido rostro, notó que estaba incómodo por como acariciaba el borde de sus lentes de sol y supo que quería hablar.

— ¿Quieres decirme algo? - comenzó ella.

— Él y tú, ¿no creerás en lo que dijo cierto? - se pasó una mano por las púas, tratando de buscar las palabras — No tienes que esperar nada, ni a él.

— Yo decido qué hacer - dijo Amy con rostro apagado, intentaba no pensar en eso.

Él la miró de nuevo, apretando los labios para no hablar de más, lo vio dudar una vez y después simplemente se encogió de hombros para voltear hacia la ventana con molestia. 

Un año después...

A ella le encanta salir al balcón para observar el paisaje nocturno. Después de un par de meses moviendo cajas de un lado para otro, se sintió satisfecha cuando encontró un departamento que se ajustaba a sus necesidades. 

Era grande, no demasiado. Con una cocina pequeña, dos recamarás y un balcón con la vista hacia su amada ciudad llena de luces por donde mirara. 

Subió la manta por sus hombros y se acercó a la orilla del barandal aspirando el aire antes de recargarse sobre ella. Esta noche se sentía especialmente plena a pesar de que su día había sido agotador, la boutique de Silver había recibido un enorme cargamento de rollos de tela y cristales. 

Nunca se había considerado una eriza demasiado arreglada o interesada en la moda, pero tenía la mente abierta a probar más opciones y vaya que Silver tomó ventaja de ello. Con el dinero que tenía, las cuentas subiendo y bajando como inversionista de la tienda de su mejor amigo, por fin estaba contenta de llevar una vida "normal".  

Sintió el temblor en sus piernas por el frío y se rindió ante el, entrando de nuevo a la sala para recostarse en el acolchado sofá. Al momento, se encontró con sus viejas cartas del tarot sobre la mesa completamente regadas, olvidando acomodarlas en su caja cuando accidentalmente las tiró sobre la mesa buscando su cartera y llaves por la mañana. 

A veces ella misma se hacia sus propias lecturas, queriendo adivinar su futuro una y otra vez en busca de tener una señal de que él volvería a aparecer, era una tonta por pensar en eso todavía. 

Se acercó para acomodarlas y sintió la opresión en el pecho cuando levantó la carta de la muerte. Sus ojos lagrimearon y se forzó a no llorar, no hoy. 

La lectura de Scourge se había cumplido el año pasado. Seis meses después de regresar de Las Vegas. 

Jugar con aquél negocio de drogas lo había consumido terriblemente, y al final su carta tuvo la razón. Fue una dolorosa despedida, se arrepentía de haber peleado con él una semana antes de su muerte.

Volteó la carta sobre la mesa y las metió rápidamente en la misma caja, sin necesidad de agruparlas.

Cuando disponía a dejarse caer sobre el colchón, escuchó el timbre dos veces y se detuvo. Miró la hora en el reloj de la cocina y se acercó al pasillo de la puerta con sospecha.

— ¿Quién es? - gritó sin recibir respuesta, frunció el entrecejo y se cruzó de brazos al llegar a la puerta para ver por la cámara al misterioso visitante. 

Su mandíbula podría caer al suelo ahora mismo, de pie con hombros anchos y una camisa blanca enrollada hasta los codos, con los botones superiores abiertos revelando su rebelde pelaje blanco del pecho. Después de unos pocos segundos analizándolo, ella volvió su atención a su rostro y él le estaba sonriendo. 

Parpadeó varias veces antes de que la furia despertara y el sonrojo de sus mejillas desapareciera por completo, cogió una de las sombrillas del cesto de la entrada y tomó una gran fuerza de voluntad para abrir la puerta.

Cuando lo hizo, él inclinó la cabeza con una sonrisa juguetona en los labios, Amy sintió aún más rabia y casi le azota la puerta de no ser porque Shadow pudo predecirlo y metió el pie para impedírselo. 

— Me gustaría hablar contigo - ella sacudió la cabeza — dame un momento, por algo abriste la puerta.

— Golpearte era el objetivo - respondió y él se acercó, la puerta aún estaba entre abierta con el pie de Shadow en medio. Cerró los ojos y trató de controlar su ira, dejó el paraguas de vuelta en su lugar y después lo dejó pasar. 

— Decoraste bien - dijo recorriendo cada rincón del departamento cuando entró, dirigió la mirada directamente al balcón y regresó sus ojos a ella. 

— ¿Por qué mierda no me llamaste? pudiste haberme enviado un puto mensaje, una carta o incluso un código morse que después tendría que molestarme en descifrar - hizo una pausa para continuar, no creía que fuera posible volverlo a ver y tenerlo justo frente a ella era como una ilusión — Yo pensé que... 

— Lamento no haberte llamado antes - asintió con culpa, girándose hacia el balcón para levantar la cortina y ver la vista — estaba concentrado en encontrar una manera de hacer sacar todos los trapos sucios de mi Meohiles con la evidencia que teníamos. El grupo me ayudó, por fin se sabe. 

— ¿Cómo es eso? no he leído ninguna noticia al respecto - Amy se retorció, confundida por cómo se sentía acerca de que él estuviera tan cerca. 

— Hoy logré terminarlo - suspiró mientras ella se acercaba tan solo un poco.

— ¿Y cómo me encontraste? -  la cabeza de Shadow giró, ella atrapó su intensa mirada carmesí y sonrió — Oh, por supuesto.

— Me llevo el crédito, sabes que no es difícil encontrarte. 

— No todos tienen una gran lista de contactos para poder hacerlo - notó que su presencia se acercaba hasta quedar frente a ella, el olor de su colonia la hizo estremecer. 

— En efecto, no todos - él se inclinó más hacia adelante, hasta que pudo ver su propio reflejo en los jade cuando ella parpadeó. 

— Shadow - tragó con dificultad, embriagada por él mientras se centraba en sus labios separados — Sigo enojada, esto no significa na-

Él cerró la brecha de separación con un beso y ambos dejaron escapar un gemido de satisfacción al encontrarse. La mano izquierda del azabache se posó en su cuello mientras que la derecha tomaba su cintura, encerrándola en su lugar. 

Amy movió sus labios al mismo tiempo que él, llevando un ritmo fácil hasta que tuvieron la capacidad de quitarse el aliento. Comprendió de repente por qué lo había extrañado tanto. Se aferró a él con las manos sobre el cuello abierto de su camisa y le permitió llevarla hasta el sofá. 

Shadow se sentó y ella hizo lo mismo a horcajadas sobre su regazo, se tragó su gemido cuando se acomodó y accidentalmente rozó contra la dura longitud. Incapaz de resistirse, Amy giró sus caderas y fue recompensada al escuchar un gruñido de satisfacción de él. 

Sonrió cuando recibió de vuelta sus labios, hambrientos por ella. Las manos del azabache se movieron hacia su cintura, clavando sus dedos en su piel. Ella pasó las manos por sus púas e inclinó su cabeza hacia atrás cuando él comenzó a besarle el cuello. Amy se preguntó cómo había podido sobrevivir sin él todo este tiempo. 

Fue Shadow quien dejó marcas en su dulce piel, pasando la lengua por su clavícula antes de bajarle los tirantes de su blusa de algodón dejándola expuesta hasta el ombligo, siguió su recorrido hasta toparse con sus senos encerrados por un sostén azul marino, ella dio la bienvenida a la intrusión de su rostro entre ellos con entusiasmo. 

La situación la hacia sentirse por los cielos, olvidando por completo la baja temperatura de su hogar, sólo podía centrarse en el calor que irradiaba desde su pecho y desde su intimidad. 

Las manos de Shadow comenzaron a vagar y Amy gimió cuando este recorrió la parte de los muslos con sus dedos hasta aplastarlos contra su intimidad. 

Metió una mano entre su short de pijama mientras la otra se encargaba de quitarle el sujetador con experiencia. Shadow no tardó en aprovechar el su pecho desnudo e hizo rodar su pezón entre el pulgar y el índice. 

Ella se apretó contra él mientras su mirada se nubló por placer, había pasado mucho tiempo desde que se había sentido tan excitada y Shadow sabía perfectamente lo que estaba haciendo, dónde y cómo tocar. 

— Shadow - jadeó su nombre, él se unió de nuevo a su cuello y sus dedos empezaron a moverse ligeramente sobre su montículo hasta acariciar con un dedo su punto — Oh, Chaos. 

Él atacó su cuello con satisfacción, seguramente habría marcas por la mañana y tendría que explicárselas a Silver en la prueba de vestuario. No le importaba mucho en realidad.  

— No tienes idea de cuánto estuve esperando para hacer esto - ella sonrió, Shadow respondió empujando los dedos hacia la entrada mojada de su abertura y su alegría fue reemplazada por un largo gemido placentero. 

Ambos suspiraron de alegría, sus labios se estrellaron entre sí de inmediato, la lengua de Shadow demostró su dominio mientras la empujaba dentro de su boca. Su mano izquierda, aún jugando con el pezón de su seno mientras ella de deleitaba, la sensación de él moldeándola era abrumadora y sofocante. 

Cuando él comenzó a enterrar los dedos en su entrada, ella se apretó aún más, sus dientes mordieron su labio inferior mientras la miraba. Ella alcanzó la hebilla del cinturón de su pantalón y lo quitó con suma facilidad mientras él jugueteaba, ella se aseguró de bajarle el cierre y acarició su dureza por encima de la tela del bóxer. 

Se levantó un poco para quitarse el pequeño short dejando solo las bragas, él rió oscuramente contra sus labios cuando la tuvo encima de nuevo. Pasó las manos entre sus pechos, sobre su estomago y luego colocando una entre su intimidad. 

— Hazlo, con una mierda... ¡Apresúrate! - ella maulló mientras él le apartaba la tela, sus dedos entraron y salieron bien lubricados, estaba lista para recibirlo.  

— Tranquila, amor - canturreó y ella tembló al escuchar el apodo salir de sus labios, él retiro los dedos y usando sus hábiles manos descubrió su hombría y acarició su rendija, golpeando con la punta el círculo sensible. Ella gritó cuando la tomó de las caderas para empujarla hacia abajo, enterrándose completamente en ella.

Sus manos lucharon para encontrar algo y se aferró a sus hombros, él tendría marcas de los rasguños de sus uñas durante días. Ella continuó con el vaivén, sus jadeos salían casi simultáneos y él continuó acariciándola, su toque era tan salvaje que le hacía estremecerse contra su torso.  

— Sigue... sigue así ¡Oh justo ahí! - gimió mientras él aceleraba el ritmo, golpeando con fuerza hasta el fondo. 

Gimió aún furiosa, gimiendo y jadeando continuamente mientras Shadow bombeaba su interior y la obligaba a callar con besos húmedos y dominantes. Las manos de Amy aún en los hombros del azabache, se cerraron en puños. 

Sus caderas se movieron con desesperación, a ella le encantó la manera en la que Shadow gruñó y se sintió como si fuera a explotar. Como si una luz le cegara la vista, cerró los ojos con fuerza y maulló alto mientras su orgasmo la cubría. Él gimió en su oído siguiendo la ola de placer y también se dejó venir, llenándola por completo con su semilla. 

Estuvieron en la misma posición durante unos dos minutos recuperando el aliento. Ella se mordió el labio inferior mientras Shadow la miraba expectante, recibió un beso, uno largo y lleno de anhelo que lo tomó por sorpresa y le provocó éxtasis. 

— Sí, te extrañaba demasiado - con una risita, él la hizo rodar hasta quedar acostados en el sofá, tirando de ella hasta que pudo abrazarla por la cintura. 

— Me encontré con un viejo conocido hace unos días, se enteró de tu juego en las Vegas y estaba muy interesado por tener una partida de cartas contigo - ronroneó en su oreja hasta besar sus hombros desnudos — ¿Sigues jugando?

— ¿Creés que será divertido? - preguntó curiosa, rodando para quedar de frente.

— Seguramente más interesante, con algunos riesgos tal vez.

— Así con riesgos, es más interesante.

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