❝ Buen trabajo ❞

— ¿Cuántas fichas quiere señor? - Una coneja le pregunto a Scourge, mientras que el erizo no trataba de disimular su atenta mirada hacia su escote , Amy le dió un suave codazo en las costillas, el plan pareja resultaba un fracaso si Scourge veía a tantas mujeres.

Más que nada las cirugías. Burlándose de algunas cuantas o coqueteando. 

— Voy a necesitar veinte de cien, ¿qué color tienen aquí? - Le pregunto curioso sonriendo de soslayo 

— Son negras señor, parece que esta noche se divertirá - Comentó alegre, formando una sonrisa amigable y extendiendo las fichas mientras las cambiaba por el dinero.

— Así es, y más con esta dulzura a mi lado - Le presumió a la eriza rosa, esta solo se removió incómoda entre su brazo que no quería que se despegara de su lado, sosteniendola de la cintura. Ella solo quería ir y jugar un rato, no pasarla noche de"esa"  forma con él, no ahora.

Scourge se alejó junto con ella y las fichas en sus manos, que por cierto, ya no estaban sueltas si no en una pequeña caja adornada y bien acomodadas. 

— Es mejor que te calmes rosita - Le susurró cerca del cuello y el hombro, causándole un incómodo escalofrío en su espalda, ella ni siquiera le estaba prestando tanta atención. Había muchas formas de juego y quería intentar cada una de ellas pero... Scourge tenía el dinero en las manos. Sin apuestas no hay juego.

— ¿Qué quieres jugar preciosa?, ¿Ruleta, blackjack, Baccarat?, o también Craps - Le dijo interesado, tal vez Amy no podría jugar pero, al menos la dejaría escoger el primer juego.

— ¿Desde cuando sabes tanto de casinos? - Lo observó intrigada, regresando a la tierra después de ver asombrada el resto del lugar.

— Ya había visitado algunos casinos antes, la mayoría siempre tiene los mismos juegos o fichas, algunos cambian el color de sus fichas, por ejemplo estas - Levantó un poco la caja con las fichas negras — Las cosas no son muy diferentes 

— ¿Y nunca me llevaste a un casino?, que malo - fingió un dolor en su corazón, saber que Scourge no solo se la pasaba en el club no era tanto una sorpresa, pero si que visitara casinos. Según él no le gustaban ni eran de su agrado.

— ¿Prefieres ir y gastar mi dinero en un casino, que aceptar regalos costosos? - Levantó un ceja, bueno tal vez el erizo tenía más razón, pero si ella podía superar o duplicar las apuestas en los juegos su resultado sería mucho mejor.

— ¿Quieren dejar de hablar de sus vidas?, están intentando ganar dinero - Ambos escucharon la irritante voz de clint en sus oídos, era obvio que ambos erizos estaban bien vigilados, y más si Shadow ya tenía parte del plan, pieza por pieza uniéndose cual rompecabezas.

Rodaron los ojos acercándose a una mesa de apuestas, el Craps no era su favorito, pero por algo empezaba. Se acercó interesado, Amelia abrazándolo del brazo cual pareja nueva se ganaron las pocas miradas de los demás en la mesa.

Hombres junto con una que otra hermosa dama interesada y con montañas de fichas de distintos colores.

— ¿Aún queda espacio para alguien más? - Les pregunto sonriente, mostrando esa sonrisa victoriosa y orgullosa que provocaba a las mujeres querer conocerlo. El hombre que atendía el juego ascendió. 

— Por supuesto caballero, hagan sus apuestas y podremos comenzar - Varios sonrieron creyendo que le ganarían al erizo, aunque cierto temor y duda surgió en ellos cuando el erizo se notaba bastante relajado para ser la primera vez que lo veían en el casino, incluso, parecía que sabía lo que iba a pasar.


— Señor, al parecer Scourge lleva tres apuestas ganadas en menos de las seis horas previstas - Avisó clint al azabache, ambos descansando en la gran sala de cuarto de hotel.

El erizo sonrió satisfecho, Scourge era una de las piezas que había decidido tirar en la primera jugada, solo faltaba esperar al otro turno, no tardaron mucho en llamar la atención si seguían ganando de esa forma. cosa que de seguro a los hombres millonarios no les gustaría.

Los millonarios podían hacer todo lo que quisieran con su dinero, desde gastarlo en mujeres interesadas hasta en lujos innecesarios. Por que tenían dinero claro estaba. ¿Pero perderlo contra alguien?, solo los que apenas se integraban al gran círculo de poder. Esos eran los llorones.

Llorar y casi tirarse al piso si perdían en los casinos. Cosa que Shadow nunca hizo por que el dinero nunca le falta, pero que su hermano se lo haya arrebatado en una injusta apuesta estúpida y planeada fue un golpe bajo para sus momentos de apostador.

— Me parece perfecto, todo va perfecto - Se acercó admirando la vista y luces decorativas de las Vegas, algo rondaba en su cabeza, la corta y extraña confrontación entre joseph y él por la atención y dueño del cuerpo rosa de la eriza.

Él la quería, quien sabe cuado podría llegar a aburrir pero quería intentarlo, el que no arriesga no gana. 

— Disculpe - Su imaginación sucia fue interrumpida por la voz dura de Clint, apenas levanto la mirada cuando notó el creciente enojo de Clint en su mirada.

— ¿Qué sucede?.

— Amelia ha comenzado a apostar sin su permiso, parece que decidió tirar los dados ella misma - Se quejó, Shadow abrió ambos ojos en par y se acercó, de forma brusca quitándole el comunicador a Clint para buscar explicaciones del erizo verdoso que se supone, no debía permitir aquello.

— ¿Qué mierda sucede Scourge?, ¡Esto no es parte del plan! - Le dijo realmente molesto, del otro lado de la línea Scourge se encontraba bebiendo el martini que le habían ofrecido, apenas se preocupó por la voz intimidante del azabache. 

— Se aburrió de que ganara, y ahora está apostando con todo el dinero que tenemos, si gana se triplica - Escuchó el completo silencio, de seguro el vetado estaría hecho furia si Amelia perdía, por que realmente habían ganado bastante dinero.

— Sabes qué pasará si ella pierde erizo imbécil, están poniendo en riesgo MI dinero, que no se les olvide lo que puedo hacerles - Lo amenazó sin dudarlo.

— No es mi culpa, ella me quitó los dados y abrió su gran bocota interrumpiendo el juego, los hombres se dieron cuenta de que sabía jugar y la invitaron - Sonrió burlesco y dejo la copa en otra mesa — Además, estoy muy seguro que no quieres que se lastime ni una sola uña - Aseguró celoso, formando una mueca de disgusto mientras giraba su cuello para intentar liberar el peso de stress.

Estaba harto de las preferencias del azabache, ¿por qué ella?, siendo que primero se quejaban y burlaban y ahora solo la quiere para él, el azabache estaba loco. No se la dejaría. No a ella. 

El azabache gruño bajo, Scourge era inteligente, sigiloso y se enteraba de muchas cosas. Y para su mala suerte, sabía el interés que tenía por su amiga y amante rosada.

— ¿Te molesta? - Le dijo divertido, si Scourge quería hacer esto difícil seria aun mas difícil — Estoy seguro de que ella puede, ya sabes, llegar a mas conmigo que quedándose en los mugrientos bares de tu barrio 

— Ella preferiría mil veces el barrio que tu mansión vacía - Le devolvió, alejado del juego sin prestarle atención a la eriza detrás suyo, necesitaba estar alejado, ya se volvía difícil intentar hablar y fingir una conversación con su celular para que no sospecharan.

— ¿Estas seguro?, por lo que entiendo a ella le gusta mucho el dinero, ¿Cuánto le has pagado para que se acueste contigo?.

El verdoso soltó una corta carcajada.

— ¿Cuánto pensabas pagarle tú?, ella llegó a mi a los catorce, dudo mucho que quiera estar contigo, menos en estos días, así que vete olvidando de que ese día llegara - Amenazó cortante, los guardias del casino se acercaban despacio, debía cortar la "llamada".

— Ese día, puede ser esta noche - Clint tosió del otro lado de la línea y Shadow entendió — Asegúrate de llegar con el dinero completo, o a tí, te haré el tiempo de trabajo imposible - Cortó la comunicación del auricular.

Scourge fingió colgar la llamada sonriéndole a los guardias que miraban con ceja alzada el extraño comportamiento, uno levantó los hombros desinteresado, a veces mucha gente usaba los celulares así que, ¿qué importaba?.

— Y decían que no podía llevarme a casa ni un solo centavo - Dije orgullosa, entrando acompañada de Scourge quien cargaba en un pequeño maletín el dinero, y en su otra mano sostenía una caja de brownies que no quería que tocara. 

— Si, lo que hiciste fue genial, ¿Cómo sabías dónde apostar? - Dijo e insertamos la tarjeta en la entrada de la puerta, de verdad quería quitarme este molesto vestido, me quite los tacones al subir en el elevador, aunque llamara la atención de la gente me importó muy poco.

— Literalmente, fue suerte - Le respondí, abrí la puerta entrando ambos a la sala principal, si así es, las habitaciones cinco estrellas parecen casi casas. Son muy lujosas y además, si shadow se iba a quedar en un hotel no podía esperar algo no elegante y costoso.

Al entrar lo primero que vimos fue a un Shadow de brazos cruzados, y a Clint a su lado apagando la computadora que tenía en sus manos. Nos vieron llegar y sus expresiones no se relajaron, pero al ver nuestra forma relajada de entrar sintieron el ¿Alivio?, tal vez.

El azabache se acercó quitándole el maletín a Scourge de las manos, abriéndolo y encontrando los billetes de dinero bien acomodados, sonrió victorioso como si todo estuviera perfecto, claro que iba a estarlo si triplique el dinero.

— Ustedes - Dijo Clint, acercándose mientras Shadow nos dedicaba una última mirada alejándose con el maletín de dinero. Genial, ahora vienen los reclamos.

— ¡¿Como se les ocurre poner en tanto riesgo el plan?! - Clint apretaba el puente de su nariz, tranquilizando su enojo. Estaba muy, muy decepcionado del comportamiento de esos erizos, pero que se podía esperar de gente así. Decía él

— Triplicamos el dinero, fue lo mejor, si tan solo dejaran que amy juega aún más seguirán ganando cantidades más grandes de las que esperan - Explicó el verdoso.

— No, ustedes aquí se callan, yo soy como su jefe así que o siguen el plan, o se van de regreso a New york, y olvídense de la paga - Recalcó inconforme, cosa que Shadow solo miraba divertido al par de erizos regañados.

Él era el jefe, sobre todos el mandaba, a excepción de su padre por supuesto. 

— ¿Creen que a la próxima podamos utilizar menos vestidos ajustados?, quiero quitarme esto de una buena vez - Se quejó la eriza, quería realmente arrancar ese vestido de su cuerpo. Y esa idea no le molesto al par de erizos en la sala.

— ¿Quieres por lo menos tener algo de respeto?, ¡intento decir algo importante y tu sales con tus..!

— ¡Por favor!, estoy segura de que ninguno de ustedes podía esperar mi jugada, realmente hago esto porque además de que me gusta apostar tengo la idea de meterme a uno que otro casino y llevarme mi propio dinero, así que, si no lo intentaba no podía ver como eran los juegos o que tipo de planes tienen los demás, nadie lo sabe hasta que lo intenta. Y lo logre, punto - Finalizó la eriza, dejando a clint con la boca abierta sin poder protestar. 

Un tanto molesta por el comportamiento de los hombres, se alejó a su recamara seguido de encerrarse en ella. Shadow se mantuvo al tanto de la "discusión", pero prefiero comentarlo mañana con más calma en el restaurante. 

— ¿Y esto? - el hombre con lentes se acerco a Scourge, mirando los brownies de la caja con ojos brillosos, debilidad de Clint, chocolate.

— Adelante, un regalo que traje de New York, claro que son para mi pero, no tengo problema - Le dijo amablemente, cosa que Clint dudó, pero sin tomarle mucha importancia abrió la caja tomando uno de ellos, lo saboreo y el sabor era exquisito.

¿Quién diría que New york tenía tan buen gusto?, atrevido agarro otro y se alejó felizmente y más tranquilo a su recamara. 

Pero el azabache no había quedado del todo convencido, ¿Scourge?, ¿ofreciendo algo tan amablemente?, la sonrisa del verdoso no se hizo esperar mostrando la malicia en su interior.

— ¿Qué tienen los brownies? - Se acerco agarrando uno de la caja, viendo y olerlo con gesto de repugnancia, no quería ni comerlos. shadow odia el chocolate.

— Sinceramente, los compré pensando que comerías alguno, pero al verte creo que no eres aficionado del chocolate - Dijo burlón, despojándose del saco y corbata que comenzaban a ser molestos.

— Habla erizo, conocer mis gustos no hará que seamos buenos amigos - Le dijo esperando respuesta.

— Digamos que, Clint verá muchas cosas imaginarias, esta noche estará muy feliz - Soltó una carcajada y fue cuando mostró una etiqueta con el logo de los brownies. "Marihuana".

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