Prólogo
Llorando paso la noche a una orilla de la fiesta. Bebiendo desmedida, sola, rota y sin poder quitar de su mente esa pregunta maldita.
—¿Por qué?
Unas cálidas manos la acogieron llevándola a casa sana y salva; mientras él desesperado por encontrarla, verla y tener la oportunidad de explicarle todo, pero era tarde... Ella ya no estaba.
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