Capítulo 12: Exacto. Nunca le enseñe

 +Louis+ 

—Louis —siento sus manos en mi rostro. 

—Qué —respondo y ella me mira asustada por mi tono de voz. 

—Estábamos bailando y te detuviste. ¿Pasa algo? —mira mis ojos que no están ella, si no en alguien más.  

—No —busco a Niall con la mirada dejando a Tamera en la pista. Tomo el cigarro que quise fumar hace una hora siendo interrumpido por asegurarme de que estaba ella bien.

Lo pose en mi boca prendiéndolo e inhalando profundamente; olvidando todo por esas milésimas de segundos. 

Una sensación sofocante me invadió de la forma más espantosa posible. Voltee a ver el motivo de aquella incomodidad.
Con sus piernas a los costados de Zayn, Jane estaba sobre él con sus manos en su pecho y demasiado cerca de su rostro. 

~Jane~ 

Aferró su mano en mi cintura, mientras con la restante presionaba el cigarro inhalando una gran parte de el. Sus ojos se habían vuelto más alargados y su sonrisa más amplia. 

—Acércate —pide conteniendo el humo en su boca; mirando como de a poco disminuía la distancia entre los dos. 

—¿iguana? —pregunta. Abro mis ojos desentendida. ¿Qué es eso? Presionó mi nuca con su mano derecha llegando a mis labios donde ligeramente introdujo su lengua sin pensarlo dos veces. Gustosa la recibí. Su boca no dejaba de moverse junto a la mía. Muy lentamente podía saborear el penetrante manjar del humo, como recorría cada centímetro de nuestras bocas, y esa cálida ráfaga que transmitimos uno al otro en el interminable beso. Sin contar del aroma que emite el porro entre sus dedos. Moví con suavidad mi rostro, y me aparté de su boca.

—Eso es una iguana —. Rie mientras suelta el dulce humo restante en sus pulmones, mirándome con la mirada achinada.

—Ya veo —exhalo por mi nariz sonriendole. 

— Ya, en serio. ¿Nunca lo habías hecho? —levanta una ceja. 

—No, pero para ser la primera, no hice tan mal ¿cierto? —pregunto algo avergonzada. 

—Para nada. ¿Yo cómo estuve? —mueve simultáneamente sus cejas de arriba a abajo. Entrelazo en mi mano el cigarrillo de flores y doy una profunda calada, la que mis pulmones podían soportar.
Sujeté a Zayn por su barbilla besándolo entre una que otra risa. La marihuana y sus labios son lo mejor de todo. Simplemente adoro su compañía. 

+Louis+ 

Bajé mi vista inhalando del cigarrillo una vez más. Caminé por el lado de Tamera para llegar a Niall. Él sólo me miraba señalando con sus ojos a Jane. Comienzo a reír. 

-—¿Estoy alucinando o de verdad se están besando? —pregúnta y luego comienza a reír junto a mí. 

—No alucinas: hacen iguanas —le explicó terminando de fumar. 

—Estoy seguro que es su primera vez.

 —Exacto. Nunca le enseñe —arrojo la colilla del cigarro lejos.

—¿A quién no le enseñaste que cosa?—Tamera coloca su mentón en la cavidad entre mi cuello y mi hombro izquierdo. Esta mujer aparece de la nada.

 —A Liam, nunca le enseñe reparar el fallo de su auto —miento y ella asiente. No sé si preocuparme por si no me cree. Sé que es están tonta que me creyó— Ahora vuelvo —dije y Niall me mira. Se acerca a mi oído y dice:

-—No me vas a dejar con ella ¿Verdad?

—Si, entretenla un poco —. Golpee su hombro dos veces y me retire. 
Caminé adentrandome entre la gente hasta perderlos de vista. Me toman del brazo e instintivamente volteo a ver de quién se trata.

—¿Tú eres?... Louis ¿Verdad? —una chica, hermosa tengo que decirlo pregunta en lo que yo asiento mirando sus bellos ojos. 

—Soy Louis. ¿Tu nombre? —pregunto viendo como comienza sonrojarse. 

—Pauline —sonríe al momento que Jane pasa detrás de ella. Me quedé viéndola un segundo, y recordé que iba hacer.

 —Un placer conocerte, Pauline, pero tengo que dejarte. Nos vemos luego —terminé la conversación  menos cortante posible, retomando mi objetivo. Arruinarle la fiesta a Jane. 

Busqué y busqué como loco... ¡¿Dónde mierda deje el bolso?! Esto es increíble. No se fue caminando ni volando pero tampoco recuerdo donde lo dejé. Minutos más tarde lo recordé. Me metí en el armario de Mía, bajo diez mil prendas lo hallé.
Lo tomé de los sujetadores llevándolo conmigo hasta la piscina, donde comencé a darlo vueltas por los aires gracias a una canción pegadiza; nadie noto que sacudía de un lado a otro la cartera ya que todos saltaban como locos. La bebida saltaba de sus vasos, como el humo de sus bocas. Aproveché y arrojé los tacones con el bolso incluído.

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