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—El señor demon está listo para recibirlos— elizabeth llegó hasta donde dos personas esperaban pacientes arreglando un poco su camisa, no habían hecho nada pero a meliodas de se le fue un poco la mano y bajo sus besos hasta su clavícula y hombro. Una mirada cómplice por la mujer al lado de el hombre de músculos marcados fue suficiente para ponerla ligeramente roja—Pueden pasar—
—Muchas gracia linda—hablo el hombre agradeciendo cordialmente y empezando a andar hacia la oficina de el antes mencionado. Entraron a la oficina encontrandose con un rubio mirando hacia la ventana metido en sus propios pensamientos—Hola señor meliodas—
—Escanor, merlín. Un gusto volver a verlos viejos amigos—sonrió un poco poniéndoles especial atención a ellos. Tenían asuntos que tratar
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