—Mh...guu...hmm— despertó con el cuerpo tan cansado que se sintió bien, los rayos de el sol calaban sus ojos y cuando al fin pudo abrirlos con algo de esfuerzo pues no quería levantarse de donde estaba; se encontró con unos bellos ojos azules que le sonreían. Al instante se puso rojo hasta las orejas recordando lo hecho la noche anterior 

—Al fin despiertas bello durmiente, se nota que te gusto lo de anoche — rápidamente se hizo pequeño entre las sábanas avergonzado —Hey no te avergüences, has sido de los mejores amantes que he tenido — si eso podía ser verdad pero lo que le aturdía era el hecho de que había despertado en otra cala que no era la suya y la mujer enfrente de él no era su esposa. Acaba de serle infiel a su esposa. ¡Maldita sea! Eso era un error irreparable se sentía tan culpable que Elizabeth pudo notarlo—¿Te encuentras bien ternura?—

—S-Si yo solo...— se levanto algo rápido empezando a cambiarse — D-Debo irme— en pocos minutos ya estaba en la calle intentando averiguar donde estaba para regresar a su rábano dejando a la albina con una sonrisa. Si esperaba que eso solo fuera un encuentro estaba muy equivocado