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Acarició el dulce rostro de la dama dormida largos segundos. Cuando se caso con zaneri nunca creyó poder conseguir el amor y la felicidad que tenía ahora. Todo había empezado con una mujer que lo acorralo, con aquella hermosa dama que le quito su virginidad y poco a poco avanzaron hasta tal punto que ya estaban juntos en la misma cama. Junto sus frentes cariñosamente cerrando los ojos y suspiro lleno de alivio, la amaba demasiado, estaba completamente a su merced y cada día parecía que conocía una nueva faceta de ella.
Inconscientemente su mano se guió hasta su plano vientre y empezó a acariciarlo dulcemente, minutos antes mientras hacían el amor se había dedicado a besarlo y lamerlo. Le estaba tan agradecido por hacerle ver lo que era el cariño, el amor y el deseo. Dejó de pensar en eso cuando sintió unas manos acticiar sus cabellos. Al instante abrió sus ojos dejándole ver a su amada aún cansada pero sonriendole.
—Tristan...—
—¿Qué? —preguntó confundido
—Si es niño, se llamara tristan—meliodas no pudo evitar reírse de eso y le dio un dulce beso. Amaba ese nombre por completo
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