DIRECTO AL CORAZÓN
Cuatro sombras se movían velozmente entre los árboles que rodaban la aldea de la hoja. De entre esas cuatro sombras, las primeras dos eran las más rápidas puesto que, su agilidad era tal que eso parecía ser un paseo por el parque. La tercera sombra si bien no tenía la misma velocidad que las dos primeras, hacía todo lo posible para poder seguirles el ritmo. Y, por último, la última sombra era la menos veloz de toda, me atrevo a decir que hasta sufría un poco para poder seguirles el paso.
—¿Qué sucede? ¿Acaso ya están cansados?, Solo hemos recorrido cien kilómetros, y aún no anochece, vamos, nuestro equipo tiene que ser el más rápido de toda la aldea, ¡QUE VIVA EL PODER DE LA JUVENTUD! —dijo el lider el equipo, la bestia verde de Konoha, el maestro de Taijutsu Might Gai, quién estaba entrenando al grupo de Genins que estaba bajo su tutela. Este hombre vive por y para el entrenamiento.
—¡Así se habla Gai–sensei! ¡Le demostraré que puedo recorrer trescientos kilómetros hasta el anochecer —dijo un jóven con una cejas particularmente grandes, quién por alguna extraña razón estaba llorando, y observaba a su maestro como si de alguna divinidad se tratase.
—Dices eso como si fuera físicamente posible, te aseguro que terminarás en el hospital si haces eso —dijo cierto muchacho castaño y de pelo largo y sedoso—. ¡Byakugan! —activo su kekei genkai y pudo ver cómo un gran árbol estaba a pocos metros más adelante—. Oye Lee ten cuidado, a la velocidad que vas te estrellarás contra un árbol.
—¿Dijiste algo Neji? —preguntó Lee, descuidando la delantera sin percatarse de a dónde se dirigía.
—¡Qué tengas cuidado! —levantó la voz el compañero de Lee. Lamentablemente Lee no alcanzó a reaccionar a tiempo y terminó por estrellarse contra dicho árbol, en una escena bastante graciosa de él cayendo lentamente como si fuera una hoja.
Lee terminó en el suelo, boca abajo, con un gran moretón en su cara. A su lado, apareció Neji, con una pequeña gota de sudor cayendo lentamente por un costado de su frente. Suspiró y le dijo...
—Lee enserio eres patético, en un enfrentamiento el menor descuido solo significa una cosa, muerte. No sé cómo quieres ser un gran ninja si sigues actuando de esa manera —dijo Neji. Poco después apareció Gai a lado de Neji, observando como su alumno favorito terminó en el suelo.
—¿Lee tan pronto y estás descansando? —preguntó Gai, mientras sonreía de oreja a oreja y observaba a su discípulo tirado en el suelo suelo.
—Por supuesto que no Gai–sensei, aún tengo energía suficiente para seguir con el entrenamiento, todavía no eh calentado mis músculos como es debido —respondió Lee. Neji suspiró ante las palabras de su compañero.
A los pocos segundos hizo su aparición la única chica del grupo. Ten ten cuando hizo acto de presencia se notaba sumamente cansada, puesto que no poseía la misma velocidad o la misma resistencia que sus compañeros o su maestro.
—Llegas tarde Ten Ten, eres muy lenta, tú velocidad es mediocre, deberías volverte más rápida o sino tendrás muchos problemas en un combate —dijo Neji, con un tono de voz algo arrogante.
—Ya lo sé Neji... ya lo sé —respondió Ten Ten, claramente se notaba que ya no podía más, había llegado a su límite por el día de hoy.
—Bueno como ya todos nos reunimos de nuevo... —Gai señaló el horizonte, y como el sol se estaba ocultando y pintando el paisaje de anaranjado—. Vamos a recorrer otros cien kilómetros más, hasta que ya no podamos sentir más nuestras piernas, ¡Arriba esos ánimos muchachos!.
—¡Si adelante! —gritó Lee a todo pulmón.
Ten Ten agachó su cabeza, sus piernas, mejor dicho todo su cuerpo ya no podía más. Estuvo a punto de decirle a su maestro que se rendía pero fué callada por Neji, quién tomó la palabra primero que ella.
—No, ya no, es suficiente por el dia de hoy —dijo Neji.
—¿Qué sucede, Neji?, ¿Acaso el poder de la juventud te está abandonando?.
—Mi juventud sigue intacta, pero no quiero pasar el resto de mi juventud postrado en una cama por alguna grave lesión. Lee, tú mejor que nadie sabe que una lesión para un ninja puede ser algo crítico, y no tengo planes de lesionarme así que por el día de hoy, es suficiente.
—Creo que tienes razón, bueno chicos por el día de hoy demos por finalizado el entrenamiento, pero el día de mañana entrenaremos el doble, vamos a mejorar aún más nuestro Taijutsu, ¿Entendido?.
—Entendido. Con su permiso me retiro, hasta mañana —dijo Neji. En cuestión de un segundo pasó de estar enfrente de sus compañeros a desaparecer por completo.
Ten ten quedó bastante asombrada de la monstruosa velocidad que Neji tenía, en comparación, la de ella era bastante mediocre como dijo el castaño. Ella también se despidió y se marchó del lugar, mientras que Lee y Gai decidieron volver a la aldea caminando con sus manos, y el que pierda tendría que darle diez vueltas a la aldea usando sus manos.
Mientras ella regresaba a su casa, en el camino se lamentaba bastante ser lenta, y de no tener la misma resistencia que los demás. Entre sus lamentos alcanzó a escuchar el sonido de lo que parecía ser algo afilado clavándose en un árbol. Eso llamó poderosamente su atención, y al acercarse a la fuente de ese sonido se enteró de quién se trataba.
—Rayos, es imposible que el gran Naruto no pueda atinar al blanco —dijo cierto jóven de cabellos dorados, y con unos peculiares bigotes en sus mejillas.
Naruto se encontraba lanzando unos kunais a un blanco que había colgado en un árbol. Luego de haber perdido miserablemente contra Sasuke en un simple juego de tiro al blanco, en dónde la pelirrosa tóxica y llorona, perdón, Sakura Haruno no hizo más que tirarle flores y besos al Uchiha por ser alguien genial e incluso un mejor Genin que Naruto, este último se prometió a sí mismo que iba a mejorar y que le iba a demostrar a su amigo que podía ser incluso mejor que él, y dejar que Sakura le esté tirando flores a cada rato.
Agarró un Kunai y dijo en voz alta...
—El gran Naruto Uzumaki no fallará esta vez —luego de decir eso en voz alta, el rubio lanzó el dichoso Kunai pero, para su mala suerte, su puntería es tan mala que no solo falló en darle al blanco, sino que casi le dá a una ardilla que casualmente pasaba por ahí—. ¡Ay vamos no puede ser! Soy el que se convertirá en hokage algún día, es imposible que no pueda atinarle a un simple blanco.
La actitud tan graciosa por parte del rubio al haber fallado fué tal que provocó en Ten Ten una gran risa, misma que terminó por delatar que estaba observando a Naruto. El rubio al escuchar esas risas se volteó y, molesto, preguntó quíen era. Ten Ten se apareció delanta de él...
—Disculpame, no fué mi intención reirme, pero tú puntería es tan mala que no pude evitarlo.
—¿Y se puede saber quíen rayos eres tú? —preguntó molesto Naruto.
—¿No te acuerdas de mí? Nos conocimos en los exámenes chunin —respondió la castaña.
—No lo recuerdo —dijo Naruto.
—Soy Ten Ten, soy compañera de Neji y de Lee —dijo Ten Ten.
—Ya lo recuerdo, eres esa chica que perdió facilmente contra la hermana de Gaara, ¿Verdad?, ¿Oye cómo sigue tú espalda?, ese golpe debió doler.
—Sí, estoy bien —dijo un poco molesta. Le molestaba que la recuerden unicamente por su miserable derrota contra Temari.
—¿Y se puede saber por qué me estabas espiando? ¿Acaso verme derrotar a Neji te impresionó y vienes a pedirme un autografo? —preguntó Naruto con un tono de voz al altanero.
—¡Ja! Ya quisieras, estoy aquí porque escuché que alguien estaba entrenando, pero jamás me imaginé que serías tú. En fin, sigue "entrenando" señor ego, no te molesto más, adiós.
—Sí, puedes retirarte, no me gusta que mis rivales me estén observando cuando entreno —dijo Naruto, actuando grosero con ella.
Eso volvió a molestar a Ten Ten. Cuando se alejó varios metros de Naruto, sacó uno de sus Kunais y lo arrojó con fuerza, dando en el blanco. Su puntería no solo es perfecta, sino que lo arrojó a una distancia mayor que la del rubio y acertó. Naruto quedó con sus ojos saltones observando la excelente puntería de ella. Corrió hacia donde ella estaba y la detuvo.
—Espera un momento —dijo Naruto. Ten Ten suspiró cuando él la detuvo.
—¿Qué quieres?.
—Eso fué increíble, tienes una puntería espectacular —dijo Naruto.
—Gracias, soy la kunoichi con la mejor puntería —dijo Ten Ten.
—Sino te molesta, ¿Podrías ayudarme a mejor mi puntería?, seré hokage algún día y sería patético que no pueda ni acertar al blanco.
—Por supuesto, te ayudaré —dijo Ten Ten con una amplia sonrisa.
—¿De verdad?
—No —su expresión cambió a una de fastidio. Se dió la media vuelta y siguió caminando. Naruto de nuevo la detuvo a lo que ella volvió a suspirar—. ¿Qué?.
—Enserio necesito tú ayuda, por favor, recordaré este favor cuando me convierta en hokage algún día.
—Seguro, no puedes ni dar en un simple blanco y te convertirás en hokage, además no tengo tiempo, tengo que descansar porque tendré un fuerte entrenamiento mañana.
—Pero te necesito, enserio —dijo él.
—No, y no quiero ayudar a un grosero como tú —respondió Ten Ten.
—¿Eh? —se sintió algo confundido—. Mira si te ofendí en algo lo siento, no fué mi intención, es que ando frustrado, y no pienso con la cabeza fría.
—Sí, claro —dijo ella.
—Vamos, por favor —dijo Naruto, juntando sus manos en forma de suplica—. Si tú me ayudas, te ayudaré con lo que necesites.
—¿Con lo que necesite? —recordó las palabras de Neji, sobre que su velocidad era mediocre—. No soy tan veloz...
—¿Necesitas aumentar tú velocidad? —preguntó Naruto de manera estrepitosa—, si ese es el problema no te preocupes, yo puedo ayudarte, Kakashi–sensei me enseñó una excelente forma de aumentar la velocidad, tambien la agilidad y la resistencia.
—¿E–Eh? —preguntó Ten Ten—. Yo...
—¿Qué dices?, ¿Aceptas?
—No... lo sé, tengo que entrenar mañana y...
—Puedes faltar, le explicas a tú maestro que estás entrenando muy duro por tú propia cuenta y de seguro aceptará, deveras —dijo Naruto con una amplia sonrisa, ni loco se iba a perder semejante oportunidad.
—No creo que...
—¡Así será entonces!, nos vemos mañana aquí, al medio día —dijo Naruto, quíen salió corriendo a ver su kunai y retirarse del lugar.
—Oye espera un momento, yo no eh dicho que acepto... —gritó Ten Ten.
—¿Por cierto cómo dijiste que te llamabas? —preguntó Naruto.
—¡ME LLAMÓ TEN TEN, IDIOTA! —gritó molesta la castaña.
—Ten Ten, nos vemos mañana entonces, adiós —dijo Naruto despidiendose de Ten Ten.
La castaña no entendió muy bien lo que había pasado.
—Que alguien me explique lo que pasó —dijo Ten Ten, totalmente confundida—. ¿Cuando acepté ayudarlo?.
II
A la mañana siguiente Ten Ten faltó al entrenamiento, no estaba segura del por qué lo hizo, pero faltó. Ya era más de medio día y Naruto no aparecía por ningun lado. Ten Ten estaba molesta.
—Esto es lo que me gano por venir aquí, en primera no sé por qué lo hice, creo que estaría mejor matandome en el entrenamiento de Gai–sensei que perdiendo el tiempo sola, en este lugar.
A los pocos minutos finalmente apareció Naruto.
—Disculpa la tardanza —dijo Naruto—. Esos tres tazones de ramen estuvieron deliciosos.
—Que grosero eres, ¿Acaso no sabes que a una dama no se la deja esperando? —preguntó Ten Ten, cruzándose de brazos.
—Ahm, creo que Kakashi–sensei mencionó algo sobre eso, pero dijo tambien algo de una cita, una cama o algo así —dijo Naruto, actuando ingenuamente.
—¡Esto no es una cita, Naruto! —exclamó Ten Ten con un ligero sonrojo—. ¿Me vas a ayudar si o no?, responde.
—Claro que lo haré, soy Naruto Uzumaki, un ninja que cumple sus promesas, por más pequeña que sea.
—Bien, ¿Entonces con qué comenzamos? —preguntó Ten Ten.
—Primero vamos a mejorar tú velocidad, con algo muy sencillo, una técnica secreta que Kakashi–sensei me enseñó hace unas semanas.
—Muy bien, entonces comencemos, ¿Será con Taijutsu?, ¿ejercicio de piernas?, ¿prueba de velocidad? —preguntó con una pequeña sonrisa.
Naruto se acercó a Ten Ten y colocó su mano encima del hombro derecho de la chica. Le sonrió y le dijo muy tranquilo.
—Tú las traes —le sonrió.
—¿Eh? —preguntó confundida Ten Ten.
—¡Atrápame si puedes! —gritó Naruto corriendo como todo un loco, alejándose de Ten Ten.
—¡¿Qué?!, ¿Esto es enserio?, ¿Jugar a las atrapadas es tú brillante plan?.
—Vamos Ten Ten, ¿No dijiste que querías ser más rápida?, pues adelante, atrápame —dijo Naruto, corriendo y alejándose de ella.
Ten Ten se molestó enormemente y comenzó a perseguir a Naruto, dicíendole que no estaba jugando y que no iba a perder su tiempo jugando a un juego de niños. Para sorpresa de la castaña, Naruto era rápido, debía admitirlo, en todos los intentos por atraparlo fracasó.
Lo persiguió por los bosques, por toda la aldea, por los alrededores de la aldea, a lo largo de un riachuelo que pasaba por la aldea y nada. Ya estaba a punto de anochecer y Ten Ten no estuvo ni cerca de atraparlo. Estaba sentada en el suelo, respirando muy agitada, mientras Naruto estaba frente a ella, con una tonta sonrisa en su rostro.
—Ok, eres rápido, muy rápido —dijo Ten Ten, muy cansada—. Pensé que esto era un juego de niños, pero no, mi velocidad es mediocre.
—Vamos, es el primer día, seguro que lo lograrás la siguiente vez.
—Me tiemblan las piernas —comentó ella, intentando levantarse pero terminó por caerse sentada.
—Te falta resistencia —dijo Naruto, como si nada. Se acercó a ella y le extendió la mano. Ten Ten pudo levantarse con la ayuda de Naruto.
—¿Y tú no estás cansado? —preguntó Ten Ten, mirándole a los ojos.
—Sí, algo, pero no tanto como tú —respondió el rubio—. Creo que tengo una buena resistencia, algo que te falta a tí, pero no te preocupes, muy pronto serás más rápida, no solo serás la kunoichi con la mejor puntería, sino también la más rápida.
—Eso espero.
—Y lo serás, deberas —el rubio sonrió gentil ante ella. Ten Ten desvió un poco su mirada y suspiró.
—Tendré que esforzarme.
III
Los días transcurrieron y Naruto siguió ayudando a Ten Ten a mejorar su velocidad. ¿Hubo mejoras?, por supuesto, poco a poco la velocidad de ella iba aumentando. Ya no le costaba tanto trabajo perseguir a Naruto, aunque aún seguía sin poder atraparlo. Ella le explicó a Gai que estaba entrenando duro para mejorar su velocidad, y Gai dijo que estaba de acuerdo con eso, siempre y cuando no se olvide de la juventud y todas esas cosas. Le dió permiso de faltar a los entrenamientos de Taijutsu.
En una ocasión ella alcanzó, con mucha dificultad, tocar sutilmente su chaqueta —abrigo, chamarra, como la conozcas— con la punta de sus dedos. Eso solo significaba una cosa, se volvía cada vez más rápida.
En cuanto a Ten Ten, ella ayudó a Naruto con su puntería, y vaya que el rubio en realidad era malo. De diez intentos a duras penas atinaba uno o dos. Con el pasar de los días su puntería mejoró, ya daba en el blanco más seguido, tampoco tan perfecto y sublime como el dios de esta historia (ItachiGod) pero era clara su mejora.
IV
Ahora se podía ver como Ten Ten estaba persiguiendo con mayor facilidad a Naruto. El rubio intentaba huir de ella, pero cada vez se volvía más complicado. Y luego de muchos intentos, finalmente lo consiguió.
Mientras el rubio huia, Ten Ten utilizó la rama de un árbol para inpulsarse.
—¡Naruto! —dijo ella, estando casi encima del rubio. Naruto alcanzó a divisar su sombra y cuando se volteó un poco, ella lo atrapó, callendo encima de él.
Ten Ten atrapó a Naruto, quedando los dos en una posición... bastante sugerente. Ella encima de él.
—¡Lo logré, lo logré, te atrapé, lo hice lo hice lo hice! —decía ella, felíz de haberlo atrapado. Tanto su velocidad como su agilidad y resistencia había mejorado.
—Cielos, lo hiciste —comentó Naruto, respirando algo agitado—. Lo lograste Ten Ten, felicitaciones.
—Gracias —dijo ella, con una amplia y linda sonrisa.
—Y, bueno, ¿Podrías bajarte?, esta posición es... incómoda —dijo el rubio. Ten Ten se dió cuenta de eso y rapidamente se quitó de encima, con un ligero sonrojo.
—Disculpame, no era mi intención...
—No te preocupes —dijo Naruto, rascando su mejilla derecha—. Lo hiciste bien Ten Ten, felicidades, ahora podrás presumirle al cejas de azotador y a Neji que eres tan rápida como ellos.
—Sí, y todo gracias a tì, Naruto.
Ahora se podía ver como Naruto estaba practicando su puntería, siendo observado por Ten Ten. Naruto saltó lo más alto que pudo y comenzó a lanzar sus kunais, acertando cada uno de ellos en los blancos que Ten Ten había puesto para ayudarlo con el entrenamiento. Todos los kunais dieron en el centro, su puntería era tan o incluso mejor que la de Sasuke.
Naruto aterrizó en el suelo y, al ver como todos los kunais dieron en el blanco, se alegró enormemente.
—Sí, lo logré, lo logré, el gran Naruto Uzumaki mejoró su puntería jaja —decía en voz alta—. Ahora sí, Sasuke no podrá seguir presumiendo su habilidad.
—Me alegro que lo hayas hecho bien, Naruto, felicidades.
—Y todo gracias a tí, Ten Ten, muchas gracias —Naruto tomó las manos de Ten Ten y siguió agradeciendole por haberlo ayudado—. No creo haberlo logrado sin tí, gracias, deberas.
Lo sonrió a ella, una sonrisa sincera. Ella se sonrojó un poco y desvió su mirada.
—De nada, y muchas gracias por haberme ayudado —le dijo—. ¿Pero puedo pedirte un favor?.
—Claro.
—¿Podrías devolverme mis manos? —preguntó Ten Ten. Naruto se dió cuenta que aún seguía sujetando las manos de ella. Las soltó y se disculpó. Ambos comenzaron a tontear sobre eso.
—Bueno, supongo que... hasta aquí llegamos —dijo Ten Ten.
—Ah, supongo —dijo Naruto. Como habia pasado varios días entrenando con ella ya se había más que acostumbrado a estar a su lado.
—Bien, adíos Naruto —dijo Ten Ten—. Fué muy divertido entrenar contigo.
Ten Ten estuvo a punto de marcharse cuando Naruto la detuvo. Se acercó a ella y le tomó del hombró.
—Espera un momento Ten Ten —dijo. Ella se volteó, como si en realidad estuviera esperando algo por parte de él.
—¿Sí?.
—Ahm, ¿Qué te parece sí mañana... ?
—¿Mañana?, ¿Seguir entrenando?.
—No, osea —se sonrojó el chico—, ¿Qué te parece si mañana salimos por ahí?, no a seguir entrenando, sino... algo como...
—¿Una cita? —preguntó ella, también con un ligero sonrojo y una sutil sonrisa.
—P-Pues sí, sí, te invito a salir, ¿Qué dices? —preguntó Naruto.
—¿Esta vez me dejarás responder? —preguntó Ten Ten, haciendo hincapíe en la vez que Naruto no la dejó responder cuando le preguntó si podía ayudarlo con su puntería.
—Adelante —dijo él.
—... —ella sonrió un poco—, me gustaría salir contigo, Naruto.
—¡Genial! —exclamó Naruto—. ¿Mañana en este mismo lugar?.
—Claro, al media día —dijo Ten Ten. Ella le sonrió al muchacho—. Pero no llegues tarde otra vez, ¿De acuerdo?.
—No llegaré tarde —dijo Naruto.
Ambos se despidieron, quedando verse al día siguiente para tener su cita. Solo hay que esperar que Naruto no llegue tarde y su cita termine por marcharse.
FIN
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