Así como el cielo existía los ángeles, los arcángeles y los dioses, existía un lugar donde existía los diablos y los demonios, pasando por todas las capas que tenía la tierra, existía el infierno, comandado por el señor de las tinieblas, por el rey Hades y eso lo convirtió en el señor de las tinieblas, el inframundo era un lugar de sombras, frio y oscuro, varias almas humanas que el había robado rondaban de un lado a otro. Los seres demoniacos traían almas nuevas y si aquel día tenían suerte, un ángel para poder matarlo.

—Tengo noticias, mi señor— hablo uno de los demonios, su fiel servidor, Lucifer.

—Habla— ordeno Hades mirando a su fiel sirviente.

El ser demoniaco miro a su señor y hablo.

—Su hermano, el rey Zeus ha mandado a uno de sus hijos a la tierra, aunque aún no descubro quien es— los ojos azules eléctrico de Zeus miraban al ser— Lo descubriremos muy pronto mi señor, se lo prometo.

—No quiero tus promesas Lucifer— lo callo de forma abrupta y el ser demoniaco lo miro— Las promesas son actos que jamás son llevados a cabo, yo quiero resultados— Lucifer asintió con la cabeza— Quiero que descubras cuál de los hijos de mi hermano ha sido mandado a la tierra para destruir a mis demonios, debo detenerlo y si me es posible, matarlo. Su llegada alterara mis planes en la tierra y no estoy dispuesto a perder todo lo que he logrado por años— los ojos azules de Hades brillaban con odio— Búscalo Lucifer, tráelo ante mí y lo destruiré yo mismo.

Lucifer abandono el inframundo seguido por varios diablos que se apuntaron para llenar de temor el mundo terrenal. Hades, observo las llamas del infierno danzar de un lado a otro, recordó a sus padres, el rey del tiempo, Cronos y su madre la reina Rea, siempre había sido considerado como el invisible hasta que mato a su padre Cronos a traición por el poder que el poseía y se convirtió en el dios del inframundo.

Sus tres hermanos mayores recibieron armas de los tres ciclopes como ayuda para la guerra: Zeus los truenos, Poseidón el tridente y Hades un casco de invisibilidad. La guerra duró diez años y terminó con la victoria de los dioses jóvenes. Después de esta victoria, Hades y sus dos hermanos menores, Poseidón y Zeus, echaron a suertes​ los reinos a gobernar. Zeus se quedó con el cielo, Poseidón con los mares y Hades recibió el inframundo, ​ el reino invisible al que los muertos van tras dejar el mundo, así como todas las cosas bajo tierra. Fue así como los tres hermanos se convirtieron en los dioses supremos de la cultura griega.

Ahora, Hades solo quería el poder de todo, de la tierra, de los mares y del cielo y moriría quienes tuvieran que morir hasta tomar el poder y se hizo llamar como el señor de las tinieblas.