30. Aniquilación

Las cadenas negras estaban sobre sus pies, apoyo su cabeza sobre la pared fría y de color negro mirando a la oscuridad, la reja se abrió y Hebe se giró mirando dos demonios que entraron a la celda, se limpió las lágrimas de su mejilla y se levantó del piso mirándola, ambos demonios se sonrieron.

—La pequeña hija del cielo está llorando— hablo Satanás entrando al lugar, Belfegor se acercó y jalo a Hebe sacándola por el pasillo.

Hebe camino entre los demonios que la guiaron por el largo pasillo oscuro, doblaron una esquina y subieron varios escalones hasta que llegaron hasta que la parte alta en donde todos los demonios estaban reunidos y la dejaron en el centro, la arrojaron al piso y se golpeó en el rostro provocando que la sangre cayera de su nariz, Satanás se acercó a ella y Hebe le mordió la mano, el demonio grito y se alejó de ella, la sangre negra del demonio decoraba la sonrisa de Hebe, si iba a morir seria luchando y con la frente en alto.

Era una hija de Dios y si iba a morir seria con la frente en alto, alzo su cabeza y sonrió, Satanás la jalo y la colocaron en el centro de estrella de los cinco picos, la estrella pentagonal. Los demonios la miraban con burla y le gritaban que moriría, una garrafa de sangre fue arrojada sobre ella dejando su cabello goteando, la sangre pinto la mitad se su rostro y Asmodeo se acercó al centro.

—Esta noche, nuestro reino será manchado por sangre dorada, veremos como la vida de la hija del cielo pierde la vida frente a nosotros y para ello, usaremos la espada de la muerte— los demonios gritaron con euforia.

Asmodeo se giró y miro a Junier que le ofrecía la espada de la muerte, un arma forjada por Judas Iscariote para poder matar a los seres de luz y del cielo, Asmodeo tomo el arma y la alzo cerca del cuello de Hebe y ella cerro los ojos.

"Perdóname padre porque no logre tu misión, perdóname madre por no pasar más tiempo a tu lado y pensar solo en mí, perdóname Apolo por dejarte en el cielo y perdóname Ares por no saber entenderte"

El arma se alzó en el aire y bajo con velocidad hacia el cuello de Hebe, antes de clavarse el arma se detuvo y salió volando clavándose frente a ella, el sonido del metal la sobresalto y abrió sus ojos, Hebe miro hacia arriba y miro a Asmodeo que miraba hacia un lado con ojos muy abiertos, la mirada de los demonios también estaba posada en ese lugar y se giró hacia el portador de la espada.

Lucifer tenía la espada sobre la mano y miraba a su padre, estiro la espada y lo apunto el cuello.

—¿Qué estás haciendo? — pregunto Asmodeo observando a su hijo, Lucifer coloco el filo del arma sobre el cuello de su padre y con la otra mano rompió las cadenas que ataba a Hebe.

—Hacer lo correcto— contesto y jalo a Hebe, los demonios comenzaron a acercarse y Lucifer señalo a todos.

Lucifer cerro sus alas negras envolviéndola y salió volando del lugar hacia arriba, los demonios se impulsaron volando, uno tras unos comenzó a abrir sus alas siguiendo a su hermano. Asmodeo los observo y sus ojos negros se oscurecieron.

Lucifer volaba con sus manos sobre Hebe mientras se acercaban al cielo dejando detrás de ellos el ruido de la ciudad, las nubes comenzaron a aparecer y los arcángeles que vigilaban el Olimpo siguieron a Lucifer, el lugar santo comenzó a quemar las alas de Lucifer haciéndolas cenizas, Hebe lo miro.

—Nos volveremos a reunir algún día Hebe.

—No puedes dejarme Lucifer— negó Hebe pasando una mano sobre su rostro, la diosa observo como su rostro comenzaba a quemarse conforme se acercaban al reino.

Lucifer le sonrió.

—Adiós Hebe.

Lucifer la soltó y Hebe grito cuando sintió el vacío, observo a Lucifer caer y luego abrir sus alas y perderse entre las nubes, unos brazos la tomaron de la cintura y la elevaron en el cielo hasta llegar al Olimpo.

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