16. La representación del dios y el demonio en el mundo terrenal

Hebe se sentía tranquila, después de haber aceptado la tregua con el demonio ambos caminaban por las calles nocturnas y lluviosas de Paris, juntos habían pasado la torre Eiffel y se dirigían a la catedral de Notre Dame en silencio observando a su alrededor. Hebe recordó que su madre le había hablado de los peligros que existían en la tierra, pero ¿Cómo un mundo tan hermoso como la tierra podía ser tan peligroso?

Las campanas de la catedral sonaron marcando la media noche y unas palomas que dormían cerca de la iglesia volaron asustadas, pero regresaban a donde al lugar, se detuvo mirando las aves, una vez más la campana sonó y las palomas volaron y regresaron y así una vez más.

—¿Pasa algo hija de Dios?

Hebe miraba hacia lo alto de la catedral y miro al demonio.

—No entiendo— contesto, el demonio frunció el ceño escuchándola— Las palomas se espantan ante el sonido de las campanas y vuelan alejándose de la catedral, pero tras dejar de hacer ruido regresan.

—Las palomas son como los humanos— hablo el demonio— Siempre regresan al lugar donde más daño les hacen porque es el lugar donde se sienten seguros, temen volar lejos porque no saben que otro animal pueda atacarlos en el cielo— la campana volvió a sonar y las aves hicieron el mismo movimiento— Temen al cambio.

Hebe lo miro.

—Hablas como si conocieras mucho a los humanos— contesto Hebe.

—Los conozco mucho, son personas que pueden llegar a ser el cambio en el mundo o la destrucción para el mismo— la miro— Ustedes los hijos de Dios siempre creen que todo lo que pasa es por nuestra culpa, pero hace muchos años el hombre dejo de ser puro y gentil como tu padre los había mandando, les dio la capacidad de identificar el bien y el mal y el raciocinio por lo que muchos actos atroces ya no soy manipulados por nosotros.

Hebe se quedó callada pensando las palabras del demonio, temía aceptarlo, pero él tenía razón, los humanos eran mandado a la tierra siendo buenos, pero ellos elegían si seguir ese camino o cambiar, por lo que en muchas ocasiones ellos dejaban ser hijos de Dios para ser hijos del Demonio.

—Te quedas callada porque sabes que tengo razón— hablo Demonio mirándola, dejo de observarla para mirar hacia lo alto de la catedral— El humano también ha roto sus creencias, ha tomado como ventaja la palabra de Dios para hacer los actos más atroces en la tierra. Solo mira sus estilos de barroco en las iglesias— señalo la figura que estaba en la cúspide— Esos que ves ahí, es la iglesia y no, para el humano la iglesia ha dejado de ser Dios y ahora lo es un sacerdote, un obispo o el papá, personas terrenales que juegan ser Dios y todos sus malos actos lo dicen en nombre de él.

Hebe permaneció callada observando la gran catedral, sus ojos azules se posaron en dos siluetas, del lado izquierdo estaba el ángel con sus inmensas alas y del lado contrario estaba el demonio. Un crujido hizo que ambos dejaran de ver la catedral para mirar a la oscuridad, el demonio entorno sus ojos negros en la oscuridad y se giró a Hebe.

—Escóndete— ordeno mirándola.

Hebe frunció el ceño, pero la mirada de alerta del demonio hizo que retrocediera y se camuflajeara entre los árboles. Una silueta demoniaca salió de la oscuridad y se transformó en un humano sin dejar de lado sus característicos cuernos.

—Te he estado buscando— hablo la voz del otro demonio, era más alto que Demonio, como Hebe lo había nombrado— Papa ha pedido que te venga a ver para asegurarse que haces lo correcto.

Los ojos de Demonio se posaron en su hermano.

—Siempre hago lo correcto...— lo miro y sonrió mostrando sus dientes filosos— Belcebú

El demonio abrió sus ojos enojo y se aproximó a su hermano.

—¿Cómo te atreves a decir mi nombre en el mundo terrenal? ¡Si un ser de luz te escucha, me destruirá!

—Entonces lárgate— ordeno Demonio mirando a su hermano mayor— Haz la tarea que nuestro padre te ha ordenado y a mi déjame hacer la mía.

Belcebú se dio media vuelta y desapareció envuelto en moscas. Demonio miro a su alrededor sabiendo que su hermano se había marchado.

—¿Se fue? — pregunto Hebe saliendo de su escondite.

Demonio se giró a verla.

—Si

—¿Cómo lo sabes? — pregunto mirando de un lado a otro con su arco en la mano.

—Porque yo soy como él y se cuándo hay otro demonio en el mismo lugar.

Hebe lo miro y volvió a ver por última vez la catedral de Notre Dame.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top