♔ 1 ♔

Playlist de la historia:

https://open.spotify.com/playlist/7awGDYbbtJjqGAZ7NJknIz?si=a1b75190f0dd4305

A/N: Hay un enlace dentro del comentario aquí, en caso de que les sea más fácil acceder desde ahí ;3

・゜✭・.・✫・゜

El callejón estaba vacío y frío. Los cinco chicos caminaron despacio por él hasta encontrar un sitio que era apropiado para que se quedaran. Era una suerte que los humanos los pasaran desapercibidos, como si fuesen simples fantasmas. Quizás eso era cierto. Al menos cuatro de ellos lo eran. El quinto, podía parecer un simple chiquillo, pero era en realidad un Dios.

Zane les dijo a los otros tres que le dieran sus chaquetas. Ninguno se opuso, a pesar del helado clima invernal. Hasta los espíritus podían sentir frío. Zane armó una cama pequeña con las chaquetas, como una especie de nido.

—Acuéstate ahí –le dijo a Lloyd, con una sonrisa.

El Dios lo miró con las cejas arqueadas y negó con la cabeza.

—Por favor, pónganse sus chamarras –les pidió a sus shinki, devolviéndoles sus prendas.

—Lloyd, no lo hagas más difícil –le advirtió Kai.

El rubio juntó las cejas, creyendo que su repentino acto de bondad debía tener una razón oculta de fondo.

—Esto es porque quieren una habitación propia cuando tengamos un templo, ¿No es cierto? –atinó, con una mueca.

Los cuatro iban a replicar, cuando algo captó su atención. Era un aroma familiar flotando en el aire. Lloyd también lo percibió.

—Kaji –llamó.

Kai no estaba preparado, así que se transformó en una katana, con una expresión estupefacta. Acto seguido, Lloyd salió corriendo fuera del callejón, con la espada detrás suyo.

—¿Otra vez Kai? –se quejó Jay, inflando los mofletes.

Zane se giró hacia Cole.

—¿Qué hacemos de mientras?

El pelinegro, que fungía como líder suplente, dejó escapar un suspiro.

—Supongo que lo mismo que siempre –dijo, dejando caer la cabeza, derrotado.

Los tres caminaron con cautela fuera del callejón. Cole fue el primero en asomarse para ver si no había peligro. Vio a Lloyd luchando con Kai versión katana a lo lejos, contra un temible ayakashi de casi cinco metros. Parecía no haber más espíritus pequeños cerca, así que le hizo una señal a sus amigos y los tres salieron corriendo, como niños pequeños perseguidos por su madre, calle abajo.

Llegaron a un templo ubicado al centro de la ciudad. Los habitantes de ciudad Ninjago solían acudir mucho a él, por lo que siempre lucía en buenas condiciones, desde que Cole recordaba. Como el shinki más antiguo de Lloyd, sabía mejor que nadie de la evolución de las construcciones en la ciudad. Ese edificio en particular, parecía volverse más bello con el paso de las décadas.

Había un hombre en la entrada del templo. Meditaba con la barbilla en el pecho, de manera que su larga barba blanca caía como una cascada de humo. Su sombrero dorado cubría sus ojos. Los tres shinki se acercaron con cautela. Aún así, Wu, el Dios de la sabiduría, percibió sus presencias.

—¿De nuevo ustedes? –preguntó, con un tono de voz tan antiguo como Ninjago.

—¡Ho-hola! –exclamó Cole, avergonzado. Sus mejillas morenas se habían teñido de un rosado cálido—. ¿Le importaría darnos asilo?

—Otra vez –completó Jay, sin tanta vergüenza como sus otros dos amigos.

Cole le lanzó una mirada displicente y gruñó.

—Otra vez –completó, de mala manera.

Wu levantó la cabeza, dejando ver su rostro por completo. Había arrugas de felicidad en las comisuras de sus ojos y una sonrisa cálida que iluminó su cara.

—Me encantaría.

Zane y Jay le devolvieron la sonrisa. El primero hizo una reverencia para indicar lo agradecido que estaba. Cole simplemente agachó la cabeza, incapaz de poder sentirse bien con aquella petición. Aún así, era necesario. Necesitaba mantener a salvo a sus dos amigos shinki. Con los ayakashi rondando por la ciudad de noche, podían ser corrompidos y eso no sólo los afectaría a ellos, sino también al Dios al que pertenecían.

—Le pediré a Nya que les sirva té –dijo Wu, conduciéndolos al interior de su templo. El Dios sabía muy bien que su shinki estaría despierta. Ella no acostumbraba dormir, había dejado de lado esa costumbre humana que era innecesaria al volverse un espíritu.

El rostro de Jay se iluminó al escuchar el nombre de la chica.

—¡Oh sí! Me gusta el té –comentó, con una sonrisa boba.

—Pensé que la que te gustaba era Nya –comentó Zane, con cierto descaro.

El rostro de Jay se tornó de un rojo vivo. Sus labios se sellaron e impidieron que saliera cualquier otra palabra.

Zane se detuvo al notar que Cole se había quedado de pie, en la entrada.

—¿No vas a venir? –le pregunto, sabiendo que Cole era quien más disfrutaba de la comida, a pesar de ya no necesitarla.

—Creo que mejor me quedó aquí. Así podré recibir el regaño de Lloyd cuando venga.

Zane lo miró unos segundos y terminó por esbozar una sonrisa de comprensión.

—Está bien –dijo, para después entrar al templo.

Cole no tuvo que esperar mucho. Lloyd y Kai entraron al recinto, confirmándole que su Dios sabía con exactitud dónde estarían, y no se veía muy feliz.

—Zane y Jay están tomando té adentro –le dijo a Kai, cuando pasó a su lado. El castaño ya había recuperado su forma humana. Su ropa tenía algunas rasgaduras que, seguramente, Zane cosería más tarde, en cuanto tuviesen dinero para comprar hilo.

Kai le dio una palmadita a Cole en el hombro y entró al Templo, para permitirle hablar con Lloyd.

Cole tomó aire antes de poder comenzar a explicarse. Siempre le decía lo mismo, así que pensó que lo más correcto sería aceptar sus acciones encogiendo los hombros.

—Otra vez aquí –dijo Lloyd, con fastidio.

—Otra vez aquí –confirmó Cole.

Algo llamó su atención, en la muñeca de Lloyd. Parecía haber una mancha color ciruela, pero no pudo fijarse bien. El rubio se cruzó de brazos, haciéndolo creer que la mancha había sido su imaginación.

—Ya sé que no te gusta que le pidamos asilo a Wu, pero debes pensar en la seguridad de todos –le dijo Cole, con franqueza. Conocía a Lloyd desde antes que los otros, así que le era fácil hablarle como si fuera su hermano menor.

—¡Si pienso en eso! –aseguró Lloyd, casi haciendo un puchero.

—Está bien. Dame sólo una buena razón para no seguir viniendo aquí, y nunca más le pediremos asilo.

Lloyd abrió la boca para responderle, pero se quedó con la idea atorada en su garganta. Quería darle a Cole una buena razón para que no regresaran, aún sabiendo que no había ninguna. ¿Qué iba a decirle? ¿"No quiero venir porque siento que soy un fracaso como su Dios"?

No le dijo nada. Bajó los escalones de la entrada dando saltitos y comenzó a dar vueltas por el patio frontal. Cole sacudió la cabeza y lanzó una risa corta que sonó como un bufido. Bajó los escalones, y se detuvo antes de llegar al patio.

—¡Estoy pensando en una respuesta! –le dijo Lloyd. Cole volvió a reír.

—Está bien –dijo, con gracia.

—No significa que no te vaya a dar una –advirtió, intentando ser serio. Notó que Cole se estaba burlando y corrió hasta él para enfrentarlo.

El shinki levantó una sola mano para detenerlo. Su nombre estaba grabado en hiragana en la parte posterior. Lloyd le había dado ese nombre, casi desde que inició como Dios.

—¡Vamos a comprar ropa! –gritó Jay.

Cole y Lloyd se dieron la vuelta a la entrada del Templo, con expresiones confundidas. Kai, Zane, Wu y Nya también estaban ahí. Jay bajó corriendo los escalones y casi se tropieza al último de no ser por Cole. Lo atrapó justo a tiempo. Se dio cuenta de que jay tenía un saquito con yenes en las manos, los cuales tintinearon una contra el otro por el movimiento.

—¿De dónde te robaste este dinero? –masculló, en voz baja, viéndolo con una expresión asesina. Sabía que debía de habérselo robado a uno de los altares de Wu, así que no quería que el Dios los escuchara.

Cole ya tenía planeados el castigo y la manera en la que lo haría disculparse.

—¡Él me lo dio! –exclamó Jay, al percibirlo en su mirada—. Bueno, más bien nos lo dio.

—Dijo que compráramos ropa con esto –explicó Zane, llegando junto con Kai.

—¿Qué? –dejó escapar Lloyd. Cole le hizo entender que podían regresarlo, pero él se negó.

Bastaba con darle un vistazo a las prendas gastadas de sus shinki para saber que de verdad necesitaban ropa nueva. Como ya estaba amaneciendo, no tendrían problemas con los ayakashi peligrosos. Lloyd dejó caer la cabeza y estiró una mano hacia la entrada, para indicarles que era hora de irse.

—Está bien –accedió, en tono zombi.

Jay dio saltitos de alegría y casi deja salir todos los yenes. Cole tuvo que quitarle el dinero, diciendo que él se encargaría de eso.

—¡Adiós, viejo! –se despidió Kai, con una mano.

Zane, en cambio, hizo una reverencia corta y murmuró un agradecimiento. Lloyd se quedó más tiempo mirando hacia la entrada del templo, hacia Wu. El Dios de la sabiduría le sonrío.

—¡Compra algo para ti también! –le dijo, sacudiendo una mano para despedirlo.

En otro tiempo, Lloyd le habría respondido con algo como:

—¡Silencio, anciano!

Sin embargo, lo que hizo en su lugar fue juntar las cejas y darse la vuelta, para darle la espalda. Su furia estaba reprimida pero seguía ahí. Caminó detrás de sus shinki, mientras se frotaba la muñeca y pensaba para sí mismo:

Odio a ese sujeto.

♔♔♔

Garmadon vió a los chicos pasar por la calle. Su Templo estaba lejos de la ciudad, muy lejos, pero aún así los habitantes de Ciudad Ninjago iban para alabarlo. Eran alabanzas secretas y prohibidas. Las personas amaban ambas cosas. Por eso Garmadon, como Dios de lo caótico y destructivo, era tan venerado. No había sonrisas altaneras en su rostro al ver a su contraparte pasar cerca, tan miserable. No se estaba burlando de él, aunque quizás debía hacerlo. Nadie lo culparía. Lloyd era un Dios algo odiado entre el resto. No era odiado de la misma manera que Garmadon, por supuesto. A Lloyd no le guardaban rencor por lo que representaba. Lo odiaban por quien había sido. Un Dios inexperto que tuvo fama y riquezas casi desde su nacimiento. Garmadon no había nacido tan afortunado como él. Lo que tenía lo había ganado con mérito propio. Era un Dios antiguo, así que le había tomado tiempo.

Al final, la suerte se había cambiado de partido. Abandonó a Lloyd para ir con Garmadon, dejando al chiquillo altanero en pobreza. De no ser porque Wu lo dio asilo en esos tiempos de escases en los que ni siquiera tenía un solo shinki, Lloyd hubiese sufrido desgracias de las que no tenía ni idea.

Morro se acomodó mejor en el tejado, junto a Garmadon.

—¿Por qué no sólo se da por vencido y ya? –gruñó, asqueado con la persistencia de Lloyd.

El Dios le envió una mirada de indiferencia a su shinki.

—Debe haber alguien por ahí que aún lo recuerde, sino, no estaría aquí –mencionó Garmadon—. Si un Dios es olvidado, desaparece.

—Me sorprende que alguien lo recuerde –se mofó Morro.

—Bueno, no es tan sorprendente. Es difícil olvidar lo que representa. Después de todo, la vida siempre existirá.

Morro sonrió, sabiendo que entonces Garmadon y él eran igual de inmortales.

✨⚫✨⚫✨⚫✨

Ya sé que tiene siglos que no aparezco por aquí U.U
Si ya han leído una de mis historias (Las batallas de ayer) dije que tengo varios oneshot's escritos por ahí. Bueno, unos están en libretas y otros más (que son estos de un crossover con Noragami) los tengo en digital. Así que pensé que sería buena idea publicarlos es decir, ya están listos  ¯\_(ツ)_/¯

La razón por la que no los había publicado antes es que no siguen un orden de historia (ya saben, inicio, desarrollo, cierre...). Sólo me puse a escribir a lo loco porque amo Noragami y Ninjago y ahí me tienen como loca escribiendo tipo "Oneshot's" del crossover xD

Busqué la forma de "unirlos" y hacerlos una historia, así que... a ver como sale xD 

Les digo que sólo son como fragmentos estilo "slice of life" o algo así  ¯\_(‾▽‾)_/¯
¡Eso sí! Están unidos por un conflicto entre Lloyd y Garmadon (¡ay, qué emoción cuando sepan más de que va este conflicto! Uf y los pasados de los personajes...)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top