Capítulo 3_El paraiso de los pecadores.


— No puedo creer que seas tú, por fin nos encontramos. ¿Qué haces aquí?
—En todo caso esa pregunta la debería hacer yo. Esta discoteca esa mía. No esperaba encontrarte aquí principessa.
— Vine con unos amigos— señalé a la mesa donde estaba Kira y el resto.
— Ya veo.  ¿Te gustaron las rosas?
— Me encantaron son divinas, quería darte las gracias, pero…
Esteban y Cris me interrumpieron.
— Ya vamos a subir Hela. ¿Te vienes?

Estoy completamente segura de que me puse más roja que un tomate de la vergüenza. Me quede en silencio sin saber que decir. El comprendió la situación y terminó salvándome.

- Yo quería invitarlos a zona VIP, pero no sé si están preparados para Lujuria. Si están ocupados no los molesto y nos vemos luego Hela.
- No te vayas. - articule a decir.
Mis amigos se miraron entre ellos y aceptaron la oferta, fueron a buscar al resto mientras yo esperaba con Stefano.
- Así que Lujuria, primero Limbo y luego Lujuria, te basas en el infierno de Dante.  no?
- Una chica inteligente, lo supe desde el primer momento que te vi.
- No entiendo, si piensas eso de mi porque no me contactaste antes, pensé que no te interesaba lo suficiente.
- Si no me interesaras no hubieras sabido nada de mí. - mis amigos llegaron, Stefano paso por mi lado y cuando estuvo lo bastante cerca susurro. – todo a su tiempo principessa.

A travesamos la discoteca siguiéndolo hasta una puerta en el fondo donde había un guardia que al ver al líder del grupo de inmediato bajo la cabeza y se apartó. Ingresamos a una especie de recibidor, el sonido de la música había quedado atrás, no se escuchaba nada mas que nuestras respiraciones. Por alguna razón estaba nerviosa.

—Ahora vamos a entrar a zona VIP, — Stefano rompió el silencio—las cosas que vean y las personas que vean, jamás pueden comentarlo con nadie, si no se sienten cómodos o preparados pueden marcharse, pero si se quedan recuerden ser discretos. ¿Está claro?
Todos aceptamos y montamos al elevador, solo había un botón disponible, -2.
— ¿Vamos al sótano? — no pude evitar preguntar.
— Esta zona es solo para personas exclusivas y valoran su privacidad, así que lo mejor es que estén alejadas del publico y cualquiera que los pueda reconocer. Las únicas entradas son esta y por el parquin subterráneo que este encima de Lujuria.

El ascensor se detuvo y sus puertas se abrieron, la impresión fue un poco impactante, no solo por la vista de la pared izquierda que era de cristal con la vista de las profundidades del océano, si no, por los clientes del lugar.
Definitivamente el nombre hacía referencia al lugar era la primera palabra que me venía a la mente luego de ver la escena, LUJURIA, el placer sexual se llevaba acabo en cada esquina del lugar. Las personas se besaban, tocaban y follaban frente a cualquiera y con cualquiera, creo que el nombre indicado seria orgia, pero una orgia organizada, cerca de la pared de cristal había una barra y mesas con personas que solo bebían y observaban, en el centro donde se supone que era la pista se llevaba a cabo la función, en la derecha se encontraba el dj y algunas personas bailando en ropa interior, seducidas por la música y el roce de cuerpo a cuerpo. Cambian de parejas como de bebidas y todo sucedía con naturalidad, a nadie le incomodaba que llegara un tercero y se inmiscuyera en tu baile o beso. Todo era tan habitual como las bebidas alcohólicas y las drogas.
—¡Bienvenidos al paraíso para los pecadores.! — exclamo Stefano con orgullo.
— El infierno diría yo.

El me observo y sonrió, seamos sinceros, esto acojonaría a cualquiera que no estuviera acostumbrado y yo no era virgen pero nunca había hecho ni visto nada tan peculiar. Kira y Martin se disculparon y se retiraron argumentando que este lugar no era para ellos, así como también Sami y Lucia; en cambio Esteban y Cris se integraron al grupo que bailaba y consumía drogas. No me tomo por sorpresa verlos esnifar porque en el internado y otra fiestas también los había visto consumir.
Stefano me tomo por la mano y me guío hasta la barra que estaba al final de la habitación.
—¿Que deseas beber? La verdad ahora mismo no tengo idea. Sorpréndeme.

Soltó la mano con la que me sostenía y salto la barra, dijo algo al barman y este salió.
—¿Sabes algo de bebidas?
— No mucho, solo conozco algunos tragos, bueno, solo mis preferidos.
— Voy a prepararte y quiero que me digas el nombre si lo conoces.
El barman regreso con una botella de Champagne de reserva- 1990 y otra de coñac Armagnac-exclusivo. Preparo el coctel, lo sirvió en una copa y la puso frente a mí. ,ž ¿Y bien?
Llevé la copa a mis labios y di un pequeño sorbo saboreando.
— Delicioso.
— Conoces el nombre.
—Prefieres la verdad o que te engañe.
— La verdad, por supuesto.
— La verdad es que desde que vi las botellas puede reconocerlas y sabia lo que me preparabas. Pero puedo asegurarte de que nunca había probado un Gigi tan bueno como este.
— Parece que e fracasado una vez mas para contigo.
— ¿Y cuándo fue la anterior?
— La ocasión para volver a verte. Me creas o no, había planeado nuestro rencuentro, y puedes estar segura de que no sería en estas circunstancias. Estaba en un viaje de negocio y acabo de regresar hace tan solo un par de horas.
Preparo otro coctel para él y volvió a cruzar la barra.
— Acompáñame, vamos a un lugar mas privado.
Volvió a tomar mi mano y me acompañó a una habitación. Era completamente rojo, no tenía vista al océano, pero también tenia una pared de cristal, solo que esta separaba nuestra habitación de la siguiente, donde se encontraban un trio de dos mujeres y un hombre realizando el sexo. Stefano se acerco a la pared oprimió un botón y el cristal se volvió completamente oscuro, luego oprimió otro y se perdió también el sonido.
— Así esta mejor, por fin solos.
Observe la habitación con mayor detenimiento, había una cama matrimonial, un sofá en una esquina con una mesita al frente y en centro de la sala un tubo de Pole dance. Tome asiento en una esquina de la cama y Stefano en el sofá.
El aire se sentía pesado, y yo ni siquiera se como me sentía. Me encontraba en el medio de una orgia, todos en un radio de veinte metros estaba teniendo sexo, mientras que yo estaba en una habitación, encerrada con el hombre mas sexi que e visto en mi vida; creo que es completamente normal que mis bragas estén empapadas y tener que estar haciendo uso de todo mi autocontrol para no saltar encima de él y comérmelo a besos.
Tome una trago un poco mas largo para aplacar mi instinto sexual, pero creo que no funciono. Pose la vista en Stefano y sus profundos ojos grises me observaban. Los mese de abstinencia me estaban empezando a pasar factura y en lo único que podía pensar era en arrancarle la ropa y follarlo hasta que esos ojos grises se cerraran de cansancio.

Hola mis amores, aquí tiene otra capítulo. Recuerden que Actualizo cada 3 días. Gracias por leerme, los quiero.


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