Capítulo 2: Oso de peluche
—Tremendo pedazo de hombre. — susurra Kira cuando me siento en nuestra mesa.
— La verdad es que no está nada mal.
— ¿Nada mal? No vengas a hacerte la dura conmigo. Pero si te has quedado-boba en cuanto lo viste.
—¿En serio de verdad se ha notado tanto? —interrogue preocupada pensando en la mala impresión que tiene que haberse llevado de mí.
— Pues, la verdad es que un poco sí.
—¿Y tú por que no has ido a salvarme de pasar semejante vergüenza?
—Pues porque estaba buenísimo y era justo tu tipo. Mayor con cara de rompecorazones y estilo caro.
— Bueno ya que mas da, seguro no lo vuelvo a ver en mi vida. Vamos para la casa.
— Vale, me despido de Mati y en seguida nos vamos.
Horas más tarde nos encontrábamos sumergida en los doramas cuando el timbre de la puerta sonó.
— Ya voy yo, seguro es Matías que termino el trabajo. —se levantó Kira del sofá pasándome el cuenco lleno de palomitas.
— ¿En serio Matías otro oso de peluche? Si lo que planeas es hacerme sentir miserable, pues, en hora buena lo as conseguido. —me quejé cuando lo vi entrar con otro oso de peluche, pero este era mas grande que el anterior, media cerca de dos metros y era completamente blanco.
—Pues te equivocas, este no lo compré yo y no es para Kira. — mi amiga y yo nos miramos confundidas e incitamos con la mirada a Matías para que nos explicara— me entrego un cliente en el bar, dijo que para ti y que esperaba te diera motivos para sonreír. — explico y luego me paso una tarjeta junto con el enorme oso blanco.
Sonreí al terminar de leer la tarjeta para luego mostrársela a Kira.
—Dios mío de que año salió este hombre. ¿Quién habla así hoy en día?
—Es romántico— respondí abrazando mi nuevo oso.
—No me digas que ya estas colada— intervino Matías— porque de ser así deberías saber, que ese hombre frecuencia el restaurante, pero la verdad es que no con las mejores compañías, muchas empleados dicen que son mafiosos.
—En esta cuidad todo el viste bien, ya supuestamente es mafioso, no hagas caso a esas tonterías Hela. — lo interrumpe Kira y Matías pone los ojos en blanco.
—Creo que Mati tiene algo de razón, yo también me lleve esa impresión, pero no hay de que preocuparse, tal vez no lo vuelva a ver, solo se llama Stefano.
— ¿Como así? ¿No dejo algún número donde contactarlo?
— Pues no.
— Y yo que pensaba que por fin pensé que encontrarías a alguien para restregárselo en la cara a tu ex.
—No pasa nada Kira, ya llegara alguien. Ahora me voy a mi habitación y mejor los dejo solos.
Tomé mi oso y me dirigí a mi habitación no quería que mis amigos notaran que en el fondo si me decepciono un poco no saber más nada de él. Me hubiera gustado tener su teléfono para agradecerle o conversar un poco con él.
Apoye mi cabeza en la almohada y pensé en sus ojos grises, en su sonrisa y lo visualice diciendo las palabras de la tarjeta, después de todo si cumplió si objetivo, me hizo reír.
Esa noche dormí relajada, soñando con un par de ojos grises que venían a mi encuentro.
Al salir a la cocina por un café me halle un ramo de rosas de diferentes colores. Había de color rosa, almizcle, blanco, naranja, coral y roja. Junto al ramo había una tarjeta y mi corazón se aceleró cuando comencé a leer.
Termine de leer la tarjeta con una sonrisa en el rostro sin saber que poco a poco Stefano iba cumpliendo su objetivo y que yo no podía parar de pensar en él.
La semana paso de prisa y cada maña recibí mi ramo de rosas, a veces venia acompañado de chocolates y siempre con una tarjeta cuyas palabras alegraban mi día, pero por alguna razón aún no había podido hablar directamente con él. El ultimo día del año Kira quedo con unas amistades de la escuela para salir a festejar y aunque no me apetecía emborracharme, menos me apetecía despedir el año viejo sola en casa, así que obste por acompañarlos.
—A donde vamos por fin esta noche— escuche a Kira conversar por teléfono. — perfecto, nos vemos allí a las diez.
Colgó la llamada y se quedo viendo algo en el móvil.
—Aquí esta, Ya encontré el club nocturno al que vamos esta noche— me muestra el móvil— a que es una pasada verdad.
— Mola un montón.
—Ya había escuchado hablar de él. Esta super de moda, hoy seguro que ligas. Escuche que se divide por áreas, en la primera está el restaurante, en la segunda la discoteca que le llaman Limbo, y a la tercera están los reservados y habitaciones.
—¿En serio? Limbo, es que vamos al infierno o beber unas copas.
—Puedes burlarte todo lo que quieras, pero tengo entendido que es una pasada y dicen por ahí que hay una sala secreta, pero que solo permiten pasar pocas personas.
—Bueno, mejor nos preparamos puede ser que esta noche conozcamos al diablo.
Y así empezó nuestra tarde de compras y luego salón de belleza para despedir el año por todo lo alto. A las nueve de la noche ya estaba lista esperando junto a Matías por que Kira terminara de prepararse, de alguna manera ella tenia el super poder de no importar la hora a la que comenzara, ella siempre llegaba tarde. Quince minutos mas tarde, luego de algunas amenazas, por fin estábamos listos para salir. Carlos el chofer de Kira nos esperaba en la puerta principal con el coche listo y así diez minutos tarde de la hora acordada llegamos al club Rozzi’s.
El edificio era una obra arquitectónica digna de admirar, estaba en la orilla de mar y tenia forma de ola, a simple viste no pude identificar por cuantos pisos estaba constituido, pero estoy segura de que eran más de cinco. Todas las paredes eran de cristal y en el primer piso, la zona del restaurante tenía una magnifica vista al mar.
En el restaurante nos esperaban nuestros amigos de la escuela. La primera impresión que te daban en cuanto los conocía era Son unos pijos y la mayoría de las veces lo eran, unos niños de papi malcriados y rebeldes, pero quien soy yo para juzgar, si yo también lo soy, tal vez un poco mas moderada que el resto, pero sigo siéndolo. En cuanto llegamos Lucia nos escaneo con los rayos láser que tiene en sus ojos, a veces suele ser muy molesta, pero ya estoy acostumbrada.
—Me gusta tu vestido — señaló luego de darme los dos besos en las mejillas.
— Es del último desfile de Balmain. Me enamoré desde que lo vi, sabes que amo el cuero y este corte asimétrico me fascina, por no hablar del escote cruzado.
— Ya, Hela, no comiences, que cuando te pones a hablar de ropa no tienes para cuando detenerte.
El resto del grupo rio y nos dirigimos a la discoteca o como lo llaman LIMBO, a la hora de entrar note que todos iban en pareja menos yo, Kira tenia a Matías, Sami andaba con Lucia, Esteban con Cris y yo completamente sola con mi soledad.
La noche fue mejor de lo que podía imaginarme, todos se portaron de maravilla, bailamos, bebimos durante una hora y media, cuando necesite descansar un rato Esteban, que era el que conocía el lugar, me llevó a una de las mesas que había cerca.
— Me encanta este lugar— grite por encima de la música a nadie en específico.
—Si te gusta aquí, vas a disfrutar más un reservado. ¿Quieres subir? Tengo una habitación lista. – susurro Esteban muy cerca de mí.
Lo mire confundida y busque a Cris con la mirada.
— No pasada nada, yo hablo ella— respondió como si me leyera la mente, se paro del asiento y fue a donde bailaba su novia.
— Pero qué coño fue eso. —Kira llega a mi lado y se deja caer sobre el sofá.
—Creo que me acaban de proponer un trio.
— Al fin vas a follar otra vez, ya iba siendo hora de que te quitaras la telaraña de entre las piernas, pero si te gusta mucho las mujeres luego no vengas a insinuarte, yo estoy feliz con Matías.
Reímos y cuando mire a la pista vi que Cris y Esteban me llamaban, tome el vaso que estaba sobre la mesa y lo bebí de un trago. Si voy a hacer esto necesito ser un poco mas valiente y lo mejor para eso es el alcohol. Me pare del sofá un poco mareada y fui donde estaban mis amigos. Cris se puso a bailar frente a mí, mientras que Esteban se puso en mi espalda y me tomaba por la cintura. Bailamos al ritmo de la música, la excitación se hacía presente mientras Esteban besaba el lóbulo de mi oreja y Cris pasaba su lengua por mi cuello. La música se detuvo de pronto y el dj comenzó la cuenta regresiva para el fin de año, mis acompañantes se separaron de mí y se abrazaron.
—Tres, dos, uno—todos besaron a la persona de al lado para recibir el nuevo año.
Sentí que alguien me tomaba del brazo y estrellaba su boca contra la mía, seguí el beso sin siquiera saber quien era porque me encanto, a pesar de estar un poco ebria disfrute de aquella boca como nunca, sus carnosos labios, eran tan suabes y delicados como la seda, pero su beso no era delicado, era dominante, posesivo y ardiente, duró un poco más de lo habitual y menos de lo que me gustaría. Abrí los ojos para encontrarme con unos ojos grises rebosantes de libido.
—Felice anno nouvo principessa.
—Stefano.
Hola mis amores, que piensan del capítulo. Y de Stefano, todo un galán. Si les gusta el capitulo me ayudarían mucho dejando su estrella, compartiendo o rexomendandola, si ven alguna publicación en Facebook comenten y digan lo que opinan. Muchísimas gracias por leerme.
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