022.
Lee Saerom
Últimamente, he sentido que no estoy tomando las mejores decisiones, por ello mismo me he sentido mal y agobiada. Entrar a la oficina de Kim, solo me hace recordar que me atreví a hacer algo tan indecente.
Por una copa, no significa que tenga suceder algo. Después de encontrármelo el sábado en el supermercado, medité profundamente que es sencillo superar este sentimiento asqueroso que siento, tengo otras cosas más importantes en mi cabeza, donde está Hoseok.
Vi como vertía algo en las dos copas que estaban en la mesa, eso no era vino, seguramente era whisky, hasta aquí podía sentir el olor, realmente sería bueno, ya que, cuándo no se siente ese olor a alcohol, es que será delicioso.
Se dio la vuelta, viniendo hacia mí con las dos copas en las manos. Me ofreció la mía y la tomé con gusto.
—Es whisky.
—Lo sé —Mencioné con una risa. Era obvio que lo sabría, no estaba por ser la mejor enóloga de todas—. No me agradaba mucho que digamos, pero sé distinguir cuándo uno es bueno, este lo es.
Puse mis labios sobre el cristal, permitiendo que ese líquido complemento frío entrara y pasara por mi garganta, refrescándome. Respeto, prefería un buen vino, pero bueno. Después de beber un poco, me dirigí al sofá, para sentarme, mientras él me seguía con la mirada, para luego hacer lo mismo que yo y sentarse a mi lado.
—Se nota que sabes muchas cosas.
Bufé.
—Claramente que sé, lo que pasa es que un egocéntrico como tú, no te darías cuenta.
Se llevó su mano libre a su pecho, luciendo estar ofendido. Era un idiota. Tomé otro tragó, guardando silencio y viendo su oficina. Era bastante sofisticada, tenía toco completamente ordenado y espaciosa, literalmente igual que la mía, pero la suya tenía un olor impregnado, justo a lo que huele él. A veces se siente un olor a perfume con vino, o con cigarro.
—Saerom —Lo miré, que dejó su copa en la mesita de enfrente del sofá—, trabajas muy bien. Oh, vamos, no me veas con esa cara, lo digo porque revisé unos informes y te infravaloré.
Di el último trago, estaba soñando para que el gran Kim diga eso. La verdad es que sentía su sinceridad apenas. He pensado anteriormente que dejaré estos sentimientos a un lado, que no sirven de nada, para solo verlo como un compañero de empresa, que tampoco ha podido ser por lo idiota que fue conmigo, pero podría intentarlo.
—Lo importante es aceptar cuándo te equivocas.
No lo entiendo y me cuesta hacerlo, sigo sin saber lo que realmente quiere.
—Sabes, sobre esa supuesta excursión que vengo, regresé antes por qué no podía soportar ver lo inútiles que eran todos.
—¿Inútiles? Pero eran casi todos los enólogos.
—¿No se te hace raro que no fueras? La jefa mandó que todos esos tontos fueran a hacer a prácticas literalmente, viendo el proceso real y como debe hacerse una captación. Es que era tan fácil como chuparse un dedo y ni eso pueden hacer. No entiendo ni siquiera por qué se contrataron, se les ha olvidado como hacer las mierdas bien hechas.
Frunció su entrecejo, para luego suspirar y tranquilizarse.
—Supongo que los valores que tienen no son lo suficiente que la empresa requiere.
He visto a algunos trabajar, y no lo hacían tan mal, pero para la experiencia y estatus de la empresa, pareciera que quieren mejores conocimientos elevados.
—Exactamente. Algunos solo saben hacer lo que uno les dice, sin tener iniciativa. Son un desastre. Por lo menos tú te encargas más de la parte agronómica.
—Bueno, tampoco creas que fue fácil para mí. Cuándo trabajaba como agrónoma principal en Australia, fue un martirio, enseñarle cosas a personas que supuestamente ya debían saberlo. No me costaba nada mostrarle, pero perdía la mayoría de mi tiempo.
Era la segunda vez que sentía esta sensación de familiaridad. Seguía sintiendo repulsión hacia él, pero a veces sé trasformaba a nada y aquí es cuándo estaba más cómoda, sin recordar las feas cosas que él me dijo, solo teniendo una conversación normal. Era un completo idiota que a veces sí parece un ser humano real, con sentimientos coherentes.
Lo seguí con la mirada, como traía la copa en su mano, para querer servirme, pero me negué.
—Tal vez la próxima vez te invitaré a un buen vino.
—Lo aceptaré —Me miró confuso—. No me estás irritando, así que por ello supongo que acepté.
Sonrió mostrando sus dientes y quise darme una bofetada. Había una milésima de posibilidad que él y yo pudiéramos ser amigos, nada más que eso, solo eso... ¿Verdad? Pero... ¿Por qué mi corazón se aceleró al verlo sonreír? Concéntrate Saerom, no caigas, recuerda que te llamó una cualquiera, te metió en su cama, obtuvo lo que quería, y ahora solo lo quiere de nuevo, no caigas.
Tiene siempre esa mirada de idiota, que me desespera, me vuelve loca, más ahora al hablar con él tan tranquila, mientras ambos bebemos un poco.
—Saerom —Quedé en espera a que hablara— ¿Tienes algo con Hoseok?
Y siempre arruina todo. Si quiero verlo como un amigo, aún es pronto para hablar de cosas tan personales, no debería importarle en lo más mínimo tampoco. Suspiré, irritada. Me ilusioné al creer que podía mantenerme serena.
—Deberías mandarme una copia del informe que...
—Ese día que te vi salir del salón de grabación de marketing, estoy tan seguro que algo pasó entre ustedes.
Me puse de pie, ya enfadada. Dejé la copa encima de la mesa, no iba a soportar que empezara con sus boberías.
—Buenas noches, director Kim.
—Te besaste con él, ¿verdad?
Me di la vuelta para verlo.
—Sí. No debo darte explicación, pero si esto hará que dejes de molestarme con esta misma aura, será mejor que sepas que me besé con él, y que ambos sentimos algo real.
Expulsó una risilla, justo luego de que acabé de hablar y mi sangre ya estaba hirviendo. Solo por responderle, ya había caído en su juego, era lo que me buscaba por aceptar beber una copa con él, es que no podemos ser ni amigos, ni compañeros de empresa, debería irme lejos.
—En estos días he estado pensando en ello, de que pudo besarte y la rabia se apoderó de mí. Ahora dime, ¿él lo hizo bien? —Bufé, no podía ser que empezaría con esas cosas. Traté de ignorarlo para querer irme, pero este se puso de pie, colocando su copa en la mesa después de tomar todo. Vino hacía mi y se detuvo en el momento en que podíamos compartir el espacio personal— Dime, ¿cómo lo hizo?
Ya no había vuelta atrás, no volveré a pensar que él podría cambiar, que no sería un gilipollas andante, por qué lo era. No me importa en lo más mínimo como acabará esto, así como él quería joderme desde el primer día y ahora, se lo volveré a devolver.
—Parece que estás bastante interesado, aunque no deberías meterte... él lo hizo bien. ¿Quieres saber más? —Musité suave, ahora yo acercándome a él— Sus manos eran tan delicadas tocando mi cintura, casi siendo un caballero en toda regla, ni hablar de la forma en la que metió su lengua hasta mi garganta.
Nuestra cercanía era tanta, que noté la forma en la que respiraba. No parecía estar enfadado, simplemente me miraba fijamente y aun sin hacer nada, me ponía de los nervios. Yo estaba harta de que pensara que tenía derecho de meterse en mi vida y más de su descaro.
Se acercó completamente a mí, para decirme algo cerca de mi oreja, donde el escalofrío me inundó. Tenerlo así hizo que mi respiración se agitara, más cuándo escuché su voz grave salir.
—¿Acaso esa simple cosa fue mejor de lo que hago yo?
—Sí.
Dije con seguridad. No me iba a dejar ganar, a pesar de que las piernas me empezaron a temblar al sentir el roce de su labio contra mi mejilla.
—Oh, vamos, no me pondré celoso aunque digas eso. Si te acuestas con él, quedarás con ganas de estar con alguien como yo.
Puse mis manos sobre su pecho, para alejarlo, me estaba dando repulsión. No puse hace mucho, ya que en la misma acción, tomó mis manos para volver a hacerme a él.
—Me das asco.
—Siempre con lo mismo —Tenía una leve sonrisa en su rostro, que odiaba—. "Me das asco", "Eres un idiota" No termino de entender que es lo que quieres, que te pasa. Ya deberías cambiar esas frases y decir "Bésame".
Bufé queriendo burlarme de él, pero fue imposible al sentir como tocó mi cintura, teniendo nuestros cuerpos juntos completamente. Miré hacia otro lado, para no quedar de frente a su rostro.
—Suéltame ya, tienes demasiadas expectativas.
—Dices que te tocó tan delicada, pero, yo pensé que te gustaban los besos más bruscos, rápidos y apasionados, no los de un blandengue —Quise que me soltara y extrañamente lo hizo—. Sabes, me gusta mucho ese lunar que tienes justo arriba de tu mejilla.
—No me interesa.
—Espero que él no tenga la oportunidad de ver ese lunar que tiene debajo de tus senos o el que está justo en tu entrepierna, ahora que lo pienso, sería un encanto divagar más por tu cuerpo descubriendo más cosas.
Tragué saliva, nerviosa. Su voz estaba haciendo estragos en mí, todo al recordar como este cuándo mantenía los ojos abiertos en el acto, miraba cada parte de mi cuerpo. Joder, lo odio, odio esto, soy tonta, muy tonta.
No podía moverme tan siquiera, viendo como este elevaba una de sus manos y la llevaba a tocar mi mejilla, como bajaba hasta mi cuello hasta volver a subir a tocar mis labios con uno de sus dedos.
—Lo lamento por lo que haré, pero pareces tan testaruda que no lo harás.
Y sin entender lo que dijo, desprevenidamente puso sus manos en mi rostro, atrayéndome a sus labios. De una, su lengua se introdujo y besó tan asquerosamente que me volvía loca. Lo hacía tan rápido que no podía seguirlo, más cuándo con todas sus fuerzas, en medio del beso, puso sus manos debajo de mi trasero, tomando mis muslos para poder cargarme.
Me sostuve en sus hombros, inquieta, viendo como me miraba lujurioso, con sus labios rojos. Traté de respirar mejor, ya que al parecer el oxígeno no me llegaba al cerebro por querer hacer lo que iba a hacer. Volví a pegar mis labios a los suyos, abrazando su cuello con mis brazos, haciendo con desesperación.
En medio de aquello, sentí como chupaba mi labio con fuerza, para luego lamer mi mejilla, era un asqueroso.
—Joder, ojalá llevaras un vestido o una falda justo ahora.
Murmulló, y volví a asustarme cuándo sentí que se movió. Se había sentado en el sofá y yo encima de él. Acomodé como pude mis piernas, aunque... no debería hacer eso, simplemente debería bajarme y salir de este lugar, si es que podía.
Tomó mi trasero con fuerza y con la otra mano, mi nuca para acercarme a él con fuerza. Empezó a besar mi cuello con ganas, lamiendo como un psicópata, hasta subir a mis labios, donde me besó como si quisiera devorarme. Algo debajo de mí se sintió extraño con la calentura.
Apretaba ahora con las dos manos, masajeaba de una forma que me estaba volviendo loca, que simplemente hizo que yo siguiera con este beso, metiendo mis dedos en su cabellera. No podía seguir, si seguía podía cometer nuevamente un error, y no lo permitiría.
Me detuve en seco, cayendo en cuenta. Traté de recuperar el aliento, mientras lo miraba. Quería seguir, quería... no podía, no...
Hice que me soltara y me bajé de encima de él, no podía seguir haciendo lo mismo que solo me enfermará. Relamí mis labios, sabían tanto a whisky que me nublaba la vista, o era la excitación.
—Tendré que hacer algo, ya que deseo tenerte todo el tiempo.
—Eres un mentiroso, de esos que le dicen palabras bonitas a todas las mujeres para tenerlas.
Se puso de pie, pero al menos no se acercó a mí.
—La mujer de aquella vez, no era mi madre —Era obvio—. Era la mujer con la que he estado viéndome constantemente desde hace años.
—No me interesa, sé que todo lo que sale de tus labios, son patrañas.
—Escúchame, ese día hablé con esa mujer. Ella es alguien mayor que robó mi corazón desde la primera vez que la vi, aunque no lo creas, pero ya no puedo seguir viéndola, por qué en serio deseo saber qué podría pasar entre tú y yo. Cuándo se lo dije, me dio una cachetada por dejarla.
Quería mofarme por las barbaridades que dice, pero es que ese día tenía su mejilla roja. Es como si estuviese diciendo la verdad y me molesta. No puedo creerlo, no a él, ese sí que sería mi mayor error.
No quise decir nada, simplemente me di la vuelta para ir hacia la puerta, que al abrirla me quedé espantada al ver a la CEO Kang que estaba a punto de tocar.
—Buenas noches, directora.
Hice una reverencia. Sin lucir extraña, si asustada, esperé a que me devolviera el saludo, para poder irme lo más que normal. Espero que no parezca algo extraña que yo salga sin pinta labios.
Voltee a ver atrás, como ella entraba a la oficina. Siento como si la hubiera visto en algún sitio, que no fuera la empresa.
•
Pasé la diapositiva de mi presentación, ahora debía empezar a hablar de cuál era el verdadero objetivo de la nueva obre productiva que estaría en curso justo después de la vendimia.
Había estado trabajando dos días seguidos –que fue el tiempo que me dieron–, para hacer una presentación frente los equipos directivos, sobre algo innovador que tuviera que ver con la nueva obra que disminuiría el riesgo al ecosistema, disminuyendo la rotación de cultivos, irrigación y agroquímicos, que al fin y al cabo, dañaba los alimentos y podía afectar a las vides.
Pasé toda la noche dando últimos retoques, e imprimiendo hojas sin parar. Antes de empezar, les había entregado un par de páginas que explicaba como nos organizaríamos estos meses, y se necesitaba la ayuda del departamento de operaciones & logistica, marketing y comercial.
Esa era la razón por la que he tenido que aguantar la mirada de Kim durante toda la reunión, todo por ser director.
—Sería esencial que leyeran por completo la obra, así ponerla en marcha al tener vuestra aprobación.
Terminé con un par de recomendación al querer encontrar las asociaciones sin fines de lucro que había añadido que nos ayudaría. Sin más, terminé la reunión.
Quité la presentación de la pantalla, ordené todos los papeles que había dejado en el escritorio que estaba al lado. Bueno, no había ido del todo mal, había dicho cada una de las cosas necesarias para que lo tomaran en cuenta. Al girarme, miré como el hombre que si no mal recuerdo su nombre, que era Ahn Bo hyun, el dueño de la bodega en Busan y exesposo de la CEO Kang, se acercaba hacia mí.
Hice una reverencia.
—Ingeniera Lee, ha hecho un trabajo fenomenal.
—Muchas gracias, espero le den el visto bueno.
—Le aseguro que lo harán, deberían implementar ese factor primordial que mencionó. Poco se tiene en cuenta la tierra de la cual vivimos.
Hablaba de una forma tan segura, tan elocuente que parecía cautivador. No me importa la vida de los demás, pero por culpa de Jiheon, quiero saber la razón verdadera para que la directora se divorciara del señor Bohyun, parecían buena pareja.
Miré la forma en la que Kim estaba detrás de él, viendo con atención como un cotilla, era un tonto. Me despedí del señor Ahn, era un caballero. Tomé mis cosas e ignoré por completo al idiota, ese que quiso acercarse a mí cuándo me vio salir por la puerta.
Llegué hasta mi oficina, donde miré a Jiheon levantarse al verme.
—Por favor, que nadie me interrumpe. Estaré muy ocupada.
Vi que asintió, así que me adentré. Cerré la puerta de mi oficina, yendo a mi escritorio. Dejé todos mis papeles, para luego quitarme mi chaqueta que empezaba a tener calor. Bajé más la temperatura, para que refrescara un poco, para luego ir hacia mi estantería. Quería leer sobre las industrias de fertilizantes, pero no logré empezar a buscar por el ruido de la puerta abriéndose.
Lo que me faltaba. Se trataba de Kim, quien al entrar, cerró la puerta con seguro.
—¿No te dijo acaso Baek que no quería que nadie me molestara?
—Entré sigilosamente, sin que esta se diera cuenta.
Suspiré, alejándome de la estantería.
—¿Qué quieres?
Me crucé de brazos, esperando su respuesta, pero parecía tan clara como el agua. Este caminó de forma rápida hacia mí.
—No puedo más.
Tomó mi cuerpo con fuerza y me besó. Apreté mis labios, queriendo alejarlo colocando mis manos sobre su pecho, pero no pude hacer mucho, ya que estas mismas subieron hasta sus hombros, y mis labios empezaron a seguir su ritmo.
Mis pies eran torpes, mientras me arrastraba hacia mi escritorio, donde colocó sus manos sobre mi cintura sin ningún problema, para sentarme ahí. Sus besos siempre era tan desesperados, tan húmedos.
Sentí una leve mordida en mi labio que hizo que me quejara, lo iba a matar, por todo, por siempre besarme sin que le dijera, por morderme por qué le satisfacía, por hacerme esto.
—No puedo detenerme.
Musitó apenas, ya que se combinó entre nuestros jadeos. Sus manos estaban siento tan atrevidas. Metió su mano dentro de mi vestido azul, tocando mi pierna, subiendo más arriba que me espanté por no poder detenerlo, por estar concentrada en la forma tan obscena en la que me besaba.
Sus labios bajaron besando mi cuello, haciendo un desastre mientras chupaba como quisiera. Pasé mi mano por su espalda, apretando con fuerza, ya que su mano se metió dentro del vestido, me estaba tocando por encima de mis bragas.
Me arrepiento tanto de que hace unos días se me haya pasado la menstruación, no puedo usarla ni de escusa, en cambio, estaba llena de excitación ahora mismo, necesitaba calmar esto. Podía estar sin tener sexo, hace menos de un mes había estado con él, así que era lo
suficiente... ¿No? Claro que sí, no podía volver a dejar que Kim me tocara.
Cuándo sentí que tocó el elástico para querer bajarlo, reaccioné.
—No hagas eso.
—¿Qué quieres que haga? ¿Que con simple besos me quede? Muñeca, te necesito.
Era tan difícil respirar, peor por como me hablaba, debía parar.
—No, yo no. Además, no deberías tocar la parte íntima de una mujer sin tener las manos limpias.
Escuché como resopló. Tenía una expresión que me daba miedo.
—No pensaba hacerlo con mis dedos —Cuándo menos lo esperé, vi como mis bragas se estaban deslizando por mis piernas hasta que se cayeron al suelo. Quise decir algo, pero prontamente me estaba besando, mientras sus manos se dedicaban a subir mi vestido, entonces sentí lo fría que estaba la madera—. Mi lengua está más que limpia, me suelo lavar los dientes tres veces al día, y la última vez que besé a una mujer, fue a ti, desde el lunes y ahora. Joder, no sabes lo duro que me dejaste el lunes... tuve que masturbarme cuándo llegué a mi casa pensando en tu trasero.
Era tan vulgar. Solo miré como empezó a bajar poco a poco, ayudándome a subir mis piernas sobre mi escritorio. Quería detener esto, estaba siendo tan gratuito, desde el lunes había tratado de no pensar en él por la tontería que me atreví de hacer por besarle. Pero ahora mismo, me sentía tan débil, teniendo mis piernas completamente abiertas, con el rostro de Kim entre ellas.
Vi su rostro como miraba mi entre pierna, era un asqueroso obsceno que prontamente fue a dar un beso y luego a chupar mis labios vaginales, haciendo que gimiera en lo bajo por esa acción.
Tragué saliva tratando de calmarme, no, debía detenerse, no podía hacerme esto...
—Ah...
Solté involuntariamente por la sorpresa de ver su lengua salir, para lamer todo. Subí mi cabeza aguantando las ganas de chillar. Debía detenerlo, no podía estar chupando de esa forma ahí abajo, santo mío, hacía un buen trabajo, más al ir a mi clítoris para lamerlo como una pelta y chuparlo como quisiera.
No había donde pudiera tomar algo, peor cuándo su estúpida lengua fue a mi entrada, donde la metió. Me recosté sobre el escritorio, colocando mis manos sobre mis labios, para aguantar los gritos que quería soltar, más cuándo sentí que escupió, Dios mío, no podía más.
Este, con ambas manos, tomó mis muslos, para acercarme más a la orilla del escritorio, y su boca estaba haciendo un buen trabajo. Era un egocéntrico, como si quisiera demostrarme que solo necesita una tonta lengua para hacerme sentir, vaya que lo estaba haciendo. No todo debía ser sexual, pero con él, casi parecía que era la única forma en la que nos llevábamos bien, y no me gusta.
El vestido se enrolló más sobre mi cintura, ya que este levantó mis piernas y se detuvo. Miró con atención todo lo que tenía frente a sus ojos y relamió sus labios. Como dije, un asqueroso que me tenía temblando, por qué quería que metiera su lengua de nuevo dentro de mí, que se juntara con mis fluidos como todo estaba mojado ahí.
Traté de sostenerme con la ayuda de mis codos, solo para ver que todo este tiempo, él tuvo su miembro afuera, y tenía una erección, madre de Dios, me desesperé, no podía ser que pensara que me la metiera, no, no.
Este empezó a tocar su miembro, mientras miraba mi vagina sin pudor, y de pronto volvió a agacharse para chuparme, pero estaba vez lo estaba haciendo diferente, más rápido que hizo que volviera a caer sobre la mesa. Tapé con más fuerza mi boca y mis piernas quería cerrarse, pero una de sus manos mantenía separas mis piernas.
Me estaba succionando completamente y yo no podía más, por eso mismo mis piernas temblaron inquietas y sentí un fluido salir, que no lo sentí más, por qué este seguía ahí abajo. Escuché repetidas veces como gruñía, supongo que se estaba masturbando mientras me lo hacía a mí. Había eyaculado, ya está, debía detenerse, pero no lo hacía, así que por accidente expulsé un gemido y este subió un poco su mirada, viéndome lascivamente, ahora simplemente lamiendo poco a poco.
Se levantó completamente, así que decidí cerrar los ojos, tratando de recuperar mi aliento. No podía creer que había hecho esto, en mi oficina, cuándo estaba más que segura que jamás sería capaz de hacerlo.
Traté de sentarme, viendo como este se estaba limpiando las manos. Por lo visto fue a buscar papel en mi baño que tenía en la oficina. También estaba limpiando su miembro, el cual estaba lleno de semen. Era un desquiciado.
Quise levantarme, pero este guardó su miembro en su pantalón y vino casi corriendo hacia mí. Trajo consigo mis bragas, pero las dejó a un lado.
—Déjame limpiarte muñeca.
—No.
Odiaba que me hiciera sentir así. Tomé en mis manos las bragas, me bajé del escritorio y me dirigí hasta mi baño. Joder y más joder, me dolían los muslos y la espalda, era un idiota... yo también. Como pude disfrutarlo, era tan inconsciente.
Hice pis, viendo como tenía fluidos aún. Me limpié y me puse las bragas. Me miré en el pequeño espejo que tenía, era un completo desastre. ¿Acaso toda su aura me drogaba? Si no, no entiendo por qué termino aceptando al fin y al cabo.
Ordené mi cabello y salí, viendo como Kim arreglaba mi escritorio. Me acerqué a él, queriendo ser lo más razonal, pero él no ayuda.
—Saerom, te aseguro que esto apenas un pequeño porciento de lo que te deseo. Quiero probar cosas contigo, hacerte sentir...
—Deberíamos parar ya. Tú y yo no podemos tener nada, y ser amigos que ni siquiera somos, peor con derechos, es un asco. Así que por favor, no más.
—Oh, vamos, lo disfrutas.
—Dejé que lo hicieras por qué yo quise, eso no significa que quiera estar contigo. "Lo disfruté", como tú dices, por qué soy una persona con sentidos, pero ya está —Quedamos en silencio, hasta que la puerta sonó—. Será mejor que te vayas, y olvidemos de verdad esto.
Dio un paso hacia enfrente, viéndome directamente a los ojos. No quería estuviera aquí, solo me estaba dañando mentalmente, da igual si disfrutara o no lo que hacíamos, esto acaba, ya. Me sentía cansada de la situación y no saber realmente lo que quiero.
Sin más, se dio la vuelta y salió. No encuentro sinceridad verdadera en sus palabras, y me duele por qué estoy sintiendo muchas cosas por él.
•
—Herbst
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