17
...
El dinero no lo era todo en la vida.
Ni los lujos. Ni los más exóticos viajes alrededor del mundo.
Jin lo sabía muy bien.
A veces ser parte de una familia de prestigio era una verdadera tortura.
Porque ni aún con todo el dinero del mundo se podrían comprar ciertas cosas que solo algunos tenían la dicha de poseer.
Tener unos padres que conocían los hoteles más lujosos del mundo antes que conocer a sus propios hijos era doloroso.
Una pareja famosa que aún con agendas llenas y poco tiempo decidían tener un par de hijos era muy egoísta. Tenerlos sin importar que jamás les podrían dedicar atención y amor.
Eso era algo que SeokJin consideraba un acto sumamente egoísta.
Esos mismos padres que intentaban comprar el cariño de sus hijos con miles de regalos. Compensar la falta de tiempo en toda su vida con obsequios costosos. Suplir los momentos juntos con cientos de joyas valiosas.
Era doloroso fingir perfección ante la prensa cuando la realidad de esas familias de ensueño se resumía a poca convivencia, pocos recuerdos y cariño nada más que superficial.
El dinero y los lujos jamás podrían comprar el amor que esos padres se negaban a obsequiar.
SeokJin sabía lo que todo eso era.
Lo sabía muy bien.
Por supuesto que ese no era su caso.
Pero él conocía a otras familias así.
Debía ser una tortura para ellos ver que SeokJin lo tenía todo. Él tenía amor, dinero, lujos, atención y cariño en la misma cantidad.
SeokJin realmente obtenía todo lo que merecía. Sin importar si fuese material o no.
Qué triste vida para todos los que no eran él.
Su familia siempre fue unida. Sus padres les querían mucho a los tres por igual.
SeokJin sabía que él era el consentido de sus padres, pero sus hermanos jamás envidiaron o celaron eso de él porque ambos alfas le mimaban y consentían también.
Chanyeol, Jongin y él siempre fueron la prioridad de sus padres, sin importar la agenda, el calendario o cualquier inconveniente que pudiese surgir con el trabajo de los dos.
Jin sabía que podía contar con sus padres y hermanos en cualquier momento que lo necesitara.
Él obtenía el amor de sus padres con abrazos, besos, consejos, ellos le escuchaban y le daban regalos también.
SeokJin lo tenía todo.
O por lo menos eso pensó.
La necesidad sollozada por su omega le mantenía despierto y con los sentimientos a flor de piel.
Jimin dormía plácidamente a su lado sin siquiera darse cuenta de que él llevaba horas dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño.
SeokJin observó el rostro dormido de Park, viéndolo tan tranquilo, muy distinto a como estuvo un par de horas atrás en la oficina de Jung.
Recordó su preocupación y sonrió un poco por eso.
Acarició sus cabellos despeinados y sin poder soportar más la ansiedad que su inusual insomnio le provocaba salió de la cama en silencio intentando no despertar al otro omega.
El calor comenzaba a llegar en pequeñas oleadas desde su vientre y bufó frustrado mientras llegaba a la puerta de su baño privado.
Miró brevemente su rostro en uno de los espejos y caminó directo hasta el compartimento de medicamentos estando muy satisfecho con su belleza aún si estuviese cansado.
Tomó un par de supresores y se sentó en el borde de su jacuzzi esperando que lo adormecieran pronto.
Tenía mucho calor y se sentía muy cansado.
Pasó algunos minutos en silencio, mirando nada más que sus pies desnudos juguetear entre si.
Pensó en todo lo ocurrido dentro de Hope World y talló su cara con frustración.
Hoseok prácticamente le había devorado con la mirada tan pronto subió a su automovil. Sintió su mirada perforarle cuando le acompañó hasta la puerta de su mansión.
Permanecieron en silencio sin saber qué decir.
SeokJin vio miles de palabras en los ojos de Hoseok, casi pudo sentir todo lo que el alfa quiso decir y no se atrevió.
Era un maldito cobarde.
Suspirando por enésima vez decidió que era tiempo de volver a la cama y dejar de pensar si es que quería dormir por lo menos un par de horas antes de que la mañana llegara.
Se detuvo a mitad de su habitación, mirando su precioso conjunto tirado sobre el chaise longue justo afuera de su vestidor.
Escuchó a Jimin roncar suavemente y mordió su labio cuando una mala idea cruzó por su mente.
Podía sentir el aroma del alfa emanar de sus ropas.
Cerró los ojos debatiendose si debería ir a ellas o simplemente obligarse a dormir solo con su propio aroma y el de Jimin.
Pero su omega ni siquiera necesitó sopesarlo.
Rindiendose ante su propio instinto caminó de puntillas hasta el mueble, tomando la ropa sin pensar mucho en la tranquilidad que pronto sintió.
La llevó a su nariz e inhaló profundo, sintiendo el aroma de su alfa inflar sus pulmones, calmar su omega y hacer repiquetear su interior.
Él definitivamente no podría dormir.
Golpearía al alfa si por su culpa amanecía con feos círculos púrpura debajo de sus bonitos ojos.
SeokJin jamás había sufrido de insomnio, y era ridículo tenerlo por un motivo tonto como su alfa lo era.
Su alfa...
El que compraba regalos para otros y con él ni siquiera se atrevía a disculparse con sinceridad.
Una luz se encendió dentro de él y se congeló de pronto inseguro.
Miró la ropa usada esa noche y comenzó a negar.
No podía ser posible.
Sintió algo cálido extenderse vergonzosamente dentro de él cuando la pequeña posibilidad cruzó por su mente y no pudiendo soportar su curiosidad, lanzó la ropa de nuevo a su mueble y avanzó nervioso hacia su armario.
Ingresó la clave y entró esperando que todo el recibidor central se iluminara hasta dejarle ver donde había lanzado todas las bolsas y cajas de regalo que recibió en esos días.
Encontró un par justo al lado del exhibidor de relojes y comenzó a apilar todo lo que olvidó y ahora necesitaba revisar a fondo.
Se dejó caer en el alfombrado piso cuándo reunió lo suficiente, los obsequios que estaban sin abrir, las notas que jamás leyó pensando que eran de su familia.
Él sólo había sacado los obsequios porque es lo que le había importado en ese momento, pero Hunki había dicho algo que no podía ignorar.
Comenzó abriendo una caja de terciopelo púrpura, llevaba una nota, como todas y empezó a sentirse nervioso por lo que esta fuera a decir.
Giró la tarjeta y comenzó a leer.
Mi cachorro consentido, odio que estés triste y cruzando esta etapa hormonal solo en casa, te prometo que tan pronto llegue mamá te mimara como te lo mereces.
Te amo.
Jin intentó no pensar en lo decepcionado que ese regalo le hizo sentir. En cambio, sonrió levemente al ver otro par de cajas similares, con la misma caligrafía en las notas y promesas que sabía su mamá iba a cumplir.
Revisó otro obsequio más pequeño, porque tal vez Hoseok era ese tipo de persona que regalaba joyería.
Su pecho se oprimió cuando leyó la tarjeta que venía dentro.
Jinnie precioso, este anillo lo elegí pensando en ti, en el hermoso y delicado diamante que eres tú. Prometo llevarte a cenar tan pronto la temporada de juegos termine.
Te ama, tu hyung Chanyeol.
Bufó sintiéndose frustrado y miró en otro obsequio, pero algunos ni siquiera llevaban tarjetas dentro.
Uno a uno fue leyendo tarjetas y su omega comenzó a gimotear de dolor.
"Jinnie, no hay piedra preciosa más divina que tú, sin embargo esta reliquia perteneció a un antiguo monarca austriaco y creo que es tan fascinante como tú. Espero ver pronto una sonrisa tuya.
Tu hyung Jongin".
"Mi bebé hermoso, encontré este precioso abrigo en tu boutique favorita, está preciosa pieza tendrá la dicha de ser usada por ti.
Te ama: papá"
Jin frunció sus labios y quiso darse por vencido cuando ni aún entre los mejores y más caros regalos estaba una señal del alfa que fingió preocuparse por él un par de horas atrás.
Se alejó del resto de obsequios intentando no llorar, porque no tenía caso seguir buscando entre ellos.
Pero entonces notó algo distinto. Algo que no había visto hasta ahora.
En la pila de obsequios no abiertos había un pequeño sobre. Sencillo, sin lazos de colores ni ninguna marca de renombre.
Se acercó a ellos y tomó el papel simple, era más pequeña que una postal, y sintió su corazón latir fuerte cuando la abrió.
No era una tarjeta ni mucho menos una carta.
Era una sola palabra.
Estaba escrita a mano, con caligrafía simple y trazos un poco sucios.
"Perdóname"
Decía solamente.
Miró el reverso y entonces encontró más palabras, parecían versos de canciones, y ni siquiera pudo leer lo que decía porque la firma hasta el final derritió su interior.
Comenzó buscando el mismo patrón en los demás obsequios. En los más sencillos y que no había ni siquiera intentado abrir porque no parecían costosos.
Su omega y él comenzaron a emocionarse cuando en vez de encontrar ropas de diseñador y joyería de colección encontró chocolates, peluches pequeños, videojuegos, sus trufas, golosinas y frituras favoritas.
En todas había pequeñas las cartas, simples y sencillas con la misma caligrafía. Pidiendo disculpas de distintas maneras. Todas y cada una de ellas firmadas por el mismo nombre.
Por Jung Hoseok.
Eran muchos regalos pequeños, detalles que le hicieron casi saltar de felicidad.
Era una colección de todo lo simple que a él le encantaba.
El alfa también escribió pequeñas partes de una canción, una canción que SeokJin deseó escuchar.
Sintió sus mejillas arder y descubrió que sonreía amplio y simple aún si sus ojos comenzaron a picar también.
Su celo definitivamente se acercaba.
Él nunca lloraba sin ninguna razón.
Y no pudo evitar seguir llorando sin dejar de sonreír cuando su instinto le hizo ver que probablemente todas las flores de su estudio también las había enviado él…
...
...
Ahora si, esto no va a pasar de 22 capítulos.
Espero les guste porque ya encontramos en la recta final.
Por cierto, este es un chaise longue.
Nos leemos en...
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