Capítulo 5

El dolor dentro de él era insoportable. 

Dionisio podía sentir hasta la más mínima fibra de su cuerpo quejarse por estar conciente, por respirar, por vivir.

¿Qué tan jodido era eso? 

Su pecho subía y bajaba con dificultad mientras se esforzaba por abrir sus ojos. Su mente daba vueltas sin lograr comprender porque estaba tan adolorido.

No recordaba haber entrado en un pelea en los últimos días, no desde que se enteró que probablemente era la reencarnación de un dios griego, además de que había recibido una bonita advertencia de parte de Hera si alguien se metía en algún escándalo similar, así que, no podía entender como era que estaba con tanto dolor.

«¿Quizá me atropellaron?» Pensó, lo que significaba que podría estar en un hospital.

«Debo abrir mis ojos y ver donde estoy», se ordenó, pero no podía hacerlo. Sentía como si sus parpados estuvieran pegados a sus ojos.

“¡Vamos, Dionisio!» Se exigió esforzándose cada vez más para lograr su objetivo, aún cuando su cuerpo pedía lo contrario, la agitación en su corazón reforzaba y su respiración irregular reforzaba esa idea, dando la clara señal de que debía detenerse, pero él no estaba en pos de obedecer a su cuerpo. Si era un dios como le decían iba a pararse cueste lo que cueste.

—No, no vas a hacerlo —respondió una voz haciendo presión sobre sus hombros.

¿Cuándo los había movido? ¿Cuándo había hablado?

—No haz hablado, imbécil —volvió a responder la voz a las preguntas en su mente—, y tampoco es que te este leyendo el cerebro, te lo digo por si vas a pensar algo así —advirtió mientras Dionisio sentía una mano sobre su pecho arrastrándose hasta abdomen y volviendo a subir haciendo que la presión que había sentido momentos antes se aliviara.

Dionisio sabía que reconocía esa voz, pero su mente estaba tan embotada que no podía dar con e nombre del dueño.

«¿Qué me pasó?» Preguntó Dionisio en su mente sabiendo que el otro chico podía escucharlo.

—¿Qué recuerdas?

«¿Si te preguntó es porque no recuerdo nada, no?»

Una risa resonó por el lugar y a Dionisio se le hizo un poco más ligera el alma, como si confiara en la persona que se rio y que en ese momento estaba cuidándolo.

—¿No recuerdas tu nombre?

Su nombre...

— Dionisio —susurró como si el solo decirlo le diera poder— Mi nombre es Dionisio.

—Lo es ¿Qué más recuerdas?

—Yo...

—Si no puedes hablar piénsalo, yo te escucharé de todos modos —le recordó el chico.

«Pensé que no podías leer los pensamientos».

—No puedo leer los pensamientos de la gente viva.

—¿Qué? —la pregunta salió en un jadeó.

¿Acaso estaba muerto? ¿Cómo demonios había muerto? ¿Dónde estaba? ¿Quién estaba con él?

—Demonios. Cállate y escucha antes de volverte loco —le gruñó el chico a su lado poniendo unos dedos sobre su mente— Céntrate en mi voz, solo en mi voz —ordenó— Te lo explicaré todo, pero para eso necesito que me dejes entrar —le dijo— Abre tu mente, relájate y déjame entrar, Dionisio.

En ese momento encontraba muy difícil seguir esas órdenes. Su mente estaba por todos y en ningún lado la vez, no podía centrarse en una sola idea con todas las dudas que tenía. Necesitaba respuestas.

—Tienes que dejarme entrar ahora, Dionisio —ordenó la voz de nuevo— No tenemos mucho tiempo, tú no tienes mucho tiempo —le recalcó el chico junto a él— Déjame entrar, ahora —repitió la orden con una voz más fuerte haciendo que se rindiera y obedeciera.

De pronto su ya oscura y atormentada mente se sintió vacía y hueca. 

Dionisio parpadeó sorprendiéndose de poder hacerlo mientras veía sus manos y se daba cuenta que estaba de pie en... Estaba en su bar ¿Qué demonios hacía ahí? ¿Cómo es que estaba parado? ¿No se suponía que estaba muerto?

—Esto debe ser una alucinación —susurró para si mismo; sin embargo, una voz a sus espaldas, además de asustarlo negó su suposición.

—No es una alucinación.

—Hades...

—Él mismo —le respondió el chico dándole una sonrisa corta— Me alegra que me reconocieras.

—¿Por qué no te iba a reconocer? —le preguntó Dionisio confundido; es decir, crecieron prácticamente juntos.

—No reconociste mi voz —le respondió Hades rodando los ojos y sentándose en una silla.

—¿Eras tú? —preguntó y cuando el pelinegro asintió Dionisio sintió el alma caérsele a los pies.

¿Cómo es que no había reconocido la voz de Hades?

—¿Dónde estamos? —le cuestionó mirando alrededor, y a penas la pregunta salió de sus labios vio a una persona entrar al bar por la puerta delantera— Acci —susurró, pero el chico lo pasó de largo como si no lo hubiera visto— Acci —lo llamó más fuerte acercándose a él con la intención de tomarlo por el brazo; sin embargo, cuando alcanzó a tocarlo su mano paso a través de él.

—Esto es una ilusión —le dijo Hades atrayendo su atención.

—Dijiste que no lo era —le reclamó Dionisio.

—Dije que no era una alucinación, esto —le respondió señalando a su alrededor— Es una ilusión, esta basada en algo real y que yo puedo proyectar gracias a ti.

—¿Por qué gracias a mí?

—Porque tu esencia esta conectada a este lugar y yo quiero saber que pasó aquí.

—No entiendo ¿Qué pasó aquí?

—Eso es lo que vamos a averiguar —le dijo Hades—, y no, no te voy a decir qué, porque si lo hago te desesperarás y necesito ver el final de esto.

Dionisio iba a reclamarle al chico cuando una imagen de él entró al bar y fue hacia la bodega.

—Vamos —ordenó Hades poniéndose de pie y pasando a su lado mientras seguía a su doble.

Sin nada más que hacer Dionisio hizo lo mismo y lo siguió, además de que quería saber que demonios pasaba.

Cuando llegaron a la parte de atrás ambos vieron a su otro él y a Acci bromeando entre ellos como solían ser cuando estaban solos o con Demeter.

—Es importante para ti.

—Muy importante —confirmó Dionisio.

Acci era su mejor amigo, su hermano de otra madre, la persona que mejor lo conocía y por quién él daría la vida sin pensarlo dos veces.

—Ve a limpiar —la orden salió de Acci hacia su doble— Tú puedes ser el dueño, pero yo soy el mayor —le dijo, pero la sonrisa en la cara del chico delataba que cada palabra era en broma y Dionisio se sintió feliz con solo ese gesto.

—Como diga el anciano —aceptó su doble saliendo a la parte delantera para limpiar las mesas mientras Hades y él lo seguían.

—¡Y pon música que este anciano aún sabe mover el cuerpo! —le gritó Acci desde el almacén haciéndolo reír, tanto a su doble como a él.

Sin embargo, su risa pronto murió cuando al verse a si mismo bailando y coreando con la música.

—Bonito talento oculto.

—Vete al diablo.

—Algunos piensan que lo soy.

—¿Qué? No, olvídalo —le dijo recordando que él no solo era el chico de Nuevo Agrigento que la mayoría temía porque parecía algo emo darks; sino que también era un dios griego, el dios de la muerte. Lo que le recordaba— ¿Estoy muerto?

—Aún no —le respondió Hades girándose a mirarlo— Apenas estas vivo gracias a mí.

—Pero...

—Pero puedes morir si no descubro como despertarte.

—¿Por qué no puedo despertar? —le preguntó Dionisio a Hades sin entender muy bien lo que decía.

—Cada persona que está al borde de la muerte solo depende de un momento, de un hecho, de un acto, de un objeto, de una promesa o de una persona —le dijo— Esa es la diferencia entre rendirte a la muerte y seguir adelante o luchar contra ella, despertar o quedarte en el limbo.

—Pensé que todos morían y ya.

—No todos —admitió Hades— Algunos, como dije, solo se rinden y depende de la fuerza de lo que los ate a este mundo que puedan reforzar sus ganas de vivir o no.

—Estas diciendo que yo...

—Que tú te estas rindiendo y no sé por qué —le respondió—. Escuché que le comentaste a tu amigo sobre una profecía ¿Recuerdas cual era?

—Claro. Trataba de... —Dionisio se mordió la lengua inconscientemente mientras trataba de recordar las palabras de Apolo— Estoy seguro que la recuerdo, no sé porque las palabras no llegan a mí.

Hades soltó un suspiro mirándolo como si sintiera pena por él, como si estuviera condenado.

—¿Voy a morir?

—Esperemos que no —le dijo el chico mirando a su doble servirse un jugo con alcohol justo cuando salía Acci de la bodega.

—Ni siquiera pienses en tomar eso.

—¿Por qué no?

—Porque te conozco a la perfección y sé que no desayunaste antes de venir aquí —le respondió su amigo. 

—¿Siempre es así?

—A veces es peor —le respondió Dionisio a Hades que miraba la interacción que tenía con Acci— Él es como un hermano mayor, es lo más cercano a una familia que tengo.

—Una familia humana —agregó el pelinegro y él solo pudo rodar los ojos por la aclaración innecesaria.

Volviendo a mirar a su doble y a su amigo hizo una mueca mientras veía como el trago que se había servido era tirado a la basura.

—Acabas de tirar un trago de 10 dólares.

—Págalo —le respondió Acci a su doble como si no le importara lo que había hecho, y aunque no recordará nada de aquello Dionisio no dudo de nada de lo que veía.

—Y yo que pensaba invitarte uno —señaló su doble.

—Como me duele perderme ese trago —se burló su amigo mirándolo hasta que su otro yo cambio drásticamente su rostro— ¿Y ahora qué?

—Acetes.

—¿Acetes? —preguntó Hades mirándolo como si le hubiera crecido una segunda cabeza

—Sí, ese es su nombre —le respondió al chico mirando como su propio doble actuaba igual que Hades, como si estuvieran a punto de entrar en pánico por ello— ¿Qué tiene?

—¿Qué pasó? —llamó Acci a su doble que solo lo miraba como si fuera un fantasma— Dionisio ¿Estas bien?

—¿De dónde viene tu nombre? —le preguntó su doble y a oídos de Dionisio la pregunta sonó estúpida.

—No sé, mis abuelos me lo pusieron —le respondió su amigo encogiéndose de hombros— Dionisio estás pálido ¿Qué sucede? ¿Es por qué no comiste?

Su doble negó y empezó a escribir en su móvil, por lo que él se quiso acercar y averiguar, pero Hades lo detuvo.

—No lo hagas.

—¿Por qué no?

—Porque no servirá de nada —le respondió manteniendo su mano en su brazo.

—¿Dionisio? —lo llamó Acci de nuevo, pero su doble lo ignoró mientras pasaba sus dedos por la pantalla de su móvil.

—Dionisio ¿Qué pasa?

—Eres tú —susurró mirando a su amigo asustado.

—¿Yo, qué?

—Tú... —empezó diciendo hasta que el sonido de una alarma lo interrumpió..

«Doce campanadas«. Resonó en la mente de Dionio que le provocó un inmenso dolor de cabeza.

—Son las doce, debemos ir a... ¿Qué demonios haces? —se quejó su amigo cuando Dioniso lo arrastró por el bar llevándolo hacia la salida.

Dioniso sentía que la cabeza le iba a estallar mientras veía la escena, por lo que cayó de rodilla quejándose y soltandosd de Hades, que se puso frente a él llamando su atención.

—No te duermas, no cedas al dolor, necesito saber qué pasó acá —le ordenó— Mantente despierto.

—Duele.

—Me imagino, pero... 

El sonido de disparos cortó las palabras de su amigo mientras ambos giraban y veían a su doble junto a Acci tirarse al suelo y gatear de vuelta al almacén mientras discutían.

—Solo no te duermas, si es necesario apóyate en mí —le dijo poniéndolo de pie y ayudándolo a caminar mientras seguían a los otros dos.

—¿Qué esta pasando? —preguntó Acci a su doble que se veía molesto.

—Tú eres quien esta peligro en la profecía que me dio Apolo .Tú eres ese corazón puro por el cual me enojaré si lastiman.

—No lo harías.

—Lo haría —contradijo su doble a Acci mientras se ponían de pie— Eres lo único que tengo y no pienso perderte, significas mucho y me ofende que creas lo contrario.

—Eso no es lo que quise decir...

—Te corriges después —lo cortó su doble—, tenemos que irnos.

Pronto el caos estalló en el almacén cuando ambos chicos fueron atacados.

—Agh —se quejó Dioniso jalándose de los pelos como si eso pudiera evitar de alguna manera el dolor que sentía— Duele, ya no puedo mas —agregó cerrando los ojos brevemente antes de volver a abrirlos por el ruido a su alrededor.

—Aguanta y mantente despierto —le ordenó Hades que observaba la pelea.

Para ese punto Dionisio vio como Acci era golpeado contra uno de los estantes que se desestabilizó, por lo que, su doble cargó contra el atacante de su amigo; sin embargo, aquello solo empeoró la situación logrando que el estante se inclinara a punto de caerse contra Acci que había caído de rodillas al suelo.

Lo siguiente sucedió demasiado rápido hasta para él, que aparentemente lo había vivido.

Un grito, un golpe, el sonido de un disparo y su propio dolor estallando haciéndole recordar todo. La profecía, Acci, la pelea, su muerte.

Dejándose llevar por la oscuridad no escuchó las palabras de Hades pidiéndole que se mantuviera despierto.

Ahora entendía porque Hades le dijo que el se estaba rindiendo. 

Era un hecho que él no querría seguir si no tenía a su amigo; no valía la pena volver al mundo de los vivos sólo para asistir al funeral de su hermano de otra madre.

Dionisio estaba Dejándose llevar, sintiendo como su conciencia se alejaba y apagaba; sin embargo, una voz seguía haciendo eco en su cabeza limpiándole hacer lo que tanto quería.

—¡Está vivo, Dionisio! ¡Acetes está vivo! —el grito llegó hasta él con el mensaje alto y claro— ¡Está vivo! —volvió a gritar la voz en su cabeza obligándolo a despertar.

***

¡ESTAAAAAA VIVOOOOOO!

¿Verdad o mentira? ¿Ustedes confiarían en Hades? ¿Qué piensan de él hasta ahora?

Hades es un personaje que tiene unos cuantos secretos aún por revelar y como él mismo ha mencionado fue el primero en recuperar sus recuerdos, así que... Tómenlo en cuenta.

Espero que les haya gustado el cap, disculpen la demora.

No olviden dejar sus votos, comentarios y compartir su les esta gustando la historia.

Los quiero!!!

Au revoir!!!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top