Capítulo 20
Estar cerca de la muerte por segunda vez era un martirio y no precisamente por el hecho de morirse, Dionisio suponía que siendo mortal en ese momento iría al inframundo aunque su destino a partir de ahí no lo tenía muy claro, y sinceramente no le importaba; lo que sí lo hacía era el tormento por el que pasarían las personas que lo querían, aunque fueran pocas.
«Pero no estoy muerto», se recordó aliviado por un lado y frustrado por el otro, por lo que rodó los ojos por enésima vez en lo que iba del día después de ver salir a Demeter de su habitación después de atenderlo.
—Deja de enfurruñarte y disfruta —le dijo Apolo comiendo la gelatina que le habían llevado.
Sí, tenía compañero de desgracia.
—Te lo estas pasando de las mil maravillas —le respondió Dionisio mirando la comodidad que tenía el chico— ¿En serio no te molesta esto?
—¿Por qué lo haría? Salvé tu vida —le recordó, y sí, él lo había hecho.
Según lo que le habían contado Afrodita llegó con Apolo antes que cualquiera y el chico había ayudado en su recuperación evitando que muriera desangrado.
—Además lo hice antes con Hefesto y no pasó esto así que lo estoy aprovechando.
Cierto.
—Escuché algo de eso ¿Cómo es que pasó? —le preguntó— Es decir te secuestraron junto a Afrodita, pero al final fue Hefesto quien terminó herido ¿Por qué?
Esa información no le había llegado completa y tal parecía que nadie iba a contar aquello, después de todo no mucho tiempo después fue que los gemelos se habían separado.
Dionisio miró a Apolo que cambió su semblante por uno más pálido e incómodo.
—¿Estás bien?
Nada.
—¿Apolo? Oye, mira, no es necesario que me cuentes nada si...
—No, no es eso —lo cortó el chico— Es solo que recordé...
—¿Tu secuestro? —preguntó y Apolo asintió tragando fuertemente— Lo siento no quería que recordarás aquello.
—No es como que lo hubiera olvidado de todos modos —le respondió y el tono en el que lo dijo fue tan lamentable que Dionisio no pudo evitar no sentir pena por él, por lo que aún con un poco de dolor se levantó de su cama acercándose a la del chico.
—Oye, no puedes...
—Shh... —lo calló— Cuéntame qué pasa.
Apolo lo miró como si le hubiera crecido una segunda cabeza después de aquellas palabras, y bueno, él también se miraría así sí estuviera viéndose, pero no se iba a echar para atrás.
—No me lo tomes a mal, pero por qué lo haría —lo cuestionó— Es decir, sí te salve la vida, pero no somos cercanos.
Eso era dolorosamente cierto.
En el pasado, mucho antes de que el desastre estallará en sus vidas, cuando fueron un solo grupo Dionisio y Apolo nunca fueron demasiado unidos, no por el hecho de que sus personalidades no coincidieran, lo hacían, pero a diferencia de él y Hermes, Dionisio nunca se sintió verdaderamente apegados a ellos como con Acci, excepto quizá con Hades y Deméter en algunos momentos.
Nunca le dio importancia a ello, pero ahora lo entendía porque era así. Él había crecido aislado de ellos cuando fue un dios, nunca formó un vinculo estrecho del todo como lo hizo con su amigo y aunque no le dolía que hubiera sido así quería cambiar eso en la vida que tenían.
—Tienes razón, pero sabes qué.
—¿Qué?
—Podemos cambiar eso —le dijo dándole una sonrisa— No pido ser tu mejor amigo porque sé que ese puesto lo ocupa Hermes...
—Lo hace.
—Pero puedo ayudarte, además no dicen que siempre es mejor contarle tus problemas a un desconocido.
—Lo dicen —confirmó Apolo y Dionisio esperó a que el chico hablará; sin embargo cuando no dijo nada tomo sus manos obligándolo a mirarlo.
—No hay prisa —le recordó— No tienes que decirme lo que te ahoga hoy —continúo viendo la mirada llorosa del chico que aguantaba las lágrimas— No tienes que ser fuerte...
—Sí tengo —le contestó— Nadie lo dice porque quieren protegerme, pero sé que esperan que encuentre al oráculo con el que estoy conectado.
—Es cierto —confirmó.
Ese era el tema no hablado a voces entre ellos, pero que suponía que cada uno tenía presente, sobre todo Athenea, y él no iba a mentirle.
—Quiero ayudar, quiero encontrarlo de verdad, pero no se cómo hacerlo y... Soy un inútil, no se hacer nada más que anunciar las desgracias que nos rodean...
—No es así Apolo —lo contradijo inmediatamente— No eres un inútil y ayudas mucho. No dejaste que muriera ¿Recuerdas?
—Sí, pero ¿Y si algún día no llego a tiempo?
Bueno...
—... No se pelear bien, ni siquiera pude proteger a Afrodita cuando nos secuestraron y no pude protegerla de su segundo secuestro que fue el que la puso de lado del imbecil de Orión.
—Afrodita tomó su decisión y no es tu culpa.
—Lo sé...
Dionisio sabía eso, el mismo Apolo también, pero no era algo que hubiera aceptado, aún se culpaba por ello.
—Tengo una duda —le dijo cambiando de tema.
—¿Qué?
—¿Cómo es que te afecta el que utilices los poderes que tienes siendo humano y a Hades no? —le preguntó— La primera vez que casi muero él me trajo del borde de regreso a la vida y no parecía tener esos efectos —le contó.
—¿En serio?
Dionisio asintió.
—No, no sé... ¿Cómo es posible?
—Es posible por qué a pesar de mis errores yo acepte mi naturaleza y estoy en equilibrio entre con quien soy y quien fui —habló Hades apareciendo en el cuarto y asustándolos.
—¡¿Por dónde mierda entraste?! —le preguntó en un grito Dionisio viendo al chico con mala cara.
El grito que había dado lo había dejado adolorido por el movimiento brusco.
—¿Por donde más? Por la puerta —le respondió señalando la entrada de su cuarto— Ariadna me dejo pasar —agregó y Dionisio lo miró con los ojos entrecerrados— Es tu problema si no me crees.
—No es que no te crea, es que es raro.
—¿Por qué es raro? Todos entran por la puerta —le dijo y él se rio.
—Sí, pero no tú. Normalmente sueles entrar por mi ventana —le recordó a Hades que se rio junto con él ante su respuesta.
—No voltees al pasado, nos distrae del ahora y...
—¿Esa no es una frase de Edna? ¿Estas citando a Edna Moda?—preguntó Apolo a Hades que lo miró con el ceño fruncido.
—¿A quién?
—Edna Moda —le respondió y al no ver reacción alguna de Hades aclaró— ¿De los increíbles? ¿La que diseña los trajes?
—No tengo ni idea de lo que hablas.
Apolo resopló indignado— ¿Cómo es posible que la cites y no la conozcas?
—Ni siquiera quería citar a alguien —le dijo Hades al chico acercándose a la cama— Y no nos desviemos del tema principal.
Tanto Apolo como Dionisio hicieron una mueca.
—Todos nosotros somos poderosos por nuestra esencia, aún tenemos esa magia que nos hace dioses —les explicó—, pero no la explotarán al cien por ciento si no aceptan quienes son.
—Ya aceptamos quienes somos —le respondió Apolo recostándose en la cama— Tuvimos la sesión de espiritismo con las hermanas destino.
—¿Espiritismo? —se burló Dionisio— ¿Qué diablos hicieron?
—Ellos pasan por una especie de ritual para recuperar sus recuerdos —le explicó Hades— A diferencia tuya y de algunos otros que fue inducido.
—¿Cuál es la diferencia?
—Que es más doloroso sin el ritual que con él —le respondió como si nada.
—¿Y hasta ahora me lo dices?
—Querías recuperar tus recuerdos, yo quería que los recuperes había un precio a pagar.
—Un precio que yo pagué —se indigno Dionisio.
—El punto es que... —continuó Hades ignorando su queja—... aunque hayas aceptado quien eres y estés de acuerdo con ello no estas en paz, por decirlo de alguna manera con tu pasado.
—¿Tú lo estás?
—Sí —le respondió Hades a Apolo sin dudar— A diferencia de ustedes mocosos tanto como dios y humano he tenido que lidiar con la muerte más veces de lo que creen —dijo— Aprendí a aceptar que solo son cosas de la vida y con las que debemos lidiar.
Sonaba fácil, pero no lo era.
—Cuando lo logren y dejen de estar culpándose por lo que sea que más les haya afectado que hicieron como dioses, es cuando descubrirán su verdadero potencial.
—¿Y si nunca logramos hacerlo? —le preguntó Apolo y Dionisio notó un poco de temblor en su voz por lo apretó su mano indicándole que tenía apoyo.
—Si no lo hacemos estamos muertos —le dijo Hades— Tú y tu hermana deberían superar lo que pasó con Orión —regañó al chico— Él ya pasó la página y ustedes se estacan en un problema que ocurrió hace miles de años.
—Sí el hubiera pasado la página no estaría detrás de mi hermana buscando venganza —le respondió Apolo molesto a Hades que se rio negando.
—Ay Apolo, Apolo, piensa —le pidió señalando su sien— Si Orión hubiera querido matar a tu hermana, o para el caso, matarte a ti ¿No crees que lo hubiera hecho hace tiempo? Oportunidades no le faltaron.
—Me torturó.
—Estabas en sus tierras, no ibas a recibir flores.
—¿Por qué lo defiendes? —le preguntó Dionisio.
—No lo defiendo...
—Pues eso parece.
—Solo estoy diciendo la verdad. porque como dije yo acepte todo y puedo ver más allá del resentimiento que cargan. Entiendan estamos en una guerra y nos guste o no vamos a salir lastimados, ya sea de manera física o no.
Ni Apolo ni Dionisio respondieron a eso, porque bueno, si había cosas que aún no se perdonaba y quería cambiar. No solo el hecho de haber matado a ese escorpión u otras personas en el pasado, sino por otras cosas por las que estaba seguro que la mayoría de Eris tenían sed de venganza contra la mayoría de dioses varones.
—Hades...
—Dime.
—¿Por qué no preguntas acerca de la pelea?
Dionisio tenía esa duda.
Suponía que el chico sabía de lo que pasó y aunque en cierto modo entendía el por qué no estuvo ahí, no explicaba el por qué aún no lo interrogaba.
Hades lo miro de pies a cabeza antes de responderle— Estas vivo, estas bien. Es lo que importa.
—¿Es enserio? —cuestionó— Eres increíble.
—Lo sé.
—No era un cumplido.
—También lo sé —le respondió el chico riéndose— Lo único que me importaba de esa pelea era si ganabas o perdías, lo pase en medio de ella son detalles.
—Detalles que casi nos dejan sin vida —le recordó el chico.
—Detalles —repitió Hades.
Apolo se rio detrás de Dionisio que le dio una mirada asesina.
—Ahora entiendo...
—¡¿Dónde está?! —se escuchó el gritó desde la planta baja de su casa matando la risa de Apolo— ¡Voy a matarlo! —siguieron gritando, pero esta vez mas cerca.
—Mierda —murmuró el hermano de Artemisa mirando hacia la puerta con molestia— Estoy frito.
—Hermes —le respondió Dionisio justo cuando el chico aparecía en el umbral de su puerta.
Dionisio pensó que por los gritos que había dado lo vería molesto, pero se equivoco. El rostro de Hermes detonaba preocupación pura, por lo que cuando paso a su cuarto, y sin reparar en él más que para indicarle con la mirada que le dejara un espacio cerca de Apolo, se sorprendió.
«Aunque no debería hacerlo», se dijo. «Después de todo son mejores amigos».
—¿Estas bien? —le preguntó el rubio castaño a Apolo que asintió con una mueca antes de que Hermes lo abrazara— Te voy a matar por hacerme preocupar.
—Lo siento —murmuró el hermano de Artemisa y Dionisio le dio una mirada a Hades le pidió al chico ayuda para salir de la habitación y darles privacidad a sus invitados.
Dionisio entendía la necesidad esa necesidad de saber, de asegurarse de que tu mejor amigo estuviera bien, y aunque Acci ya no estuviera con él aún tenía a personas que le importaban demasiado.
Y daría todo por ellas pensó viendo a Ariadna cuando llegó a la primera planta. Ella era una de las pocas personas por las que se arriesgaría a todo y como él mismo le dijo a Apolo podían cambiar el tipo de relaciones que habían mantenido hasta el momento y quizá, así, ser más fuertes. Más unidos.
***
Y entramos a la recta final... Los últimos capítulos de Dionisio!!
En primer lugar me disculpo por haber retrasado esta actualización, pero tuve muchos asuntos que atender la semana pasada.
Ahora sí ¿Qué les pareció el cap? Xd
Dionisio sobrevivió!!! ¿Pero a qué precio?
No se pierdan los próximos capítulos para descubrilo!!!
Y (alerta de spoiler) recuerden el mensaje, palabras de Hades... Xd
Espero que les haya gustado el capítulo. No olviden dejar sus comentarios, votos y compartir.
Muchas gracias por seguir la historia y la saga.
Los quiero!!!
Au revoir!!!
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