Capítulo 1
Dionisio estaba en el bar tomando un trago mientras observaba a Hera, Apolo, Athenea y Ares en una mesa alejada de donde se encontraba. La mesa en la que él mismo los había ubicado.
Habían pasado aproximadamente dos semanas desde que Afrodita mató a Aura delante de todos y desde entonces Dionisio no sabía mucho de la pelirroja, lo que le preocupaba; ya que, al igual que los demás había recibido el memo de la chica contándoles la verdad, una verdad que él ya sospechaba si era sincero.
Llevaba años en ese bar no solo vigilando al amigo de sus padres, y tutor, sino también enterándose y conociendo todos los chismes que llegaban a decirse en ese lugar.
La banda de los escorpiones borrachos eran toda una fuente de información, mientras que el grupo de Hades era más controlado y reservado; sin embargo, sus enemigos nunca dudaban en soltar la sopa cuando querían y pensaban que nadie los estaba escuchando.
«Estúpidos», se dijo recordando aquello antes de que su propia mente le recriminará con burla, «y aún así pensaste que estaban locos».
Sí, bueno, no era que fuera a creer esas locuras de la nada, necesitaba pruebas, pruebas que ya tenía con la verdad que Afrodita estrelló en su cara. Aunque a diferencia de los demás a él no le chocó mucho la noticia más que el hecho de empezar a establecerse bando. Siendo sincero poco le importaba el camino que cada quien decidiera tomar, al menos no en ese momento, de todas maneras su rutina no cambiaba con sus decisiones.
—¿Cuánto tiempo más vas a estar sin acercarte?
—No me invitaron a su reunión privada —le respondió a su barman girándose hacia él.
Acetes, Acci para él, había trabajado en el bar de sus padres desde que tuvo la mayoría de edad para hacerlo y nunca había traicionado la confianza de Dionisio, por el contrario, el chico era quién conseguía la información que él no podía escuchar cuando no estaba cerca.
—Eres un dios, no necesitas una invitación —le señaló haciéndolo reír.
—Creo que en este caso si la necesito —le dijo entregándole su vaso—. Hasta donde sé Hera esta muy voluble y es solo la fuerza de voluntad de Athenea la que la mantiene cerca, no quiero alterar más el orden que tienen.
Aunque aquello le causara intriga no era una prioridad para él, sabía que su amiga rubia haría lo quisiera cuando quisiera y el que estuviera manteniéndose a lado de Athenea para él solo parecía una fachada.
Hera no sea nada por complacer a los demás a menos que gané algo.
—¿Cuánto crees que duren juntos?
—No mucho —respondió una voz melodiosa a sus espaldas, por lo que, Dionisio giro su rostro para encontrarse con la última persona que pensó ver en su bar esa noche, pero que a la vez esperaba que apareciera.
—¿Debería sentirme halagado o preocupado de que estés aquí? —le preguntó a la pelirroja que se sentó a su lado con una sonrisa coqueta.
—Solo vengo por un trago.
—Por supuesto —aseguró sarcásticamente echando un vistazo hacia el otro grupo al cual no paso desapercibido la aparición de Afrodita que pedía un martini— ¿Desde cuando bebes eso?
—¿Preocupado?
—Curioso.
La pelirroja se rio y se negó a responderle mientras tamborileaba sus dedos sobre la barra como si estuviera acostumbrada a actuar así, y quizá así era, después de todo la chica había admitido recuperar sus recuerdos y si todo era como decían los mitos, la Afrodita que él había conocido era un ser opuesto a su parte divina.
—Necesito que entregues un mensaje por mí.
—No soy recadero de nadie, si quieres ese servicio busca a Hermes —le señaló rodando los ojos mientras ella tomaba un sorbo de su bebida dándole una sonrisa irónica.
—Prefiero que esta vez seas tú.
—No lo haré.
—Es para Apolo.
—Mucho menos si es para Apolo —le dijo—. Elegiste un bando Afrodita, y el niño —dijo refiriéndose al gemelo de Artemisa—... está luchando con suficiente como para juegues con él.
—¿De verdad crees que lo pondría en peligro?
—No.
—¿Entonces?
—No quiero que se encuentre en medio del fuego cruzado entre tú y su hermana —le respondió.
Dionisio sería el primero en admitir que Artemisa era la persona más terca del mundo y que desde que todo había estado en su cara la chica no había hecho nada más alejarse y hacer quién sabe qué demonios por su cuenta complicándole la vida no solo a Hera y Athenea, sino también a su hermano, que lo demostrará o no le afectaba la actitud de su gemela que lo evitaba como si fuera la peste.
—Entonces dile tú a Artemisa que deje de asomar a sus cazadoras al territorio de las Eris o las cosas podrían ponerse muy feas.
—¿Se supone que eso debe disuadirla? —le cuestionó— Tú la conoces mejor que nadie y esta lucha la llevan años solo hasta ahora la están mostrando como es.
Y eso era lo jodido.
Durante años Afrodita y Artemisa habían sido amigas, casi, inseparables hasta que su gran grupo se dividió y la pelinegra empezó a tomarla contra la chica frente a él.
—Sabes te pedí alejarte de ella, no ponerte a luchar en su contra —le recordó y Afrodita rodó los ojos como si no le importará lo que le decía— ¿Por qué haces esto?
—Porque me cansé de ser tras la que todos van solo para lastimar.
—No todos hicieron eso.
—Tienes razón, no todos —concordó su amiga—, y es por eso que la decisión que he tomado es la correcta —aseguró— ¿Entonces harás lo que te pedí?
—¿Qué te hace creer que ella me hará caso?
—Ese será tu trabajo, estoy seguro que puedes lograr que te crea.
—¿Y que obtengo a cambio de hacerte ese favor?
—¿Qué quieres?
Muchas cosas, pero en ese momento solo deseaba una con urgencia.
—Quiero saber la verdad acerca de algo —le dijo como quien no quiere algo. Afrodita lo miró aburrida por lo que continuó sin perderse su mirada— Quiero saber si sigues enamorada de Hefesto.
Esa era una duda que aún rondaba en su cabeza desde lo sucedido con la pelirroja hace semanas, por lo que, cuando observo su rostro casi impasible, de no ser por el pequeño temblor en sus mejillas y una tensión en su mirada hubiera creído la mentira que obviamente le iba a soltar.
Ah... Nunca va a cambiar.
—N...
—No digas nada, ya tengo mi respuesta.
—Te odio.
—Odiarías más a Hera si fuera la que empezará a cuestionarte—le señaló Dioniso— Ella te conoce mejor que nadie.
—No lo hace —le respondió la pelirroja tomando la bebida de su copa y girándose a ver al grupito que no les quitaba la mirada de encima—. De hecho, yo la conozco más a ella de lo que cree —una sonrisa triste se extendió por el rostro de Afrodita que casi hace a Dionisio arrepentirse de hacerla hablar— Ella está mejor sin mí.
—Eso no lo sabes.
—Sé lo suficiente, y obvio más que tú.
«Lo dudo», pensó Dionisio, pero no iba a pelear con la chica por eso.
—Sé que estoy mejor donde estoy que con ellas.
—¿Habla el resentimiento?
—Un poco.
Un poco mucho, suponía.
—Debo irme, ya te dije lo que quería. Adiós —le dijo Afrodita despidiéndose de él antes de retirarse con la misma gracia con la que había llegado.
Lo que esa visita le iba a costar.
Sabía que el grupo en su bar no se quedaría tranquilo después de verlo conversar con la chica, y lo confirmó cuando ni dos minutos después Athenea llegó a su lado ocupando el lugar en el que la pelirroja anteriormente había estado.
—No me dijo nada útil —habló Dionisio antes de que la castaña pudiera preguntarle algo—. Solo que evites que Artemisa siga acosando a las Eris.
Bueno, en teoría se lo había pedido a él, pero Dionisio no estaba a pos de hacer favores a la pelirroja si involucraban a la gemela de Apolo.
—Tienes que alejar a Artemisa antes de que sea tarde —le advirtió.
—Lo sé.
—Entonces haz algo —le reclamó.
—No es tan fácil.
—¿Por qué no? Eres la diosa de la estrategia, todos te hacen caso —o al menos eso suponía.
—Hacían Dionisio, y ahora mismo estoy en mejores términos con quienes menos me lleve cuando era diosa que con los que sí —le señaló la chica—. Necesito toda la ayuda posible.
—Cuentas conmigo mientras no me obligues a elegir un bando —le recordó Dionisio y Athenea asintió.
Él había aceptado conseguir y pasar información para la castaña a cambio de que no lo metieran en sus líos, y obviamente lo protegieran cuando lo necesitará o hasta que recuperará sus recuerdos como decían, entonces tomaría un lado, le gustará o no.
—Lo sé —le dijo la castaña con un mueca antes de dejarlo solo en la barra nuevamente y volver con su grupo.
Dionisio ni siquiera quería imaginar lo difícil que se estaba volviendo para Athenea todo el asunto. De ser una diosa con el conocimiento de casi todo a no saber nada, debia ser duro.
Poco después Acci se acercó a él y le dio una nueva copa de vino mientras afirmaba— No te invitan, pero te necesitan.
—Ese es el trato.
—Mereces más.
—Estoy bien como estoy —le respondió Dionisio a su amigo—, además tengo suficientes problemas con Carlo como para sumarme a una lucha de la que aún no soy parte —le recordó y su amigo hizo una mueca.
Ambos odiaban que el amigo de su padre estuviera a cargo del bar. Claro, entendía que por cuestiones legales debía ser así, pero Dionisio no era imbécil, sabía que ese señor tramaba algo más y no lo dejaría arruinar lo único que sus padres le habían dejado.
—Por cierto te dejaron esto ayer —comentó su amigo extendiendo un sobre hacia él—, Ya sabes de quién es —agregó y Dionisio asintió.
Dentro había unas fotografías de Carlo en Italia visitando varios bufet de abogados, también encontró unos archivos de solicitud y traspaso de bienes, probablemente copias, donde ponía su nombre y el de su tutor, al que le concedía todos los derechos del bar.
Lee muy bien lo que firmas, la independización no te saldrá gratis, estaba escrito en un pedazo de papel y Dionisio apreciaba la advertencia aunque innecesaria.
—Creo que es hora de sacarnos esa piedra del camino —le dijo a Acci que asintió sin dudar mientras limpiaba uno de los vasos antes de ponerlo en la barra junto a los demás.
Su tutor se equivoco si creyó que él bajaría la guardia, y pagaría caro ese error.
—Por cierto —susurro su amigi acercándose a él—, tienes visita en tu oficina.
—¿Quién?
—Creo que es mejor que vayas a verlo tu mismo —le respondió el chico con una sonrisa bastante complacida.
—¿Y si no voy?
—Irás porque te aseguro que es algo bueno para ti —aseguró Acci—, y porque confías en mí —chantajeó asegurando con esas palabras su victoria sobre lo pedido.
***
¡Primer capítulo!
VAMOS entrando en contexto después del final de Afrodita. Los bandos empiezan a formarse; sin embargo, no todos están tomando un lado ¿Quién más aparte de Dionisio creen que este sin involucrarse?
Y por cierto ¡Tenemos un nuevo personaje!
Acetes (Acci), bienvenido! ¿Saben quién fue? ¿Qué les parece el chico? ¿Su amistad con Dionisio? ¿Cuál creen que sea su papel en esta historia?
Teorías, teorías... Recuerden que todo puede cambiar en un segundo.
Espero que les haya gustado el capítulo.
Muchas gracias por acompañarme y acompañar a todos estos personajes en esta historia.
Los quiero!!!
Au revoir!!!
Pd: Fechas de actualización miércoles y domingos.
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