Capítulo III: Me niego a morir
Capítulo III: Me niego
Bueno, como mínimo moriria acompañado por mi nueva amiga. Tenía la espada en alto y parecía que la podia dejar caer en cualquier momento, asestandome un golpe fatal. Creo que había llegado el momento de usar mis poderes si no quería morir.
- ¡Aparta Sinae! - Aunque no tenía mucha fuerza, la envié de un empujón a un lado de la cambra. Junté las manos, me concentré y transmití mi mente a nuestro agradable amigo. Por suerte no fallé en la transmisión de mente y la cabeza se me había despejado un poco. En nada estaba viendo a través de su yelmo. Solo un pensamiente recorría su mente: dolor. Ni ganas de matar, ni furia, ni odio, absolutamente nada salvo dolor. Tiré la espada tan lejos como pude y me vi a mi mismo tendido en el suelo con Sinae al lado. Decidí llevar mi nuevo cuerpo a explorar donde nos encontrábamos. Al mirar a lado y lado me di cuenta que nuestra cambra era una de un montón más. No conseguía ver el final del pasillo. No se por qué me decanté por el lado izquierdo del pasillo. Corrí durante un minuto y me topé con una gran puerta de madera. Parecía que no podíamos salir por esta parte. Volví otra vez corriendo hasta la cambra donde me esperaba Sinae y mi cuerpo vacio. Ya habían pasado más de cinco minutos con el control de cuerpo, y mi record creo que lo marqué en seis minutos y veinte segundos, por lo tanto lo mejor que podíamos hace era encerrar a nuestro agresor en la cambra donde nos encontrabamos y nosotros salir por patas por la derecha del pasillo.
- ¡Sinae! - grité con una voz de ultratumba -¡Coge mi ccuerpo y sal de la cambra tan rápido como puedas!
Una vez salieron, me metí dentro y cuando escuché que el pestillo había vuelto a cerrarse, deshice el control de mente. Ahora volvia mirar a través de mi cuerpo, escuchando como la criatura aporreba la puerta con sus enorme puños. No me habría gustado quedarme dentro con ella. Me giré hacia Sinae y dije:
- Perdona, pero creo que aún no sabes mi nombre. Me llamo Dioceus Silart, miembro del clan Sirif. Encantado.
Ella esbozó media sonrisa y me dijo:
- Sinae. Última de los que quedan del clan Lumx.
Por cierto, ¿dónde se habría metido nuestro carcelero? ¿Se habría ido por la puerta de la derecha o la izquierda? Sigo sin saber qué ha pasado... De repente un pensamiento fugaz me viene a la cabeza: ¡Clara! ¿Qué habrá pasado con ella?
Empezaron a llegar ruidos des de la parte izquierda del pasillo, por donde no había podido pasar... Gritos inhumanos, desgarradores, llenos de ira... Teníamos que irnos corriendo...
-¡Sinae debemos irnos de aquí cuanto antes! – Dije con cara de espanto.
Ella no me respondió, pero los dos empezamos a correr a la par hacia el lado derecho del pasillo, esperando que lo que hubiese por allí no fuese peor de lo que huíamos. Me negaba a morir en un lugar como ése...
------
¡Espero que os esté gustando la historia y que la disfrutéis tanto como yo al escribirla! Dentro de poco publicaré el cuarto capítulo. Sé que el tercero ha tardado un poco más de lo que me pensaba, pero he tenido trabajo últimamente... Bueno, no me demoro más. Como avance dejo el título del cuarto capítulo: "Siempre estaré a tu lado". ¡Hasta dentro de poco! ;)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top