1|Equis, somos chavos.

Si vinieron de tiktok y alguna vez reconocen mis promociones por favor NO contesten nada por mí o el alcance se irá al caño. . 🙂

💋💋💋

—¡Dime cantinero, tú sabes de penas! ¿A los cuantos tragos me olvido de ella?

Presiono los ojos con fuerza ante la desafinada voz de mi mejor amigo, Gael. Ha sido una horrenda idea venir a la fiesta sabiendo que iba a terminar pedo cuando Sofía terminó con él esta mañana.

Sabía a lo que iba a enfrentarme, no es la primera vez que él se llena el estómago de alcohol como si fuera agua.

Señor Borracho ha montado un espectáculo desde hace veinte minutos, los chicos que pasan frente a nosotros comienzan a reírse y siguen de largo.

«Por favor, como sí jamás se hubieran emborrachado».

—Gael, canta bajito —le imploro dándole un codazo —estamos quedando como pendejos.

Él sorbe su nariz mirándome de soslayo, bate las pestañas con rapidez al plasmar un puchero.

—Voy a fingir que no dijiste eso.

Me muestra su dedo corazón antes de alejarse sorbiendo su nariz adentrándose a la marea de personajes que se frotan como si fueran animales. La terraza es grande por lo que tiene capacidad para media universidad. Esquivo a cualquiera que se interpone en mi camino, las luces de los reflectores le dan ambiente al sitio, por lo que es fácil para aquellos calenturientos que quieren tener sexo seco en la pista de baile.

Es asqueroso.

—¡Wey, es puro pedo! —alzo la voz sabiendo que mis esfuerzos son imposibles ante la música a todo volumen —. ¡Gael, espérame! ¡Dónde vayas a tirarte de un puente y sobrevivas, te castro cabrón!

Joder, no debí venir.

No debí venir.

Me detengo de repente moviendo la cabeza hacia todas las direcciones posibles. Lo he perdido de vista. Me estampo la palma de la mano sobre la frente maldiciendo a las deidades por la gran cagada en que me he metido.

Mis piernas tiemblan como gelatina, evitando un ataque de T.M.D.A. (Todo Me Da Ansiedad), en caso que mi mejor amigo no aparezca ni por debajo de las piedras, la culpa recaerá en mí.

Gael Ortiz se volvió dramático desde que empezó a ver esa serie donde sale doña Licha exclamando: ¡Yo no soy dramática! y seguir en Instagram a Cardi B. Sin embargo, él en serio está dolido, una relación de tres años se fue a la mierda porque su ex decidió irse con un cabrón fajado de dinero que podía complacer sus caprichos.

«Sofía, ya no eres digna de los Nachos al estilo Vengadores que prepara, Gael».

Hay un Ser que todo lo ve.

Prosigo con mi búsqueda por toda la casa, el aroma a alcohol se cuela al interior de mis fosas nasales. Al parecer soy el conductor asignado, porque no he probado ninguna gota de vodka.

—Gael, me vas provocar un dolor de huevos si no apareces —siseo para mí.

Me resigno a subir las escaleras y vagar por los pasillos teniendo en cuenta que podría encontrarme en las habitaciones. Limpio el sudor de mis manos sobre el pantalón al echarle un vistazo a cada puerta, huyo lo más rápido de la última cuando escucho gemidos en su máximo esplendor.

Las llamadas se quedan en el aire. No responde.

—¡Arturo!

Una voz femenina me llega a mis espaldas por lo que me obligo a girar sobre mis talones encontrándome con Samantha. La chica camina a tropezones llevando en la mano un vaso rojo, luce linda con esa ropa demasiado llamativa en tornasol y una peluca lila.

—Sami —la tomo de los hombros evitando que se dé contra el suelo y suelta una risa nerviosa —. Tú también estás borracha.

—¿Ah? Obviamente bobito, es una fiesta, ¡aquí todos vienen a eso!

Mueve sus caderas de un lado a otro.

—Me quitaron la oportunidad —le hago saber a modo de broma —dime, Sami.

—Sami —repite y estalla a carcajadas —así me llamo, no sabía que tu segundo nombre es igual. ¡Tocayo!

Abro y cierro la boca mirándola estupefacto.

—No, no entiendes —suspiro hondo. Esto será difícil —escucha, voy a llevarte con tus amigos, ¿con quiénes has venido, Sami? No deberías alejarte de ellos.

Le acomodo los mechones de su peluca. Sami siempre ha sido fiestera y dulce con todos, pero cuando no está en todos sus sentidos, se convierte en una fiera.

—Eres un aguafiestas —plasma un puchero.

—He perdido de vista a Gael, ¿lo has visto?

—¿Cuál Gael?

Sus orbes marrones me observan dubitativos.

Mierda.

—Mi mejor amigo —ella enarca una ceja y continuo —. Por el que tuviste un flechazo en primer semestre y le enviabas notas.

Entrecierro los ojos. Al parecer el foco imaginario se le enciende y sonríe.

—¡Gaelito el de ojos bonitos y sonrisa derrite bra...! ¿Mmm? —le cubro la boca antes de que alguien la escuche.

—Vale, eso es mucha información, Sami. Mañana te arrepentirás.

Alejo mi mano con lentitud.

—Arturo, la vida no la tenemos comprada, por lo tanto, podemos lanzarnos sin pensar en las consecuencias, equis somos chavos —me acaricia la mejilla con ternura.

Ella siempre me ha caído bien a pesar de que no compartimos la misma licenciatura.

—En este caso, es de vida o muerte, han terminado con él y sigue dolido —comento en voz bajita —. ¿Me ayudas a encontrarlo?

—¿Le hicieron daño al amor de mi vida? —parpadea varias veces —sostén mi vaso que le voy a partir su anémico trasero a Sofía Valle. Nadie, le hace daño a ese chico tan cachondo, ¡nadie!

Tengo que tomarla de la cintura para detenerla y evitemos un escándalo de noche vengativa, suficiente he tenido con los cantos desafinados de mi mejor amigo como para involucrarme en una pelea. La ex anda por aquí actuando como si nada e hice todo lo posible para que no se encuentren.

—Nada de jaloneo de chongos —le advierto.

—Agh, está bien —se aparta de mi agarre y se acomoda la peluca que se le ha movido —te ayudaré a buscar a ese bombón, pero sí lo encuentro antes que tú, ten por seguro que acaba en buenas manos. Vamos por refuerzos.

Blanqueo los ojos asintiendo, a pesar de que el tono pícaro que lo ha dicho no es confiable. Enrosca mi muñeca con su mano para tirar de ella, esquivamos parejas hasta doblar llegando a la cocina donde más pelucas coloridas se hacen presentes, los chicos y chicas están sumidos en una conversación entre tragos y logro reconocer varias caras, entre ellas a Ludmila.

El corazón se me acelera, así como todo el sistema nervioso con tan solo verla lucir un bonito conjunto al estilo estrella de rock, con una chamarra negra, un top que dice «F*ck U» dejando ver la franja de piel canela de su abdomen, enarco una ceja al ver un piercing en el ombligo. Sus rulos chocolates que me enloquecen esta vez los lleva ocultos por debajo de la peluca rosada con corte de Dora la exploradora.

Tiene estilo.

«Me va a dar un paro cardíaco si no la dejo de mirar».

Sami no me permite huir, su agarre es fuerte.

—Será mejor que busquemos en diferentes lados —me excuso tratando de retroceder.

En otra ocasión no sería tan cobarde, pero es imposible cuando la veo, mi cerebro se bloquea y la lengua se me enreda. Cada vez que he querido hablar con ella, solo salen incoherencias ocasionado que la irrite y huya de mi presencia.

Ludmila siempre ha sido así de gruñona, pero me gusta.

—Cierra esa boquita que atraerás a las moscas —se burla la chica y frunzo el ceño —uf, noto a leguas la tensión.

—Iré de regreso a la terraza.

—¿Por qué no vas a saludarla? —me codea al hacer un bailecito con las cejas.

—Porque me odia.

—Ludmi podrá tener cara de «si-te-acercas-te-corto-los-huevos», pero solo es fachada.

—Me das miedo, Sami. Tú sabes muchas cosas.

—Soy observadora —me guiña un ojo.

—No deja de darme miedo.

—Te juro por la virgen del metro Hidalgo, que ya olvidó el accidente —prosigue tirando de mi muñeca —saca tu animal interior y hazle «grr».

Trato de relajar los hombros, desvio la vista hacia la chica de cabello rosa chillón que le da un largo sorbo a su bebida mientras se entretiene con un chico que le habla al oído.

El estómago se me revuelve.

—Lo único que diré es: Miau.

Ni siquiera sé si tengo un animal salvaje en mi interior.

Pero, lo que sí sé, es que me gustaría hacer algo con Ludmila que no haya necesidad de palabras.

—Recuerda, Arturo: Equis, somos chavos.

Asiento con la cabeza decido a dar el paso, pero el chico de manos pegajosas se ha adelantado robándole un beso y adhiriéndola a su cuerpo.

—Miau —musito.

Sigo mi camino dejando atrás la cocina y a la pareja que parece demasiado a gusto.

Tuve tantas oportunidades y hoy se han ido al caño.

«Necesito un trago... pero de juguito de chale».

De nuevo el fresco de la noche me pega al rostro al pisar la terraza. Hay personas metidos en la alberca y ninguno es Gael, hasta que...

—¡Miren, hay un tipo en el techo!

Alguien señala y la música se detiene.

—Que no sea él, que no sea él —suplico al obligarme a voltear —mierda.

Todos somos espectadores de cómo un chico con solo boxers está en la orilla del tejado alzando los brazos al aire.

—¡Voy a saltar!

—¡No! —grito.

—¡Sí! —abuchea el resto.

—¡Gael, bájate de una puta vez!

No me escucha, el resto del público lo incita a dar el paso entre aplausos y silbidos.

—¡Gael, por un demonio no lo hagas!

¡Hola! Llegó la vida *cof, cof*.

¿Alguna vez han estado en un lío como el de Arturo con Gael?

Les aviso que tendremos jerga mexicana y de otros países hispanohablantes. Si no entienden, puedo dejar un glosario después de cada capítulo o con gusto responderé en donde dejen sus comentarios.

Gracias por la oportunidad.

Esta historia es diferente al resto que tengo, será algo caótico y los capítulos los reduciré. No pretendo exigirme más de lo que hago y cansarlos con 4k palabras en cada capítulo.

¿Qué les ha parecido? Los leo siempre. 🖤

O.O

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top