4. Señorita
https://youtu.be/Pkh8UtuejGw
Estira su mano, allí mirándome en medio de la oscuridad. Imagino esa sonrisa ladeada y coqueta, como si él supiera que no me puedo resistir a él. Cojo su mano y él envuelve sus dedos, aprieta fuerte. No sabe que no me escaparía por nada del mundo. Parece que no sabe que es exactamente aquí dónde quiero estar.
Abre la puerta del departamento y caminamos en silencio hasta su habitación. Cierra y prende la luz tenue de la lámpara. Soy una bola de nervios a punto de explotar. Nunca habíamos estado así, en un momento tan íntimo. Nuestros encuentros eran locos y sin... tanto preámbulo. Tirito de frío y él me ayuda a meterme a la cama y se mete junto a mi. Nos quedamos mirando sin decir nada y sin poder evitarlo, le hago cariño en el cabello.
—Emma, ¿te puedo hacer una pregunta? —dice, rompiendo el silencio. Envuelve su mano con la mía.
Hay tantas posibilidades en esa pregunta que no sé qué responder.
—Depende de si yo también te puedo hacer una.
Asiente una vez.
—¿Cuál es tu mayor sueño?
Aguanto la respiración por unos segundos. ¿Por qué esto se tiene que dar literalmente el último día que está aquí?
—Tener un refugio de animalitos rescatados.
—Joder.
—¿Qué?
—Eres demasiado buena —murmura, como si estuviese decepcionado de mi respuesta. Suspira—. ¿Cuál es tu pregunta?
Una que me ha tenido con la curiosidad al máximo.
—¿Has estado enamorado alguna vez? —Cierro los ojos como si así pudiese desaparecer. No podía dejar pasar la oportunidad de saber algo así. Aunque la verdad es que quiero saber todo de él.
—Sí, hace unos cuatro años. Pero luego se metió con mi mejor amigo, así que perdí novia y amigo.
—¿De verdad? ¿De dónde sacaste esa mierda de gente? —suelto impactada.
—Eso sucedió en Alemania y quizás todavía están juntos.
—¿No lo sabes?
Resopla.
—No tengo idea. Cuando me enteré, dejé de hablarles y los eliminé de mi vida. Nunca más supe de ellos, y eso que rondábamos los mismos lugares. ¿Y tú?
Pestañeé, sintiéndome pillada por mi misma pregunta.
—No, no me he enamorado —confieso.
—¿Por qué?
Me encojo de hombros.
—No lo sé, simplemente no se ha dado —murmuro, como si estuviese confesando algo secreto. Aunque la verdad detrás de mis palabras, casi silenciosas, se esconde una verdad de la que no estoy muy segura: me siento enamorada de él. Porque nunca había sentido un deseo tan feroz y palpable. Si estiro la mano, quizás pueda atrapar los corazones que flotan en el aire por mi culpa.
—¿Ni de Álex?
Me quedo unos segundos tratando de entender su pregunta. Sacudo la cabeza, sorprendida.
—¿Alex? ¿El amigo de mi hermano?
Kai se acomoda en la almohada y se queda mirando el techo.
—Diego me contó que estuviste de novia con un Alex.
Emma del futuro, recuerda darle un puñetazo a Diego por hablador.
—Sí, pero no me enamoré. Nos divertimos, y... no daba para más. Menos luego de que me vine a Nueva York.
—Las relaciones a distancia deben ser una mierda —acota. Me quedo mirándolo un poco decepcionada de sus palabras, aunque no sé qué esperaba... que me dijera que quiere iniciar una relación conmigo y más encima estando lejos.
¡Baja tus expectativas Emma!
—Pienso lo mismo... aunque las amistades a distancia...—Dejo las palabras flotando en el aire, una frase a medio terminar que quiero que él complete como mejor pueda o sienta.
Ladea la cabeza para encontrarse con mis ojos observándolos con descaro, no me importa... porque no sé cuándo tendré otra vez esa cara tan perfecta, tan cerca de mí.
A diferencia de lo que esperaba, él no dice nada, solo se queda mirándome. Siento como viaja por toda mi cara y se toma su tiempo en mis labios. Deja la mano que estaba unida a la mía, y me toca el labio inferior con el pulgar.
Mi respiración se acelera, más de lo que ya está. Y es que con él me siento en una constante carrera a la locura del deseo.
Lo deseo tanto que no logro tranquilizarme. Me gusta mucho y quiero que sea mío... besarlo cuando quiera y que me toque todos los días.
—No voy a desaparecer —dice de repente, parece que tiene el poder de leer mis pensamientos además de desarmarme.
—¿Ah? —Mi mirada perdida en sus ojos verdes que me tienen atrapada y tentada a lanzarme en ellos y perderme.
—¿Crees que voy a desaparecer ahora?
—No lo sé.
<<Pero me da miedo que lo hagas>>
—No lo haré. —Me mira con el ceño fruncido—, ¿Por qué dices que no lo sabes?
Quiero decirle que hay días en los que no aparece por la casa, pero siento que hay un gran riesgo de sonar como novia celosa psicópata.
Suelto el aire.
—Solo estoy un poco melancólica de que se vayan, me gusta que vivamos los cuatro. Con Laura los vamos a extrañar.
Me agarra la punta de la nariz jugueteando.
—Más te vale que me extrañes, Emma Ross.
—¿Acaso tú me vas a extrañar? —Alzo las cejas, desafiándolo a decirme que sí.
Bufa.
—Sí, ¿a quién más voy a atrapar camino al baño en plena madrugada? —Suelta una carcajada y comienza a hacerme cosquillas en el estómago. No logro contener la risa y trato de hacerle cosquillas a él. Nos reímos como dos niños.
—Tendré que dejarme raptar por otra persona —gruño. Kai entorna los ojos y luego sigue riendo.
Tengo unas ganas desesperantes de besarlo, y justo cuando estoy pensando en lanzarme a sus brazos, se acerca, agarra mi cuello por detrás y me pega a su boca.
Estos besos no son nuevos, sin embargo, hay algo distinto que siento esta vez y no me creo tan preparada. No sé si es el momento antes de irse por tiempo indefinido, o quizás que lo vi un poco celoso... puede ser también que salimos juntos por primera vez. Pueden ser un sin fin de cosas... pero en este instante me siento con mil mariposas no revoloteando por mi estómago sino por todo mi cuerpo. Esto es más que atracción, esto es deseo puro que me recorre por completo.
Nuestras lenguas se entrelazan y juguetean deliciosamente. Tengo la mente con un torbellino de pensamientos que me dicen que no debería estar aquí, sino en mi cama... pero mi cerebro esta noche no tienen ningún tipo de poder, porque el corazón y la electricidad en mis piernas demandan más de Kai.
¿Y como voy a negarle a mi cuerpo... a él?
—He pensado toda la puta noche en este vestido —murmura contra mis labios—, pensaba en...—Comienza avanzar con su mano por debajo de mi vestido—, en llegar así a tus bragas. —Envuelvo los brazos al rededor de su cuello para no desfallecer con la sensación de sus dedos jugueteando en el borde de mis bragas—. Y...después...—Las corre a un lado y su dedo juguetea por mi sexo, tocando suavemente... sube unos centímetros y roza mi clítoris, provocándome un destello de corriente—. Oh... después cuando vuelva, te quiero solo para mí —agrega, de la nada. Es como si soltara una bomba en mi alma.
—Ah, ¿sí? —jadeo.
—Sí, ¿algún problema con eso? —pregunta, fingiendo seriedad.
—Mmm... no lo sé, ¿y si me gusta otra persona?
—Lo voy a eliminar de la faz de la tierra.
Reprimo la sonrisa.
Este chico me quita la respiración.
—¿Algo que decir? —Susurra en mi oído, con un tinte picarón en su voz. Su mano sigue jugando por debajo de mi vestido. Tiene los dedos fríos, aunque no sé si es por eso que me estremezco o porque simplemente él me está tocando. Cada vez que lo ha hecho ha sido como subirme a la montaña rusa más rápida y temerosa del planeta. Lo disfruto y no quiero que se acabe, pero justo antes de subirme... me da miedo. Y el miedo es porque siento más de lo que debería y no estoy cuidando mi corazón.
Pasa por encima de mis bragas y llega a mi abdomen.
—Respóndeme —pide.
—No tengo ningún problema con eso.
—¿Y con esto? —Baja nuevamente e inevitablemente el hormigueo invade mi cuerpo. Quiero que me toque más, que ya no puedo aguantar. Sus manos arrastran las bragas bruscamente.
—Tampoco —digo con el aire faltándome. Me gira y quedo boca abajo. Sus manos rodean mi trasero desnudo y sus labios húmedos exploran toda la zona. Besa y da mordiscos. Esto no lo había hecho antes y se me hace extraño, aunque asombrosamente excitante. Amasa mis nalgas y tengo las sabanas agarradas con mis manos. Gemidos se escapan de mi boca cuando su lengua juega lo suficiente como para saborear mi entrada. Intento girarme porque no doy más y lo quiero a él dentro de mí, sin embargo, me lo impide con una sonrisa traviesa y niega pausadamente con la cabeza en el mismo instante en que su dedo se introduce lento en mi cuerpo hasta el fondo.
Boto el aire y me cuesta respirar. Saca el dedo y lo introduce de nuevo. Sus besos avanzan por mi espalda a medida que su mano se mueve adentro y hacia afuera.
—Kai —susurro apenas. Estoy jadeando—. Quiero...
—¿Qué quieres? —Aumenta la velocidad y el mundo me da vueltas. Tampoco sé cómo decirle que lo quiero arriba mío, y él sabe que las palabras no me salen, porque detiene un momento todos los movimientos y sus ojos me queman mientras habla—. Si me lo pides, lo hago.
Cierro los ojos, tratando de ordenar mis pensamientos. El libro de Sofía aparece en mi mente y un escenario bastante parecido. Si me quedo callada con lo que quiero, la única que perderá soy yo.
Pongo las manos sobre el colchón y me incorporo para sentarme. Me giro y quedo frente a él. Desabotono su pantalón ante su mirada seductora. Sus labios hinchados y esos ojos verdes que atraparían a cualquiera. La perfección de sus facciones se ve acentuada con su cara de deseo y el cabello desordenado. Se saca la camisa y camiseta, y se pone de pie para bajarse los pantalones. Su miembro queda expuesto, duro y listo para mí.
Difícilmente me podría controlar con él, así de confiado y seguro.
Se sube encima de mí y su mano vuelve a bajar velozmente hasta la entrada de mi sexo. Le atrapo la mano.
—¿Ya quieres que te folle? —pregunta, rozando la punta de su miembro erecto por mi entrada. Me da un escalofrío que no puedo ocultar, sus palabras me lanzan a la hoguera. Alcanza un preservativo de la mesita de noche.
—¿Por qué te estás demorando tanto? —pregunto. Sonríe y me atrapa la boca con su lengua entrando como una ola y se acomoda entre mis piernas para entrar sin ningún tipo de cuidado.
—Porque quería tenerte así de mojada. —Cierra los ojos y se muerde el labio inferior cuando me penetra.
Sus embestidas son lentas. Sale por completo y entra hasta el fondo. Lo miro disfrutando, con su boca semi abierta, sintiendo todo de mí.
Cada vez que entra, la excitación se expande por todo mi ser... y me deja apenas recuperarme cuando embiste de nuevo. Gimo en su boca, envuelvo mis piernas a su al rededor. Él no deja de mirarme y yo tampoco puedo, estoy hipnotizada con él y sus movimientos.
Toma mis manos y me ayuda a incorporarme para sentarme sobre él, pero son sus brazos firmes que me envuelven, los que guían mis movimientos.
No puedo aguantar más y aunque me gustaría estar toda la noche con él besándome y sintiendo cada parte de su cuerpo junto al mío, no podría.
Mis gemidos en su boca se intensifican, se hacen más profundos y constantes. Entierro mis uñas en su espalda y mi cuerpo se arquea en el momento en que alcanzo el clímax. Su frente se apoya entre mis pechos y sé que él también ha terminado porque se queda quieto, acompasando su respiración con la mía.
Media hora más tarde, seguimos desnudos en la cama, recuperándonos de lo sucedido y hablando de su viaje.
—¿Cómo te sientes? —pregunto, cogiendo su mano. Nos quedamos con ambas manos semi extendidas y él comienza a acariciar la mía. Imito sus movimientos, el roce de la piel es relajante.
—Mmm... ahora bien. Mañana llegará el golpe de realidad.
—¿Qué harás con los estudios?
—Los seguiré online. Si presento pruebas reales del por qué me voy del país, no me harán ningún problema. Así que lo bueno es que seguiré estudiando. Diego está hasta la mierda con eso, imposible seguir estudiando arquitectura online.
Resoplo... tiene toda la razón.
—¿Parará los estudios?
—Sí, por un semestre y luego... bueno ahí se irá viendo. —Se aclara la garganta y se remueve algo incómodo. Sino fuese porque sigue acariciando mi mano, hubiese pensado que quería que me fuera.
—¿Cómo ves a Diego?
—Mal, mal por lo que sucede con mi abuelo y por dejar a Laura. Ellos no son para estar separados.
—¿Por qué lo dices?
—Porque desde que llegué, no los he visto separados más que por las horas de clases. Y que sé que de todas formas se ven en los tiempos libres porque van en la misma universidad.
—Laura está con tragedia.
—¿Y tú?
Trago saliva.
—¿Y yo qué?
—¿No estás con tragedia porque nos vamos?
—¿Porque te vas tú?
Sonríe.
—Sí, porque me voy yo.
—Mmm... estaré triste un par de días. Habrá mucho silencio en la casa —susurro. Me da un golpecito en el hombro.
—Yo sí voy a extrañar esto —suelta de repente.
—¿A qué te refieres exactamente? —La verdad es que esta pregunta la suelto sin pensar, porque lo que quiero decir es: ¿somos algo? ¿algún día podríamos ser algo?
—A tirar contigo. Es que me encanta... ¿Te habían dicho lo sexy que te ves arriba?
Ruedo los ojos y estoy segura de que me puse fucsia. Me tapo la cara y Kai ríe a mi lado tratando de sacarme las manos. Aunque la decepción se instala en mi mente. Es un golpe a la realidad, ya que esto somos: dos amigos que tienen sexo.
—Estás loco.
No deja de reír. Y a pesar de que no era la respuesta que esperaba, por otra parte estoy encantada con escucharlo así... tan relajado y solo conmigo.
—Perdón... pero lo digo en serio.
—Sí, sí... claro.
Nos reímos y luego nos quedamos en un silencio cómodo. Estoy distraída por la sombra de las hojas que se marcan en el techo y que se mueven lentamente por el viento. Tengo sueño y comienzo a sentarme.
—¿Qué haces?
—Me dio sueño —murmuro.
—Quédate aquí. Ven —Me coge del brazo y me acomoda junto a su cuerpo. Es una perfecta cucharita y acabo de decidir que es mi lugar favorito en el mundo.
Me estremezco del frío y Kai me tapa con las mantas hasta el cuello. Debería abrigarme, aunque no quiero porque estoy enredada en su cuerpo. No sé qué hora es, pero estoy agotadísima y no logro mantener los ojos abiertos todo el tiempo. Me acurruco y Kai me abraza por la espalda. Estira el brazo y apaga la lámpara.
—Buenas noches Emma —susurra en mi oído.
—Buenas noches —susurro.
—Emma...
—Dime...
—Gracias por dormir conmigo, creo que de otra forma no podría dormir hoy.
Busco su mano en la oscuridad y la envuelvo con la mía.
Despierto porque Kai se da vuelta y me destapa por completo. Quedo en pelotas iluminada por los escasos rayos de sol que entran por la ventana y que no calentarían ni aunque me llegara todo el día. Agarro uno de los bordes de la frazada y la tiro, como no logro moverla porque Kai la tiene firme, enredada. Tiro más fuerte.
Nada.
La agarro con las dos manos y tiro más fuerte. No sé en qué momento Kai dejó ir el brazo con el que hacía presión y también se movió, dejando la frazada libre y yo tirando con fuerza.
Pésima decisión porque con media frazada me voy al piso con un sonido seco, y aunque alcanzo a poner las manos, de todas formas todo mi cuerpo está tocando el suelo.
Por el borde del colchón se asoma Kai medio dormido y sin entender qué acaba de suceder. Cuando entiende lo que sucedió comienza a reirse. Me quita la manta.ºq Se ve hermoso con el aspecto de recién despertando. Sus ojitos aún están algo achinados.
—¿Se puede saber qué haces en el suelo?
—Estoy cómoda aquí.
Estira su mano hacia mí y me ayuda a volver a la cama, junto a él. Ya ni me molesto en ocultar el rojo de mi cara. Cierra los ojos apenas me subo y aun así, deja escapar una risitas.
—Lo siento si fui un idiota ayer —confiesa, sin abrir los ojos—. No quería que te fueras con alguien más. Y no supe... no supe cómo reaccionar a eso.
—¿A los celos?
Emite un gruñido y mira su reloj. Quiero preguntarle qué significa todo esto si es que significa algo.
—Mierda, debemos irnos en media hora —exclama, destapándonos y saliendo de un salto de la cama.
Salgo volando de la habitación para ir a ducharme y apenas quedo fuera de la puerta de Kai, el pasillo que lleva a la mía, se me hace vergonzoso. Escucho las voces de Diego y Laura tomando desayuno y no hay forma de que no me vean.
—¡No me digan nada! —Paso corriendo.
Solo escucho sus risas.
—¡Ya tenemos que irnos! —grita Laura.
En 30 minutos nos encontramos todos en la sala. Diego y Kai llevan maletas grandes y con Laura nos miramos como si nos hubiésemos dado cuenta en el mismo momento lo que eso significaba.
—Hola Feña —saluda Laura, apenas abre la puerta. Con todo el ajetreo olvidé completamente a Feña.
Rayos.
—Hola Laurita, ¿está el amor de mi vida por aquí?
—¡Aquí estoy! —grito y voy corriendo hacia él. Me detengo en el aire cuando veo que no está solo, sino que Luca se encuentra junto a él, hablando por celular. Kai se gira y me mira, sin entender qué sucede—. Hola Feñita mi amor.
Feña señala a Luca, que sigue distraído.
—¿Es este el chico? —pregunta en un susurro que por supuesto todos oímos. Y luego agrega una exclamación silenciosa de: dios mío que guapo está.
Luca se gira.
—¡Hola! ¿vas de viaje? —me pregunta, guardando su celular en la chaqueta.
—¡Hola... Luca! —Los recuerdos de nuestro beso de juego me pone más nerviosa de lo que esperaba—. No... solo voy a dejar a los chicos. —Kai sigue su camino y Diego lo sigue.
—Te presento a Laura.
—Luca, tu nuevo vecino.
—¿Vecino? —Diego se gira, con más curiosidad de lo normal.
—Sí, viviré aquí —Señala la puerta frente a la nuestra.
—Me dijeron que ese departamento lleva años desocupado —murmura Laura.
Lucas se rasca la nuca.
—Tres años.
—Debemos irnos —Kai sube al ascensor y aprieta el botón del piso 1—, ¿vienen?
—¡No nos dejes abajo pesado! —Laura se va corriendo.
—Nos vemos a la vuelta.
Luca me cierra el ojo y Feña a sus espaldas me sube y baja las cejas y empieza a dar besitos silenciosos al aire.
—¡Ya hablaré contigo! —Le doy un besito a Feña en la mejilla y corro al ascensor.
Las puertas se cierran.
—No sabía que el nuevo vecino llegaba hoy —me dice Laura.
—Sí, Feña lo pudo ayudar hoy mismo.
Nos bajamos del ascensor y apenas salimos del edificio, la misma chica de ayer aparece junto al transfer que no llevará al aeropuerto.
Alza la mano.
—¡Kai!
—¿Y esta sorpresa? —pregunta él, confundido.
—Me vine a despedir y a contarte una excelente noticia.
Me subo al coche, pero la puerta está abierta y oigo la excelente noticia.
—¡Me voy a Alemania a estudiar por un mes!
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Hoooola mis bbys <3 Este capítulo va especialmente dedicado a las preciositas: VanTTGirl y a iiamariadnaabitch Las amo mucho por leerme <3
Ayyyy, cuéntenme!! les gustó el capítulo? Si quieres que te dedique el próximo capítulo coméntame en este <3
Les gustaría que narrara alguien más? quién?
¿Creen que Kai siente algo?
¿Y... Luca se interpondrá en eso o solo serán muy buenos amigos?
¡Quiero saber qué quieren que suceda! jiji
Besos amores,
Nos vemos semana por medio. Muak!
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