23. Sin querer queriendo
Hoy te siento más cerquita, quizá
Esta noche esá oscurita de más
Te hizo falta compañía, ¿verdad?
Y yo te vine a buscar
Emma
De entre todas las posibilidades que el día ofrecía, ese momento resultaba completamente impredecible. Varias horas después del encuentro en el pasillo, aún no podía asimilar lo que había sucedido. Tenía razón; no estaba preparada para lo que sentiría al ver a Kai. Me revolvió por completo y me puso nerviosa de inmediato. La presencia de ese chico irradiaba seguridad y sensualidad por cada poro de su ser.
Las siguientes horas transcurrieron entre una extraña mezcla de felicidad y melancolía. Apenas habían pasado días desde la partida del abuelo, y las miradas entre Diego y Kai oscilaban entre momentos de tristeza y sonrisas forzadas. Estuvimos los cuatro en la cocina, compartiendo el desayuno y conversando principalmente sobre las hazañas juveniles del abuelo.
Cuando Diego y Laura se pusieron de pie para retirarse a la habitación, un silencio se apoderó del lugar, solo interrumpido por el sonido de las patitas de Zanahoria moviéndose de un lado a otro. Su partida nos dejaba a solas a Kai y a mí.
—Lo siento, chicos, pero necesito a Diego en mi habitación ahora mismo. —Diego se encogió de hombros y la siguió por el pasillo.
Cuando los perdí de vista, me giré hacia Kai.
—¿Por qué estás tan nerviosa? —preguntó, tambaleando los dedos sobre la mesa.
—¿Yo? —Fruncí el ceño. Aunque iba a negarlo hasta el final, la verdad es que me tenía con los nervios de punta. Además, haber visto a Luca con Frani me había roto un poquito el corazón. No me sentía bien.
—Sí.
—No estoy nerviosa, solo que es extraño tenerte aquí. —Me llevé a la boca una cucharada de cereal con leche.
—A mí me parece de lo más normal —dijo sonriendo—. Aunque tú estás muy extraña.
¿Cómo le explico que me ha dicho demasiadas cosas por teléfono como para no desesperarme ante su presencia? Y un punto más importante, ¿cómo le explico que hay otro chico?
Me aclaré la garganta.
—¿Por qué sientes que estoy extraña?
—¿Estás así porque te dije que me gustabas?
Me quedé con la cuchara a medio camino y la volví a dejar en el plato lentamente. Tenía ganas desesperantes de quitarme el sweater. Hacía calor. Los tiempos de sequía se acercaban al límite de volverme loca. Unos días más y me acercaba a ser Santa Emma.
Creo que mi silencio fue demasiado largo.
—Emma, voy a ser sincero contigo. ¿Puedo?
—Obvio que puedes.
Llevó un codo a la mesa y apoyó su cabeza en la mano. Me quedó observando con la cabeza ladeada.
—No he podido dejar de pensar en ti. —Se puso de pie y caminó hasta el refrigerador para sacar una bebida—. Es extraño porque toda la vida me he pasado pensando que no era capaz de tener sentimientos profundos. No digo que sea el chico malo sin corazón, pero pensé que era más de sentimientos de corta duración. Siempre todo lo que he sentido se me ha pasado, más rápido de lo que asumo es normal. Cuando me fui a Alemania, ya pensaba mucho en ti, y he vuelto meses después y... sigo pensando igual o más. Las preguntas me arruinaron. —Acercó sus dedos fríos por la bebida y acarició mi mentón de forma cariñosa. Cogí sus dedos entre los míos.
Era una declaración de amor de Kai Ragni. Mi corazón dio un salto, corrió por toda la cocina y volvió alborotado. Había logrado lo que deseé durante tanto tiempo: Kai sentía cosas reales por mí. ¿Y si eso era lo que estaba destinado a suceder, por eso llegó justo en el momento en que apareció Frani en la casa de Luca?
—¿Te sientes arruinado? —pregunté riendo.
—Un poco. Anhelo la libertad de no estar así por alguien, y a la vez, he disfrutado sentir esto. —Llevó mis dedos a su corazón—. No sé si lo sientes más fuerte de lo normal. Yo siento que se me va a salir.
Se me pusieron los ojos llorosos. Sus palabras removieron todo lo que pensé ya tenía más ordenado en mi mente.
—Kai, yo...—Las palabras se atascaron en mi garganta. Quería acostarme con él, así de simple. Deseaba sus besos avanzando por mi piel, sus manos tocando todo y él encima mío. Pero no me sentía tan segura de sentir lo mismo por él.
Se puso de pie y acercó su cara lentamente a mi oído.
—Quiero follarte —dijo en voz baja. Se quedó de pie a mis espaldas, y una de sus manos bajó lentamente por mi cuello, avanzando bajo mi pijama y provocando sensaciones que extrañaba. Tocó con su dedo índice la punta de mi pezón, y me estremecí por completo.
Cerré los ojos y me sentí levemente mareada del placer, solo con ese contacto. Me puse de pie justo en el momento en que oímos a Laura salir de la habitación mientras hablaba por teléfono.
—Deberías descansar. —Toqué la mejilla de Kai, él asintió y volvió a darme un beso corto.
Me fui a mi habitación sintiendo las piernas debilitadas. Cerré la puerta.
Dios mío, soy la persona más débil de la existencia.
Me lancé a la cama con una mano en mi entrepierna.
Tocaron la puerta y me sobresalté. Laura entró antes de que yo dijera algo.
—¿Por qué estás como estrella de mar en la cama?
—¿Me puedes tomar en brazos y meterme en una tina con hielo? No me quiero mover o me voy a incinerar aquí mismo.
Se echó a reír.
—¿Y por qué no...? —La quedé mirando seria y alzó las cejas, como si lo entendiese todo—. Es Luca.
—Creo que me enamoré del estúpido vecino —confirmé y luego cerré los ojos—. A propósito, ¿te conté que está con su ex en su departamento?
—¡Noo!
—Y Kai se me declaró.
—¡Noo!
Resoplé.
—Necesito más respuestas de tu parte, Lau. No me estás ayudando en nada.
Tenía una mano en la boca.
—Mierda... ¿Kai se enamoró?
—No lo sé...
—¿Y tú enamorada del vecino?
—Sí...
—¿Y el vecino de su ex?
Me puse una almohada en la cara y di un grito de desesperación.
—No lo sé.
—Emma, si Luca rompió con ella... lo hizo hace solo unos días. No es sano que ustedes tengan algo tan pronto. ¿Y si realmente sigue enamorado de ella?
Suspiré y miré el techo.
—Hola Dios, no quiero ser una de tus guerreras. Dale tus batallas a alguien no tan idiota como yo. Gracias.
—Te venía a decir que los chicos quieren ir hoy a una fiesta.
—¿Fiesta?
—Quieren ver a sus amigos en un contexto en el que no les pregunten por su abuelo.
—No puedo ir.
—Tienes que ir Lau, vivimos juntos y ellos acaban de llegar.
—Pero no me dejes beber porque entonces dormiré con él.
—No sé para qué me dices eso si después no me haces caso.
Solté una risita.
—Siempre te hago caso.
—Mentira, Emma. Te dije que Kai no era para ti y ahora que ya no te gusta, tú le gustas. Después te dije que cuidado con el vecino... y allí está con su ex.
—En la salida hay un libro de quejas. Allí por favor.
Se echó a reír y me dio un beso en la frente.
—Te dejo, cualquier cosa me envías un mensaje. ¿Hoy no tienes clases?
—Sí, pero en la tarde. La de la mañana las cancelaron, porque Dios me quiere enfrentar a momentos épicos y canceló las clases para que yo estuviese de pie en la mitad del pasillo con Luca en un lado y Kai en el otro.
—Diosito no te quiere. —Se encogió de hombros—. Yo sí te quiero.
—O quizás me quiere enseñar cosas que no quiero aprender.
Laura miró al techo.
—No quiero que se evapore mi amiga, ¿puedes dejarla libre de tus pruebas por hoy? —Me miró a mí—. Yo soy de sus favoritas así que me escuchará.
—Gracias, igual podrías haber pedido antes por mí —murmuré—. ¡Ah! —Laura se giró antes de cerrar la puerta—. ¿Puedes bajarle el volumen a tus... encuentros con Diego? Estoy en la habitación de al lado. Y es una situación crítica, gracias.
—Ponte audífonos. —Cerró la puerta.
Cogí mi celular que había dejado en la habitación cuando llegaron Diego y Kai. No quería ver el mensaje de Luca diciéndome que había vuelto con su ex así que no lo cogí por horas, pero apenas Lau se fue, decidí que era momento de enfrentarme a la verdad. Tenía un mensaje de Luca.
Luca: Frani sigue siendo mi ex novia, yo no le dije que viniera. Gracias por cuidar a Ron :)
Me quedé con la respiración medio cortada. Era un mensaje demasiado frío.
Emma: Perdón por lo de la mañana, fue un poco incómodo. No pensé que me saludaría así.
Luca: Bueno, eso era lo que querías, ¿no?
Ahogué un sonido de impresión.
Emma: Tú te molestas porque me dan un beso de un segundo, y en cambio yo fui expulsada de tu casa por tu ex.
Luca: Yo a ella no le he dado ningún beso. Pero parece que con Kai ya son novios. ¡Felicidades! Me podrías haber avisado antes.
Emma: No es mi novio, no te pases. Frani se veía muy cómoda en el departamento cuando llegó Kai.
Luca: ¿Puedes venir a devolverme las llaves?
Emma: ¿Para entregárselas a tu novia que no es tu novia?
Luca: ¿Te importa?
Oh... maldito idiota le voy a pegar.
Emma: Cuando vaya a clases te las paso a dejar.
Luca: Ok :)
Emma: :)
Tomé aire profundamente. Tenía ganas de golpearlo, y con esas ganas me alisté para ir a clases. Cogí las malditas llaves y toqué su timbre. Ensayando la sonrisa si aparecía Frani en ropa interior abriendo la puerta. Abrió él, con el pelo húmedo y desordenado. Un pantalón y sin... nada arriba. Tragué grueso.
—Hola. Tengo un sweater rosa aquí, ¿es tuyo?
—¿No le preguntaste primero a tu novia?
Rodó los ojos.
—Que no es mi novia. Pero bueno, asumo que no es tuyo.
—Dejé churus arriba del microondas.
—Gracias. Me voy a entrar antes de ver otra escena acá en el pasillo. ¿Me pasas las llaves?
—Y yo me voy antes de que aparezca tu chica.
—¿Por qué? ¿Te pones celosa? ¿Qué diría Kai?
—¿Te importa lo que opine él?
—No me podría importar menos.
Estiré la mano con las llaves colgando en uno de mis dedos, él las cogió pero no me las sacó. Nos quedamos observando un segundo, dos segundos, y al tercer segundo nos lanzamos a nuestras bocas. Era un beso enojado, furioso y maravilloso. Un beso que me hizo temblar. Su lengua entró suavemente a mi boca y se envolvió exquisitamente con la mía. Me cogió de la cintura y me jaló a su departamento. Cerró la puerta y me acorraló contra ella. Con ambas palmas de sus manos a los costados de mi cabeza. Me quedó observando con los labios brillantes por nuestros besos. Se acercó a mi boca y luego retrocedió. Cogí su cara.
—¿Qué quieres? —preguntó serio observando mis labios.
—Que me beses.
Sonrió y se mordió el labio inferior.
—¿Y quieres algo más?
Su pregunta me quitó la respiración. Quería... muchas cosas más.
—Solo que me beses.
Me besó la comisura de los labios y comenzó a darme besos dispersos por mi cuello y mi oreja. Me estremecí cada vez que la punta de su lengua rozaba mi piel. Cuando sentí que me estaba derritiendo en el lugar, caí en cuenta que debía irme a clases.
—Tengo clases.
Se alejó con las manos en alto y luego como pensándolo mejor volvió a darme un beso que no pude evitar. No sé cuántos minutos estuvimos besándonos como si no pudiésemos despegarnos, pero ya no aguantaba más las ganas de tenerlo desnudo sobre mí. Así que lo alejé.
—Tengo... tengo que irme —dije con la respiración entre cortada. Y abrí la puerta y huí. Una cobarde.
Llegué veinte minutos tarde a la clase y eso era algo que no me permitía nunca. Primero, porque me gustaba sentarme adelante y lo otro porque no quería darle tema a las arpías venenosas.
—Señorita Ross, veinte minutos tarde. Pase, adelante. Si no fuera de las mejores calificaciones la habría dejado afuera —dijo el profesor apenas abrí la puerta.
Sentí como mis mejillas se coloreaban. Lo bueno es que mis amigas estaban en segunda fila y me habían guardado un lugar.
—Gracias bebes —susurré.
—¿Pasó algo? Nunca llegas tarde. —Susurró Olga.
Cogí su cuaderno y escribí: Llegó Kai. Y llegó Luca. Besé a Luca. Y pienso que me follaré a los dos.
Estaba al borde de la hiperventilación y no pude resistir contárselo en el receso. Les deslicé el cuaderno a ambas.
—¿¡Qué!? —Olga pegó un salto que asustó a Casey, quien con el brazo terminó lanzando el cuaderno lejos, específicamente a los pies del profesor.
—¿Pero qué les pasa? —El profesor cogió el cuaderno ofuscado, y yo comencé poco a poco a enterrarme en el asiento.
—¡No lo lea! —Casey se puso de pie, camino a quitarle el cuaderno, mientras yo trataba de desaparecer y calculaba cuánto me demoraría en salir por la puerta. Todo sucedía en cámara lenta.
—Señor Roj, venga aquí. —Pedro se levantó confundido de su asiento y recibió el cuaderno que el profesor le pasó—. Lea lo que dice. Si se van a comportar como si estuviesen en la secundaria, entonces yo también.
Tragué saliva, sudando frío.
Pedro leyó en silencio y apretó los labios, reprimiendo la risa.
—¿De verdad tengo que leerlo?
—Si no lo lees, te voy a restar cinco puntos en...
Casey dio otro paso adelante.
—Yo lo leo... yo...
Pedro se aclaró la garganta y comenzó a leer:
—Llegó Kai. Y llegó Luca. Besé a Luca. Y pienso que me foll...es decir, y pienso que bailaré con los dos.
En ese momento me sentí como el ser humano más miserable del lugar, ciudad, mundo. Me podrían haber sacado una foto de ese momento: tenía la boca abierta, y me encontraba quieta sin poder respirar ni moverme. Congelada.
Todos se rieron a carcajadas. Se había entendido claramente a qué se refería con bailar. La mayoría no sabía de quién era el cuaderno, pero los que sabían de la existencia de Kai, sí.
—Muy bien. Espero que eso no le quite tiempo y preocupación de sus estudios. A cualquiera de las tres que lo haya escrito. —Palmeó las palmas y todos se silenciaron—. Podemos seguir con la clase.
La clase fue una especie de infierno para mí. No solo porque habían leído mis más profundos sentimientos en voz alta. Sino que había un grupo de idiotas que me iban a hacer la vida imposible por eso. Me imaginaba a Georgina ardiendo de odio y mi vida en la universidad siendo más miserable de lo que era. Yo, desde que había hablado con Cris de Kai, Georgina se había calmado. Ya podía despedirme de la calma.
Número desconocido: ¿Cómo eres tan idiota?
Entorné los ojos; ya sabía que era idiota por escribir algo así en un papel, ¿pero por qué tenía que decírmelo alguien que ni siquiera conocía?
Emma: ¿Me vas a decir ya quién eres?
Número desconocido: No. Y no te vayas a pasear por ahí con Kai.
Emma: ???
¿Por qué no podía andar con el chico que me gustaba? O bueno... uno de los chicos que me gustaba. Todo para no desesperar a la reina de la carrera y que luego no me hiciera la vida a cuadritos. No podía seguir así cuatro años más. Eso tenía que parar, y lo iba a hacer no ocultándome y yendo a la fiesta con Kai. No podía dejarme intimidar así.
Número desconocido: Es el mejor consejo que te puedo dar...
Al mismo tiempo, me llegó la notificación de un nuevo capítulo de Samuel. Tragué saliva y la sangre comenzó a hervir de inmediato.
En el receso que tuvimos, me alejé con Casey y Olga y les conté con detalle los últimos tres días. Probablemente seguía roja de la vergüenza y me planteé no quedarme a la última clase sino huir. De todas formas parece que llevaba huyendo todo el día.
—¡Esta clase es importante! No te vayas. Además, si escapas, será una victoria para Georgina, Rachel y todo ese grupo. ¿Les ha pasado que sienten que se multiplican?
—Sí... —Olga le dio un empujoncito a Casey—. ¿Podemos volver a lo importante?
Resoplé.
—Lo importante. No quiero volver a ese departamento.
Ambas rodaron los ojos al mismo tiempo.
—Yo creo que necesitas tiempo para tener un poco de perspectiva. Quizás Luca ahora te guste un poco más porque han estado muy juntitos todo el tiempo. —Casey juntó sus dedos índices frente a nosotras—. ¿Pero te gusta tanto como te gustaba Kai cuando te fuiste?
—Mmm... Kai me tenía obsesionada, tanto que me metí en el proyecto de Michell. Quería que yo le gustara...
—Y ahora le gustas.
Cerré los ojos un instante. ¿De verdad le gustaba a Kai Ragni?
Llegué a casa agotada mentalmente con ganas de lanzarme a la cama y despertar en tres meses más. Aunque creo que ni aunque lo hubiese intentado lo habría logrado porque mi corazón no bajaba su nivel de latidos desde la mañana.
Lo bueno es que no me encontré ni a Luca ni a nadie más. Llegué a mi pieza en silencio. El que aproveché para leer el capítulo de Samuel que no ayudó en nada a mi sanidad mental. Amarras, besos intensos, lenguas recorriendo muslos, embestidas en el sillón...
Tragué saliva y apreté los labios fuerte mientras analizaba lo que acababa de leer. Si la incineración instantánea de una persona existiera. Habría sucedido allí mismo.
Luca: ¿Podemos hablar?
Golpearon fuertemente la puerta y mi celular voló lejos.
—¡Mierda!
—¡Qué te pasó! —Laura abrió preocupada, y tras ella venían Diego y Kai.
—¿Por qué?
—Tienes una mano en el corazón, estás roja y tu celular está en la otra esquina de la habitación.
Diego se acercó a recogerlo, pero fui más rápida que él. Lo alcé y me reí.
—Me salió un video de esos en los que de repente aparece una araña y no te lo esperabas. Me asusté. Le diré a Casey que no me mande más de esos videos porque...
—¿Puedes respirar? Estás como hiperventilada y la voz te sale como un pito. —Laura susurró para que los demás no se enteraran.
Me aclaré la garganta.
—¿Y por qué están todos aquí? —Dios, la voz me seguía saliendo aguda. Kai me observaba confundido. Era alucinante. Se veía de dos metros y eso me encantaba.
—Vinimos a buscarte —respondió Kai.
—¿Te acuerdas que íbamos a una fiesta?
—Acabo de llegar, soy un desastre.
Laura resopló.
—Sí, seguro. Amiga, tú eres la que con una bolsa de basura te verías hermosa. —Mis ojos se pusieron llorosos y Laura me abrazó—. ¿Por qué estás tan sensible? —preguntó en voz bajita—. ¡Le daremos treinta minutos señoras y señores! ¡Chu, chu! Salgan chicos, que tenemos que ver qué se pondrá.
—Estaremos bebiendo cerveza.
Cuando los dos desaparecieron de vista, Laura enarcó una ceja.
—Lo besé —solté de golpe. Parecía que tenía atragantada la noticia.
—¿A Kai?
—No.
—¿A Luca? Dime por Dios que me estoy desesperando. —Me agarró de los hombros y me meció.
—Sí, a Luca. Hoy antes de ir a clases. ¿Estoy loca?
Se llevó la mano a la boca.
—¿Fue un beso en serio?
—Muy en serio... creo que sí.
Señaló la puerta y dijo cosas en silencio que no entendí.
—¿Y Kai?
—¡Que estoy confundidaaaaa!
—Bueno, eres joven y hermosa. Te puedes dar el lujo de tener dudas. Una fiesta es una buena oportunidad de analizar la situación. Música y bailes apretados. —Laura meneó las cejas.
En treinta minutos ya estaba embutida en un vestido pegado hasta la rodilla de distintos colores y con transparencia en varias zonas.
—Me veo extraña.
—Te ves como una bomba. Yo me tendré que cambiar porque parezco tu hermana pequeña, o la amiga fea.
Solté una carcajada.
—Te ves hermosa así, pero si quieres ponerte un vestido, mi mamá me regaló uno que no he usado y creo que a ti se te verá espectacular.
Salimos de la habitación y los chicos que nos esperaban quedaron en silencio cuando aparecimos en la sala.
—¿A propósito a qué fiesta vamos? —pregunté.
—A una que nos dijeron estarían todos.
¿Todos? ¿Quiénes son todos?
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Hola bbsss <3
Les gustó este capítulo?????
Estaré viendo todos sus comentarios jiji
Siento que pasaron muchas cosas en un capítulo.
No me aguanto de decirles que en el prox capítulo... suceden cosas jejeje
#Team Luca
#Team Kai
#Team la vida es corta que se quede con los dos
(si quieres que te dedique el próximo capítulo, escogeré entre quienes me comenten jiji)
Muackkkkk
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