12. Mientras me curo del cora
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Otra vibra, otro ambiente
Hoy estoy en menos veinte
Pero me recargo de mi gente
Kai
El único sonido que se interponía entre todos nosotros, era esa estúpida máquina conectada a mi abuelo, y a ratos el pie de Diego, que golpeaba el suelo como si estuviera siguiendo el ritmo de alguna canción rápida. De la nada dejaba de hacerlo... para luego volver a la carga de desesperarme.
No se qué sonido era más terrible. Prefería en ese momento estar en silencio, que en un hospital es inexistente.
10 segundos.
5 segundos.
Y Diego comenzó el incansable movimiento de pierna una vez más.
—Déjalo —dije hastiado.
—¿Qué cosa?
Señalé su pierna.
—El puto movimiento que haces. Me tienes estresado.
—¿Por qué no te vas? Es mi turno de cuid...
—No quiero —contesté molesto. Diego me miró sin entender.
—¿Se puede saber qué te pasa?
Señalé la habitación.
—Que esto es una mierda.
—Eso lo sabemos desde hace semanas, ¿qué hay de nuevo hoy? Porque hasta hoy estabas casi normal.
Solté una carcajada.
—Que llevo sin coger desde que viajamos.
Diego me quedó mirando con cara de decepción y luego resopló.
—Te entiendo. Pero... yo sí tengo razones, mi novia está al otro extremo del mundo. ¿Cuál es tu razón?
Hice una mueca.
—Cuidar a mi abuelo enfermo me seca el alma.
—Eh, ¿no estarás siendo un poco duro echándome la culpa? —Mi abuelo levantó la mano apenas y habló lento, aunque se hizo escuchar. Soltó una tos horrible.
Diego me miró aterrado. Lo que era un poco gracioso porque a pesar de lo mucho que amábamos a mi abuelo, toda la vida le tuvimos miedo. Incluso allí estando en una cama de hospital esperando morir. Karl Ragni se hizo respetar toda su vida con sus hijos y nietos, siendo una figura muy dura, sin embargo, también cálida.
Si cometíamos un error, podía hacernos llorar con tan solo unas palabras de decepción; y si necesitábamos a alguien, él siempre estuvo. Incluso las veces que llevé chicas a su casa y él me ayudó a ocultárselo a mi abuela. Por eso estábamos sus dos nietos allí, nosotros seríamos lo que él fue para sus nietos.
Amaba a mi abuelo.
—Solo bromeaba —respondí malhumorado.
—¿Crees que llegué así de viejo siendo un estúpido?
Me puse de pie para que me pudiese ver y me acerqué a su cama.
—Creo que tus horas de reclamar por todo se terminaron hace... —Miré mi reloj—, cinco horas cuando criticaste la comida como si te hubiesen dado una de perro.
—Estaba asquerosa, estos imbéciles creen que porque uno se está muriendo pierde el gusto. —Alzó las manos—. Yo lo tengo y lo tendré hasta el final de mis días. ¿Y por qué estás aquí? ¿Berlín se te hizo pequeño? ¿Te cogiste todas las chicas que pudiste?
Resoplé.
—No cambias.
—¿A mí me vas a hacer cambiar? —Mi abuelo soltó una risa amarga y con demasiada dificultad como para acompañarlo en la risa. Me quedó observando de forma crítica.
—Me quedé porque tengo que estudiar, y no sé por qué se me hace más fácil estudiar aquí.
Trasladó su mirada hacia Diego, que ya estaba de pie al lado mío.
—¿Es verdad?
—Sí —miente Diego, no he abierto la computadora en ningún momento. Más bien me mantuve en la misma posición desde que él había llegado hace aproximadamente una hora.
—Son pésimos mintiendo. —Golpeó la cama a su lado—. Siéntate y cuéntame qué te pasa. Puedo decirle a Diego que se vaya si quieres.
—¡Hey! No me voy a ir, acabo de llegar. A menos que Kai tome mi turno de hoy.
El abuelo rodó los ojos.
—Me hacen sentir como una pésima carga. Sé que lo soy, pero podrían intentar ocultarlo.
Diego soltó una risa.
—No lo eres. Si no no estaríamos aquí. No habría dejado a mi novia, recuérdalo —bromeó.
—Lo tendré en cuenta para el testamento, también tendré en cuenta que Kai estuvo depresivo cuidándome. Nunca te había visto así chico. —Arrugó la frente.
Intenté disimular, sonriendo.
—No estoy de ninguna forma. Estoy normal. Solo que no quiero estudiar y me estoy obligando a hacerlo.
Nuevamente miró a diego.
—¿Sabes qué le pasa?
—No, ni idea. No me había dado cuenta de que le pasaba algo. —Diego me quedó mirando como si estuviese examinando cada centímetro de mi cara—, ¿qué sucede?
—¡Es que no me pasa nada! —exclamé. Cuando claramente sí me pasaba algo. Resoplé y lancé una exhalación tan larga, que creo que nunca había dado antes.
—Ok, les voy a contar, pero no quiero que me digan nada.
—¿Qué tienes 10 años? Si hiciste alguna estupidez te lo voy a decir —Mi abuelo, si hubiese tenido un zapato en la mano me lo lanzaba.
—Por eso es que no quiero decirlo, sé que es una estupidez lo que hice.
—No sé si quiero oírlo —Diego arrugó la cara—, ¿qué clase de estupidez? ¿el que te lleva a la cárcel?
—No...
—¿El que hace que toda mi herencia se vaya por la basura? ¿Debes dinero?
—No. Es q
—¡Cuéntalo o me voy a morir antes de enterarme de la estupidez que has hecho!
—No me dejas contarlo —dije señalándolo. Busqué apoyo en Diego, y él se encogió de hombros. Ok, no tenía apoyo de él. La verdad nunca pensé que ese día diría algo al respecto, pero al parecer mi cara demostraba todas las preocupaciones que mi mente repasaba una y otra vez. Suspiré ampliamente decidido a soltarlo de una vez por todas. Si lo pensaba bien no era tan terrible, solo que quizás... no, con seguridad iba a hacer sufrir a alguien.
¿Y qué tanto me importaba eso?
Nada.
Casi nada.
Solo si afectaba a algunas personas que no merecían mi estupidez.
—Me estoy haciendo más viejo, si no vas a contar nada mejor vete que me desesperas.
—No tienes nada de paciencia.
—No cuando estoy muriendo.
Levanté las manos rindiéndome.
—Les voy a contar.
—Por fin, Diego pásame esa agua. Necesito líquido para escuchar esto. ¿No llevarás whisky encima?
—No, y creo que tampoco podría dártelo.
—Ah, ¿le negarías algo a alguien que está muriendo?
—¿Puedes dejar de decir eso? —dijo Diego algo molesto.
—Kai... cuando estés listo.
¿Qué estoy haciendo? ¿Tan desesperado estoy que les voy a contar a ellos? ¿O es que la muerte de mi abuelo me tiene más sensible?
—Hace algún tiempo, yo...
__
Emma
Que Kai no contestara nada más; me preocupó, me estresó, me hizo sentir insegura y mil cosas más que los chicos no deben hacerte sentir, ni yo dejar que me afecte de esa forma. Sin embargo, allí estaba yo, más afectada que nunca, mirando más el techo de lo que debería y con una lista favorita llamada: música melancólica.
Aunque tengo que decir, que esos días me los permití estar así por dos cosas más: la universidad y que la menstruación me tenía con dolores en la espalda que pretendían asesinarme.
Pero cuando vi a Luca con un gatito, todas las preocupaciones que tenía en mi vida se esfumaron y la felicidad me llenó en un instante.
—¡Le pusiste así porque es Naranjo!
—Sí, ¿te gusta?
—¿El gato o el nombre?
—El nombre. Por supuesto que el gato te gusta, no eres un monstruo. ¿O sí?
—¿Y si fuese alérgica?
—Tengo pastillas para la alergia, es todo lo que te puedo ofrecer.
—Amo las dos cosas ¿Cómo es que no te veo en unos días y ya tienes un gato?
—Estaba abandonado fuera de la universidad en una cajita con sus hermanos. Me tuve que traer uno y me encargué que todos los demás fueran adoptados también. —Lo acercó a mi cara—, ¿tiene cara de malvado o no? —Se hizo a un lado para que pasara.
—¿Qué esperas? Es un gato naranja. Esos son más malvados... pero... ¡hermosooooooooos! ¡Hola Ron!
—Es un loco. Lo amo. Nunca he tenido un gato, no sé como se cuidan.
—¿Ya le tienes arenero?
—No...
—¿Desde cuándo lo tienes?
—Desde ayer. Se hizo por toda mi cama —aclaró con cara de estrés y luego le dio un beso a Ron.
—¿Y su comida?
—Le compré, no lo rescaté para hacerlo pasar hambre, ¿quién crees que soy?
—¿Y un rascador? ¿Cama?
Dejó a Ron en el suelo y cogió la chaqueta del gancho junto a la puerta.
—No tengo nada, ¿vamos?
—Vamos. No puedo creer que tengas un hijo. ¿En qué momento pasó esto? —Tomé al gato diminuto entre mis manos y lo acerqué a mi cara—. Es lo más hermoso que he visto. Lo amo. Necesitaba ver algo así de bonito en mi vida.
—Me siento con una responsabilidad que esperaba nunca tener... y aquí estoy con un gato bebe. Ayer caminó encima de mí toda la noche. ¡Y hoy a dormido todo el día! —Me quedó mirando con una ceja alzada mientras yo tenía pegado a Ron en mi cara.
—¿Qué?
—Nada —respondió con cierto desdén.
—Dilo.
—No —rio y rodó los ojos—, ¿me acompañas?
Solté una risita y le di un besito a Ron en la frente.
—¿Qué quieres que te compre? ¿Un juguete? ¿Churu?
—¿Qué es eso?
—Es como un atún que comen los gatitos... no sé, siempre lo veo en Instagram. —Me giré para mirarlo y nos estaba apuntando con el celular.
—¿Qué haces? ¡Estoy horrible!
—No lo estás... además, lo principal de la foto es Ron Weasley.
Rodé los ojos y acurruqué a Ron que se veía soñoliento.
Luca sacó la foto y luego guardó su celular.
—¿Me le envías?
—Claro.
Dejé al gatito en una frazada que Luca le había dejado junto al sofá y caminé hacia la puerta.
—¿Te lo vas a quedar, cierto?
—Creo que si respondo otra cosa que no sea un sí, me matarías.
—No te hablaría más... conozco una tienda de mascotas por aquí cerca.
—Te sigo entonces. ¿Cómo has estado estos días?
Me encogí de hombros.
—Me he mantenido ocupada, aunque he estado un poco... extraña.
—¿Por tus compañeras?
—Un poco... aunque no me han dicho nada...me han tocado muy pocas clases con ellas. Es Kai.
—¿Qué pasa con él?
—Desapareció.
—¿Y eso te molesta?
—Mmm... sí.
—¿Por qué?
Lo quedé mirando.
—Porque lo extraño.
Alzó una ceja.
—¿Y él te extraña a ti? —Me abrió la puerta del edificio y le señalé el camino de la derecha.
—No lo sé, ese es el problema.
—Tienes dos opciones: o le preguntas directamente o dejas de preocuparte por lo que está fuera de tu control.
Sonreí. Luca a veces me parecía muy certero.
—Creo que escogeré la opción de dejar de preocuparme por lo que está fuera de mi control. ¿Tú como has estado?
Resopló.
—Estos días solo he tenido tiempo para las entregas del estudio y unos controles en la universidad.
—¿Y tu libro?
Luca se atoró en plena calle y por poco pensé que se moría allí mismo. Apoyó sus manos en las rodillas y yo no sabía si se ahogaba por la saliva o por un chicle, pero hice que levantara las mano porque algo así vi en la tele.
—Estoy bien... estoy bien. —Tenía los ojos llorosos. Se aclaró la garganta—, ¿de qué hablas? —preguntó como si un minuto atrás no estuviese con ataque de tos.
—¿A qué te refieres?
—¿Qué me preguntaste?
En mi mente apareció una sonrisa diabólica. ¿Tienes miedo de que lo haya leído?
—¿Todo este escándalo porque te pregunté por tu libro? ¿Qué escribes?
Entornó los ojos.
—¿Lo encontraste?
—No... —mentí—. Pero no entiendo por qué no lo puedo leer.
—Porque es mi secreto.
—Prometo que no... opinaré nada. Lo leeré y no comentaré nada al respecto.
Soltó una carcajada y luego fingió seriedad.
—No.
Rayos, cómo te explico que ya lo leí.
Volvimos al departamento con demasiadas compras para Ron Weasley, que a propósito se había meado en todos los lugares que pudo, incluyendo la entrada. Así que Luca que dio el primer paso, quedó con todo el zapato mojado... aunque no se dio cuenta hasta que había llegado al sofá y tenía un camino de pisadas húmedas.
—Una hora solo y ya deja un desastre.
—No le digas nada, es un bebé.
—No le diré nada, pero quizás no lo deje dormir conmigo en la cama.
—Si le haces eso, me lo llevo yo a dormir conmigo.
Luca resopló y fue por todos los implementos para continuar con la pintura. Por supuesto yo me quedé jugando con una pelotita y Ron.
—Este es el regalo de tu tía favorita. Ninguna más es tu favorita okey, van a venir 100 tías más y tú...
—¡Hey! ¿Cómo que 100? ¿Qué crees que soy? —Se sacudió el cabello y esperó mi respuesta con cara de desaprobación.
—Ya he visto como tres en una semana...
Abrió la boca para discutir y luego la cerró.
—Eres la favorita de los dos —murmuró dejándome un poco si aire, y puso el atril en el lugar de siempre. Luego, como para explicar lo que no pregunté, agregó—: Me dejas pintarte y pintar me hace feliz, así que, que estés aquí me hace feliz también. —Sonrió.
Tragué saliva, un poco nerviosa de lo que sus palabras produjeron: corazoncito palpitando un poco más fuerte.
—¿Puedes agregar a Ron a la pintura?
—No porque ya no le hice espacio. Después podemos hacer una con él. ¿Lista para posar para mí? Hoy terminamos.
—¿De verdad?
—Sí, no he dormido mucho... así que las noches me las pasé terminando este cuadro.
—Estoy ansiosa.
—Yo también —murmuró.
No sé cuántas horas pasaron entre pintura, trazos, vino, Ron, frutos secos y risas. Hasta que por fin pronunció las palabras que esperaba desde hace días.
—Está terminado —dijo de repente. Nos quedamos en silencio unos instantes.
—¿Ya puedo ir a verlo?
—Sí. Ven. Solo... no lo toques, no está seco.
Me acerqué emocionada a la pintura y cuando me paré al lado de Luca para observarla, quedé con la boca abierta y solo atiné a mirarlo a él, impactada.
—Eres el mejor pintor del mundo.
Soltó una carcajada.
—¿Te gustó?
—Luca, eres el mejor pintor del mundo —le aseguré—. ¡Está increíble! ¿Es mío?
—Sí, pero... primero tengo que presentarlo en mi clase de pintura. Después, es todo tuyo. ¿Estás... llorando?
—No... solo me emocioné, nunca había tenido algo tan... bello. —Lo abracé fuerte sin pensarlo y él me alejó manchándome de pintura en la cara con su pincel—. ¡Te vas a manchar entera! —Se puso de pie y se encogió de hombros—. Me alegra que te gustara y gracias.
—¿Por qué?
—Porque gracias a ti logré entrar al departamento cuando más lo necesitaba.
Llevé mi vista nuevamente a la pintura, a mi retrato que parecía hecho con la mayor delicadeza y por las manos de un artista increíble.
—Eso me recuerda que me debes algo —dije en voz bajita.
—Ya lo sé, pero eso requiere más vino y puede que me ponga un poco sensible.
—¿Ya me contarás de quién es este departamento y qué haces aquí?
—¿Tienes tiempo?
—Todo el tiempo del mundo.
Arrugó la nariz y terminó por dar un largo suspiro.
—¿No me vas a juzgar?
—¿Por qué haría algo así?
—Porque te voy a contar algo que me pone muy triste.
Tragué saliva.
—Si quieres...
—No, quiero hacerlo. Quiero que tú lo sepas.
Mi celular vibró. Llegó una nueva pregunta.
_____
Y aquí me despido hasta un próximo capítulo jjajaja
Capítulo especialmente dedicado a la reina Anto_D2 <3
¿Les gustó?
¡Cuéntenme qué cree que le va a contar Kai a su abuelo y Diego!
¿Y qué le contará Luca a Emma?
Por aquí Team Luca
Por aquí Team Kai
¿Qué les gustaría que pasara en un próximo capítulo?
Muak!!!! Los quiero!! Gracias por leerme y comentarme :)
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