VI: Problemas de amor
Milo era el único caballero que no había asistido a la bienvenida de Hilda y tampoco deseaba verla. No tenía el valor de ver a la mujer que le había quitado el amor de Camus.
Aunque no tenía mucho tiempo para odiarla, pues lo que necesitaba pensar era como impedir esa boda y que Camus no se fuera de su lado. Pronto sus pensamientos fueron interrumpidos cuando a su templo había llegado Aioria, quien jadeaba por el cansancio y apenas podía hablar.
—Necesito de tu ayuda... O al menos un consejo ...ah— Aioria jadeo un poco y luego de recomponerse hablo mejor.— Como le digo a alguien que no la amo y que lo nuestro solo fue algo espontáneo y que ahora yo amo a alguien especial, todo sin que mi novia se entere de lo que está pasando?—
—Me perdiste Aioria, resuelve tus propios problemas que yo tengo los míos.— Dijo Milo volviendo a recostarse en su sillón. Era claro que Aioria estaba metido en muchos problemas, pero el mismo era terrible con respecto a asuntos del amor, por lo que no podría darle un buen consejo.— Porque no vas con Shura? El te puede dar un buen consejo... Yo solo te puedo decir que eres un completo idiota.
—Si pudiera ver a Shura no te pediría un consejo a ti! Es solo que las cosas con Shura no son las mismas que antes, desde que me enteré de sus sentimientos...— Lo último lo mencionó con un sonrojó en sus mejillas, causando que Milo le mirara algo extrañado. Sabía del amor que Shura le tenía a Aioria, pero no sabía cómo se sentía el león con respecto a eso. Así que se atrevió a preguntarle.
—De que hablas? Pensé que ya lo habías perdonado por lo de tu hermano.—
—No es eso Milo... Es solo que Shura me confesó que me amaba, yo sinceramente me sentí halagado, pero no puedo corresponder esos sentimientos porque para ese entonces yo amaba a Marín. Tuve que rechazarlo y bueno... Desde ese entonces solo nos saludamos y no hablamos.— Comentó algo deprimido el caballero, ya que él quería a Shura como un hermano más y le dolía que estuvieran separados por sus sentimientos no correspondidos.
Milo escucho atento a su amigo y talvez desde el punto de vista de este, pudo comprender a Camus. Solo que Aioria si quería a Shura, pero en cambio Camus no lo veía mi como amigo. Eran tan distintas sus relaciones sentimentales pero a la vez tan similares. Como deseaba que Camus fuera un poco más parecido a Aioria.
—Entiendo, supongo que deberás asimilar que Shura se siente mal y avergonzado de confesar esos sentimientos y no ser correspondido... Las cosas no volverán a ser las mismas Aioria, aunque tu así lo quieras.— Milo fue directo al respecto, dejando un poco triste al caballero.
—Supongo que tienes razón... Ahora sí sabes eso, ayudame con el problema que tengo.— Aioria se sentó al frente de Milo, esperando que aceptara ayudarlo.
—Explicame mejor el embrollo en el que te metiste, talvez podamos hacer algo al respecto.—
—Bueno ya sabrás que no solo Hilda llegó al santuario, sino también sus acompañantes, entre ellos está Lyfia... Creo que hace tiempo te dije que la conocí cuando revivimos en Asgard, admito que me enamoré de ella por su ternura y valentía, pero nuestra vida era breve por lo que supongo que nuestros sentimientos también... porque desde un principio yo amaba a Marín y sin querer la engañe, solo que ella no lo sabe. Pero con la llegada de Lyfia lo arruina todo, en cualquier momento puede decir lo que pasó entre nosotros.—
Aioria estaba arrepentido, pensó que jamás volvería a ver a Lyfia, pero se quedó pálido al verla a lado de Hilda. En toda la bienvenida no pudo estar tranquilo, sentía el miedo correr por su cuerpo y ver a Lyfia le daba escalofríos, era como si viera un fantasma de su pasado. Por lo que cuando acabó la reunión se fue rápidamente del lugar, pero no tardó es ser alcanzado por Lyfia, quien corría detrás de él par exigir explicaciones.
Para Lyfia no le parecía justo que Aioria no le dijera nada de su resurrección, pues ella era la que peor lo paso luego de que el joven muriera en Asgard. Era el único hombre que amo incondicionalmente y tenía la ilusión de reunirse con el en otra vida, pero se llevó la sorpresa de que Aioria había vuelto a la vida y que jamás la busco. Eso desilusionó a Lyfia y ahora solo buscaba explicaciones y que Aioria justificara sus acciones.
—Si que estás en serios problemas Aioria, pero mientras evites la situación solo ofenderas a Lyfia, lo mejor será que hables con ella y le expliqués lo que pasó.— No había mejor solución que la verdad, era lo que pensaba Milo, aunque para el no le había funcionado ser sincero con sus sentimientos.
—Y si se molesta? Pensara que solo fue un juego para mí.— Comentó el caballero con preocupación.
—Aioria... De hecho así fue, solo te enamoraste de ella en un corto tiempo.— Respondió con seriedad el caballero de Escorpió.
—Tienes razón... Hablaré con ella en la cena de compromiso. Solo espero no ser ejecutado por ofenderla.— Aioria se resigno, no tenía otro camino más que el de la verdad.
—Cena de compromiso?— Milo se sorprendió al escuchar aquello, había estado tanto tiempo en su templo que no sabía de las nuevas noticias.
—No te lo dijeron? Esta noche se celebra el compromiso de Hilda y Camus. Supongo que dentro de unos días se casarán... Por lo que se la boda lo celebrarán aquí y luego Camus se irá junto con Hilda devuelta a Asgard.—
—Eso dijo?— Milo había considerado que tenía más tiempo, que podía pensar en un buen plan para detener el compromiso de Camus, pero ahora se daba cuenta ya no había tiempo y que todo estaba en su contra sino actuaba cuanto antes— Aioria yo ya te ayude, ahora tu ayudame a detener la boda de Camus.— Mencionó con seriedad.
—Que?— Aioria se asombro por ese pedido, pero no podía protestar, después de todo Milo era su mejor amigo.
❦ ════ •⊰❂⊱• ════ ❦
En la noche...
Todos los caballeros estaban reunidos en el templo principal, cada uno sentado en una silla frente a una mesa larga. A cada extremo estaba Athena y el patriarca, mientras que los que estaban cerca de Athena eran Camus e Hilda, y junto al patriarca estaban Siegfried y Lyfia, el resto de caballeros dorados estaban acompañándolos, incluido Milo, quien solo tenía una cara de pocos amigos, no sentía ni una pizca de felicidad por ese compromiso y también estaba Aioria quien evitaba a toda costa la mirada de Lyfia.
La cena transcurrió de lo más normal, con algunos caballeros conversando entre ellos, hasta que llegó el momento del brindis. Donde la señorita Athena se puso de pie y tocó con delicadeza la copa captando la atención de sus invitados, para luego dedicar una palabra a los novios.
—Queridos caballeros e invitados, es un honor para mí ser la primera en ser testigo del amor entre Hilda y Camus, se que ellos se amaron desde hace mucho tiempo, pero hoy formalizan ese amor con un compromiso, estoy muy orgullosa de Camus por allar su felicidad ¡Vivan los novios!—
—¡Que vivan!— Gritaron los presentes alzando sus copas de vino, luego del brindis los caballeros felicitaron uno por uno a los novios dejando sus buenas bendiciones a ellos, todos menos Milo y Siegfried. Eran los únicos que no compartían la felicidad de los presentes. Finalmente luego de un momento de alegría todos empezaron a retirarse, Camus se despidió de Hilda quien se quedaría en el templo principal junto a su séquito y Athena.
Cuando finalmente todos se fueron, solo quedaba Milo en aquella mesa. Hilda había notado su presencia, lo que le inquieto, pero se aventuró a preguntarle porque seguía ahí.
—Se te ofrece algo caballero de Escorpió?—
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top