V: Compromiso conveniente

¿Que pasaba entre el y Camus?

Ni el mismo podía responder aquello, todo había iniciado con su declaración de amor, pero ahora solo las cosas iban de mal en peor, Camus dejo en claro que lo odiaba. ¿Cómo solucionaría sus errores?

—No lo sé Shura... Todo esto es terrible!— Con gran angustia Milo de sentó sobre el sillón y con ambas manos se cubrio el rostro, ahora sí se había pasado de la raya.— Te juro que no pensé en que esas cartas tenían un valor especial para Camus... Solo estaba molesto y paso lo que pasó.

—Pues creo que eso no justifica lo que hiciste, al parecer esas cartas eran muy especiales para Camus, creo que deberías considerar controlar esas emociones tuyas.— Shura se cruzó de brazos, no era quien para juzgar, pero Milo había demostrado ser el malo en la historia, al menos desde su punto de vista.

—Lo se, yo solo quería disculparme con él y encontré esas cartas... Iré a buscarlo, necesito disculparme con Camus.— Milo estaba dispuesto a buscar a Camus para arreglar las cosas, pero nuevamente Shura lo detuvo. Lo que empezó a molestarle.— Ahora que?

—No es un buen momento para que te disculpes con Camus, si vas a buscarlo ahora, lo más probable es que terminen en medio de una pelea. Imagino que el ahora está resentido contigo, así que dale su espacio.—

Talvez Shura tenía razón,  lo único que había conseguido por querer disculparse era que Camus los despreciara aún más. Sin embargo, no podía quedarse tranquilo luego de lo que causó.

—Y cuando crees que debo disculparme con el? No quiero que Camus termine odiandome.— Preguntó mientras el arrepentimiento crecía en el.

—No lo sé Milo... Supongo que cuando Camus se sienta mejor. Una pregunta ¿Porque derrepente ustedes se tratan de esa manera? Nunca vi que tuvieran problemas.— De cierta manera, toda la situación le llamaba la atención a Shura. Ya que desde que conocía a esos dos, eran inseparables y no creía en todo lo que dijo Camus antes de irse.

—Fue mi culpa... yo tampoco considero a Camus mi amigo, porque me termine enamorando de el... Lo amo Shura, pero el no siente lo mismo, mucho menos le gustan los hombres, quise recuperar su amistad, pero me entere que ahora tiene un compromiso con Hilda, lo que más me duele es que no me lo dijo...—

Milo no era cercano a Shura, pero eran tantas las emociones que lo abruman que solo buscaba desfogar aquello que lo tenía agobiado. No sabía la reacción de Shura, era probable que también le dijera que era alguien asqueroso por amar a otro hombre, pero se llevó la sorpresa de que Shura fue comprensivo con el.

De hecho, ahora Shura entendía porqué Milo estaba tan molesto. Se acercó a él y puso su mano sobre su hombro.

—No te sientas mal, estar enamorado no te hace una mala persona, pero debes saber a quién entregar ese amor, Camus no es la mejor opción por que el ya ama alguien más independientemente si es hombre o mujer. Y tu debes darle esa libertad si realmente lo amas. —

—No Shura! No lo entiendes... Yo ahora solo quisiera ser su amigo y volver a ser cercanos como antes, pero si se casa con Hilda se irá para siempre! No quiero que eso ocurra... Sere feliz si lo tengo cerca aún si él no me ama.— Comentó casi entre lágrimas, recordar que Camus se iría lo destrozaba. No quería aceptar ni dejar que su único amor se fuera.

—Piensalo Milo... Camus será feliz con ella, que acaso no te importa su felicidad?—

—Yo también le haría el hombre más feliz del universo! No tiene porque irse lejos solo por eso... Creí que lo entendías...—

—Si te entiendo Milo... Porque la persona que amo también está con alguien más y no se fijaría en un hombre...— Comentó con dolor, recordando que también tenía un amor imposible, la diferencia entre él y Milo, era que el era más maduro para aceptar que ese amor jamás floreceria y Milo solo estaba aferrado a la imposible.

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Los días habían pasado luego de aquel incidente y Camus  simplemente evitaba a Milo en cualquier momento, incluso cuando esté le hablaba para pedirle perdón lo ignoraba.

Desde el día que había roto las cartas, Milo solo hizo el esfuerzo por disculparse con Camus, aún después de que conversará con Shura, quien solo le aconsejo dejar ir a Camus. Era obvio que no le haría caso, ya que Shura se había rendido ante su amor, el no lo haría, lucharía por recuperar a Camus cueste lo que cueste.

Sin embargo, no podía hacer mucho ahora, ya que había llegado el día en que Hilda llegaba con Lyfia y uno de sus dioses guerreros.

Athena, el patriarca Shion y Camus fueron los encargados de recibirla de la mejor manera, mientras que los caballeros dorados se formaron en una sola fila para reverenciarse ante la dama Hilda y su pequeño séquito, el único que no estaba presente para ese encuentro era Milo, simplemente no deseaba ver a la mujer que le quitó el cariño y amor de Camus.

—Es un placer tenerte aquí señorita Hilda, de todo corazón espero que esta estadía sea de tu agrado.— Por cortesía la joven diosa agachó su cabeza e Hilda en respeto hizo lo mismo.

—El gusto es mío Athena... Gracias por tu hospitalidad, Lyfia, Siegfried y yo estamos muy agradecidos.—

Luego de la formalidades Hilda se acercó a Camus, quien se reverencio ante ella. No importaba su relación, ante todo Hilda seguía siendo la representante de Odín en la tierra, por lo que le debía respeto.

—Camus, es un gusto verte luego de mucho tiempo.— Dijo con voz dulce la dama, mientras que Camus le tomaba de la mano para dejarle un beso en el dorso.

—El gusto es mío señorita Hilda, se ve aún más hermosa que la última vez.— Halago el caballero, causando un tierna risa en Hilda.

—Mi querido caballero... Estoy muy feliz, Athena podré pasar la noche con Camus?— Preguntó emocionada la joven, a lo que sorprendió a casi todos, incluido a Camus, quien se sonrojo por esa sugerencia, Athena se quedó sin palabras, pero fue Siegfried quien intervino.

—Señorita Hilda, el compromiso aún no se formaliza, por el momento será mejor que pase su estadía aquí como una invitada más, estoy seguro que todos están deacuerdo con eso.— Comentó con seriedad, borrando la sonrisa Hilda.

—Le quitas lo emocionante a la vida Siegfried... Para mi el amor de Camus es suficiente, lo del compromiso son solo formalidades.—

—Siegfried tiene razón, ya habrá tiempo para que ustedes compartan su amor querida Hilda, pero por ahora pueden convivir, la cena de compromiso será está noche... Mientras puedes conocer más del santuario al lado de Camus.— Sugirió con amabilidad la joven diosa, a lo que Hilda le tomo de la mano y le sonrió ampliamente.

—Muchas gracias Athena!—

Con el permiso de la diosa, Camus se llevó a Hilda a dar un pequeño paseo por el santuario, dejando en el lugar a Lyfia y Siegfried, quienes decidieron esperar en ese lugar a Hilda, sin importar que los demás caballeros empezaban a retirarse.

—Pronto el templo del Valhalla tendra como señor al joven Camus, es lindo ver como el amor florece, verdad Siegfried?— Comentó emocionada Lyfia luego de ver cómo Hilda se marchaba del lugar tomada de la mano de Camus, le parecia simplemente romántico, pero era Siegfried quien no compartía la misma emoción.

—Amor? Esto es más un asunto diplomático Lyfia, estoy seguro que la señorita Hilda jamás se fijaría en Camus sin un propósito de por medio.—

Lyfia no respondió a lo que decía el guerrero, pues sabía que el tenía sentimientos por Hilda, pero no fue correspondido y ahora solo desfogaba ese despecho en Camus. Pero no sé preocupo por aquello, ella misma tenia sus propios problemas, no por nada había acompañado a Hilda al santuario, pues tenía asuntos pendientes con el caballero de Leo.

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