Capítulo 9
Me moría de ganas hacer desaparecer la incomoda distancia que había entre nosotros y preguntarle que si era el el chico que entraba en mis sueños. Aunque habría quedado como una estúpida y se habría pensado que estaba loca y nunca lo volvería a ver en persona.
Me quedé mirándolo un par de segundos más hasta que Leky me sacó del trance estirándome por la muñeca para que anduviese a en la misma dirección a la que se dirigían Clalf, Mary, él y cuatro elfos fornidos armados con una espada demasiado grande y ancha para mi gusto, muy parecida a un machete, con el torso al aire lleno de tatuajes en colores verdes y negros. Eran los únicos que vestían así, la mayoría de los habitantes vestían camisas vaporosas y pantalones, tanto los hombres como las mujeres, aunque algunas mujeres llevaban vestidos que me recordaban a los típicos vestido de las mujeres holandesas, llevaban la misma camisa vaporosa que los demás, con un corpiño que se abrochan con una cuerda por la parte de delante a juego con la falda que cada una tenía un largo distinto.
No tenía muy claro a dónde nos dirigíamos hasta que los dos primeros elfos que iban delante se detuvieron frente a la cabaña de madera y ramas más grande de la aldea, que seguramente sería la cabaña del jefe, Clalf. Nos hizo pasar y tomar asiento sobre montones de hojas secas que resultaron ser más cómodas de lo que parecían.
-Entonces, vosotras dos sois las humanas de la profecía. Las que supuestamente nos salvareis de los kathara - dijo Clalf no muy convencido.
-Eso es lo que tenemos entendido - le respondí desafiante. Y noté como Leky y los cuatro elfos que nos escoltaban me miraban con el ceño fruncido y supe que no debía de haber dicho eso, pero a mi me dio igual.
-Tienes carácter. - dijo reprimiendo una pequeña carcajada - Eso es bueno, nunca permitas que nadie te desafíe, así llegarás lejos en la guerra.
A mi todo lo que él me estaba diciendo me entraba por un oído y me salía por el otro, es más, puede que no llegaran ni a entrar sus palabras en mi cabeza. Yo estaba demasiado ocupada removiéndome en mi interior penando en la escena que acababa de vivir un poco más lejos de esta cabaña con ese chico. Lo único que quería era que esta reunión terminara pronto, no me interesaba lo más mínimo lo que tuviésemos que negociar con el jefe para descubrir donde estaba la pluma, que creo que era sobre lo que estaban tratando. Yo quería levantarme de un salto, salir corriendo a dónde nos habían recibido los elfos y buscar el chico para intentar hablar con él. Clalf debió de notarlo, porque enseguida me preguntó:
-¿Hay algún problema, Kathleen? Te noto un poco incomoda y distraída.
-No es nada, de verdad. Siento haber interrumpido - me disculpé tratando de sonar convincente.
Intenté prestar un poco de atención a la conversación y descubrí que Clalf no parecía estar muy seguro de querer entregarnos la pluma mágica de Búhul, y más de una vez nos preguntó cual sería su utilidad. A lo que Leky respondía una y otra vez que era para asegurarnos de que los kathara no escapaban y ninguno quedaba vivo. Aunque en el fondo la íbamos a utilizar para volver a casa, y creo que Leky omitió ese detalle porque sabía que en ese caso Clalf dudaría de nosotros. Y yo empezaba a creer que no nos creía... y eso podía llegar a ser un gran problema.
-¿Por qué no creéis que nosotras podamos acabar con los kathara? - soltó Mary sin avisar y sin rodeos, lo cual dejó sorprendido a Clalf. - ¿Por qué desconfiáis de nosotros y no nos creéis? ¿Acaso creéis que queremos robar la pluma?
-No serías los primeros que lo intentáis. - cortó secamente Clalf el torrente de preguntas de Mary.
-Nosotros no hemos venido hasta aquí para intentar llevarnos la pluma ni por la fuerza ni por engaños, nosotros queremos ganarnos vuestra confianza y pediros que os unáis a nuestra lucha y nos reveléis donde escondisteis la pluma para tenerla como último recurso en la lucha.
Las palabras de Leky perecieron surgir efecto en Clalf, ya que vaciló un par de segundos sobre que hacer pensado en lo que Leky le acababa de decir, mientras nos miraba fijamente a los ojos a los tres. Se me hizo eterno ese par de segundos que tardó en decidirse.
-Está bien, os diré donde está.
Mary y yo nos miramos a la vez y sonreímos. Lo habíamos conseguido.
-Si queréis podéis descansar aquí un poco, debéis de haber andado mucho para llegar aquí. Estábamos a punto de comer, ¿os gustaría quedaros?
-Muchas gracias por la oferta, pero preferimos...
-Sí, con mucho gusto nos quedaremos a comer - le interrumpí a Leky, acababa de encontrar al chico que me visitaba en sueños y no pensaba perderlo de vista ni un solo segundo, no hasta que no tuviera más referencias e información sobre él, y también quería saber como había conseguido soñar con él.
Leky me lanzó una mirada asesina y Mary me miró interrogativa, ella aún no sabía que había reconocido al chico entre la multitud de elfos, y le pedí con la mirada que me apoyara en la decisión, ella me entendió enseguida y reaccionó.
-Muchísimas gracias por el ofrecimiento jefe Clalf, estamos encantados de quedarnos a comer aquí.
Leky volvió la cara hacia Mary para ponerle la misma expresión que me había puesto a mi. Parecía que no quería quedarse a comer aquí y no entendía el porque.
-Si queréis, ir a dar una vuelta mientras nosotros preparamos la comida que vamos a servir, y alguien tendrá que ir a cazar algo para Leky. Tranquilo, no me olvido de que a los gnomelf no os gusta la comida élfica. - Al decir esto último se dirigió exclusivamente a Leky - ¿A vosotras os gusta también la comida élfica, o preferís la de los gnomelf?
Mary y yo nos miramos sin saber que decir, hasta que, finalmente, ella respondió.
-Nunca hemos tenido oportunidad de probarla.
-Bien, en ese caso os invito a probarla - le respondió a Mary.
-Gracias por su consideración Clalf. Si necesitáis alguna ayuda no dudéis en pedirla a Kathleen y Mary, seguro que estarán encantadas de ayudar en todo lo posible. - Intervino Leky.
Leky nos miró con gesto de burla, esa era su venganza por obligarle a comer aquí.
-Pues con mucho gusto - dijo Mary mirando a Leky con tono de burla - os ayudaremos a preparar todo. - Esto último lo dijo con un tono más normal y dirigiéndose a Clalf.
-Bien, me alegro que seáis tan voluntarias. Aunque primero preferiría que vierais la aldea, a ver que os parece. - después de decir esto hizo un gesto a uno de los elfos tatuados, que salió de la tienda y a al instante volvió a entrar con un muchacho. Era él, ¡otra vez! - Jordan os enseñará la aldea, espero que os guste. - Después, salimos de la casa los cuarto y dos elfos tatuados, que se quedaron en la entrada de la cabaña.
-Bueno, yo no necesito ninguna visita guiada por la aldea. Voy a decirle al jefe Clalf que yo mismo cazaré la comida.
Después de decir esto, Leky volvió a entrar a la cabaña y nos dejó a los tres solos con un espeso silencio cada vez más incomodo.
-Bueno, yo soy Mary y ella es Kathleen, somos humanas, como ya habrás podido comprobar...
-Si, lo he notado.
Era la primera vez que le oía hablar, y su voz sonaba melodiosa. Tenía un tono grave, aunque no dejaba de ser dulce y atractivo. Sin darme cuenta me descubrí mirándole fijamente a los ojos, él también me miraba a los ojos. Me habría encantando congelar ese momento y hacerlo eterno.
Bajé la vista hacia sus carnosos y apetitosos labios y me imaginé rozándolos con los míos, y un escalofrío me recorrió de los pies a la cabeza y mis mejillas se colaron. Seguí atónita hasta que Mary me dio un codazo y me hizo volver a la realidad. Me pareció increíble todo lo que llegué a pensar con un simple "Sí, lo he notado" de este chico.
-¿Nos ponemos en marcha? Tengo ganas de ver la aldea.
Pasamos un buen rato paseando por la aldea. Yo no me fijé demasiado en ella. Estaba demasiado ocupada pensando en el chico que nos acompañaba, Jordan. Ahora no está oscuro y puedo fijarme en todos sus detalles. Veo que tiene el pelo castaño claro, casi rubio, más corto por la parte de abajo que la de arriba, la cual está peinada hacia un lado. Sus orejas no son tan puntiagudas como las de los demás elfos, son un poco más disimuladas. Va vestido como los demás habitantes: camisa vaporosa semitransparente blanca de media manga, que le favorece mucho a sus fuertes brazos, y deja entrever un poco de su fornido pecho; pantalones marrón chocolate piratas y sin zapatos. Me gusta como le queda la poca ropa que lleva. Aún no se cuantos años tiene, supongo que será un par de años mayor que yo. Tendrá al rededor de los 17.
-Y esta es toda mi aldea, se que no es mucho, pero te acabas acostumbrando y cogiéndole cariño. - Supuse que con estas palabras se daba por finalizado nuestro paseo.
-¿Vas a irte ya? - pregunté yo un poco agobiada por si no le volvía a ver - Es decir, ¿tienes que irte ya o puedes quedarte a charlar un poco?
Él me miró un par de segundos a los ojos y después me dedicó una sonrisa que me hizo colorarme.
-Claro, puedo quedarme un rato.
Nos acercamos al árbol que teníamos un par de pasos detrás de nosotros y nos sentamos en las raíces que sobresalían del suelo. Mary y yo compartimos la misma raíz, Jordan también cabía, pero prefirió sentarse en una raíz que se extendía en paralelo a la nuestra para mirarnos a las dos.
-Contarme algo de vuestro mundo, ¿cómo es?
-Em, bueno... No tiene nada que ver con Hinnmal. - empecé yo - Allí a penas hay bosques, la gran mayoría de la superficie esta ocupada por edificios y carreteras.
-¿Edificios y carreteras?
-Sí - intervino Mary - Los edificios son construcciones muy altas en las que vive mucha gente en casas separadas. Y las carreras son caminos por donde viajamos los humanos.
Jordan tenía los ojos muy abiertos y prestaba muchísima atención a todo lo que le explicábamos sobre la Tierra.
-¿Y habláis con los animales?
-Algunas personas les dicen frases cariñosas a sus mascotas, pero no creo que las mascotas las entiendan, asique no lo consideraría hablar. - respondí.
-Los elfos sí podemos comunicarnos con los animales. Por cierto, "mascotas" ¿es como llamáis a los animales?
-No, mascotas son los animales que viven con nosotros en nuestras casas.
-¿Tenéis animales en casa?
-Sí, pero son animales domésticos, y algunas personas tienen animales de granja porque tienen una o tienen mucho espacio, una segunda casa... - me di cuenta de Jordan no nos estaba entendiendo, asique decidí dejar de intentar explicárselo.
-Un momento, ¿antes has dicho que habláis con los animales? - le preguntó Mary.
-Sí, aquí es normal entre algunos elfos. Es como una cualidad más, aunque no todos la tienen. Y no sólo podemos hablar con los animales, también podemos hablar entre nosotros telepáticamente.
-¿Y tu puedes hacer eso? - le pregunté muy interesada.
-Si, pero no con todos, solo con Greesh.
Mary y yo nos miramos asombradas, ¿nos lo estaría diciendo enserio o sería una broma?
-¿Estas bromeando?, y ¿quién es Greesh?
-Es... una amiga. Es difícil de explicar. ¿Queréis que os la presente?
-Claro.
Esa pausa que había dejado antes de decir que era una amiga me estaba preocupando, eso podía significar que era algo más que una amiga o cualquier otra cosa, y me deprimió un poco pensar que tenía novia.
Se levantó de un salto y lanzó un aullido en dirección a la espesura. Eso me sacó de mis pensamientos y me sobresaltó. ¿Qué estaba haciendo?, tal vez se llamaran así cuando estaban lejos.
Al cabo de un par de segundos un lobo enorme, que me recordaba mucho a los lobos de la Saga Crepúsculo, apareció corriendo de entre los arbustos. Tenía un pelaje brillante de color caramelo y largo que se movía al compás de su carrera. Mientras corría iba enseñando sus grandes y afilados dientes de forma amenazadora. Y venía en nuestra dirección. Jordan salió corriendo hacia el animal dejándonos a nosotras dos solas.
-¿Qué hace?, se ha vuelto loco. - dije yo nerviosa.
-Espera, creo que esa es Greesh. - me respondió Mary.
-¿Greesh?
Me paré un par de segundos a pensarlo. Claro que era Greesh, ¿por qué había llegado a pensar que era un elfo si estábamos hablando sobre animales? Mary pareció adivinar mis pensamientos porque me respondió:
-Te estas volviendo muy paranoica.
Jordan ya estaba enfrente del lobo, por un segundo pensé que el lobo le iba a morder, pero en lugar de eso le lamió toda la cara y se puso a dar saltos alrededor suya y la ladrar mientras sacaba la lengua. Jordan empezó a correr detrás del animal y a jugar con él mientras nosotras mirábamos respetando la distancia.
A los pocos minutos, Jordan nos dijo que nos acercáramos. Mary y yo nos miramos y nos levantamos juntas y dejamos el árbol atrás, y poco a poco nos fuimos acercando al enorme animal que no nos quitaba su atenta mirada de encima, parecía que analizara cada uno de nuestros movimientos .
-Chicas, ella es Greesh.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top